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PERU.
PRESIDENTE CASTILLO DIGNIDAD COMO HOMBRE DE PUEBLO. RESPONSABILIDAD HISTÓRICA,
RECUPERAR LA CONFIANZA DEL PUEBLO Y ABSOLUTA TRANSPARENCIA POLÍTICA. es importante hoy cuando la INESTABILIDAD se va
transformando en INGOBERNABILIDAD. LA CORRUPCIÓN
es propiedad privada, heredada y reproducida por las élites gobernantes en toda
la historia del Perú. No entregue en “bandeja
de oro” el gobierno, a la derecha y ultraderecha Racista, colonial y anti
peruana. En el Bicentenario Nacional hoy, por primera vez en su
Historia, es el Gobierno del Pueblo. Es tiempo presidente
Castillo de comprender y reflexionar profundamente sobre la
Responsabilidad Histórica que tiene como gobernante - en 200 años – por elecciones democráticas, un hombre del
Pueblo, llegó a Palacio de Gobierno. TRANSPARENCIA absoluta " a prueba de balas" como se dice
en el lenguaje popular. La CONFIANZA que le otorgaron Pueblos completos del Perú Profundo No lo destruya y menos los defraude. Convoque
a mejores profesionales de la Izquierda Democrática y Progresista, pero mire a
todo el Perú.
ES
IMPORTANTE DEMOCRATIZAR EL ESTADO, mirando también a las regiones, no todo está en
Lima. Hay una gran "riqueza intelectual" en
cada una de las Regiones del Perú,
de inmenso valor
social y cultural, hoy en este proceso obligado. Como Profesor,
como Maestro Rural, mire son 200
años que millones de peruanos, esperan que la JUSTICIA
SOCIAL, al fin llegue a su VIDA. Es tiempo de
pensar, trabajar y hacer gobierno en el camino participativo de la HONESTIDAD. En esta sociedad como decía el Dr.
Barrantes, es
"suficiente ser Honesto, para ser Revolucionario". No Defraude a los millones de peruanos que CONFIARON en Usted. Los POBRES
del Perú están esperando que el Nuevo Año 2022, marque para siempre un Gobierno verdaderamente del
Pueblo, al servicio del Pueblo. Presidente Castillo es la hora de
las grandes definiciones Políticas. Un paso hacia adelante en el camino del Progreso, el Bienestar y el Desarrollo
que el Perú lo exige con urgencia; es importante; grandes Cambios Sociales y Reformas Fundamentales, para forjar el camino de la Honestidad, un PERU NUEVO,
en NUESTRA AMÉRICA, la PATRIA
GRANDE. Pablo Raúl, domingo 26 de diciembre del
2021.
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CARMEN
MCEVOY: “CASTILLO DEBE ENMENDAR EL RUMBO Y ASUMIR EL ROL QUE LA HISTORIA LE
DIO”
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Entrevista a la historiadora, quien lamenta que el jefe del Estado no asuma la “importancia y transcendencia” de su cargo. “Pareciera que el presidente Castillo tiene un serio problema para advertir sus yerros”, señala.
Entrevista
del periodista Diego Quispe.
Diario La
República domingo 26 de diciembre del 2021.
La historiadora Carmen McEvoy señala
que había mucha esperanza por la llegada de un maestro rural a la Presidencia
de la República, frente a una serie
de gobiernos con graves denuncias de corrupción, pero advierte que la población no tardó en desilusionarse por su
improvisación y falta de transparencia. Sostiene que, sin
duda, se puede mejorar, pero para ello primero se debe admitir el error; sin
embargo, dice que parece que Castillo “tiene un serio problema para advertir sus
yerros”.
Con seis meses de gobierno, ¿considera que Pedro
Castillo es un presidente de izquierda? Muchos lo anunciaban como comunista o,
al menos, un socialista. ¿Tiene ese perfil?
Probablemente lo sea, pero pareciera que o no se siente muy cómodo o la idea de una izquierda, digamos democrática, no cuadra en sus propios esquemas que se refieren directamente a la política sindical, además de la regional que ha instalado en Palacio de Gobierno. Yo me atrevería incluso a proponer la idea de un presidente que sigue a pie juntillas, aunque lo niegue permanentemente, el viejo modelo patrimonialista y prebendario que ha regido por siglos la historia del Perú. La empleomanía le llamaban en el siglo XIX, que consiste en asaltar el Estado para distribuir sus beneficios entre los allegados de turno. Por otro lado, para poder responder adecuadamente sobre la matriz ideológica de un maestro, que no protesta ante el retroceso de las reformas educativas, sería necesario conocer cuál es el programa o plan, pero sobre todo escuchar sobre sus líneas maestras. Pero lamentablemente, salvo un puñado de generalidades, Castillo es un jefe de Estado que no comunica incluso en situaciones límites para su propia administración.
Pedro Castillo.
¿Qué inclinación política ve usted en el
presidente?
Castillo es un
sindicalista con una mirada cortoplacista que no lo beneficia a él, y mucho menos al Perú. Aparentemente la primera
magistratura de la Nación le ha
quedado holgada. Y no me sorprende, e incluso intento comprender su difícil
situación. El Estado peruano es una
maquinaria sumamente complicada y la falta de experiencia del presidente, unida
a su costumbre de moverse en los círculos pequeños de quienes considera leales (sus coterráneos), están jugando
definitivamente en su contra. Existían muchas esperanzas, y lo dije en un
artículo, en torno al símbolo del maestro rural que llega, en el bicentenario
de la independencia, luego de una sucesión de gobiernos manchados
por la corrupción. Estas esperanzas van siendo decepcionadas,
y no lo digo yo sino las encuestas. Porque más allá del racismo que nos
devora, hay una desilusión que no tiene que ver con su origen provinciano, profesor, campesino
o rondero, como él se autodefine, o por haber sido víctima –todavía como
presidente– de la discriminación; porque aquellos argumentos no justifican todos los hechos insólitos que ocurren, un día sí y
otro también, en estos seis meses de gobierno. Castillo
decepciona por su poca claridad en las decisiones de gobierno y su poca
transparencia. Pensamos que sería diferente, un presidente distinto a los anteriores, pero por lo que vemos hasta
hoy ha resultado en heredero del sistema patrimonial que solo una reforma política profunda logrará
desmantelar, y esta no parece estar entre los objetivos de su presidencia.
¿Qué es lo que más le preocupa del gobierno de
Pedro Castillo a estas alturas?
Que hasta el momento no haya podido demostrar que es el presidente de la República del Perú, lo que conlleva la expresión de una dignidad y un respeto por una serie de protocolos que el profesor Castillo parece desconocer. Preocupa que no entienda que es el eslabón de una cadena bicentenaria que, tal vez, por su afán fundacional no reconoce, lo que no lo ayuda a asumir la carga histórica que viene con una Primera Magistratura, que demanda a gritos ser dignificada a través del respeto por un cargo supremo. La nación peruana, su ciudadanía, le ha otorgado el poder para llevarnos a un derrotero seguro, luego de vencida la pandemia. En mi opinión, Castillo no asume la importancia y trascendencia de una posición que demanda muchísimo de parte de quien la ostenta y, en ese sentido, hay tres aspectos que no ha logrado resolver: hacer respetar el principio de autoridad; ponderar por sobre todo la capacidad técnica y no el amiguismo o compadrazgo al momento de definir sus equipos; y la comunicación en cuanto a las decisiones de un gobierno del cual depende el futuro de millones de peruanos.
¿Cree que la situación puede mejorar? ¿Tiene
optimismo? ¿O percibe que esto puede convertirse en un suceso más del círculo vicioso
de la inestabilidad política de los últimos años?
Sin duda
siempre hay oportunidades para enmendar, para corregir. Pero solo se corrige cuando se advierte el
error, cuando uno lo asume como tal y se siente convencido de la necesidad de
rectificar. Lamentablemente, pareciera que el presidente Castillo tiene un serio problema para
advertir sus yerros. El cargo que ostenta, además de ciertas cualidades como el
liderazgo, o la empatía, exige
también una aptitud reflexiva y la capacidad de rectificar. Parece que el presidente Castillo
no asume que los seres humanos somos imperfectos y nuestra grandeza está en
aceptarlo, aprendiendo de los errores cometidos e incluso creciendo a partir de
los mismos.
En tanto, de quienes piden la salida del
mandatario, ¿les cree cuando dicen que buscan el bien común?
Primero que nada, hay que recordar que el concepto del bien común no lo inventan los vacadores ni el presidente Castillo y su partido. Tuvimos en 1822 un grupo de constituyentes, liderados por el ilustre chachapoyano Toribio Rodríguez de Mendoza, que justamente discutieron que el bienestar de la República estaría siempre en peligro si se imponían los “intereses personales” sobre el bien general. Pienso que, a casi doscientos años de instalada la República, la discusión va por ahí. No hemos logrado construir los sistemas de control, tanto en el Poder Legislativo como en el Ejecutivo, para defender los intereses del Perú contra los de una confederación de mercachifles que buscan acceder al poder para satisfacer ambiciones personales, sean estas un puesto público, una ley favoreciendo sus negocios o un contrato millonario en desmedro del colectivo social. ¿Cuánto se hubiera podido hacer con los miles de millones de dólares que sistemáticamente nos han robado? Es momento de que la sociedad civil ejerza su poder y no permita que la idea del bien común sea usada como bandera de la corrupción, que destruye esperanzas y futuro.
Errores. Uno
de los yerros es que Castillo no comunica ni en situaciones límites para su
propia administración. Foto: John Reyes/ La República.
***
¿A estas alturas es la salida del presidente
Castillo la fórmula para sacar al Perú adelante, para que el dólar baje, la economía
se restablezca y la COVID-19 no nos siga matando con esta nueva ola y las que
vendrán?
Definitivamente
no. Sin embargo, vuelvo a lo dicho anteriormente, un jefe de Estado debe ejecutar sus
decisiones con autoridad, a través de sus equipos ministeriales
técnicamente competentes, y comunicando de la mejor manera
sus acciones a la ciudadanía que espera hoy más que nunca certidumbres y no eventos que avergüenzan: como el show de la deportación de venezolanos o
las reuniones con proveedores del Estado
entre gallos y medianoche. Castillo falla y a veces hasta parece que
pretendiera tomarnos el pelo, desviando la atención en una victimización
personal, que luego de ser elegido primer mandatario carece de fundamento. El
presidente tiene que enmendar el rumbo y asumir el rol que la historia le ha otorgado a un maestro rural cajamarquino.
De esa manera, los que no lo votaron dejarán de pensar que su salida es la
única solución a nuestros problemas seculares.
Y sobre el primer proceso de vacancia, ¿qué fue lo
que más le indignó de quienes la impulsaron?
Bueno, lo dije en las redes sociales, era una tremenda ironía que la congresista Patricia Chirinos, que como chalaca conozco por su asociación con Chimpum Callao (que robó al Callao recursos y futuro), además de los cuestionamientos en La Perla donde fue alcaldesa, se erigiera en la “reserva moral” del Perú. Lo que no significa aceptar la pobre actuación del presidente Castillo, llevando a personajes como Bruno Pacheco a deshonrar nada menos que la Secretaría General de Palacio de Gobierno, sino más bien entender el nivel paupérrimo de una oposición que en lugar de plantear propuestas concretas de desarrollo vive obsesionada con vacar al presidente, sin prever el caos político y social que ello puede provocar.
Crítica. Es
ironía que Chirinos quiera ser la reserva moral. Foto: Congreso.
***
¿Hasta qué punto nuestra democracia podrá soportar
estas constantes trifulcas y que la interpretación de la Constitución se lleve
al límite?
Buena
pregunta. En realidad, no se trata propiamente de la democracia que es, en la práctica, a la luz de todos nuestros
problemas históricos recientes, un proyecto en construcción. De lo que se trata
es de saber si los peruanos resistiremos todos estos ataques a las instituciones tutelares de la República.
Vemos que se ha llegado a un punto tal en el que la corrupción y los hechos
irregulares o sombríos al más alto nivel se han normalizado. Si es así como lo
percibimos, si es así como la mayoría silenciosa lo está sintiendo, sin duda la democracia, como sustento de la República,
se verá seriamente afectada, porque ya no representaría
legítimamente los deseos y esperanzas de
la ciudadanía, sino la de pequeños
grupos de poder como los que, desafortunadamente, intentan asociarse al régimen en teoría liberador y progresista
del presidente Castillo. Y acá recuerdo a Mariano José de Arce denunciando en 1823
que la República peruana era un simulacro, hago votos porque ello no vuelva a ocurrir por el bien del Perú, que no merece
una enésima desilusión.
Uno escribe para enfrentar sus demonios
Usted ha escrito cuatro libros durante esta
terrible pandemia, ¿Cómo ha sido ese desafío?
Bueno, tres
de ellos –Entre el océano Pacífico y los Andes: La Expedición Libertadora en
perspectiva histórica (IEP, 2021); Terror en lo Cañas: Violencia política luego
de la Guerra del Pacífico (Taurus, 2021), y Trocito: un pedazo
de tela que quería ser bandera (Penguin Random, 2021)– fueron escritos en
equipo. Eso para mí fue casi una terapia porque estuve acompañada por colegas queridos en una etapa difícil y dolorosa
para la humanidad. Organizar, escribir y editar nos mantuvo ocupados y creo
que el tiempo invertido rindió sus frutos y ahí están los libros, hasta un cuento infantil escrito a cuatro manos con
mi hija Mariana, para dar cuenta de que nos mantuvimos productivos con la
muerte al lado.
Tengo entendido que también produjo un texto usted
sola, de manera muy personal y especial...
Respecto al libro que escribí en solitario, La República agrietada: Ensayos para enfrentar la crisis (Planeta, 2021), como su nombre lo indica, el desafío consistió en colectar reflexiones, artículos, viejos y nuevos ensayos, música e incluso memorias de mi infancia y mi vida en general para resistir el confinamiento y la pérdida de amigos y familiares. Como muy bien afirma la gran Joan Didion, que nos dejó el pasado viernes, uno escribe para vivir, para entender el mundo, para enfrentarse con sus demonios, y creo que eso fue lo que finalmente hice en la pandemia. Creo haber aprendido bastante sobre mí misma y un poco más sobre el Perú, a quien seguiré dedicando mi tiempo y mi cariño.
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