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AMÉRICA LATINA. NUESTRA AMÉRICA. LA PATRIA GRANDE. ARGENTINA. "EVITA, CORAZÓN BONAERENSE" HOMENAJE A EVITA A 70 AÑOS DE SU MUERTE CON MATERIAL INÉDITO Y MÚSICA EN VIVO. EVITA NOS INSPIRA SIEMPRE. Evita vive en la inspiración de las nuevas luchas de las y los jóvenes, en cada acto cotidiano que nos permite avanzar activamente en la igualdad de oportunidades. Nos explica Alicia Kirchner. Es un auténtico ícono central en nuestra historia y en nuestro presente político y social. Esa luz fuerte e inspiradora que incomoda a algunos mientras transforma realidades para siempre, esa que tanto intentaron apagar, pero no pudieron porque vive en el pueblo. Marcó mi vida, la conocí de muy chica por papá que era muy peronista, diría evitista. Recuerdo que yo dibujaba muchos rostros de mujeres en mis cuadernos y a todas les ponía un collar, me di cuenta con el tiempo que era por el de ella.
Eva marcó
a fuego mi compromiso con las políticas de desarrollo humano. Sin dudas elegí mi carrera gracias a su influencia y me
fui a los 17 años a 2.500km de mi casa en Gallegos a
estudiar Servicio Social en Caritas La Plata. Eran
otras épocas, de mi promoción la única mujer que viajó a estudiar fui yo y ahí
armé un grupo muy lindo de estudiantes, compañeros compañeras que trabajamos
muy fuerte en las prácticas en los barrios. Íbamos a
Ensenada, llevando agua, electricidad, trabajando con los vecinos,
realizando festivales. Cuando me recibí corrían los años
70 y el camino que había elegido iba
despertando mis pasiones, pero también representaba un
riesgo permanente. Con mis compañeros y compañeras queríamos cambiar el
mundo y eso incomodaba, fuimos víctimas del terrorismo
de Estado más cruento, de hechos tenebrosos que
van a estar siempre en mi memoria. En las banderas de quienes ya no están
también está ella. Fui inconsciente algunas veces
y otras no tanto, pero estaba segura que había encontrado
también en la libertad, la participación y en la fuerza de
transformación colectiva la razón de mi vida.
Puedo
identificar su profunda influencia en cada proyecto que emprendí en la Universidad Nacional del Comahue y en los textos que
subrayé en el doctorado de la Universidad del Museo
Social. No deja de sorprenderme, Eva fue
una verdadera revolucionaria con una anticipada visión de lo que hoy
conocemos como Estado moderno y presente, fue
una mujer de altas convicciones e incansable acción. Su
mensaje estuvo y está siempre presente, su mirada federal, la
importancia del abordaje integral, la equidad
territorial, de un Estado presente en los barrios cerca de la gente.
Definitivamente impulsó mi acción irreverente, tal vez innovadora para la época
en la que primaban políticas de escritorio. Como cuando nos instalamos en un
trailer para atender a la gente en el barrio Belgrano de
Río Gallegos. En retrospectiva fue el primer Centro Integrador Comunitario con mesa de
gestión barrial que construimos.
Años después, cuando
me tocó la enorme responsabilidad de ser ministra de Desarrollo
Social de la Nación, conocí de cerca la obra de Eva. Algunas de ellas estaban derruidas y decidimos volver a ponerlas de
pie, potenciar los Juegos Evita, las piletas de los bosques de
Ezeiza, el tren de desarrollo social y sanitario, el complejo turístico
de Chapadmalal, tantas cosas… y otras tantas que construimos desde su
influencia: el programa Argentina Trabaja, el Ellas
hacen, promotores territoriales, los
emprendimientos de la economía social, sin dudas estuvo y estará presente en
cada de entrega de máquinas de coser. A 70 años esta
enorme referente sigue más vigente que nunca en la voz de su
pueblo. Por su defensa y promoción
de los derechos sociales, por su trabajo con la infancia, la ancianidad, los
trabajadores y los derechos de las mujeres,
la inspiración de Eva nunca morirá. Evita, eterna.
* Gobernadora de la
provincia de Santa Cruz. Doctora en Trabajo Social.
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“ELEGÍ
EL CAMINO DEL PUEBLO, ELEGÍ SER EVITA”.
"EVITA, CORAZÓN BONAERENSE" HOMENAJE
A EVITA A 70 AÑOS DE SU MUERTE.
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Por Aram Aharonian | 26/07/2022 | Argentina
Fuente-
Rebelión martes 26 de julio del 2022.
En la
fachada más visible del inmenso Ministerio de Desarrollo Social sobre la
avenida 9 de Julio, las más ancha del mundo, en pleno centro de Buenos Aires,
hay un enorme mural luminoso del rostro de Evita, que fuera inaugurado por el
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2011,
quizá para que la gente no olvide quién fue y qué significó para los
argentinos.
Cuando el neoliberal Mauricio Macri
llegó al poder en 2015, los reflectores que iluminaban el mural por las noches
fueron apagados. La figura de Eva Duarte, esposa de uno de los políticos
más importantes de la historia de
Argentina, Juan Domingo Perón, considerada
como “la
abanderada de los humildes”, aún hoy divide a los argentinos.
La
figura, emblemática hasta fines de los 70, fue perdiendo cotidianeidad. Hoy
es para la mayoría de los argentinos una
heroína sin
par en la historia argentina y también es blanco de los peores adjetivos peyorativos de las clases
pudientes y los sectores de la
derecha vernácula: todavía hoy no perdonan que los “salvajes” y “negros” trabajadores que llegaron caminando a la capital el 17 de octubre de 1945, para apoyar a Perón, entonces coronel
y ministro de Trabajo, se refrescaran los pies en las fuentes…
Rocío Otero, investigadora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, observó los esfuerzos simbólicos realizados por ámbitos y grupos de la izquierda peronista para proyectar en esta figura una versión radicalizada del peronismo. En particular, analizó el matiz particular que tomó este esfuerzo simbólico en el caso de la organización guerrillera Montoneros.
Con
la metáfora del «síndrome de Hamlet» trató de poner de
manifiesto un «cuadro
sintomático» en torno a la figura de Eva, que se caracterizó
por un conjunto de percepciones que otorgaron un sentido retrospectivo a la
figura y la acción de esta líder, tendientes
a legitimar y reforzar la idea de
que el peronismo
debía radicalizarse como movimiento
político para no desaparecer y para cumplir
con su misión histórica.
Con
su participación en los actos políticos y en los procesos sociales Eva Perón mostró características de personalidad que fueron decisivas en su conformación de líder. Irradió pasión, temperamento y sensibilidad a través
de su discurso y sus actos.
La
promulgación de la ley que otorgaba en 1947 el derecho y la obligación de votar
a todas las mujeres argentinas fue fruto de
varias voluntades y de intensas
gestiones desarrolladas desde principios de siglo, a la vez que constituyó el punto de partida en el rol público de Eva Perón.
En
su discurso se refirió a las “mujeres de mi Patria”, a
“hermanas mías” y a “mis
queridas compañeras”. Eludió
recordar a los que la precedieron en la
búsqueda del derecho al sufragio, mientras ponderaba el liderazgo del presidente construyó el propio, no solamente por la mención
de los rivales derrotados, ni por hacerlo ante una multitud convocada exprofeso,
sino por medio de la autoimagen de “puente”: nexo entre las aspiraciones del pueblo y las
realizaciones del gobierno
Cuenta
la leyenda que una vez le preguntaron a Christian Dior a
qué reinas vestía y él contestó: «A Evita Perón». El diseñador francés fue quien le recomendó a la «líder de los
descamisados» que luciera el pelo recogido con un chignon
para competir en elegancia con las clases altas bonaerenses de la época. Y ese look creado por Dior lo quisieron imitar muchas mujeres que aspiraron a
ser presidentas en nuestros países…
Pero
no era el rodete, sino la cabeza y el corazón que estaban debajo…
como lo pudo comprobar la ex-Miss Mundo
1981, la venezolana
Irene Sáez. Politóloga, exmodelo y exreina de belleza, fue diputada y alcaldesa del
municipio caraqueño de Chacao y posteriormente gobernadora del estado Nueva
Esparta, siempre de la mano del empresariado venezolano.
En
1998 fue candidata a la presidencia de Venezuela. Su campaña se basó en acabar
con la corrupción, reducir la burocracia y refinanciar la deuda pública.
Durante la campaña recibió el apoyo del
tradicional partido social-cristiano Copei, que estaba en el poder. Para su acto final de campaña se “disfrazó” de Evita, con
rodete y todo. Pero su catastrófica
derrota –que se la achacó al rodete evitiano- se
puede explicar porque ese año Hugo Chávez fue electo
presidente e Irene se fue a vivir a Miami…
El odio a lo popular
El
odio de clases altas y medias fue in crescendo. En
el momento en que Evita murió, a sus 33 años, “hubo gente que brindó y escribió en las calles ‘que viva el cáncer’”,
recuerda Felipe Pigna, escritor de varios libros sobre ella y director de un
documental.
“Cuando quisieron borrarla,
sus enemigos se encargaron de convertirla en un mito, de que fuera inmortal (…) y aunque hoy en día hay más
consenso sobre su importancia, esa tensión se mantiene”, explica el
historiador.
“Conquistas sociales del peronismo” es una frase clave
en Argentina. Se refiere a la red de
asistencialismo creada durante el primer
gobierno de Perón, entre 1946 y 1952, de la mano de Evita, quien figuraba como la cara humana del gobierno de un general.
Entre esas conquistas estaba un amplio
plan de jubilaciones, accesibles sistemas de educación
y salud públicos, una red de
asistencia para los más vulnerables y mecanismos
de defensa de los derechos humanos y de los trabajadores.
De Evita
se recuerdan frases como “nuestra
patria dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus ruinas” y “el
capitalismo foráneo (…) ha podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar
a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos”.
Evita
tuvo un papel protagónico en la vida pública cuando
las mujeres estaban confinadas al hogar. Lideró la campaña para la aprobación del voto femenino y dedicó parte de su gestión a
consolidar derechos de las mujeres y los niños.
Sin
embargo, fue crítica del feminismo de su época,
a cuyas simpatizantes describió así: “Parecían estar dominadas por el despecho de no haber nacido hombres,
más que por el orgullo de ser mujeres”.
Eran
otros tiempos. Su figura no era la de una mujer
emancipada del patriarcado sino la de una madre (de todas y todos):
“Como mujer siento en el
alma la cálida ternura del pueblo de donde vine y a quien me debo”. Pero,
cuidado: Evita fue, al mismo tiempo, transgresora y rebelde, lo que traducido al lenguaje
gorila (de clase media alta, de la iglesia, de los militares) sería “resentida social,
trepadora y manipuladora”.
Es
imposible saber qué diría Evita sobre los
debates de género de hoy, pero las tensiones que manifiesta en sus memorias, La
razón de mi vida, son en realidad las mismas que
dominan hoy el debate de género, pero expresada 70 años antes.
No
se habían cumplido cinco años desde que aquel 4 de junio de 1946 había asumido Juan Perón la
presidencia, cuando comenzó
a gestarse una inédita movilización popular: la central sindical CGT hizo un planteo
oficial a Perón para proclamar la candidatura
de Evita a la vicepresidencia de la nación. Las mujeres
votarían por primera vez en la historia del país.
El
22 agosto de 1951, centenares de miles de
personas se congregaron en el Ministerio de Obras
Públicas, para proclamar la fórmula Perón-Perón…
pero hubo que esperar hasta el 31 de agosto cuando habló Evita por cadena de radio y televisión y anunció su
“irrevocable decisión”.
“Compañeros, quiero
comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar
al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme
en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto (…)
La felicidad del pueblo, se concreta en el bienestar de trabajadores y en la
dignificación de los humildes y en la grandeza de la patria que Perón nos ha dado y que todos debemos defender como la
más justa, la más libre y la más soberana de la tierra.
“No tenía entonces, ni tengo
en estos momentos, más que una sola ambición personal: que de mí se diga cuando
se escriba este capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón
una mujer que se dedicó a llevarle al
presidente las esperanzas del pueblo, que Perón
convertía en hermosas realidades y que a esta mujer
el pueblo la llamaba cariñosamente Evita. Nada
más que eso. Evita quería ser cuando me decidí a
luchar codo a codo con los trabajadores y puse mi corazón al servicio de los
pobres, llevando siempre como única bandera el nombre del general Perón a todas partes”.
Walter
Benjamín supo decir que “ni
siquiera los muertos estarán seguros si el enemigo vence”, una definición
que explica el extraordinario cuento Esa
mujer, de Rodolfo Walsh (1966) que hace de la literatura un artificio político donde sin nombrar pone en el centro a un cadáver cuyo nombre estaba proscripto.
En
el cuento, construido como una ficción y no como
una denuncia, pone de relieve la proscripción de un nombre, la desaparición de un símbolo, el
cadáver de Evita, el intento de borrar del mapa a un movimiento que
concitó la adhesión de los trabajadores.
El
símbolo de una Evita combatiente forjó no solo a
las generaciones de la resistencia contra las dictaduras
sino a aquellas que luego del Cordobazo (1969), nutrieron
la Juventud Peronista y reivindicaban una Evita montonera.
“Volveré y seré millones”, la frase que el mito popular le atribuye a la voz de Eva Perón, son parte de un poema que José María Castiñeira de Dios escribió tiempo después de aquel dolor del 26 de junio de 1952: “Toda mi vida es un río, que anda rodeando la tierra, con ese pendón de guerra, que sólo al Pueblo confío. ¡Mi Pueblo, este signo mío, este amor sin más razones! Presa entre sus cerrazones, y porque soy libre y fuerte, yo volveré de la muerte. Volveré y seré millones”.
El último discurso de una Eva Perón muy enferma, ya, fue el primero de mayo de 1952, dirigido a los trabajadores, a
“mis queridos
descamisados: “No
nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota oligárquica y traidora de los vende
patrias que han explotado a la clase trabajadora, porque nosotros no nos vamos
a dejar explotar jamás por los que, vendidos por cuatro
monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras; entregan al
pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus
conciencias”.
“No hay grandeza
de la Patria a
base del dolor del pueblo, sino a base de la felicidad del pueblo trabajador. (…)
Antes de terminar, compañeros, quiero darles un mensaje: que estén alertas. El enemigo acecha. No perdona jamás que un argentino,
que un hombre de bien, el general Perón, esté
trabajando por el bienestar de su pueblo y por la grandeza
de la Patria. Los vende patrias de dentro, están también en acecho para
dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos
el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos
invencibles porque somos la patria misma”.
A
pesar de su muerte prematura debido a un cáncer de cuello uterino, Evita supo vivir su vida intensamente, y
su legado perdura hasta hoy día. Nacida en la localidad argentina de Los Toldos –aunque
algunos historiadores apuntan a que su nacimiento fue en la ciudad de Junín– en 1919, Eva
Duarte de Perón, la que llegó a
Buenos Aires para ser actriz, se
convirtió en una referente de movimientos sociales mundiales, que perdura en el tiempo
A
la temprana edad de 33 años, fallecería Eva Perón, el
26 de julio de 1952, hace 70 años. Entonces,
la Central General de Trabajadores
declaró tres días de paro y el gobierno
estableció un duelo nacional de 30 días. La procesión de su cuerpo fue seguida por
más de dos millones de personas, y su paso por las calles recibió una lluvia de flores arrojados desde los balcones
cercanos.
Su
cuerpo, embalsamado y mantenido en exposición, fue secuestrado cuando los
militares, de la mano de la oligarquía, derrocaron a Perón en 1955, haciendo desaparecer
el cadáver durante 14 años. “Santa Evita”, se llamaría el libro
de Tomás Eloy Martínez que narra su vida y la historia de la
desaparición de su cadáver, y que ahora se convertirá en película.
Su legado, en cambio, no pudieron secuestrarlo.
*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster
en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración
Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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