Dra, Socióloga. Maristella Svampa, Maestra Universitaria Argentina y
la presentación de su nuevo Libro: "Del
cambio de época al fin del ciclo. Gobiernos Progresistas, extractivismo y
Movimientos Sociales en América latina. Su interesante propuesta Política,
hacia la "nueva izquierda pos
progresista, anti patriarcal y profundamente ecológica". Nosotros,
consideramos, si en el epicentro de este escenario de las clases y lucha de
clases a nivel latinoamericano, desde el pensamiento crítico - el
pensamiento mariateguista - sí Es que
realmente, nos encontramos, como actores sociales, en tiempos históricos y
políticos, del "fin del ciclo de los gobiernos progresistas de
izquierda democrática en América latina" y si es tiempo, ahora, pensar
en la nueva "izquierda pos progresista, anti patriarcal y profundamente
ecológica". Real y objetivamente se terminó el ciclo progresista?,
ante el avance de la derecha político-empresarial? Sin embargo, el "rápido
fracaso político (Argentina, Brasil, México) países en los cuales
han impuesto “sus viejas” políticas neoliberales del 90’ del siglo
XX, las políticas del Consenso de Washington podemos y estamos en
condiciones reales de ingresar a un nuevo proceso político
post-neoliberal", que termine con el extractivismo, la corrupción,
la flexibilización laboral y se construya la alternativa política
Democrática, se impulse - la diversificación productiva - modernización
del Estado - y se prosiga con el proceso de Integración
continental autónoma, independiente y democrática de América Latina con nuevos actores sociales del cambio y la transformación social
y política en el siglo XXI en Nuestra América, la Patria Grande.
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Dra, Socióloga. Maristella Svampa, Maestra Universitaria Argentina y la presentación de su nuevo Libro: "Del cambio de época al fin del ciclo. Gobiernos Progresistas, extractivismo y Movimientos Sociales en América latina.. Su propuesta hacia la "nueva izquierda pos progresista, anti patriarcal y profundamente ecológica".
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AMÉRICA LATINA: “DEBEMOS PENSAR UNA
IZQUIERDA POS PROGRESISTA, ANTI PATRIARCAL Y PROFUNDAMENTE ECOLÓGICA”.
Del
cambio de época al fin del ciclo, nuevo libro de MARISTELLA SVAMPA, donde
analiza los progresismos que gobernaron la Región en los últimos años.
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Leonardo Rossi.
La Tinta.
Viernes 4 de agosto del 2017.
“No hay nada que festejar con el fin del ciclo
progresista”. Con esas palabras inició su exposición la socióloga Maristella
Svampa. No obstante, remarcó: “No
podemos dejar de hacer un balance desde las perspectivas críticas”.
Investigadora del Conicet e integrante del Grupo Permanente de Alternativas al
Desarrollo, Svampa acaba de publicar ‘Del cambio de época al fin de ciclo.
Gobiernos progresistas, extractivismo y movimientos sociales en América Latina’
(Edhasa, 2017).
La primera presentación de este material para
pensar el escenario socio-político reciente en la región, y los nuevos
desafíos, la realizó en la Universidad
Nacional de Catamarca el pasado 30 de junio, invitada desde el Doctorado en
Humanidades. Durante más de una hora, la intelectual punteó los principales
ejes de su último trabajo e intercambió algunos análisis coyunturales con el
auditorio.
“Sabiendo que el escenario actual empeora ese fin de ciclo, donde se
intensifica el extractivismo, el cercenamiento de derechos sociales y la
represión de la protesta, tenemos que analizar el ciclo progresista y ver cómo
algunas narrativas políticas nos sirven para tender puentes”.
En esa
línea, Svampa retomó una idea que dejó plasmada en el libro:
“No sabemos hasta dónde el giro conservador que hoy se opera en América
Latina permitirá abrir una nueva conversación con aquellos otros colegas y
activistas que hasta hace poco promovieron activamente a los progresismos
realmente existentes, afirmando que ésta era ‘la única izquierda
posible’. Si acaso ese diálogo fuera posible, la tarea que nos aguarda
es sumamente compleja y difícil, pues se trata de pensar colectivamente una
izquierda posprogresista, que conjugue a la vez justicia social y
antipatriarcal, con justicia ecológica. Sin la intersección de esos tres
ejes en un único horizonte, creo humilde y sinceramente que hay escasas
posibilidades de reformular las izquierdas,
en un sentido verdaderamente democrático, plural y emancipatorio”.
La
crítica al extractivismo.
Un planteo central del nuevo libro se centra en
destacar el rol de los movimientos sociales como el actor clave en
abrir un nuevo escenario de cara al cambio de época que finalmente
decantaría en una serie de gobiernos progresistas en la región. Fueron la
Guerra del Agua en Bolivia (2000) y las luchas, encabezadas por los movimientos
piqueteros, entre fin de 2001 y 2002 en Argentina, entre otros, los antecedentes
que marcaron la agenda crítica al neoliberalismo.
Svampa describe la
aparición de los progresismos
(Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay, Nicaragua y etapas en Paraguay y Chile) como eje central de la política, caracterizados –más
allá de los matices—por tener una lengua común (lingua
franca): cuestionamiento al neoliberalismo, políticas heterodoxas,
políticas sociales de inclusión y creación de espacios regionales. Estas
narrativas, plantea, muchas veces apuntaladas desde los movimientos “colisionaron al calor del ‘boom de los
commodities’” para dar paso a “modelos
en clave desarrollistas extractivista”, que van desde el impulso a la
megaminería y el agronegocios hasta la instalación de mega-represas, pasteras e
intensificación de la matriz petrolera ahora bajo la cuestionada modalidad de
fractura hidráulica. “El cierre
de los debates sobre modelos de desarrollos alternativos fue una de las
características de estos gobiernos”.
Es
realmente, el "fin del ciclo de los gobiernos progresistas de izquierda
democrática en América latina" y ahora, pensar en la nueva "izquierda
pos progresista, anti patriarcal y profundamente ecológica". Real y
objetivamente se terminó el ciclo progresista, ante el avance de la derecha
político-empresarial? Sin embargo, el "rápido fracaso político (Argentina,
Brasil, México) países en los cuales fracasaron “sus viejas” políticas
neoliberales del 90’ del siglo XX, podemos ingresar a un nuevo proceso político
post-neoliberal", que termine con el extractivismo, la corrupción, la
flexibilización laboral y se construya la alternativa política Democrática, se
impulse - la diversificación productiva - modernización del Estado - con nuevos
actores sociales del cambio y la transformación social y política en el siglo
XXI.
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La autora ubica el periodo 2007-2009 como el
momento donde se marca claramente “una
grieta crítica al extractivismo”. En ese sentido, desde los gobiernos “se
redobló la apuesta”, bajo lo que denominó ‘consenso de los commodities’.
“En Argentina con el Plan Estratégico Agroalimentario (2010), en Bolivia con la
carretera del TIPNIS (2011), en Venezuela el proyecto del Arco Minero en el
Orinoco (2012), y el avance con la hidroeléctrica de Belo Monte en Brasil pese
a las advertencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”. En esta
línea, enfatizó que esta conflictividad se traduce en que “América Latina es la
región del mundo con más asesinatos de activistas ambientales en los últimos
años, según relevó OXFAM”.
Límites
del ciclo.
Otro eje crítico se centra en los aspectos
socio-económicas que dejaron los progresismos.
En otra línea, aborda la crítica a los denominados ‘populismos
infinitos’. Svampa aclaró que lejos está su crítica del “vampirismo” del término que
“ha hecho la derecha política y mediática, que lo liga al despilfarro y
al autoritarismo”. “Tampoco comparto las versiones apologéticas”, agregó. “Es
algo mucho más complejo que tiene que ver con aspectos democratizadores y otros
que no; con la inclusión de los excluidos y la intolerancia a otras temáticas;
con la reducción del espacio político al ellos/nosotros que empobrece y expulsa
otras miradas; y con una alianza de clases más allá de la retórica que incluyó
pactos con el gran capital”.
En este apartado, la investigadora diferenció casos
como el de Argentina y Ecuador, a los que calificó como “populismos de clases medias que hablan en nombre de las clases
populares”, en tanto que Bolivia representaría un caso más típicamente
encabezado por sectores populares; y Venezuela que ha experimentado en torno a
la democracia participativa. Como lugar común, remarcó que pese a las
expectativas iniciales, “no hubo gobierno
de los movimientos sociales” sino que “siempre se buscó el control o la tutela
de los mismos”.
La última crítica abarcó aspectos que atraviesan el “’Fin de ciclo’: la caída de precios
de los commodities, el fracaso del regionalismo y la dependencia con China”. A la luz de estos hechos,
sostuvo: “No podemos olvidar el momento
histórico del ‘No al Alca’ en Mar del Plata construido por los movimientos
sociales en articulación con los presidentes”. A su entender, “UNASUR terminó siendo un espacio de
consolidación del IIRSA (COSIPLAN)”, que tiene por objeto
principal diseñar una infraestructura regional atada a los interesas
extractivistas, y ahí “hay que tener en cuenta el rol de Brasil, que juega en
otras ligas”. “Nadie dice no negociar con China, sino que hay que ver cómo se
da ese vínculo, con qué intereses, y si es como bloque o cada uno por
separado”.
El
presente, resistencia y esperanza.
Tras un punteo por los temas del libro, Svampa dio lugar a algunas
preguntas. Consultada por el actual escenario en Argentina, Svampa caracterizó al gobierno de Macri como
“una derecha aperturista neo-empresarial que no es repetición de los
noventa”. “Es una derecha que hace política social, pos-política, ligada a las
ONGS y a la Iglesia que disputa territorio”. Además remarcó “la ceguera
de clase” que presentan los funcionarios. “Hay cosas que no
pueden comprender, y esa mirada de clase es muy violenta: se vio con el tema
Desaparecidos, o el ejemplo de Esteban Bullrich hablando de la Campaña del
Desierto, algo que para él está bien”. Desde su óptica, este gobierno “no ve
derechos, ve abusos” cuando los sectores populares son beneficiarios de
políticas públicas. “Es un gobierno no consolidado, que tiene cada vez
menos margen, pero ciertamente hay estabilidad. Aún aprovecha bien el esquema
binario (con el kirchnerismo) para sacar ventaja, por lo que quedan pocas
posibilidades de abrir la agenda más allá de esa disputa”, reflexionó.
Por último, planteó que si bien su trabajo es desde
una mirada crítica de izquierda, “no podemos caer en que todo fue negativo, hay
mucho para recuperar de los progresismos en lenguaje y en derechos
conquistados”. En este presente, valora tres narrativas del “campo de la
resistencia” que entiende abren horizontes de esperanza:
“La de los movimientos territoriales de raigambre piquetera amenazados
por el hambre, por caso el trabajo de la CTEP; el colectivo ‘Ni una menos’, que
no sólo se enfoca en los femicidios sino que ha planteado una base de temas de
los que hoy la agenda de los partidos no puede prescindir; y los movimientos socio-ambientales, que desde la periferia
están cada vez más presentes”.
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