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“Gran parte del territorio
ancestral del Pueblo Mapuche está en manos de latifundios de descendientes de
colonos europeos (italianos, alemanes, ingleses,
principalmente), varios de los cuales siguieron reproduciendo tendencias racistas y fascistas del mismo estado
hacia sus vecinos: Las reducciones Mapuches. Otros terrenos, en grandes extensiones,
están en manos de grandes empresas,
como las forestales en Chile. Solo dos grupos económicos tienen dos millones de hectáreas. El fenómeno
de la globalización en el sector
forestal, ha agudizado aún más los conflictos
territoriales entre comunidades Mapuche y compañías forestales, principalmente a
causa de los impactos negativos que dicha industria está generando a las
comunidades con las plantaciones industriales en monocultivos de especies exóticas (pino y ecucaliptus), a lo que se
agrega los problemas históricos acerca de la posesión de las tierras, la presión en los
recursos naturales y el explosivo crecimiento del sector forestal en el territorio ancestral Mapuche, fijando los límites de sus
espacios, y los impactos que esto genera en la calidad de vida de la gente y sus ecosistemas (uso indiscriminado de plaguicidas, sequía recursos hídricos, pérdida suelo
agrícolas, pérdida bosque nativo, trasngénicos, perdida medicina natural y
alimentación, etc.). La
agroindustria, proyectos de la industria
inmobiliaria, proyectos de energía, petroleras y fracking (Puelmapu),
entre otros, son
parte de un descontrolado modelo económico y depredador en los territorios en
ambos lados de la cordillera.
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LAS TIERRAS DEL TERRITORIO
ANCESTRAL.
UN DERECHO IRRENUNCIABLE DEL
PUEBLO MAPUCHE
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Por | 29/12/2021
|Chile.
Fuente Rebelión miércoles 29 de
diciembre del 2021.
Las movilizaciones son por reclamaciones
de tierras ancestrales usurpadas por el estado chileno y argentino, donde se
exige restitución y que vayan de acuerdo a las necesidades y bienestar
colectivo del Pueblo Mapuche.
Desde
la inmediata necesidad de que se adapten políticas
públicas en ese sentido, hasta la atención e implementación de
recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos, son parte de
algunos de los planteamientos que busca soluciones.
Poderes y “actores” del Estado,
acostumbrados al abuso u omisiones, se discrimina o se persigue, ante esto,
quienes son parte de fuerzas sociales y democráticas, deben asumir la misión de
terminar con los terrorismos estatales y los comportamientos de lumpen de la
denominada “clase política” y de
sectores empresariales, para buscar soluciones serias, responsables y efectivas
ante situaciones de emergencia y que se vienen arrastrado por tiempo.
La población Mapuche
habita fundamentalmente en zonas urbanas a causa de los desplazamientos, sin
embrago, un porcentaje importante se concentra aún en lo que fue su territorio
histórico.
La relación Mapuche
con la tierra no ha sido tradicionalmente de propiedad privada, sino de usufructo comunitario y de
interrelación. La organización básica tradicional es la familia ampliada
o un grupo de ellas, que a su vez se organizaban a la llegada de los españoles
en identidades territoriales o butalmapus, por zonas geográficas.
A fines del siglo XIX, El Pueblo Mapuche es
incorporado por la vía bélica a los estados
chileno y argentino, usurpado en más del 90 % de su territorio en Chile.
El Estado le entregó a su vez títulos comunitarios
de dominio que, en el curso del siglo XX por aplicación de diversas leyes, se
fueron dividiendo.
Esta política de radicación conoció un cambio radical a partir del segundo tercio del siglo XX. Se impulsó entonces la división de las comunidades mapuche con el fin de integrar forzada y “definitivamente” al Mapuche en la sociedad “nacional chilena”. El desarrollo económico, la educación, la capacidad y libertad contractual individual del mapuche sobre su hijuela, constituyeron las herramientas de una nueva política que tuviera como meta «asimilar» definitivamente al Mapuche. Fue el inicio de una política que buscaría, a través de la desorganización de las estructuras políticas y sociales ancestrales y a través de la penetración de la lógica comercial occidental, para el control y asimilación absoluta.
En Chile, durante 1970 y 1973,
vía la reforma
agraria, las tomas de terrenos y la promulgación de una nueva ley indígena, cerca de 100 000 hectáreas fueron traspasadas a comunidades, varias de
ellas por medio de cooperativas “indígenas”.
El
cuerpo normativo de esta, fue modificada sustancialmente por la dictadura militar que gobernó el país
entre el año 1973 hasta el año 1989, y cuya aplicación trajo consigo
una masiva división de las tierras de las comunidades mapuche y
la perdida de cientos de hectáreas que fueron a dar a manos de particulares no
indígenas.
Gran parte del territorio ancestral del Pueblo Mapuche está
en manos de latifundios de descendientes
de colonos europeos (italianos, alemanes, ingleses, principalmente), varios
de los cuales siguieron reproduciendo tendencias racistas y fascistas del mismo estado hacia sus vecinos: Las reducciones Mapuches.
Otros
terrenos, en grandes extensiones, están en manos de grandes empresas, como las forestales en Chile. Solo dos
grupos económicos tienen dos
millones de hectáreas. El fenómeno de la globalización en el sector forestal, ha agudizado aún más los conflictos territoriales entre
comunidades Mapuche
y compañías forestales, principalmente a causa de los impactos negativos que
dicha industria está generando a las comunidades con las plantaciones
industriales en monocultivos de especies
exóticas (pino y ecucaliptus), a lo que se agrega los problemas históricos
acerca de la posesión de las tierras, la presión en los recursos naturales y el
explosivo crecimiento del sector forestal en el territorio ancestral Mapuche,
fijando los límites de sus espacios, y los impactos que esto genera en la
calidad de vida de la gente y sus
ecosistemas (uso indiscriminado de plaguicidas, sequía recursos hídricos,
pérdida suelo agrícolas, pérdida bosque nativo, trasngénicos, perdida medicina
natural y alimentación, etc.).
La agroindustria,
proyectos de la industria inmobiliaria,
proyectos de energía, petroleras y
fracking (Puelmapu), entre otros, son parte de un descontrolado modelo
económico y depredador en los territorios en ambos lados de la cordillera.
La falta de tierras, la destrucción
cultural y ambiental en el ecosistema de las comunidades
hace que muchos se levanten en su autodefensa. Territorialidades Mapuches han despertado para evitar el exterminio, sin
embargo, el poder bruto y de facto de las empresas y ciertos latifundistas,
bajo el fomento, protección y complicidad del Estado chileno y gobernantes reprimen toda movilización mapuche por medio de
los tribunales, policía miliarizada y mercenarios.
Centenares de detenidos, procesados y
condenados; decenas de heridos; miles de movilizados, y ya varios asesinados,
como
Alex Lemún, Zenén Díaz Necul, Matías Catrileo, Jaime Mendoza Collío, Víctor
Mendoza Collío, Camilo Catrillanca, entre otros, son el saldo de la brutalidad Estatal para responder a la protesta social en Chile. El
estado argentino, por su parte, es responsable de tres asesinatos en los
últimos años: Santiago Maldonado, Rafael
Nahuel y Elías Garay, este último, en noviembre de este 2021.
Los estados, no han sido capaz de replantearse y reparar mínimamente siquiera, los derechos del Pueblo mapuche, particularmente con respecto a las Tierras antiguas, un derecho irrenunciable.
POLÍTICA DE ESTADO DEBE
SER PARA REPARAR DERECHOS NO PARA ASESINAR Y REPRIMIR
Reparar Derechos debe ser una política
de Estado y debe ser asumida con urgencia. Con respecto a las
tierras ancestrales varias propuestas han surgido.
·
Desde algunas organizaciones Mapuche, se ha planteado la inmediata necesidad de
Modificación del manual de procedimientos del fondo de tierra, para que se
declaren admisibles los reclamos de tierras ancestrales y un aumento
presupuestario del fondo de tierras y se restituyan con criterios identitarios,
culturales, sociales y tradicionales. Asimismo, que cada accionar del estado en
estas materias se haga de conformidad al estándar internacional de Derechos.
·
Otra, posiblemente complementaria en
Chile, es la propuesta realizada por algunos sectores políticos desde hace algunos
años, incluido el Senador Alejandro
Navarro, sobre expropiación en el sentido que el reglamento del fondo de tierras de Conadi, y su manual
respectivo, impiden a las comunidades indígenas adquirir las tierras usurpadas
por la invasión militar de 1883.
Señala:
“Las
tierras antiguas no están reconocidas en el fondo de tierras de la Conadi y
solo hay vías de hecho para reclamarlas, por lo tanto, deben ser expropiadas”,
agrega también sobre la necesidad de dotar de mayor presupuesto para tal fin.
· La implementación de Normas Internacionales
de Derechos como el Convenio 169 y la Declaración de Naciones Unidas sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas,
debe ser actos de buena Fe, de transparencia y respeto en Derechos Humanos. La
obligación del Estado de consultar, el Derecho a la participación y el
consentimiento libre, previo e informado deben ser garantías absolutas dentro
del ordenamiento jurídico, político y administrativo de este País, como,
asimismo, en el cumplimiento y valoración de todos los bloques de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas.
·
Organismos internacionales de derechos
Humanos, en especial de Naciones unidas, han señalado en diversas
recomendaciones impulsar una revisión de la política pública en materia de
tierras indígenas por el Estado, teniendo presente para ello las
recomendaciones del Comité de Derechos
Humanos (2007) y del Relator Especial James Anaya (2009) estableciendo un
mecanismo efectivo para reconocer los derechos de los pueblos indígenas sobre
tierras y recursos naturales basados en la ocupación y uso tradicional,
de acuerdo con las normas internacionales relevantes.
·
La Iglesia Católica, tiene tierras
que son reclamadas por comunidades. Además, entre sus feligreses se
encuentran una lista de “personalidades”
de enorme influencia política en este País y de enorme responsabilidad en
crímenes, represiones y asesinatos contra el Pueblo Mapuche. Más que intermediar hacia lo Mapuche, sería importante que
hiciera gesto restituyendo derechos a las Comunidades por tierras usurpadas y
que están en poder de la iglesia y mediara con aquellos “católicos” que tienen
el control y el poder del estado, de los medios de información. Monseñor Manuel Camilo Vial, afirmó
hace algunos años que el tema indígena
“no es un problema del gobierno sino de todos los chilenos”.
·
Los Medios de Comunicación masivos y
comerciales, son claves en el respeto y defensa de los Derechos Humanos. No
es concebible seguir tolerando en este País, que, ante legítimas reclamaciones
como son las restituciones de Tierras ancestrales,
sigan existiendo montajes y se trate de seguir vinculando a actos de
terrorismos o ideologías foráneas. Los grupos económico controladores de gran
parte de los medios tienen que evolucionar y de una vez por todas, los “tradicionales” del horror, deben
contribuir a la paz social y dar cobertura a los temas de verdadera
importancia, las discusiones y propuestas de fondo. Los atentados a la libertad de expresión y censura en Chile son
grotescos, la reproducción del racismo, la discriminación y la intolerancia en
los medios es escandalosa.
·
Los gobiernos han perdido toda
legitimidad. Han mezclado y contaminado el rol público con el rol pro empresarial de manera corrupta y
sometida. No hay autoridad. De ahí el origen de la criminalización, militarización
y planificadas represiones al Pueblo Mapuche. Debe
terminar. También, deben terminar las prácticas de imposición de nefastos
Proyectos de Inversión en las pocas Tierras
del Pueblo
Mapuche y en las ancestrales
reclamadas, tales como son la expansión de la industria Forestal, Celulosas, Hidroeléctricas, Mineras, Petroleras, Plantas de
aguas servidas, vertederos, entre otras. Cabe mencionar, que una importante
cantidad de Comunidades y referentes Mapuches que hoy se movilizan, han intentado de diversas
formas frente al Gobierno de Interlocutor y hacer presente sus demandas y
propuestas.
Chile y proceso constituyente
Chile vive un proceso constituyente y
este 28 de diciembre, varios escaños convencionales, entre ellas:
Natividad Llanquileo (Mapuche),
Francisca Linconao (Mapuche),
Victorino Antilef (Mapuche) y Alexis
Caiguan (Mapuche williche), Wilfredo
Bacian (Quechua), Isabel Godoy (Colla), entre otros, presentaron una
iniciativa de norma RELATIVA AL DERECHO
DE LOS PUEBLOS Y NACIONES PREEXISTENTES, A LA TIERRA, TERRITORIO, RECURSOS Y
BIENES NATURALES.
La propuesta tiene por objeto abordar el
vacío constitucional histórico en cuanto el derecho de los pueblos y naciones
preexistentes a la tierra, territorios y
recursos, aguas y bienes naturales, espacios sagrados, a la no intervención
militar, garantías de no repetición, restitución y reparación, que da respuesta a la vulneración estructural e
histórica de los derechos de los pueblos y naciones preexistentes al
Estado. Las cinco iniciativas constitucionales del primer apartado se proponen
para ser discutidas en la Comisión sobre
Derechos Fundamentales (Comisión Nº 4).
La propuesta, además, formula dos
iniciativas de normas constitucionales transitorias,
para ser discutidas en la Comisión sobre
Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo
Económico (Comisión Nº5), con el objeto de impulsar a mediano plazo el desarrollo legislativo y de
políticas públicas que materialicen los derechos y garantías propuestos en esta
iniciativa.
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