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AMERICA
LATINA. NUESTRA PATRIA GRANDE. ECUADOR: BAJA LA GASOLINA Y LA UREA RECIBIRÁ UN
SUBSIDIO DEL 50% FIN DE LA CRISIS EL DIALOGO FORTALECE LA
DEMOCRACIA. Duplican Presupuesto en EDUCACIÓN INTERCULTURAL y Declaran en Emergencia el Sistema de SALUD. Con la intermediación de la Iglesia Católica también se acordó derogar el secreto
que promovía la actividad petrolera en la Amazonía
ecuatoriana y frenar las concesiones mineras en áreas naturales protegidas. El Gobierno de Ecuador y el movimiento indígena firmaron este
jueves un acta que puso fin a las protestas por la carestía de la vida,
en la que se recoge un acuerdo donde el Ejecutivo acoge
parcialmente las demandas que motivaron una movilización que duró 18 días.
EL
ACUERDO se logró gracias a la mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que mantuvo
conversaciones con ambas partes hasta alcanzar diversas
concesiones por parte del Gobierno, aceptadas por el movimiento
indígena. La firma peligró unos instantes cuando parte de los miembros del movimiento indígena se mostraron en desacuerdo con los
puntos aceptados por sus dirigentes, lo que hizo suspenderse el acto por cerca
de una hora hasta que finalmente hubo consenso y se
pasó a la suscripción del documento.
EL
PUNTO más polémico entre los indígenas era la rebaja en 15 centavos de dólar de los combustibles subsidiados, pues su demanda
original era de 40 centavos. A ello se añadió el
compromiso del Gobierno de derogar un decreto que promovía la actividad
petrolera en la AMAZONÍA y de frenar las
concesiones mineras en áreas naturales protegidas, zonas intangibles, áreas de recarga hídrica y territorios ancestrales de pueblos
indígenas.
EL
EJECUTIVO también había aprobado en días anteriores condonar
a familias campesinas deudas vencidas de hasta 3.000
dólares, reducir los intereses de los créditos vigentes, subsidiar hasta
en un 50% el costo de la urea, aumentar de 50 a 55 dólares un bono para familias en vulnerabilidad,
duplicar el presupuesto de la EDUCACIÓN INTERCULTURAL y
declarar en emergencia el sistema de SALUD.
EL
RESTO de los diez puntos del pliego de demandas del movimiento indígena se tratará en
mesas de trabajo, como la condonación de deudas de hasta 10.000 dólares, el
control de precios de productos de primera necesidad y la no privatización de
empresas estatales. A cambio del cese de las protestas,
el Gobierno se comprometió a derogar el nuevo estado
de excepción decretado el miércoles en cuatro
provincias del país donde se concentraban varios
episodios de violencia y desabastecimiento de productos
de primera necesidad como combustible y oxígeno medicinal.
PLAZO
DE 90 DÍAS. El acta fue suscrita en representación del
Ejecutivo por el ministro de Gobierno Francisco Jiménez y por parte del
movimiento indígena por LEONIDAS IZA, presidente de la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). Pablo Raúl,
viernes 1 de julio del 2022.
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VICTORIA
DEL PARO NACIONAL EN EL ECUADOR.
*****
Por Edgar Isch López | 01/07/2022 | Ecuador
Fuente Rebelión viernes 1 de julio del 2022.
El paro nacional
en el Ecuador, el
cual concluyó el jueves 30 de junio, se presenta como una lucha por los derechos
colectivos de pueblos y nacionalidades y como un nuevo enfrentamiento popular
contra las políticas neoliberales.
Varios son los temas que, en algún
momento, deberán considerarse para un balance general. Por
lo pronto se puede ver movimiento en la fuerza, organización y expresión de las distintas fuerzas
sociales, lo que deja prever que las contradicciones presentes adoptarán condiciones nuevas y
diversas. La lucha de clases y por
los derechos de pueblos y nacionalidades tiene larga historia y continuará en
adelante.
Dentro de muchos aspectos de interés
vale la pena considerar algunos que se mencionan a continuación, sin
que el orden en que se presentan implique alguna jerarquía. Se trata de
aquellos aspectos en los que han estado presentes a lo largo de los ya 18 días de Paro Nacional que obligan al gobierno a
sentarse y ceder.
La brutal represión
El presidente se presenta en traje
militar el domingo 19 de junio en clara señal que acompañará sus expresiones
públicas y de los ministros más afines y a la derecha. La
represión sería una tónica.
Al momento se reconoce cinco muertos entre los manifestantes, con un caso que
puede ser de ejecución extrajudicial de acuerdo con el criterio de destacadas
organizaciones de Derechos Humanos. Hay también un muerto de
las filas militares, de origen campesino, en un caso que amerita
investigación por las versiones tan distintas que se presentan. Seis personas cuyas vidas han sido cortadas
por la falta de solución al paro y seis familias que guardarán estos días en su
memoria.
Los enfrentamientos han sido fuertes en
algunas ocasiones y lugares. Por un lado, se puede decir en general
que cuando no se presentan fuerzas
policiales o militares con órdenes de detener las marchas, estas han sido pacíficas y han escuchado
los llamados de sus dirigentes de evitar
cualquier acción que pueda desprestigiar la lucha; por otro, se ha reprimido de maneras no vistas
ni siquiera en el levantamiento de 2019 por
el que hay miembros del gobierno de entonces acusados de crímenes de lesa humanidad,
llegando a invadir y tomar la Casa de la Cultura, atacando a las
universidades que actuaron como centros de refugio y de paz, agrediendo a personas indefensas.
El propio representante de la Policía,
por ejemplo, señaló que un antecedente a la quema de dos Unidades de Policía
(UPC) fue que, en medio de la represión a una comunidad en
horas de la noche, circularon noticias falsas sobre la muerte de un niño y que
la población enardecida reaccionó. No se trata de acciones planificadas y menos
de “guerrilla
urbana”, sino de reacciones humanas y
colectivas que no pueden entenderse al margen del hartazgo que tiene la gente
frente a los poderes del Estado y
quienes ejercen autoridad desoyendo las demandas populares.
Desde que se arrestó a Leónidas Iza, presidente de la CONAIE, cada expresión de este tipo unificó más a las fuerzas
populares y elevó la lucha. Las acciones desarrolladas en todas
las provincias del país fueron sumando también
participantes con sus propias agendas y reclamos, como los transportistas
en varios lugares, pero siempre reclamando que los largos y numerosos diálogos anteriores no han sido respetados por el
gobierno.
La violencia policial y militar, de la que hay testimonios y filmaciones numerosas, llevó a que se hable de predisposición a una masacre el número de heridos y sus condiciones habla que el número de víctimas mortales podría ser mayor y si los violentistas del gobierno continuaban con sus planes, la situación del país podría agravarse aún más.
El gobierno negocia y tiene que ceder
Estas condiciones, en las que la lucha
crecía y la economía se paralizaba, demostrando que el
gobierno no podía controlar la situación ni
detener las protestas, se sumaron al
desprestigio y debilidad política del gobierno, que lo estaban llevando a
un callejón sin salida.
Por ello, Lasso realizó
anuncios de respuesta a las demandas populares que se concretaron en: aumentar
el bono de desarrollo humano a $55;
declarar en emergencia el sistema de
salud pública; duplicar el presupuesto a la educación intercultural;
subsidiar hasta el 50% el precio de la
urea a pequeños y medianos productores; BanEcuador condonará todos los
créditos vencidos hasta $3000; crédito
agrícola de hasta $5000 al 1% y 30 años plazo; no habrá alza del diesel, del gas y
de la gasolina extra y ecopais; no habrá ninguna
privatización de servicios públicos y sectores estratégicos.
Aunque insuficientes y sin definiciones
operativas, conformaron las primeras victorias del paro.
Poco más adelante, el gobierno decide bajar 10 centavos de dólar al galón de diessel y
gasolinas extra y ecopaís; también sacar a la venta un aceite de
cocina para sectores populares con un precio 20% menor, aunque no se señalan las características del producto. Nuevamente, amplios sectores de la
población salen beneficiados del paro.
Por ello, viendo un voto contrario desde
la Asamblea ante el primer decreto de estado de emergencia, lo cambió, luego de un “borrador” que ya había sido
firmado en el que se proponían controlar el internet y las redes sociales.
Esta jugada le permitió mantener la emergencia para el uso de la represión, pero sin
embargo tuvo que frenar otras propuestas
neoliberales.
Luego, en idas y retrocesos, se vio
obligado a sentarse a negociar con las dirigencias indígenas (CONAIE, FEINE y
FENOCIN), aceptando que se transmita
su realización por medios seleccionados por los indígenas: medios comunitarios y solo dos cadenas comerciales.
Quienes miraban estas reuniones no podían sino reconocer la argumentación popular.
Si
bien se debatía también en la Asamblea
Nacional la posible destitución del presidente, este no era un punto
nuclear porque se conocía que no habría los votos suficientes (se lograron 80
de un mínimo de 92 requeridos). Sin
embargo, es una prueba más de debilidad política del régimen y de los escollos
que tendrá en los tres años restantes al pretender ejercer su rol de
co-legislador.
Ya en la mesa, en la primera sesión el
gobierno realiza nuevos ofrecimientos que, aunque importantes, no abarcaban una
parte esencial de los planteamientos. La negociación, para el
siguiente día quedó trunca por decisión de la presidente justificada por la
muerte de un militar en la Amazonía ecuatoriana.
La evidencia de que el paro continuaba e iba a tomar nueva fuerza, más la mediación de la Iglesia Católica, le llevó a aceptar la continuación de la negociación. Tuvieron también que dejar en el aire el discurso que pretendía desconocer al principal dirigente indígena y centrarse con él como legítimo representante de la CONAIE.
En esta
última reunión, del jueves 30 de junio, que
permitió el levantamiento del paro, se ratificó un conjunto de nuevas
victorias:
Una reducción adicional de 5 centavos
(total 15 centavos) al Diesel y las gasolinas extra y ecopaís.
Frenar el proceso especulativo.
La derogatoria del Decreto 95 (política
petrolera).
Reformas importantes al Decreto 191
(política minera).
Realizar correctamente la consulta
previa a las comunidades y pueblos y nacionalidades indígenas.
Reformar la ley para que se distribuyan
mayores recursos petroleros en la Amazonía, desde donde se extrae el recurso.
Los comparecientes acuerdan instalar una
mesa de dialogo con presencia de los garantes con una metodología dentro de los
siguientes 90 días.
Los resultados, si se suman,
son muy importantes y demuestran que la represión no fue suficiente para darle
iniciativa política al gobierno, que la perdió en medida que crece el rechazo
social notorio en el creciente grito nacional: “Fuera, Lasso”.
El neoliberalismo en cuestión
Ya en la
primera sesión de negociaciones el gobierno aceptó derogar el Decreto 95 mediante
el cual se expidió una política petrolera entreguista, privatizadora contraria a los
pueblos y derechos de la naturaleza, que ampliaba la frontera petrolera. De
manera similar, aunque no acepta derogar el
Decreto 151 sobre
el sector minero, se comprometían a
realizar cambios que impliquen alguna protección de derechos y territorios.
También el gobierno se comprometió
además a renunciar al uso de “situaciones extraordinarias” para extraer recursos
naturales en áreas protegidas, intangibles y de protección hídrica, así como a
no aprobar nuevos proyectos minero-energéticos en esas áreas.
Estas medidas, resultantes del paro y
los 10 puntos de lucha, son un freno
muy importante al extractivismo y la dependencia económica del país. Son un golpe a
los dictados del FMI y las
condiciones de la deuda externa. Es un
reconocimiento que hay otra política posible, que el país y sus pueblos no
están condenados a vivir el neoliberalismo.
Son, además, reconocimientos de que el
paro tenía motivos, argumentación y posibilidad de convertirse en política pública. El discurso de que solo se trataba de un
dirigente buscando la caída del régimen (cosa que no estaba en los diez
puntos), se muestra como una noticia falsa que se repite con ventilador. Cada uno de los diez puntos engloba
propuestas y salidas desde una perspectiva popular y en defensa de la soberanía
nacional.
Esto no implica que la línea neoliberal se deje de lado. Principalmente el decreto 457 de “Lineamientos para la optimización del gasto público”, con fecha 18 de junio de 2022, incluye la supresión de empleos públicos, eliminación de vacantes y la terminación de contratos y nombramientos provisionales y la posibilidad de aumentos en los precios de servicios públicos. Política con víctimas y contradicciones visibles.
La mentira como arma de destrucción masiva
Es interesante preguntar a quiénes son
testigos de las manifestaciones sobre lo que se presenta en la gran prensa
nacional. Su descontento e indignación es total.
Esto sucede porque, si se compara el
discurso gubernamental y el de la gran prensa, es prácticamente el mismo. La intención de desprestigiar las acciones
populares está en la manera en la que se dicen los ataques (vándalos,
violentos, manipulados), lo que se calla (el grueso de casos de represión
injustificada, los gritos racistas de los gobiernistas) o que se dice a favor de quienes, a nombre de
paz y trabajo, demanda persecución, cárcel y muerte.
La mentira, la verdad parcial, la manipulación de la noticia, la calificación basada
en prejuicios, seguro dan para escribir manuales de cómo no debe actuar
una prensa que se dice independiente.
Muchos son los que han caído en esas
trampas, que no tienen información suficiente, pero no son tantos como
quisiera el poder. Tanto, que nada sube
la credibilidad de este gobierno que en el mes pasado estaba en el 11%.
Duro ha sido el trabajo de los medios
alternativos, comunitarios o más apegados a la tradición del buen periodismo.
Pero, a la vez, se han convertido en fuente de información y conocimiento de múltiples
sectores sociales que desean saber la verdad. Esto junto a videos aficionados y mensajes cortos
que han circulado por redes sociales diversas.
En la diferencia hay lecciones
aprendidas por los sectores populares sobre el rol de los medios de comunicación, la
necesidad de contar con formas propias
de comunicación y de desconfiar pidiendo
pruebas creíbles de lo que se dice. Sería muy positivo que se refuerce esa
comprensión.
¿Quién financia la lucha?
Un dicho popular
dice que “cada
quién juzga según su condición”. Por ello, cuando el Ministro de Defensa salió a señalar que
tras las manifestaciones estaba el
narcotráfico, en las redes sociales
muchos le preguntaban cuál era su fuente. El recuerdo de que la embajada norteamericana señaló que
había “narcogenerales”
en la fuerza pública, está fresco y, además, sin que haya una investigación
concluyente.
De modo que hablar de dinero del
narcotráfico, sin la más mínima prueba o siquiera razón de duda, se
presenta como un intento de desprestigio de la lucha social. Ya sabemos que mentiras de este calibre se han multiplicado desde los
mediados del siglo pasado cuando
pretendían que la izquierda se alimentaba “del oro de Moscú”. Sin embargo, no descansan en
ese tipo de acusaciones que, de
tanto repetirlas, esperen engañen a los
ingenuos.
La verdad pura y simple, visible y practicada por miles y miles, es que la solidaridad se convierte en herramienta poderosa de los pueblos. Los indígenas y campesinos que se han movilizado lo hicieron con sus propios medios y luego fueron contando con el apoyo desinteresado de miles y miles. “Ya que no puedo salir a las marchas, algo debo hacer”, decían muchos. Y así, en diversas ciudades y particularmente en Quito, la gente reunía en su organización, su familia o su barrio, alimentos y bienes que se incluían en listas de lo necesario.
En las
universidades, convertidas en refugios de paz, condición que no respetó
la represión, personas de diferentes barrios, estudiantes y docentes organizan
la alimentación, su distribución. Igualmente, y con presencia
destacada de organizaciones que trabajan
en la defensa de los derechos de la niñez, se los cuidó, con jóvenes que les hacían jugar y acompañaban
actividades educativas. En la Universidad Central, en la noche de 24 de junio, como
si fuera un juego para que no se asusten, debieron cambiar de lugar de
alojamiento.
La salud socialmente cuidada. Voluntarios
salubristas han atendido en los centros de refugios y a los agredidos en la
calle, incluyendo a policías cuando ha sido necesario.
Sin embargo, han denunciado varios momentos en los cuales las fuerzas policiales han atacado a los voluntarios a pesar de
los uniformes y las banderas blancas.
El pueblo financia al pueblo. Los banqueros y las grandes empresas
financian sus intereses. Por ello, el vicepresidente sale a entregar paquetes de
productos a los militares ubicados alrededor del palacio de gobierno, agradeciendo a uno de los grupos
monopólicos por la entrega. Para la Policía,
pidieron igual reconocimiento. Pretendieron
dar la impresión de que no cobran un sueldo del presupuesto público o que son héroes. Categoría muy alta para aquellos que se involucran en acciones
represivas de la peor especie.
La fuerza pública como actor político
Sin pretender que sean los
únicos síntomas, revisemos dos escenas para pensar:
La primera, cuando el Ministro de
Defensa se presenta con sus comandantes
y en traje de campaña repitiendo el discurso contra el terrorismo y anunciando
su disposición a usar la violencia para defender al Gobierno. Esto a pesar de que legalmente no deben actuar en política y de que la
Constitución no les da el carácter
de “garantes” de la democracia,
cosa que sí hacían las anteriores.
La segunda, el viernes 24 de junio
fuerzas policiales participan en una marcha de la derecha que prendidamente llamaba a la paz en medio de
gritos racistas. Su presencia organizada, en días de represión, era aplaudida, incluyendo jóvenes mujeres policías
festejando sobre un carro antimotines.
Son más que gestos. Se trata de una participación descarada en el mundo de la política. Los altos mandos, con una orden.
La radicalización de la
derecha
La represión y el accionar de la fuerza
pública se complementaron con la activación de la extrema derecha portando un
racismo sin límites y el llamado a “matar a los indios” para que “salgan de
la ciudad” y “se queden en el campo”.
No es primera vez que esto se presenta,
pero hay signos diferentes que deben ser analizados,
como: se han presentado de manera más
frontal y abierta, pretendiendo justificar su racismo y
dar un toque de “análisis” a sus dogmas
neoliberales y etnocentristas;
han pretendido argumentar para las
llamadas clases medias; sus discursos han formado parte de la política comunicacional de
grandes medios ante el paro.
Un aspecto socialmente
peligroso es que existen denuncias de como en varios puntos han usado
armas de fuego y disparado contra
los manifestantes, acompañado por una descarada vinculación de la policía en su
marcha, calificada como “por la paz”, mientras gritaban consignas racistas de
odio.
Este nivel de agresividad se expresa
también en el descontento ante lo realizado por el gobierno.
Para este sector, la salida era represión y más represión, más arrestos (hay al menos 150), más juicios penales (hay cerca de 300 personas bajo acusación), más terrorismo de Estado.
En suma: las contradicciones
crecen
La victoria popular
tras 18 días de paro no implica un punto final en la lucha social. En
las particulares condiciones del
Ecuador, es un capítulo por un gobierno popular. Si la unidad crece y se
estructura organizativamente, las esperanzas de alcanzarlo se materializarán en un plazo
menor.
Mientras tanto, las organizaciones indígenas se alistan a la vigilancia
para lograr el cumplimiento de los acuerdos. Demandaron un diálogo con resultados, distinto a los anteriores y
por ello no podrán hoy ser burlados.
La victoria es indígena y
popular, económica, política e ideológica y ello da base para profundizar la
lucha popular en esos mismos planos.
* Académico y ex ministro de Medioambiente
de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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