&&&&&
“En Paraguay, hay un proceso de larga
data de venta de propiedades agrícolas a extranjeros,
especialmente procedentes de Brasil. Se estima que por lo menos 14 %
de las tierras del país ya están en manos de brasileños. En algunos departamentos, como Alto Paraná y
Canindeyú, los brasileños son dueños de más de la mitad de las
tierras. En otros, el porcentaje oscila
entre 35 % y 15 %. De los 100 mayores propietarios de tierras de Paraguay, 16
son brasileños, y todos se dedican al agronegocio. De manera similar, los menonitas
también se encuentran en la lista de grandes propietarios de tierras en
Paraguay para la producción agroindustrial.
“Como muestra un estudio del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), los
departamentos más afectados por la llamada extranjerización
del territorio paraguayo son Alto Paraná, Caaguazú e Itapúa, donde también están concentrados los niveles más
altos de desplazamiento de comunidades. Ese proceso ha contribuido a hacer
de Paraguay
el país con el peor reparto de tierras de América del Sur,
según un informe de investigación de OXFAM
titulado “Los dueños de las tierras en
Paraguay”. La criminalización de las disputas territoriales, además de violar
los derechos indígenas reconocidos por el Estado paraguayo, favorece los intereses
extranjeros frente a los de los paraguayos.
/////
CRIMINALIZACIÓN
DE LA LUCHA INDÍGENA POR LA TIERRA EN PARAGUAY.
*****
Por Manuella Libardi | 06/12/2021 | América Latina y Caribe
Fuente
Rebelión lunes 6 de diciembre del 2021
Las
imágenes de la policía
echando violentamente a 70
familias de la comunidad indígena hugua po’i, del pueblo mbya guaraní,
de sus tierras ancestrales en el este de Paraguay
el 18 de noviembre, es la última ilustración de la política de desalojo que
ya se ha convertido en la marca registrada del gobierno del presidente Mario Abdo Benítez.
El
gobierno no escatimó esfuerzos – envió
policiales montados y hasta un helicóptero para desalojar a
los indígenas de tierras que ocupan desde 2014
en el departamento de Caaguazú, como explica Última Hora. Los mbyá guaraní afirman que esas son parte de sus tierras
ancestrales, que incluye un cementerio de su gente, reasignadas a colonos en la
década de 60.
Como
muestra un estudio
de 1960 titulado “América Indígena”, los mbyá guaraní
tienen su origen en Caaguazú y siempre estuvieron ahí. De hecho, la
simbología de esas tierras es central para los
mbyá guaraní. Según su creencia, el centro de la tierra – o Yvy
Mbuté en su lengua – se encuentra en Caaguazú y
es ahí donde nació el padre de todos los guaraníes, Pa’í Reté Kuaray, según el estudio.
Pero
las tierras hoy disputadas, según Última Hora, están aparentemente registradas
a nombre de un grupo de menonitas, secta religiosa de origen europeo con fuerte
presencia en Paraguay.
Durante el proceso de colonización de
las tierras que abarcan el departamento de Caaguazú
(entre otros), la venta de propiedades muchas veces ocurrió con la presencia de
indígenas en ellas. Con el pasar de los años y el desarrollo de políticas que
favorecen a los compradores en contra de los habitantes originales, se produjo
un éxodo masivo de indígenas de esa región y los mbyá
guaraní perdieron la gran mayoría de sus tierras ancestrales.
Como el proyecto de usurpación de
tierras en América Latina viene de larga tradición, las leyes han sido implementadas
para proteger a los colonos.
De esa forma, hoy los habitantes nativos de las tierras del distrito de Raúl Arsenio Oviedo son los invasores y los invasores las víctimas de ocupación. Eso fue lo que determinó el Estado paraguayo, como muestra otro artículo de Última Hora. Superados en mucho por la cantidad desproporcionada del contingente policial, los indígenas dejaron sus casas de forma pacífica, relata el informe publicado.
Histórico de condenas
internacionales
Aunque
la acción del gobierno Abdo no
sorprenda, viola
la Constitución de Paraguay. Esa ley fundamental reconoce los
derechos de las comunidades indígenas a tierras comunitarias, con extensión
suficiente para que puedan vivir según
sus tradiciones, además de prohibir el desalojo de indígenas. Los pactos
internacionales firmados por Paraguay
también estipulan que el país
debe hacerse cargo de reubicar a personas desalojadas, lo que no
ha sucedido, según la institución Base Investigaciones Sociales.
Por
sus frecuentes violaciones de los derechos territoriales indígenas, Paraguay
ya ha sido condenado tres veces por la Corte Internacional de Derechos Humanos
(CorIDH). La CorIDH,
además, también ha otorgado una serie de medidas cautelares a favor de
comunidades indígenas en Paraguay.
La corte interamericana no es el
único organismo internacional que denuncia la política antiindígena de
Paraguay.
En
octubre de este año, el Comité
de Derechos Humanos de la ONU condenó al Estado paraguayo por
fallar en prevenir la contaminación de un territorio de los ava guaraní por pesticidas provenientes de plantaciones de las
cercanías.
A
pesar de esas condenaciones internacionales, Paraguay sigue avanzando en su
agenda extractivista, con comunidades indígenas
y campesinas reportando un aumento significativo en
desalojos sin órdenes judiciales en los últimos meses, según la organización Base Investigaciones Sociales.
Estas
acciones se dan después de que, en septiembre, Abdo
promulgó una ley que aumenta la pena a 10 años en cárcel a los llamados invasores de tierras. Para muchos,
la normativa, conocida como Ley
Zavala-Riera, efectivamente criminaliza la lucha indígena y campesina por la
tierra, un derecho reconocido por la Constitución.
Tierra de la soja y la
extranjerización de Paraguay
Los hugua po’i habitaban tierras
rodeadas de lo poco que queda de bosque primario en el
departamento de Caaguazú.
Entre 2002 y 2020, Caaguazú
perdió 40 % de bosque primario, según Global Forest Watch, lo que hace de él uno de los departamentos
paraguayos que más sufre con la deforestación. El área alrededor de las tierras
de la que fueron expulsados los hugua po’i está
tomada mayoritariamente por plantaciones de soja. Informes locales afirman que
las tierras
de los hugua po’i serán convertidas en plantaciones de soja.
Según Base Investigaciones Sociales,
los beneficiados por la acción judicial de la semana pasada son los propietarios
alemanes, que están involucrados en el cultivo de soja en la
región.
No es de hoy que el gobierno paraguayo
concede los derechos de sus tierras a explotadores de otros países.
En Paraguay, hay un proceso de larga data de venta de propiedades agrícolas a extranjeros, especialmente procedentes de Brasil. Se estima que por lo menos 14 % de las tierras del país ya están en manos de brasileños.
En algunos departamentos,
como Alto Paraná
y Canindeyú, los brasileños son dueños de más de la mitad de las
tierras. En otros, el porcentaje oscila
entre 35 % y 15 %. De los 100 mayores propietarios de tierras de Paraguay, 16
son brasileños, y todos se dedican al agronegocio. De manera similar, los menonitas
también se encuentran en la lista de grandes propietarios de tierras en
Paraguay para la producción agroindustrial.
Como muestra un estudio del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), los
departamentos más afectados por la llamada extranjerización
del territorio paraguayo son Alto Paraná, Caaguazú e
Itapúa, donde también están concentrados los niveles más altos de
desplazamiento de comunidades.
Ese
proceso ha contribuido a hacer de Paraguay
el país con el peor reparto de tierras de América del Sur,
según un informe de investigación de OXFAM
titulado “Los dueños de las tierras en
Paraguay”.
La criminalización de las disputas
territoriales, además de violar los derechos indígenas reconocidos por el
Estado paraguayo, favorece los intereses extranjeros frente a
los de los paraguayos.
Actualmente, 300
000 familias no tienen acceso a la tierra, en un país con baja densidad
de población. Con 40
millones de hectáreas para solo siete millones de habitantes (Alemania es menor que Paraguay y alberga
una población que multiplica por 11 la del Paraguay, con más de 80 millones),
el título de país con la peor distribución territorial de la región simboliza la
incapacidad del Estado paraguayo de preservar los intereses de sus propios
ciudadanos, especialmente los de los pobladores originarios.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario