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¿Una nueva Guerra Fría?
Está claro que esta cumbre no tiene nada que ver con la democracia. Se trata de poder y de formación de bloques. Tras la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos buscó el dominio absoluto. «Tener el poder preponderante debe ser el objetivo de la política estadounidense», decía en 1952. Desde entonces esta ha sido la doctrina oficial. La cuestión para Estados Unidos no es si su país o la paz mundial están amenazados, sino que se trata de seguir siendo el jefe absoluto. Estados Unidos corre peligro de perder su monopolio a causa del rápido desarrollo económico y tecnológico de China. Biden quiere evitarlo a toda costa. Para seguir imponiendo este mundo unipolar liderado por Estados Unidos la Casa Blanca necesita cada vez más el apoyo de otros países. Por eso intenta formar un bloque. Los países invitados a la cumbre no fueron elegidos por su democracia, sino por su obediencia a Estados Unidos.
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JOE BIDEN Y LA VIOLACIÓN DE LA
DEMOCRACIA.
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Por 13/12/2021
| EE.UU.
Fuente Rebelión lunes 13 de diciembre
del 2021.
Traducido del neerlandés por Sven Magnus
La Guerra Fría fue la mayor propaganda
ideológica de la historia moderna del mundo. En esa batalla propagandística de
más de 40 años los derechos humanos y la democracia fueron las dos campañas
principales. Con la Cumbre
de la Democracia el presidente Biden está volviendo a esa vieja retórica bélica. Los que pensaban
que la paz mundial estaría mejor servida por Biden que por Trump podrían
equivocarse
Joe Biden organizó los días y 10 de
diciembre una cumbre virtual por la democracia a la que fueron invitados
representantes de 110 países entre los que había muchos líderes mundiales
occidentales.
Se
supone que la cumbre debe promover la «democracia» y los
«derechos humanos universales» en todo el mundo. Pero si
examinamos de más cerca a algunos de los países invitados, vemos rápidamente
que una agenda muy diferente está en juego. Algunos ejemplos.
Extrañas democracias
Colombia es el segundo país más peligroso del mundo para los defensores de los derechos humanos o del medioambiente. En 2020 fueron asesinados más de 250 líderes indígenas, activistas de derechos, ecologistas o excombatientes de las FARC (1). En el primer semestre de este año ascendían ya a más de 350. En las protestas callejeras que comenzaron en abril de 2021 al menos 44 personas fueron asesinados y otras 500 «desaparecieron».
Otro
país invitado es India, la llamada «mayor democracia» del
mundo. El
29% de los parlamentarios tienen pendientes causas penales lo
suficientemente graves como para merecer cinco años de prisión. Se
construyeron campamentos en el norte del país para albergar a
dos millones de inmigrantes ilegales. Por cierto, tal vez deberías preguntarte
por qué no te has enterado de eso. El contraste con los informes sobre los uigures en China es especialmente llamativo.
Cada
vez se reprime más en India a las
organizaciones de derechos humanos. Por eso, el año pasado Amnistía
Internacional abandonó el país.
¿Y qué pasa con Brasil? Jair Bolsonaro, el presidente de ese país,
es un admirador del dictador
chileno Pinochet,
que «hizo lo que había que hacer».
El hecho de que unos 3.000 opositores políticos fueran asesinados y decenas de
miles torturados en el proceso no molesta a Bolsonaro. Su gobierno incluye más de 100 militares
activos o retirados, entre ellos varios ministros y un vicepresidente. Cuando su posición se
vio amenazada en 2020, Bolsonaro planteó
la posibilidad de una intervención
militar.
Su ministro de cultura
tuvo que dimitir por haber citado a Goebbels
(2). Cada año mueren asesinados por armas de fuego más de 60.000
brasileños. «Un policía que no mata no
es un policía«, dijo el presidente.
En mala posición
También
podríamos hablar de Filipinas, Israel,
Polonia, Georgia, etc., o sobre el propio Estados Unidos. Hace casi un año una turba irrumpió en Congreso.
Existe una posibilidad real de que el instigador de esta fallida incursión
vuelva a ser presidente dentro de tres años.
Estados Unidos es el mayor proveedor de
armas a toda una serie de dictaduras brutales. En Guantánamo
ha mantenido abierto durante casi 20
años un campo de concentración donde hasta la fecha se ha detenido y
torturado sin juicio a 780 personas.
Los intentos de Estados Unidos de instaurar la democracia en Afganistán, Irak, Siria o Libia han terminado en un desastre humanitario. En cualquier caso, Washington está en muy mala posición para dar lecciones de democracia o de derechos humanos.
Una Nueva Guerra Fría, sacude a diario y perturba su gobierna, Joe Biden, no sabe y no tiene capacidad Política, para detener el avance de China.
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¿Una nueva Guerra Fría?
Está
claro que esta cumbre no tiene nada que ver con la democracia. Se
trata de poder y de formación de bloques. Tras
la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos buscó el dominio absoluto. «Tener el poder preponderante
debe ser el objetivo de la política
estadounidense», decía en 1952.
Desde entonces esta ha sido la doctrina oficial.
La cuestión para Estados Unidos no es si su país o
la paz mundial están amenazados, sino
que se trata de seguir siendo el jefe
absoluto. Estados Unidos corre peligro de perder su monopolio a causa del rápido
desarrollo económico y tecnológico de China. Biden quiere
evitarlo a toda costa.
Para
seguir imponiendo este mundo unipolar
liderado por Estados Unidos la Casa Blanca necesita cada vez más el apoyo
de otros países. Por eso intenta
formar un bloque. Los países
invitados a la cumbre no fueron elegidos por su democracia, sino por su obediencia a Estados Unidos.
La formación de bloques fue
característica de la Guerra Fría, al igual que la retórica de los «derechos humanos» y la «democracia». Justo
cuando el mundo necesita unidad y una estrategia común sobre el clima o la lucha contra una pandemia, Biden
impulsa la formación de bloques.
En lugar de unir al mundo, está
impulsando la división, una nueva Guerra Fría. Depende
de nosotros desenmascararlo y no dejarnos arrastrar.
Notas:
(1) FARC es
la sigla de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo. Este movimiento
guerrillero estuvo activo desde la década de 1960. En 2016 alcanzó un acuerdo de paz con el gobierno. Los
rebeldes entregaron las armas y se transformaron en un partido político.
(2) Joseph Goebbels fue el ministro de
Propaganda de Hitler.
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