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OTRO
MUNDO SI ES POSIBLE. LEONARDO DICAPRIO: "EL MUNDO SE ESTÁ DESMORONANDO Y
PARECE QUE A NADIE LE IMPORTA". EDUCACIÓN Y CIUDADANÍA AMBIENTAL. EL ACTOR
Y SUS COLEGAS PRESENTARON EL ESTRENO DE "NO MIREN ARRIBA", EN NETFLIX En una
conferencia de prensa virtual de la que participó Página/12, DICAPRIO, MERYL STREEP y el director ADAM MCKAY
criticaron la indiferencia de la opinión pública ante las evidencias
científicas. "En los últimos años
hubo muchas personas absurdas que se posicionaron en cargos públicos, y lo
hicieron descaradamente", dijo la actriz, que en la película
interpreta a la presidenta de los Estados Unidos. Ese personaje fue nada menos que el propio presidente
de Estados Unidos DONALD TRUMP, en Brasil, “su discípulo” BOLSONARO,
quién negó y sigue el Cambio Climático,
para él “no es más que un cuento chino”, para apoderarse del comercio
mundial. Resultados. Un mundo a la
deriva, con una crisis Civilizatoria global y hoy debatiendo para encontrar una
salida en Democracia.
EXACTAMENTE
dentro de seis meses y catorce días, un cometa de entre seis y nueve kilómetros
de ancho –mucho mayor al que acabó con los dinosaurios– caerá sobre el Océano
Pacífico, a cien kilómetros de Chile, y generará un cataclismo de proporciones
bíblicas que extinguirá a la humanidad en un abrir y cerrar de ojos. La descripción podría corresponder a una de
las tantas teorías conspirativas que circulan por el inframundo de internet. O también al punto de partida narrativo de alguna de
las películas pertenecientes al
subgénero del cine catástrofe que -principalmente a fines de los ’90 -
imaginaron un desenlace fatal cortesía del espacio.
PERO ES EL
descubrimiento que hace la estudiante de un posgrado de Astronomía KATE
DIBIASKY y su profesor RANDALL MINDY en
lo que aparentaba ser una jornada de trabajo igual a tantas otras. Debe haber pocas
cosas más horribles que estar entre las primeras personas en enterarse de
que el fin del mundo está tan cerca.
Peor aún si nadie lo cree, aunque haya toneladas
de pruebas para validar el pronóstico. Y ni hablar si encima, en lugar de tomar medidas, como
respuesta gubernamental solo reciben burlas de todo tipo y color.
LAS
SITUACIONES tranquilamente podrían ocurrir en la vida real, como han demostrado
estos larguísimos meses pandémicos y la legión de antivacunas que ven la mano negra de BILL GATES y
cucharas pegándose a los cuerpos de quienes pusieron el brazo. Pero, en
este caso, ocurren en la ficción, más precisamente en No miren arriba, que llegó este
viernes a Netflix luego de su fugaz
paso por las salas argentinas, justo
en vísperas del inicio de la temporada
de alfombras rojas de Hollywood.
LA EMPRESA
DE LA N roja tiene el OSCAR entre ceja y ceja desde que descubrió que no hay
campaña de marketing capaz de comprar el prestigio que para ciertos sectores de
la audiencia significa ver decenas de estatuillas doradas en el póster. Por eso no se anduvo
con chiquitas a la hora de armar un plantel actoral deluxe que incluye
a Leonardo
DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah Hill, Mark Rylance, Tyler
Perry, Timothée Chalamet, Ron Perlman, Ariana Grande, Kid Cudi y Cate Blanchett, todos bajo la dirección
del también guionista Adam McKay. El
realizador y gran parte del elenco dieron una conferencia de prensa virtual para medios de todo el mundo, entre los cuales
estuvo Página/12. Pablo Raúl lunes 27 de diciembre del 2021.
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LEONARDO DICAPRIO: "EL
MUNDO SE ESTÁ DESMORONANDO Y PARECE QUE A NADIE LE IMPORTA".
El actor y sus colegas presentaron el estreno de "No miren
arriba", en Netflix.
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En una conferencia
de prensa virtual de la que participó Página/12, Leonardo
DiCaprio, Meryl Streep y el director Adam
McKay criticaron la indiferencia de la opinión pública ante las
evidencias científicas. "En los últimos años hubo muchas personas absurdas
que se posicionaron en cargos públicos, y lo hicieron descaradamente",
dijo la actriz, que en la película interpreta a la presidenta de los Estados
Unidos.
¨Por Ezequiel Boetti.
Página/12 sábado 25 de diciembre del 2021.
Exactamente dentro de seis meses y catorce días, un cometa
de entre seis y nueve kilómetros de
ancho –mucho mayor al que acabó con los dinosaurios– caerá sobre el Océano Pacífico, a cien kilómetros de
Chile, y generará un cataclismo de
proporciones bíblicas que extinguirá a la humanidad en un abrir y cerrar de ojos. La descripción podría
corresponder a una de las tantas teorías conspirativas que circulan por el
inframundo de internet. O también al punto de partida narrativo de alguna de
las películas
pertenecientes al subgénero del cine catástrofe que -principalmente a fines de
los ’90- imaginaron un desenlace fatal cortesía del espacio. Pero es el descubrimiento que hace la
estudiante de un posgrado de Astronomía Kate Dibiasky
y su profesor Randall Mindy en lo que aparentaba
ser una jornada de trabajo igual a tantas otras. Debe haber pocas cosas más
horribles que estar entre las primeras personas en enterarse de que el fin del
mundo está tan cerca. Peor aún si nadie lo cree, aunque haya toneladas de
pruebas para validar el pronóstico. Y ni hablar si encima, en lugar de tomar
medidas, como respuesta gubernamental solo reciben burlas de todo tipo y color.
Las situaciones tranquilamente podrían ocurrir en la vida
real, como han demostrado estos larguísimos meses pandémicos y la legión de
antivacunas que ven la mano negra de
Bill Gates y cucharas pegándose a los cuerpos de quienes pusieron el brazo.
Pero, en este caso, ocurren en la ficción, más precisamente en No miren arriba, que llegó este viernes a Netflix luego de
su fugaz paso por las salas argentinas, justo en vísperas del inicio
de la temporada de alfombras rojas de Hollywood. La empresa de la N
roja tiene el Oscar entre ceja y ceja desde que descubrió que no hay campaña de marketing capaz de comprar el
prestigio que para ciertos sectores de la audiencia significa ver decenas de
estatuillas doradas en el póster. Por eso no se anduvo con chiquitas a la hora
de armar un plantel actoral deluxe que
incluye a Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah
Hill, Mark Rylance, Tyler Perry, Timothée Chalamet, Ron Perlman, Ariana Grande,
Kid Cudi y Cate Blanchett, todos
bajo la dirección del también guionista Adam McKay. El realizador y gran
parte del elenco dieron una conferencia
de prensa virtual para medios de todo el mundo, entre los cuales estuvo Página/12.
La
realidad como comedia
“Si sos capaz de
reír, significa que tenés algo de distancia, más allá de que creas que es
realmente importante”, dijo el director
ante la consulta de cómo mixturar un tópico de indudable actualidad con la comedia, género en el que se mueve como
pez en el agua. Y no solo por las reputadas La gran apuesta y El
vicepresidente: más allá del poder, pues McKay es uno de los
realizadores más importantes de la comedia norteamericana de los primeros años
del milenio, socio invisible de una empresa artística con Will Ferrell que dio como resultado las
dos Anchorman, Talladega Nights, Step Brothers y The
Other Guys. Aunque con el ropaje de comedias absurdísimas, casi
surrealistas, todas ellas disparaban dardos venenosos con forma de gags contra los pilares fundamentales de la
vida estadounidense: el periodismo, con los presentadores adustos como
portadores de la verdad, en las dos primeras; el deporte en la segunda; la familia en la tercera y las fuerzas
policiales en la última.
No miren arriba está mucho más cerca de esos personajes “tontos que no saben que lo son” de
aquella primera etapa, como los ha definido alguna vez McKay, que de la voluntad de denuncia de sus dos películas más
reputadas. Una tontería subrepticia que, sin embargo, impregna gran parte de lo
que se ve y se escucha, lo que habla de un realizador que piensa el mundo en clave de comedia.
“Queríamos
abordar la crisis climática, que es tan abrumadora y posiblemente la mayor
amenaza a la vida en la historia de la humanidad. En esta película se puede
sentir urgencia, tristeza y pérdida, al mismo tiempo que tiene mucho sentido
del humor. Y esa era mi intención. Después
de los últimos cinco o diez años locos que venimos teniendo en todo el planeta,
¿no sería bueno reírse de algo de esto? Ese fue el enfoque, porque
creo que nos golpea una especie de charla previa al día del Juicio Final. Lo
cual, por cierto, es totalmente legítimo en lo que respecta al cambio
climático. Pero me pareció que era importante que el público pudiera reírse y
tener cierta distancia. La risa es un gran elemento unificador porque realmente
no se puede fingir, nunca funciona cuando intentás fingirla”, reflexionó.
Idiocracia.
Lo primero que hacen
Kate (Jennifer Lawrence) y Randall (Leonardo DiCaprio) ante la mala nueva es informar a las autoridades. Primero al área de Defensa Planetaria de la NASA –que, como aclara una placa al
momento de su mención, existe–, que toma nota del asunto y decide derivarlo más
arriba. Mucho más arriba, más precisamente hasta la Casa Blanca, donde la presidente Orlean (Meryl Streep) y su inefable hijo
y Jefe de Gabinete Jason (Jonah Hill)
reciben a los científicos no sin antes hacerlos esperar durante largas horas
mientras atienden asuntos mucho más urgentes, como un cumpleaños. Las cosas no salen nada bien con dupla ejecutiva: falta muy poco tiempo
para las elecciones legislativas, y
no parece el mejor momento para salir a contarle al mundo que en poco más de
seis meses todos morirán.
Streep está, como
siempre, notable en un papel que exhibe en primer plano el cruce entre
frivolidad y oportunismo que se ha vuelto norma en los gobiernos de gran parte del mundo. Ni hablar en los Estados Unidos, un país comandado
durante cuatro años por un multimillonario que se hizo
famoso con un reality show. “Había
tantas personas para inspirarse”, contó la dama de las mil nominaciones, y siguió:
“En los últimos años hubo muchas personas absurdas que se
posicionaron en cargos públicos. Y lo hicieron descaradamente. Fue divertido armar
este personaje que está en el lugar donde su voracidad quería, porque ahí puede
amasar poder y dinero, más poder y más dinero. Pero no hay ningún sentimiento
de compañerismo, y ese es, desafortunadamente, el costo de ser un servidor
público ahora. Realmente hay que hacer un gran sacrificio. La familia lo hace,
y hay que estar dispuesto a hacerlo. Ahora más que nunca necesitamos a esas
personas”.
Con la negativa
gubernamental a cuestas, Kate y Randall piensan de qué manera hacer pública la noticia. Y nada mejor que los medios de comunicación, a los que seguramente les interesará
una primicia de esa envergadura. El programa elegido es un magazine matutino conducido por Jack Bremmer (Tyler Perry)
y Brie Evantee (Cate
Blanchett), dos periodistas que tienen poco y nada de tales.
“Fue un
trabajo muy divertido. Hice un par de llamadas a dos personas que estaban en
programas en este momento y admiro, Joe Scarborough y Michael Strahan. Les
mandé una parte del guion y les dije si podían leerlo. Pero esos tipos son
periodistas profesionales, algo que no es mi personaje. Así que fueron muy
útiles para lograrlo, porque se trataba de hacerlo con contrario a lo que ellos
me decían”, contó Perry.
La visita al
magazine resulta otro fiasco: a los periodistas, más que interés y alerta,
la idea de un cometa a punto de estrellarse contra la Tierra les resulta graciosísima. Al público, también: Kate termina convertida en meme por sus
reacciones coléricas y Randall, en científico “hot” de las redes sociales,
con millones de seguidorxs haciéndole
propuestas de todo tipo. De ciencia, obviamente, nada de nada. Es un momento del film, Randall, hastiado del circo a su alrededor, dice que no todo en los
medios debe ser encantador o inteligente.
¿Es, acaso, una flecha que apunta al
corazón universo audiovisual contemporáneo? McKay respondió:
“Existe esta demanda porque hay muchísimo dinero detrás de los medios, con la publicidad, los clics y las aplicaciones. Debemos haber reescrito ese discurso como 20 veces, y es uno de mis momentos favoritos. A veces solo tenemos que decirnos cosas entre nosotros, y esa parece ser la línea básica que se ha corrompido, porque hoy todos tratan de sacar beneficio de nuestras redes sociales, de nuestras llamadas, de los programas que vemos… Es una locura pensar en eso. De hecho, ahora no se habla de programas de televisión ni de canciones, sino de contenidos”.
Leo,
militante medioambiental
Pero ni el boludeo
mediático ni la desidia gubernamental pueden torcer el rumbo del cometa. Cuando ya es evidente que la cosa va en serio, lo
primero que piensa Orlean es que lo
mejor es poner en marcha una misión al mando de un cowboy machote (Ron Perlman). Obviamente todo sale mal:
escuchar a los científicos, ver qué tienen para decir quienes han dedicado su
vida al estudio espacial, no parece una opción viable. Se sabe que DiCaprio, además del actor con más
memes en su haber, es un tipo preocupado por el bienestar planetario, como lo
acaba de demostrar su interés por el Parque Nacional
Ansenuza, en la provincia de Córdoba. Uno
de sus primeros proyectos como productor, por ejemplo, fue el documental
medioambiental The 11th Hour (2007),
en el que también ofició como narrador, al que le siguieron el docureality centrado en la
reconstrucción de una ciudad estadounidense bajo parámetros ecológicos Greensburg (2008), el recorrido por África para indagar en la
vida de quienes luchan por proteger a los gorilas
de montaña en Virunga (2014) y A Plastic Ocean (2016),
sobre los desechos marítimos.
- ¿El interés por el medioambiente te animó a
participar en esta película?
-Sí, durante décadas
busqué una película que tratara sobre el cambio climático, pero es un problema
que todos sienten que está en última instancia. La pregunta es qué diferencia podemos hacer nosotros, qué
podemos aportar a esta causa. Y Adam
realmente descifró el código, porque hay muchas comparaciones posibles
entre esta historia y la crisis climática. Creo que es, probablemente, el tema
más importante del que todos deberíamos hablar de forma regular. Se necesitan artistas como Adam para
cambiar la narrativa.
-¿Esperás que No miren arriba cambie
la percepción del público sobre la ciencia?
-Adam pensó una
película sobre la crisis climática, pero
creó una sensación de urgencia haciéndola sobre un cometa que golpeará la
Tierra y cómo la ciencia se politiza frente a eso. Estoy agradecido de interpretar a un personaje que se basa únicamente
en personas de la comunidad científica que he conocido. En particular,
científicos especializados que han estado tratando de comunicar la urgencia del
problema climático, pero sentían que estaban limitados a la última página de
los diarios. Y me encanta que Adam lo
haya hecho a través de dos personajes tan diferentes. El personaje de Kate es
increíblemente franco, como a su modo lo es Greta Thunberg. Mi personaje, en cambio,
trata de jugar dentro del sistema. Pero también me encanta la forma en que
es muy sincero sobre cómo hoy en día estamos terriblemente distraídos sobre
este tema.
Pablo Raúl: Vida, Salud, Cultura y Medio Ambiente Natural.
***
-¿Tu militancia medioambiental hizo que fuera
más fácil entender los discursos fuertes del personaje?
-Mucho. Creo que
hablé como si fuera un científico del clima a través de la lente de un
astrónomo. Y fue increíblemente útil la
convergencia de estos dos mundos,
que es lo que Adam trató de hacer
tanto con este personaje como con toda la película. Trabajamos ese discurso probablemente unas 50 veces juntos. Quería articular la frustración de la
comunidad científica, cómo uno está sentado en un púlpito diciendo la verdad y
nadie le cree. Hay muchas cosas, muchos ruidos, que ahogan el mensaje principal. Trabajamos
mucho para tratar de comprender cómo estaría uno al darse cuenta de que el
mundo se está desmoronando.
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