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QUE
ES EL ANTROPOCENO. El
término Antropoceno se
ha creado para designar las repercusiones que tienen en el clima y la
biodiversidad tanto la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero
como los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos
naturales
¿QUÉ ES EL ANTROPOCENO, LA "EDAD DE LOS HUMANOS" QUE
EXPERTOS ASEGURAN HEMOS ENTRADO? La mayoría de los
científicos más avanzados piensan que es real, que está claro. Algo está
sucediendo. Estamos
hablando del Antropoceno, la "Edad de los
Humanos" que da por terminada
la que conocíamos hasta ahora como el Holoceno. "Hay
señales claras en el ambiente que hacen del Antropoceno una unidad
distintiva", le dijo a la BBC
Colin Waters, del British Geological Survey y secretario del Grupo de Trabajo
Antropoceno (AWG, por sus siglas en inglés). Tras presentar un informe en el 35 Congreso
Internacional de Geología en Sudáfrica, Waters no dejó cabida a dudas. "La mayoría de nosotros piensa que
hay justificación para que lo reconozcamos formalmente".
Antropoceno:
podríamos estar en nueva era geológica por cambio climático. Y no es que no le hayan dado vueltas al
asunto. Este es un debate que
podemos decir empezó formalmente hace un par de años, cuando un grupo de 30 expertos -integrado por geólogos, científicos del
clima, ecologistas y un abogado- se reunió por primera vez en Berlín para sentar formalmente las bases de una discusión
sobre este tema y elaborar una propuesta para ser analizada en el próximo Congreso
Internacional de Geología, en 2016 -es decir, ahora.
Cambio de época, cambio de
leyes. La
pregunta que mantuvo a este grupo -de 29 hombres y una mujer-
encerrados durante horas en una sala de conferencias
es relativamente sencilla: ¿llegó la
hora de dar por terminada la época actual, conocida como Holoceno (que se inició hace 11.700 años), y comenzar a llamar al período en que vivimos, definido
por la impronta del hombre sobre el
planeta, con un nombre nuevo?
La pregunta era sencilla, pero
la respuesta tenía más de una arista. Lo único en lo que parecían
estar de acuerdo los expertos era en el nombre: Antropoceno (del griego "anthropos", por humano,
y "cene", que significa nuevo
o reciente). Pero,
¿se trata sólo de una cuestión semántica o tiene consecuencias prácticas el que
llamemos a esta época con un nombre u otro? No solo por una cuestión de precisión científica, muchos creen
necesario que el nombre de la época en que vivimos refleje lo que está
ocurriendo en el planeta.
Es decir, que la Tierra está cambiando aceleradamente
por la actividad humana. Otros creen que, además de ajustar el discurso científico a la realidad, la demarcación
de una nueva época podría tener consecuencias a nivel práctico, incluso legal
(de ahí la presencia de un abogado en el grupo de trabajo). "La ley internacional de los mares
fue moldeada sobre los cambios de las instituciones humanas, con una geografía de la tierra y el mar estable como
base", le explicó a BBC Mundo
Jan Zalasiewicz, director del grupo
de trabajo de la Comisión Internacional de Estratigrafía, encargado de
elaborar las recomendaciones.
"Ahora, en cambio, las relaciones entre el mar y la tierra, o la naturaleza del océano están cambiando y las leyes tendrán que adaptarse para incorporar esos cambios crecientes", añade. "Si el Antropoceno se convierte en una unidad formal, marcará una diferencia en cuanto a los acuerdos legales. Esto puede implicar cambios en las leyes que protegen a las comunidades costeras, por ejemplo", dice el investigador.
Antropoceno. La palabra Antropoceno, o mejor dicho,
el concepto, fue lanzado al ruedo por primera vez por el holandés y premio Nobel de química Paul Crutzen en el año 2000. Su punto era que el nombre de la época geológica
actual debería reflejar el impacto del hombre sobre la Tierra.
¿En qué rocas y
fósiles se convertirá la humanidad?
Intencionalmente o no,
esta idea lanzada por Crutzen en un boletín académico hace más de una década encendió la mecha de
un debate que no ha logrado zanjarse y la palabra se fue poco a poco
colando en el lenguaje
científico popular hasta alcanzar un estatus por derecho propio. "Lo que hizo Crutzen, que no es geólogo sino uno de los grandes
científicos de nuestro tiempo, fue lanzar una pequeña granada de mano hacia el
mundo de la escala temporal geológica", dice Zalasiewicz. Y una vez lanzada la granada, a los expertos no les ha
quedado otra opción que atajarla.
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Fuentes: La
marea climática [Imagen: En los últimos 50 años, la temperatura media global ha
subido cerca de un grado Celsius. Foto: REUTERS/Yves Herman]
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EL
DEBATE DEL ANTROPOCENO, ¿HEMOS ALTERADO EL PLANETA DE FORMA IRREVERSIBLE?
¿La
tierra se dirige a una nueva Edad de Hielo?
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Por Juan F. Samaniego | 22/12/2021 | Ecología social
Fuente:
Rebelión miércoles 22 de diciembre del 2021
Tanto hemos
cambiado la Tierra, que hay quien dice que hemos abandonado el Holoceno para
entrar en el Antropoceno: la época de los seres humanos. ¿Qué opina la ciencia
al respecto?
La Tierra se
dirige a una nueva Edad de Hielo. O, al
menos, se dirigía. Hace algo menos de un siglo, la comunidad científica
estaba de acuerdo en que el Holoceno, la época de clima estable en la que el Homo sapiens había prosperado durante los últimos 12.000 años, acabaría antes o
después en forma de planeta
helado. Todavía no se sabía que el mismo ser humano había trastocado sin remedio el destino geológico de la Tierra.
A partir de la década de 1970, el cambio climático empezó a ser evidente. Pero en lugar de hacer más frío, hacía cada vez más calor. El poder de efecto invernadero de gases como el CO2 o el metano ya
era más que conocido y los termómetros no dejaban de subir. La realidad
parecía no dejar lugar a dudas: el ser
humano estaba alterando el clima del planeta mediante la quema de combustibles
fósiles. La nueva
Edad de Hielo se derretía ante nuestros ojos.
En los últimos 50 años, la temperatura media global ha subido cerca de un grado Celsius, cambiando los patrones climáticos terrestres. Hemos alterado buena parte de los ciclos químicos del planeta y hemos causado una pérdida de biodiversidad animal y vegetal sin precedentes. Tanto hemos cambiado la Tierra, que hay quien dice que hemos abandonado el Holoceno para entrar en el Antropoceno: la época de los seres humanos. Pero, ¿qué opina la ciencia al respecto?
Las
fronteras geológicas de la Tierra
El término Antropoceno empezó a popularizarse desde que lo
usó el Nobel de química Paul Crutzen en el año 2000. Sin embargo, las edades de la
Tierra no pertenecen a su ámbito de la ciencia, sino a otro diferente: la geología. Es la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS, por sus siglas en inglés) la que
decide, a través de un proceso largo y complejo, qué eones, eras, periodos
y épocas existen en la historia de nuestro planeta.
Cada una de
las fronteras entre las diferentes divisiones del tiempo geológico
terrestre deben estar
claramente delimitadas y deben percibirse en los estratos (las capas del suelo). En ellas debe haber un cambio
evidente, algo que se haya producido a nivel planetario y en un periodo más o menos corto de tiempo. Por
ejemplo, los restos de iridio del meteorito que acabó con la vida de los dinosaurios se
esparcieron por todo el globo.
“Existen
varias señales claras del Antropoceno en las
capas de sedimentos recientes”,
explica Colin Waters,
presidente del Grupo de Trabajo del Antropoceno, de la Subcomisión de
Estratigrafía del Cuaternario de la ICS.
Su trabajo es el de recabar información para que se pueda justificar
científicamente el establecimiento de una nueva
época geológica. Es decir, reúnen pruebas para saber si el Antropoceno es
oficial o no.
“Cuando
identificamos una frontera geológica estamos identificando cambios específicos
en los estratos que ocurrieron a nivel planetario en poco tiempo. A partir de
los años 50 del siglo XX, podemos ver señales claras y globales de las
acciones humanas: restos de la actividad nuclear, quema de combustibles
fósiles, microplásticos en los sedimentos, pesticidas y fertilizantes, etc.”, señala Waters.
“En
los últimos 20 años se ha publicado mucho al respecto del Antropoceno y el consenso mayoritario está, ahora
mismo, en dibujar una frontera en 1950. La geología ha demostrado que tanto
historiadores como científicos ambientales, que ya habían percibido el cambio
con anterioridad, tenían razón”, añade. “Lo hemos visto escrito en el
suelo”. Y, sin embargo, formalmente
todavía no estamos en el Antropoceno.
El
problema de aceptar que lo hemos cambiado todo
En los
acantilados de la playa de Itzurun, en Zumaia (Guipúzcoa),
se pueden ver las huellas de millones de
años de historia terrestre. Entre todos los estratos visibles desde la
playa, hay dos especialmente valiosos. Marcan
claramente los límites Daniense/Selandiense (hace 61 millones de años) y Selandiense/Thanetiense
(hace 58,7 millones de años) en el Paleoceno, una época anterior a la nuestra. Ambos
límites están señalados con un clavo dorado.
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Otros clavos
como estos están repartidos por todo el
mundo señalando puntos en los que puede verse, de forma clara y accesible, el salto
de un tiempo geológico a otro. El Antropoceno también necesita uno, y el grupo de
trabajo que dirige Colin Waters lo
está buscando. Para ello, han seleccionado 12
localizaciones en diferentes puntos del planeta en las que existen señales
biológicas, geoquímicas o de nuevos materiales (como plásticos) de
que hemos entrado en una nueva época.
“Tenemos
dos puntos en el mar, uno en Japón y otro en el Báltico, tres en lagos, dos en
América del Norte y otro en China, un depósito de turba en Polonia, un testigo
de hielo en la Antártida, una cueva en Italia, dos barreras de coral, la australiana
y otra en el golfo de México…”, relata
Waters.
Las señales que se buscan, y que se relacionan
habitualmente con el Antropoceno,
son cambios en el ciclo de nitrógeno,
alteraciones en los procesos de sedimentación
de los ríos, señales del impacto de la minería
o la agricultura a gran
escala, presencia de contaminantes químicos y orgánicos, restos de microplásticos y, claro, señales del
aumento de los gases de efecto
invernadero en la atmósfera.
El trabajo ya
está en marcha y debería estar
concluido, revisado y publicado a mediados
del año que viene. Hacia finales de 2022, el Grupo de Trabajo decidirá mediante
votación cuáles de los lugares reúne más papeletas para ser elegido como
clavo dorado del Antropoceno. Después, el caso será analizado por la Subcomisión
de Estratigrafía del Cuaternario
(que votará) y la Comisión Internacional de Estratigrafía (que también votará).
En cada una
de las votaciones, la mayoría debe
superar el 60 %
para que el proceso continúe. En 2024
habrá ya una decisión definitiva, aunque la Unión Internacional de Ciencias Geológicas tendrá
todavía la última palabra.
“Es un
proceso que está generando mucha controversia. Hay mucha gente que está
haciendo comentarios públicos sin ni siquiera haber visto los datos”, señala Colin
Waters.
Entre los
argumentos contrarios a la idea del
Antropoceno, destacan su corta
duración (apenas tendría 70 años
y esto es muy difícil de estudiar desde el punto de vista geológico), la
necesidad de observarlo desde una perspectiva de un futuro lejano (tal como se ha hecho con el resto de fronteras
geológicas) o la posibilidad de que, dentro de 50 años, abandonemos la vía de la destrucción del planeta y revirtamos nuestros impactos.
“Puede que el cambio haya sido breve en el tiempo, pero su magnitud, su escala y su rapidez hacen imposible que sea reversible. Es decir, es difícil pensar que no quedará un registro geológico de toda nuestra actividad reciente”, reflexiona Waters. “Los efectos de las concentraciones de CO2 actuales se notarán durante muchos siglos. Además, hay otras señales de nuestro impacto, como la pérdida de biodiversidad, el crecimiento de las poblaciones de las especies que nos son útiles como las ganaderas o la degradación del suelo”.
Crisis del sistema Tierra, segunda revolución copernicana y Antropoceno.
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Para el
geólogo, la idea de que podemos volver al clima y al medioambiente
característicos del Holoceno no es realista.
“No sabemos qué va a pasar en el futuro, pero no
vamos a volver al Holoceno. Si desde el futuro
observásemos la geología del Antropoceno, no
tengo dudas de que las rocas mostrarían una frontera clara con el Holoceno, un cambio radical, rápido y global”, concluye.
“Muchos
de los argumentos contra el Antropoceno son más
políticos que científicos. Buscan minimizar el debate porque así minimizan
también nuestra responsabilidad. Los datos dicen otra cosa: en dos o tres
generaciones lo hemos cambiado todo y el cambio no solo sigue sucediendo,
sino que se está acelerando”,
añade. “Si lo llamamos Antropoceno, aceptamos que los seres humanos estamos
afectando al planeta de forma significativa. Si no, podremos mirar para otro
lado y pensar que no es para tanto”.
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