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ENSANCHAR
LAS ALAMEDAS O CAER A LA ZANJA. Los movimientos sociales frente al balotaje. La mayoría de las
organizaciones apoyan a Boric, aunque varias afirman que permanecerán
«vigilantes» de su eventual gobierno. Con Kast, prevén, en cambio, una regresión autoritaria en todos los planos. Los resultados
de la primera vuelta presidencial en Chile agitaron las aguas del movimiento
social, que se expresó con fuerza en las calles durante la revuelta popular y los años que la
antecedieron. El triunfo parcial de la alternativa de ultraderecha, liderada
por José Antonio Kast, obligó a las
organizaciones de base que pugnan por los derechos sociales a autoconvocarse y tomar posición para el histórico balotaje
de este domingo: el grueso de ellas llamó a votar por el candidato de Apruebo
Dignidad, Gabriel Boric.
«Esto refleja la madurez
política que ha adquirido el movimiento social,
es algo que no se veía desde hace muchos años. Nosotras sostenemos las críticas
al pacto Apruebo Dignidad, pero eso no está en contradicción con llamar a votar por
aquella alternativa que nos permite seguir en la recuperación y construcción de
nuestros derechos. Nuestra decisión es
de una coherencia política que trasciende a la figura de Boric. Todas las
formas de lucha son válidas y salir Feminista 8M. Similar huella sigue el Colegio de
Profesores, organización que también
anunció su respaldo
a Boric, «ante la amenaza que representa la extrema derecha en Chile», asegura
Carlos Díaz, presidente nacional de dicha organización gremial. Díaz
tampoco ve un contrasentido en la preferencia por el candidato de Apruebo
Dignidad, ya que «representa los anhelos
de un mundo mejor y, en particular, las demandas de las y los profesores de
Chile: se hace cargo de la deuda histórica, se compromete a fortalecer la
educación pública, a hacer una evaluación docente formativa y no punitiva,
terminando con el agobio laboral».
Dentro de las comunidades educativas, y
tras una asamblea ampliada, también la Confederación de
Estudiantes de Chile, que nuclea a las principales
federaciones estudiantiles universitarias del ámbito nacional, anunció su adhesión
a la candidatura de Boric. No lo hizo
así, sin embargo, la Asamblea
Coordinadora de Estudiantes Secundarios, que en su último comunicado dijo
tener «diferencias irreconciliables con
el proyecto de Apruebo Dignidad», ya que sus «posiciones tibias u omisiones» no han ayudado «en la lucha contra la
ultraderecha», aunque sí llamó a movilizarse y a frenar por todos los
medios un eventual triunfo de Kast.
Otra de las demandas más
sentidas del pueblo chileno alude a las pensiones. En ese sentido, la Coordinadora Nacional No Más AFP se cuadró con Boric, en
atención a que el programa de ese candidato recoge buena parte de las «demandas por mejores pensiones, además de
terminar con las AFP [Administradoras de Fondos de Pensiones] y generar las
condiciones de diálogo necesarias», comenta Sandra Marín, vocera nacional de la
coordinadora. Frente a la
alternativa de Kast, agrega la dirigenta, «estaríamos, incluso, ante un
peor escenario que con Sebastián Piñera, ya que no habrá ninguna posibilidad de diálogo y estamos expuestos a la
persecución en tanto dirigentes sociales».
También la Central Unitaria de
Trabajadores llamó a votar por el candidato de Apruebo Dignidad.
Este jueves, dirigentes de la organización hicieron un banderazo por Boric frente al Palacio de La Moneda, donde su
presidenta, Silvia Silva, afirmó a la prensa: «No da lo mismo quién gobierne. Nos quedan pocas horas. Y llamamos, con
fuerza y convicción, a que este domingo los
trabajadores y trabajadoras de Chile concurran masivamente a las urnas a votar
por el candidato Boric».
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ENTRE
EL PINOCHETISMO Y LA NUEVA CONSTITUCIÓN.
Lo que se elige este domingo en la
segunda vuelta en Chile
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Aunque Boric lidera todas las encuestas, la amenaza del ultraderechista
Kast es real: fake news y acusaciones sin fundamento a favor de los poderosos
de siempre.
Por Juan Carlos Ramírez Figueroa.
Desde Santiago. Página /12 domingo 19 de diciembre del 2021.
Este domingo los chilenos deberán elegir en segunda vuelta
a su nuevo presidente, cada uno con un
proyecto de gobierno y visión de país diametralmente distinto, en lo que son
consideradas las elecciones más polarizadas —e inciertas— desde el retorno el
plebiscito de 1988 donde se derrotó en las urnas la dictadura de Pinochet.
Por un lado está Gabriel Boric, representante de la nueva izquierda surgida tras las grandes protestas estudiantiles de 2011 y en coalición con el Partido Comunista bajo el conglomerado Apruebo Dignidad, encarna las expectativas de un Chile más horizontal, con acceso a salud, vivienda y educación garantizado, mayor presupuesto para cultura, con cambio en el modelo de pensiones, impuestos a las grandes fortunas y potenciando la ciencia y las energías renovables por sobre el extractivismo. Es decir, un gobierno en sintonía con el proceso constituyente en curso, que él mismo ayudó a sellar con el Acuerdo por la Paz en noviembre de 2019 tras un mes de intenso Estallido Social en el país y donde, un año después, casi un ochenta por ciento de los chilenos votó por enterrar la constitución de 1980, la de la Dictadura.
Pinochet y Kissinger, el secretario de estado del presidente Nixon y responsables del golpe de Estado fascista en Chile contra el gobierno del Dr. Salvador Allende. Nunca más volverá contra la Democracia y la Nueva Constitución de Chile.***
Por el otro, José Antonio Kast, en cambio, encarna otro mundo de mucho arrastre en
Chile: el conservador y nostálgico de la disciplina y orden que, en teoría,
alguna vez existió en el país. Es revelador que su primera aparición pública
fue estando en la universidad, en la propaganda del “Sí”, la opción con que Pinochet quería mantenerse en el
poder en el plebiscito y que se haya salido de la UDI —el
partido del Jaime Guzmán, ideólogo
de la dictadura y asesinado en 1991—
por no ser tan derechista, fundando el Partido Republicano. Y aunque ha
intentado despegarse de la figura del Dictador, acercándose al mundo evangélico (su coalición se llama
Frente Social Cristiano) el candidato ha reconocido púbicamente su simpatía por el Dictador en el contexto
de su primera incursión electoral en 2017
donde obtuvo casi ocho por ciento de votos (“si
estuviera vivo votaría por mí”). Su programa por otro lado se compromete
básicamente a achicar el Estado, rebajarles los impuestos a las grandes empresas, cavar zanjas para evitar la migración
ilegal y desplegar mayores fuerzas
de seguridad en la Araucanía.
Por lo mismo no debe
sorprender el apoyo en bloque de los partidos del oficialismo a esta última propuesta, incluyendo a funcionarios del
gobierno de Sebastián Piñera como la
subsecretaria de salud Paula Daza
que pidió algunas semanas “sin goce de
sueldo” para apoyar a Kast en su
gira por Chile que, en un vuelvo
inesperado pasó de prometer cerrar el
Ministerio de la Mujer a abrirse a los liderazgos femeninos.
Boric en
cambio fue sumando rápidamente el apoyo
de la otrora gloriosa Concertación de
Partidos por la Democracia, que gobernó al país desde el retorno a la democracia hasta 2010 cuando Piñera
ganó por primera vez: desde los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet hasta el grueso de la Democracia Cristiana, Partido Socialista y Partido Radical, pasando por la gran “contratación” como jefa de campaña de la presidenta del colegio médico Izkia Siches,
una de las voces más potentes —y
críticas de Piñera— durante la pandemia y cuya mezcla de carisma y rigor científico la hizo ser nominada por la revista Time como una de las 100
líderes para el futuro con texto de Bachelet.
Las sorpresas
Aunque prácticamente todas las encuestas dan como ganador a Boric por
un rango de entre dos y trece puntos
(proyección que se mantiene en las diversas encuestas privadas, que no se
pueden difundir debido a la prohibición por ley de dar a conocer sondeos desde
quince días antes de las elecciones), Kast
tiene a su favor haber obtenido la primera mayoría en la primera vuelta (27,91%), superando a su contendor del
domingo (25,82) pero también al
favorito de Piñera, el ex ministro Sebastián Sichel, Yasna Provosto de la
coalición Nuevo Pacto Social (última
encarnación de la Concertación que
incluía a la DC, PPD, PS Y PR entre otros) y Marco Enríquez-Ominami en su cuarta aventura presidencial.
La gran sorpresa fue el economista Franco Parisi que obtuvo el tercer lugar con 12,81% de votos (900.000 personas), que jamás pisó Chile debido a una orden de arraigo por el no pago de pensión familiar. Parisi que pertenece a esa oleada libertaria que desprecia a los políticos tradicionales se dejó querer al punto de invitar a ambos candidatos a su programa de internet “Bad Boys”. Kast participó y fue tratado con inesperado guante blanco. Algo que activó las alarmas en el equipo de Boric, que inicialmente había aceptado concurrir. El extraño viaje de Kast a Estados Unidos, un par de días después de la primera vuelta generó sospechas. Según un reportaje del canal televisivo La Red fue para reunirse con Parisi, aunque oficialmente aseguró que fue sólo para reunirse con el republicano Marco Rubio y luego agregó, de pasada, con los dueños de las AFP (administradoras de fondos de pensiones) que controlan los dineros que los chilenos deben pagar obligatoriamente para su jubilación y que privados invierten sin compartir ganancias. Boric finalmente, en un gesto hacia las mujeres que votan por él, se negó a ir. Parisi le dedicó su show completo a “destruir” su programa económico.
Pero el verdadero
protagonista de esta segunda vuelta han sido las fake news. Según el diputado Gonzalo
Winter, integrante del comando de Gabriel Boric es la
primera vez que un candidato las usa “profesionalmente”
en la historia de Chile. Al estilo
de Bolsonaro o Donald Trump, el
comando de Kast ha usado montajes
fotográficos como Boric en medio de disturbios, cuando en realidad
había salido a ayudar en una inundación. O que en pleno debate
televisivo se le haya tratado de “abusador”
cuando la propia víctima había hablado de “actitudes machistas” en
sus primeros años de dirigente estudiantil. O que se haya insinuado un consumo
de drogas, lo que hizo a Boric mostrar
un test que consignaba que no consumía droga alguna, lo que no bastó para Kast invitándolo a hacerse un test de pelo.
"Las
mentiras del Partido Republicano son protagonistas de la elección presidencial, y tenemos la
responsabilidad de que cada vez que con simpatía dicen algo que no es cierto,
hay que denunciarlo", señaló Winter en una entrevista radial.
La última joya: Sebastián Izquierdo, un joven perturbado pero líder de la versión chilena de la derecha alternativa, hizo correr un video donde llamaba abiertamente a los apoderados de mesa “hacer trampa” para que gane Kast,
aunque indicando confusamente la forma de hacerlo. El Servel, el Servicio Electoral Chileno ya anunció una querella.
El futuro de Chile
En un momento del
cierre de campaña el jueves pasado, apenas unas horas del anuncio de la muerte de Lucía Hiriart de Pinochet —para
muchos chilenos que la recuerdan en sus apariciones públicas y en medios, más
déspota y extrema que su marido—, Boric observó que la propaganda de Kast es “calcada”
a del “Si” donde Pinochet intentaba ganarse el voto del chileno. Y
es verdad: con largos testimonios de personas que han sido robadas o se sienten violentadas
por la migración, echándole la culpa de todo a la izquierda (y al Partido Comunista que en Chile ha sido democrático, capaz de gobernar junto a Bachelet
en su segundo periodo y de gran arrastre en los mundos populares) y mostrando
como ideal un Chile exportador y de
personas humildes pero felices.
Y aunque algunos
analistas dicen que Kast no es
pinochetista, ni tampoco “facho”
sino simplemente un hombre católico y
conservador, su candidatura ha resultado un revival del pasado más oscuro
de Chile, aunque intente hablar todo
el tiempo de futuro.
A sus 35 años Boric, que ha
sabido moderar tanto su look como discurso,
intentando convencer a los adultos que ya no es el joven rapado a los costados
y con poleras de bandas hardcore punk (como cualquier joven de su generación),
se ha mostrado transparente al reconocer errores y ha dicho en los debates que
su fortaleza es escuchar, construir
alianzas y volver a mirarse los rostros.
“Somos
una generación que aprende de los que vinieron antes, y nos unimos para
derrotar la dictadura. Nos unimos para democratizar Chile,
nos unimos para tener una nueva Constitución y
ahora nos vamos unir para derrotar al heredero de este gobierno y del pinochetismo
“
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