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AREQUIPA PERÚ. 1900. ELECCIONES
MUNICIPALES. LEAN lo que pasó en Arequipa y hoy en BRASIL. Investigación a ser
publicado este fin de semana. Pablo Raúl Fernández Llerena.
La anulación de las
Elecciones Municipales y la
burla al Derecho Democrático
de este pueblo de elegir a sus propias autoridades ediles, originó que
violentamente se manifestara los siguientes acontecimientos:
1.- El gobierno nombró junta de
notables para hacerse cargo del municipio.
2.- El clero con el apoyo de las clases
dominantes transformó silenciosa e hipócritamente una lucha política en “una guerra religiosa”,
con el fin de aprovechar el sentimiento religioso del pueblo y
manipularlo en contra de los liberales.
3.- Sin embargo, el pueblo comprendió
el juego sucio y artero y en
violentos enfrentamientos cuestionó
la irresponsabilidad del Gobierno, se unificó y
cohesionó en torno a sus grandes caudillos.
Las expresiones del diario El Deber da muestra palpable de lo afirmado, la misma
que se complementa con las manifestaciones del Dr.
Mostajo, cuando dice:
“En las elecciones Municipales de 1900 se produjo una tremenda lucha
armada y el pueblo empujó a su frente al Dr. Mariano
Lino Urquieta que no era precisamente el jefe de la Liga, pero si
formaba parte del grupo y era uno de los miembros más prestigiosos. Cómo digo
se produce una especie de guerra civil y los conservadores, amparados por las autoridades de la
época impidieron la terminación de los comicios
edilicios. El último día de la batalla callejera, el pueblo que ya había
proclamado a Urquieta su caudillo, fue a sacarlo
de su domicilio en el Parque Bolognesi, Urquieta
al sentir que el pueblo lo rodeaba en el trance fervorosamente, adquirió
conciencia de su fuerza, asumió resuelto el primer puesto, imprimiendo al
movimiento agresividad y audacia. La torpeza de los conservadores había convertido
una lucha municipal en una contienda religiosa…”
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GANÓ
LULA. LECCIONES QUE APRENDER.
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Por: Víctor
Caballero Martin.
OTRA
Mirada Lima jueves 3 de noviembre del 2022.
Imposible dejar de
lado la reflexión necesaria sobre este histórico
triunfo de Lula en Brasil. Fue un triunfo
ajustado (menos de 2.0% de diferencia) pero
victoria al fin que derrotó a la ultraderecha que
representaba Bolsonaro y que usó todo el poder
del Estado y el poder religioso
Saquemos
conclusiones de esta victoria que es de todos los demócratas y de la izquierda
continental.
Lula
ganó porque supo leer mejor lo que los brasileños
percibían como el peligro principal: la intolerancia, intimidación y liquidación
de los derechos democráticos de los ciudadanos. Para vencer a semejante amenaza del
Bolsonorismo se requería de una amplia alianza
democrática. Lula lideró ese movimiento democrático que demandaba más democracia, más inclusión
social, más respeto y entendimiento entre
brasileros. Brasil había retrocedido
peligrosamente en la lucha contra la pobreza y el hambre. De
tal manera que se debe concluir que no es la izquierda la
que ha ganado Brasil, es una alianza democrática liderada por la izquierda,
en este caso por Lula da Silva, lo que,
posibilitado tal triunfo, una alianza cuyos
aliados principales ha sido los partidos del centro democrático,
quienes le han dado credibilidad y votos.
No obstante, la amenaza más peligrosa en estas elecciones ha provenido de los fundamentalismo religioso - evangélico y católico – que trataron de convertirlo en una guerra religiosa o en una guerra espiritual. Este fenómeno no es nuevo en Brasil. En las elecciones de 2018, el apoyo que Bolsonaro recibió de las iglesias evangélicas fue abrumador, le permitió ganar con holgura; fueron estos grupos los que en estas elecciones trataron de convertir estas elecciones en “una lucha de Dios contra las tinieblas”, “los que asociaban a Lula como alguien que está contra la palabra de Dios”.
La
tarea, por tanto, era formidable. No se trataba de enfrentar a los fundamentalistas religiosos, sino de desacralizar el voto, de dar un contenido ciudadano al voto
sea evangélico o cristiano, respetando su fe, sus creencias, sin que ello signifique lo que Pérez Guadalupe define
como la “confesionalización de la política pública”.
Pero había que dar un mensaje específico a las fieles
de las iglesias evangélicas en el respeto a sus valores
cristianos, así como revalorar el rol de la iglesia católica en su opción por los
pobres.
Después
de todo, el riesgo mayor de la hora presente es lo que Pérez Guadalupe ha denominado “el
nuevo ecumenismo” en donde evangélico neo
pentecostales aliados con los sectores conservadores
de la iglesia católica, tratan de imponer una agenda conservadora en el Congreso
y en el Ejecutivo. Recordemos sino lo que
sucedió con la campaña de los grupos “Con mis hijos no
te metas” promovido por los grupos evangélicos
en alianza con el Opus Dei y el Sodalicium, cuyo
objetivo es convertir el Estado Peruano en un estado confesional.
En fin, ambas
lecciones que nos deja el triunfo de Lula deben
servirnos para repensar la estrategia de la izquierda
de cara al futuro.
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