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"A su vez, la incidencia de la pobreza es mayor en algunos grupos de la población. Por caso, más del 45% de la población infantil y adolescente vive en la pobreza. También es más alta la pobreza en mujeres de 20 a 59 años que entre los hombres en toda la región, y son considerablemente mayores las necesidades entre la población indígena o afrodescendiente. Así, la entidad advierte sobre la necesidad de incrementar los “esfuerzos intersectoriales de política pública”. Esto es sostener vínculos entre el Estado y el sector privado, por ejemplo, en lo referido al financiamiento, y también incorporar perspectivas transversales en el diseño de las políticas, como el andamiaje de género o relacionar “la oferta educativa con la salud, el trabajo y la protección social”, según información oficial.
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UN
TERCIO DE LA POBLACIÓN LATINOAMERICANA ES POBRE.
El último informe de la CEPAL
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El 32,1
por ciento de la población de América Latina y el Caribe, es decir unos 200 millones de personas, viven en la pobreza, según el último informe de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe. CEPAL.
Informe CEPAL. Noviembre 2022.
Por Mara Pedrazzoli.
Página /12 jueves 24 de noviembre del 2022.
El 32,1% de la población de América Latina y el Caribe, es
decir unos 200 millones de personas, viven en la pobreza, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (Cepal). El reporte alertó sobre “una crisis silenciosa en la educación” que
afecta a las nuevas generaciones y profundiza las desigualdades
previas. Además, señaló que es un
momento para “políticas
transformadoras, inclusivas y audaces”.
“Hay que evitar el riesgo muy real de tener una generación
perdida en América latina”, subrayó José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo del
organismo, en la presentación del informe anual Panorama Social 2022. El documento reitera que el cese de la presencialidad en pandemia
agudizó las desigualdades
educativas de la población estudiantil y
que si antes preocupaban los resultados de aprendizaje
ahora preocupa la finalización de los estudios.
El organismo instó a
los países a "invertir decididamente"
en educación,
porque si bien dicho gasto sobre el PIB
de Latinoamérica es 4,1% y no es
demasiado diferente del dato para los países de la OCDE (4,9%), el destino de las
magnitudes diverge.
“El gasto en educación por nivel educativo es 5,7 veces la cantidad por estudiante de América Latina y el Caribe en primaria, 5,3 veces en secundaria y 6,1 veces en educación terciaria”, especifica.
La extrema pobreza en la población infantil.
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A su vez, la incidencia de la pobreza es mayor en algunos
grupos de la población. Por caso, más
del 45% de la población infantil y adolescente vive en la pobreza. También es más alta la pobreza en mujeres de 20 a 59
años que entre los hombres en toda la región, y son considerablemente
mayores las necesidades entre la población
indígena o afrodescendiente.
Así, la entidad advierte
sobre la necesidad de incrementar los “esfuerzos
intersectoriales de política pública”. Esto es sostener vínculos entre el Estado y el sector privado, por ejemplo,
en lo referido al financiamiento, y también incorporar perspectivas transversales en el diseño de las políticas, como
el andamiaje de género o relacionar “la oferta educativa
con la salud, el trabajo
y la protección social”, según remarcó
Salazar-Xirinachs.
Vaso medio lleno o medio vacío
Si bien la región no logra reducir
la pobreza y la pobreza extrema (indigencia) a los niveles de antes de la pandemia, tampoco
los ha incrementado. Según surge la publicación de Cepal, la tasa de pobreza pasó de 32,8
en 2020 a 32,3
en 2021 y 32,1 en 2022, pero si se compara con
años de bonanza como fue 2014 para la
región, el índice de pobreza llegaba
al 27,8%. Asimismo, en 1990 la tasa de pobreza era 51,2.
Algo similar ocurre con la tasa de
indigencia que se mantuvo en 13,1 entre 2020 y 2022, pero en 2014 era
del 7,8% y en 1990
se ubicaba en 15,5.
Las
tasas de pobreza e indigencia se incrementaron
en 2 puntos luego de la pandemia,
pero esta pequeña cifra equivale a millones de personas.
Según sus estimaciones, poco más de un tercio de la población de América latina está en riesgo de pobreza en 2022,
lo cual arroja un total estimado
en 201 millones de personas y un incremento en 15
millones respecto de los niveles previos a la pandemia. En tanto las personas
en riesgo de indigencia alcanzan los 82 millones, lo cual representa un aumento de 12 millones respecto de 2019.
Además, confirma la Cepal, son datos que no se registran desde hace 25 años, es decir desde finales de la década del 90, de modo que representan “un retroceso” para la región.
No tan mal en comparación
Todos los países de la región mostraron este mismo comportamiento:
un aumento de las tasas de pobreza e indigencia en 2020 y un retroceso
en 2021, excepto Brasil. Allí la
información indica una caída en 2020,
tanto de la
pobreza como de la indigencia,
y un aumento en 2021. Los
aumentos en 2021 de 6 puntos
porcentuales en la pobreza y 3,2 en la pobreza extrema superaron considerablemente las
disminuciones registradas en 2020.
En el caso de Argentina, si bien los datos
no son estrictamente comparables, la
población pobre creció
en cerca de 1 millón de personas entre el segundo semestre de 2019 e igual período de 2022. La tasa de pobreza fue 36,5 y la de indigencia
8,8 por ciento, equivalentes a unas 17 millones y 4
millones de personas, respectivamente.
En la comparación regional, Argentina se encuentra cerca
del promedio respecto de la tasa de pobreza,
pero muy debajo para el caso de la indigencia. Honduras, México,
Bolivia y El Salvador tienen los peores
indicadores.
Una coyuntura inédita
El secretario ejecutivo de la Cepal sostuvo que la
coyuntura económica es "extraordinariamente
dura" debido a la sucesión de varias
crisis que configuraron un escenario de “volatilidad e incertidumbre”.
Entre los motivos que explican la
continuidad de la crisis social instaurada
en pandemia, la entidad destaca la desaceleración
del crecimiento económico, la dinámica
del mercado de trabajo y la inflación.
Pronostica un 2023 con recesión en Estados Unidos y
en la Unión Europea, y desaceleración en el resto del mundo. A su vez, la dinámica
laboral en la pospandemia se caracteriza por un incremento de la informalidad en Latinoamérica que
daña los ingresos y calidad del empleo.
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