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“Lasso, desde su llegada al poder el 24 de mayo de 2021, puso gran esmero para presentar al
país como vitrina del neoliberalismo.
En los primeros ocho meses desmanteló Seguros Sucre, la principal empresa de seguros del Estado y
repartió ese mercado entre sus socios financieros; creó un sistema para comercializar hidrocarburos y
elevar los precios de los combustibles con el fin de beneficiar a los inversionistas
privados y de esa forma los importadores de hidrocarburos
podían utilizar la infraestructura estatal de
Petroecuador sin abonar dinero. Impuso,
sin pasar por el Congreso, varias regulaciones
para fomentar un mercado para la distribución de la energía
eléctrica y le transfirió capacidades de
derechos y control a las compañías privadas.
“En su obsesión privativa,
en el último trimestre de 2021 envió a la Asamblea Nacional un proyecto de ley con más de 400 artículos que reformaban más
de 30 legislaciones, entre éstas las laborales en
las cuales se planteaba que cuando un trabajador
resultara despedido de forma intempestiva, debía ser el obrero
quien indemnizara al empresario. El texto fue rechazado por la Asamblea.
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ECUADOR: SE AGOTA EL
NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA.
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Por Hedelberto López Blanch/17/06/2023/ Economía Ecuador.
Fuente.
Rebelión domingo 18 de junio del 2023.
Cada vez se comprueba con más fuerza
que el sistema neoliberal está agotado en América
Latina, una región donde muchos de sus
países han sufrido durante decenas de años las
exigencias de un capitalismo extremo impuesto
por Estados Unidos.
El
caso más reciente de esos fracasos ha sido el
gobierno del derechista Guillermo Lasso, un
banquero millonario protegido por Washington que
en solo dos años llevó a Ecuador a una profunda crisis económica, política y social.
Acorralado por
problemas de corrupción, mala gestión, creciente
violencia delincuencial en la nación e
incompetencia para resolver las graves dificultades de la población, el pasado 17 de
mayo, el mandatario decidió disolver la Asamblea
Nacional (Parlamento) con un proceso conocido como “muerte cruzada”, bajo el argumento de que existía en el país una “grave conmoción interna”.
Lasso
utilizó ese mecanismo de forma fraudulenta (introducido en la Constitución en 2008),
para terminar con el mandato de los asambleístas
que lo iban a destituir, librarse del juicio político y conseguir unos meses más en la
presidencia.
Inmediatamente después de declarar la “muerte cruzada”, el mandatario millonario salió hacia Estados Unidos con la excusa de revisar su salud, aunque los analistas aseguran que fue a recibir instrucciones.
En
Washington se reunió, además de con el
presidente Joe Biden, con dos senadores cubanoamericanos de ultraderecha,
Marco Rubio y Bob Menéndez quienes afirmaron por escrito que
«A medida que América Latina y el Caribe giran hacia gobiernos
antiestadounidenses de izquierda, Ecuador sigue
siendo un aliado estratégico e importante tanto para nuestro país como para la estabilidad de nuestra región».
A buen entendedor con pocas palabras bastan.
Pero
ciertamente que no solo Lasso tiene la culpa de
los numerosos problemas que tienen los ecuatorianos
pues muchos comenzaron con el desgobierno de Lenin
Moreno que le abrió las puertas a Washington a
los oligarcas nacionales y a las compañías transnacionales.
Como
consecuencias de los dos últimos desgobiernos,
el panorama en Ecuador es caótico: la pobreza se sitúa en 38 %
(en las zonas rurales 49 %) y la extrema en 16,2 %; más de 5,8 millones
de ecuatorianos sobreviven con menos de 84 dólares al mes. La desnutrición
afecta al 29 % de los niños
de 0 a 5 años, cifras que aumentan al 42 %
en el campo.
De cada diez personas con
capacidad para trabajar, apenas tres de ellas tienen empleo.
La inversión pública en salud,
educación, e inclusión social cayeron a sus peores indicadores en
comparación con la década anterior, debido a que
para cumplir con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
por los empréstitos entregados, Lasso las redujo en 2022 a
1 800 millones de dólares (el promedio era de 4 000 millones) y en el primer trimestre del año solo
había entregado 67 millones de dólares.
A la par, cayó en picada la seguridad en la nación
andina donde son constantes los robos,
secuestros, asesinatos, luchas entre pandillas,
extorsiones a comerciantes y motines carcelarios.
Cerca de 420 prisioneros han sido asesinados y más de mil heridos por las numerosas reyertas ocurridas dentro de las penitenciarías las que fueron sofocadas con fuerte represión policial.
Lasso, desde
su llegada al poder el 24 de mayo de 2021, puso
gran esmero para presentar al país como vitrina del
neoliberalismo. En los primeros
ocho meses desmanteló Seguros Sucre, la
principal empresa de seguros del Estado y repartió ese mercado
entre sus socios financieros; creó un sistema
para comercializar hidrocarburos y elevar los precios de los combustibles
con el fin de beneficiar a los inversionistas privados y de esa forma los importadores
de hidrocarburos podían utilizar la infraestructura
estatal de Petroecuador sin
abonar dinero.
Impuso,
sin pasar por el Congreso, varias regulaciones
para fomentar un mercado para la distribución de la energía
eléctrica y le transfirió capacidades de
derechos y control a las compañías privadas.
En su obsesión privativa,
en el último trimestre de 2021 envió a la Asamblea Nacional un proyecto de ley con más de 400 artículos que reformaban más
de 30 legislaciones, entre éstas las laborales en
las cuales se planteaba que cuando un trabajador
resultara despedido de forma intempestiva, debía ser el obrero
quien indemnizara al empresario. El texto fue
rechazado por la Asamblea.
También
propuso la privatización de la banca pública de desarrollo, nuevos impuestos para
las clases medias y regulaciones para los
contratos petroleros, entre otros.
Al disolverse el Parlamento tras
aplicarse la “muerte cruzada”, Lasso tratará de
gobernar por decretos en los tres meses que le quedan antes de las elecciones generales pactadas para agosto.
Será una forma de
fortalecer prebendas privadas y disminuir las capacidades del futuro gobierno,
pero hasta ahora ese accionar no le ha dado resultado pues los dos proyectos de ley que
ha enviado a la Corte Constitucional: la reforma tributaria y la de creación de zonas francas, están estancadas.
La realidad es
que los países latinoamericanos, en su gran
mayoría, están en busca de una mejor ruta económica y social para sus habitantes
pues el sistema capitalista neoliberal ha sido un
rotundo fracaso para las grandes mayorías.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e
investigador cubano.
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