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“La
economía de la oferta moderna y el Nuevo Consenso de Washington combinan la política económica nacional e internacional
para las principales economías capitalistas en una “alianza de los dispuestos”. Pero este
nuevo modelo
económico no ofrece nada a aquellos países que
enfrentan niveles de deuda crecientes y costos de servicio que están llevando a
muchos a la mora y la depresión.
El Banco Mundial
informó esta semana que el crecimiento
económico en el Sur Global fuera de China caerá del 4,1 % de 2022 al
2,9 % en 2023. Golpeados por la alta inflación,
el aumento de las tasas de interés y los niveles récord
de deuda, muchos
países se estaban empobreciendo. Catorce
países de bajos ingresos ya corren un alto riesgo de sobreendeudamiento, en comparación con solo seis en
2015. “Para
fines de 2024, el crecimiento del ingreso
per cápita en aproximadamente un tercio de los EMDE será
menor que en vísperas de la pandemia. En los países de
bajos ingresos, especialmente los más pobres, el daño es aún mayor: en
aproximadamente un tercio de estos países, los ingresos per cápita en 2024 se mantendrán por debajo de los niveles de 2019 en un promedio del 6 %”.
Y no hay
cambios en las condiciones de préstamo del FMI,
la OCDE o el Banco Mundial: se espera
que los países endeudados impongan medidas fiscales
austeras al gasto público y que privatizen las entidades estatales
restantes. La cancelación de la deuda
no está en la agenda del Nuevo Consenso de Washington. Además, como dijo Adam Tooze recientemente, “Yellen buscó demarcar los límites para una sana competencia y cooperación, pero no dejó ninguna
duda que la seguridad nacional supera cualquier
otra consideración en Washington hoy”.
La economía moderna del lado de la oferta y el Nuevo Consenso de Washington son modelos, no para mejorar las economías y el medio ambiente en el
mundo, sino es
la nueva estrategia global para
sostener el capitalismo estadounidense en casa y el
imperialismo estadounidense en el extranjero.
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¿CUÁL ES LA NUEVA ESTRATEGIA
ECONÓMICA ESTADOUNIDENSE PARA
SALVAR SU IMPERIO?
*****
Por Michael Roberts | 16/06/2023 | Economía
Fuente
Rebelión viernes 16 de junio del 2023.
La economía moderna del lado de la oferta y el
Nuevo Consenso de Washington son modelos, no para mejorar las economías y el
medio ambiente en el mundo, sino es la nueva
estrategia global para sostener el capitalismo estadounidense en casa
y el imperialismo estadounidense en el
extranjero.
El mes pasado, el asesor
de seguridad nacional, Jake Sullivan, describió
la política económica internacional
de la administración estadounidense. Fue un discurso fundamental, porque
Sullivan explicó lo que se llama el Nuevo Consenso de Washington sobre la política
exterior de Estados Unidos.
El Consenso de Washington original fue un conjunto
de diez prescripciones de política económica que constituían el paquete de reformas “estándar” promovido
por instituciones con
sede en Washington, DC, como el FMI, el
Banco Mundial y el Tesoro de los Estados Unidos, para los países en desarrollo asolados
por la crisis. El término
fue utilizado por primera vez en 1989 por el economista
inglés John Williamson . Las prescripciones abarcaban el libre mercado, con
políticas como la ‘liberalización’ comercial y financiera y
la privatización de activos estatales. También
implicaron políticas
fiscales y monetarias destinadas a minimizar los déficits fiscales y el gasto público.
Era el modelo de política neoclásico aplicado al mundo e impuesto a los países pobres por el imperialismo estadounidense y sus instituciones aliadas. La clave era el ‘libre comercio’ sin aranceles y
otras barreras, libre flujo de capital
y regulación mínima, un modelo que beneficiaba específicamente la posición hegemónica norteamericana.
Pero las
cosas han cambiado desde la década de 1990, en particular, el surgimiento de China como potencia
económica rival a nivel mundial; y el fracaso del modelo económico internacional
neoclásico y neoliberal para generar
crecimiento económico y reducir la desigualdad entre las naciones y dentro de las naciones.
Específicamente,
desde el final de la Gran Recesión en 2009 y
la Larga Depresión de la década de 2010, EE. UU. y
otras economías capitalistas avanzadas líderes han estado tambaleándose. La ‘ globalización’,
basada en el rápido aumento de los flujos comerciales y de capital, se ha
estancado e incluso se ha revertido. El calentamiento
global ha aumentado el riesgo
de catástrofes ambientales y económicas. La
amenaza a la hegemonía
del dólar estadounidense ha crecido. Se
necesitaba un nuevo ‘consenso’.
El
ascenso de China con un gobierno y una
economía que no se inclinan ante los deseos de EE.
UU. es una línea roja para los
estrategas estadounidenses.
Las cifras del Banco Mundial a continuación hablan por sí solas. La participación de estadounidense en el PIB mundial aumentó del 25 % al 30 % entre 1980 y 2000, pero en las dos primeras décadas del siglo XXI cayó por debajo del 25 %. En esas dos décadas, la participación de China aumentó de menos del 4% a más del 17%, es decir, se cuadruplicó. La participación de otros países del G-7 (Japón, Italia, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá) cayó considerablemente, mientras que los países en desarrollo (excluida China) se han estancado como parte del PIB mundial, y su participación cambió con los precios de las materias primas y las crisis de deuda.
Fuente: Bert Hofman , datos del Banco
Mundial.
El Nuevo
Consenso de Washington apunta a sostener la hegemonía
del capital estadounidense y sus aliados menores con un nuevo
enfoque. Sullivan:
“Ante
las crisis que se agravan (el estancamiento económico, la polarización política y la emergencia climática), se requiere una nueva agenda de reconstrucción”. Estados Unidos
debe mantener su hegemonía, dijo Sullivan, pero “ esta hegemonía, no es la capacidad de prevalecer,
eso es dominio, sino la disposición de otros a
seguirnos (bajo restricciones) y la capacidad de establecer agendas”. En otras palabras, Estados Unidos establecerá la nueva
agenda y sus socios menores la seguirán:
una alianza de los dispuestos. Aquellos que
no les siguen deberán
enfrentar las consecuencias.
Pero,
¿cuál es este nuevo consenso? El
libre comercio y los flujos de capital y la no intervención del
gobierno deben ser reemplazados por una
‘estrategia industrial’ donde los gobiernos
intervienen para subsidiar y gravar a las empresas capitalistas para que se
cumplan los
objetivos nacionales. Habrá más controles comerciales y de capital, más inversión pública y más impuestos
a los ricos. Debajo de estos temas está que, a partir
ahora, en adelante, no habrá pactos globales,
sino acuerdos regionales y bilaterales; no habrá libre circulación, sino capital y mano de obra controlados a nivel
nacional. Y en torno a eso, nuevas alianzas
militares para imponer este nuevo consenso.
Este cambio no es nuevo en la historia del capitalismo. Cada
vez que un país se vuelve
económicamente dominante a escala
internacional, quiere libre comercio y mercados libres para
sus bienes y servicios; pero
cuando empieza a perder su posición relativa, cambia a soluciones más proteccionistas y nacionalistas.
A mediados
del siglo XIX, el Reino Unido era la
potencia económica dominante y defendía el libre comercio y la exportación
de sus capitales, mientras que las
potencias económicas emergentes de Europa y Estados Unidos (después de la guerra civil) se basaron en medidas proteccionistas y «estrategia productiva”, para construir
su base Industrial. A fines del
siglo XIX, el Reino Unido había perdido
su dominio y su política cambió hacia el proteccionismo. Luego, en 1945, después que EE. UU. ‘ganara’ la Segunda Guerra Mundial, entró
en juego el consenso de Bretton
Woods-Washington, y se regreso a la ‘globalización’ en beneficio
de los capitales estadounidenses. Ahora el imperialismo
espera pasar de los mercados
libres a nuevas estrategias proteccionistas guiadas por los gobiernos, pero con una diferencia, Estados Unidos espera que sus aliados también sigan su
camino y que, como resultado, sus
enemigos sean aplastados.
Dentro del Nuevo Consenso de Washington hay un intento de la economía dominante de
introducir lo que se llama ‘economía moderna del lado de la oferta’ (MSSE). La
‘economía del lado de la oferta’ era un enfoque
neoclásico presentado como oposición
a la economía
keynesiana, que argumenta que
todo lo que se necesita para el
crecimiento son medidas fiscales y monetarias macroeconómicas para garantizar una ‘demanda
agregada’ suficiente para que una economía marche bien.
Los
partidarios de la oferta se
habían opuesto a la idea que
los gobiernos deberían intervenir en la economía, argumentando que la macrogestión no funcionaría, sino que simplemente
«distorsionaría» las fuerzas del mercado. En esto tenían razón, como lo demostró la
experiencia de la década de 1970 en adelante.
Su
alternativa era concentrarse en impulsar la
productividad y el comercio,
es decir, la oferta,
no la demanda. Estos
economistas también se opusieron
totalmente a la intervención del
gobierno en
la oferta. El mercado,
las corporaciones y los bancos podrían hacer
el trabajo de sostener el crecimiento económico y los ingresos reales, si se les
dejaba solos. Eso también ha resultado falso.
Así que ahora, dentro del Nuevo Consenso de Washington, la estrategia ha cambiado, la han bautizado como una ‘economía moderna del lado de la oferta’. Así lo describió la actual Secretaria del Tesoro de EE. UU. y ex presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, en un discurso ante el Instituto de Investigación de Política Económica de Stanford. Yellen es el último neokeynesiano, que defiende tanto las políticas de demanda agregada como las medidas del lado de la oferta.
Yellen
explicó:
“el
término “economía moderna del lado de la oferta” describe
la estrategia de crecimiento económico de la Administración Biden, y lo contrastaré con los enfoques keynesiano y tradicional del lado
de la oferta”. Continuó: » Con lo que realmente estamos
comparando nuestro nuevo enfoque es con la tradicional «economía
del lado de la oferta», que también busca expandir la producción potencial de la economía, pero a través de
una desregulación agresiva junto con recortes de
impuestos diseñados para promover la inversión
de capital privado».
Entonces,
¿qué es diferente?
“La economía moderna del lado de la oferta,
por el contrario, prioriza la oferta de mano de obra,
el capital humano, la infraestructura pública, la I+D y las
inversiones en un entorno sostenible. Todas estas áreas de enfoque tienen
como objetivo aumentar el crecimiento económico y
abordar los problemas estructurales a más
largo plazo, en particular la desigualdad”
Yellen
descarta
el antiguo enfoque:
“Nuestro
nuevo enfoque es mucho más prometedor que la antigua economía del lado de la oferta, que ha sido una
estrategia fallida para aumentar el crecimiento. Los importantes recortes de impuestos sobre el capital no han logrado las ganancias prometidas. Y la desregulación tiene un historial
igualmente pobre con respecto a las políticas
ambientales, especialmente con respecto a la reducción de las emisiones de CO2. «
Yellen toma nota de
lo que hemos discutido en este blog muchas veces.
“Durante la última década, el crecimiento de la productividad laboral de EE. UU. promedió apenas un 1,1 por ciento , aproximadamente la mitad que durante los cincuenta años anteriores. Esto ha contribuido a un lento crecimiento de los salarios, con ganancias históricas especialmente lentas para los trabajadores en la parte inferior de la distribución salarial”.
Yellen
dirige su intervención a los economistas de la corriente principal
del lado de la oferta.
“El potencial de crecimiento a largo plazo de un país depende del tamaño de su fuerza laboral, la productividad
de sus trabajadores, la capacidad
de renovación de sus recursos y la estabilidad de sus sistemas
políticos. La economía moderna del
lado de la oferta busca estimular el crecimiento económico impulsando la oferta laboral y aumentando la productividad, al tiempo que reduce la desigualdad
y el daño ambiental. Esencialmente, no solo nos enfocamos en lograr
un alto crecimiento, que es insostenible,
sino que buscamos un crecimiento que sea inclusivo y
ecológico” Entonces, la economía del lado de MSSE
tiene como objetivo resolver las fallas en el capitalismo en el siglo XXI.
¿Cómo se hace
esto? Básicamente, mediante subsidios gubernamentales a la industria, no mediante la
propiedad y el control de sectores clave del lado de la oferta. Como
ella lo expresó:
“la
estrategia económica de la Administración Biden adopta,
en lugar de rechazar, la colaboración con el sector privado
a través de una combinación de incentivos mejorados basados en el mercado y gasto directo basado en estrategias
comprobadas empíricamente. Por ejemplo, un paquete de incentivos y reembolsos para energía limpia, vehículos
eléctricos y descarbonización incentivará a las empresas a realizar estas inversiones críticas”. Y gravando a las
corporaciones tanto a nivel nacional como a través de acuerdos internacionales
para detener la evasión en paraísos fiscales y
otras triquiñuelas de evasión de impuestos corporativos.
Desde mi
punto de vista, los ‘incentivos’ y las
‘regulaciones fiscales’ no darán más éxito en el
lado de la oferta que la versión neoclásica de
la ESS, porque la estructura existente de
producción e inversión capitalista permanecerá
prácticamente intacta.
La
economía moderna del lado de la oferta favorece
la la inversión privada para resolver los problemas económicos
con un gobierno que «diriga» dicha
inversión en la dirección correcta. Pero la estructura existente
depende de la rentabilidad del capital. De
hecho, es más probable que gravar a las corporaciones y la regulación gubernamental reduzca la
rentabilidad más que cualquier incentivo y
subsidio gubernamental que la aumente.
La economía
de la oferta moderna y el Nuevo Consenso de Washington combinan la política económica nacional e internacional
para las principales economías capitalistas en una “alianza de los dispuestos”. Pero este
nuevo modelo
económico no ofrece nada a aquellos países que
enfrentan niveles de deuda crecientes y costos de servicio que están llevando a
muchos a la mora y la depresión.
El Banco Mundial
informó esta semana que el crecimiento
económico en el Sur Global fuera de China caerá del 4,1 % de 2022 al
2,9 % en 2023. Golpeados por la alta inflación,
el aumento de las tasas de interés y los niveles récord
de deuda, muchos
países se estaban empobreciendo. Catorce
países de bajos ingresos ya corren un alto riesgo de sobreendeudamiento, en comparación con solo seis en
2015.
“Para fines de 2024, el crecimiento del
ingreso per cápita en aproximadamente un tercio de los
EMDE será menor que en vísperas de la pandemia.
En los países de bajos ingresos, especialmente los más
pobres, el daño es aún mayor: en aproximadamente un tercio de estos países, los
ingresos per cápita en 2024 se mantendrán por
debajo de los niveles de 2019 en un promedio del
6 %”.
Y no hay
cambios en las condiciones de préstamo del FMI,
la OCDE o el Banco Mundial: se espera
que los países endeudados impongan medidas fiscales
austeras al gasto público y que privatizen las entidades estatales
restantes. La cancelación de la deuda
no está en la agenda del Nuevo Consenso de Washington. Además, como dijo Adam Tooze recientemente,
“Yellen buscó demarcar los límites para una sana
competencia y cooperación, pero no dejó ninguna duda que la seguridad nacional supera cualquier otra consideración
en Washington
hoy”.
La
economía moderna del lado de la oferta y el Nuevo Consenso de
Washington son modelos, no para mejorar las economías y el medio ambiente en el
mundo, sino es
la nueva estrategia global para
sostener el capitalismo estadounidense en casa y el
imperialismo estadounidense en el extranjero.
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