jueves, 22 de junio de 2023

JUJUY, UNA LLAMA QUE NO SE APAGA. LITIO, ESTADO Y REPRESIÓN ¿REGLA O EXCEPCIÓN? EL LITIO Y EL AGUA DETRÁS DEL CORTE DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS EN PURMAMARCA. "Queremos que caiga la reforma y si es posible, Morales"

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COMUNIDADES ORIGINARIAS. LITIO: LA LUCHA CONTRA EL EXTRACTIVISMO, CLAVE DEL RECHAZO A LA REFORMA DE MORALES EN JUJUY.  El rol de las comunidades originarias en el marco de la lucha del pueblo jujeño contra la reforma constitucional antidemocrática del gobernador Gerardo Morales, se hace sentir. La lucha contra el extractivismo del litio, antesala de la lucha contra la reforma. Las comunidades originarias jujeñas son las principales protagonistas de los cortes de ruta en San Pedro, Abra Pampa y Purmamarca, como parte de una lucha que sacude la provincia al grito de “Arriba los salarios, abajo la reforma”.

Rechazan la aprobación exprés de la Reforma parcial de la Constitución de Gerardo Morales, por parte de la UCR y del PJ, que profundiza el régimen represivo y prohíbe la protestaSeñalan con preocupación varios artículos referidos al régimen de aguas y las tierras fiscales. Las comunidades originarias de Jujuy enfrentan el avance de los negocios de grandes multinacionales sobre sus territorios desde hace años. La reforma de Morales avanza en la entrega de esos recursos a las Cámaras Mineras, Tabacales y grandes productores como Ledesma. A la par criminaliza el derecho a la protesta con el que las comunidades pelean históricamente en defensa de sus territorios, contra la contaminación de sus tierras, aire y agua.

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JUJUY, UNA LLAMA QUE NO SE APAGA.

LITIO, ESTADO Y REPRESIÓN ¿REGLA O EXCEPCIÓN?

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Las protestas sociales de los Pueblos Originarios en Jujuy, no son una Reacción a la Reforma Constitucional. Sino exactamente al revés, la Reforma Constitucional es la Reacción del Gobierno, a la Auto Organización y Defensa creciente de las Comunidades Originarias en sus Territorios.

 

Por Manuel Fontenla *

Fuente Página /12 jueves 22 de junio del 2023.

Los análisis “en caliente”, sobre la hora, mientras las calles todavía arden, los cortes de ruta se mantienen y las personas siguen detenidas, corren el riesgo de la distorsión del presente y la urgencia. Por eso, en estos momentos, lo más fiable son las crónicas desde el territorio, los testimonios azarosos en la calle, los videos de usuarios anónimos, y no, las puestas televisivas, las conferencias de prensa de referentes políticos, y el desfile de pseudo periodistas que abundan en las pantallas.

Sin embargo, una segunda opción puede ser, intentar situar estos hechos, en un conjunto similar de hechos históricos. Buscar similitudes en la historia reciente, que nos permitan encontrar sentidos compartidos, lógicas replicadas, luchas y disputas que hayan sido el alimento previo de lo que se vive actualmente. Desde esta mirada, quisiera sugerir la siguiente hipótesis. Las protestas sociales de los pueblos originarios en Jujuy, no son una reacción a la Reforma Constitucional. Sino exactamente al revés, la Reforma Constitucional es la reacción del gobierno, a la auto-organización y defensa creciente de las comunidades originarias en sus territorios.

Para algunos docentes, investigadores, activistas, luchadores sociales y pueblos originarios, lo que sucede hoy, no es una novedad, no es un estallido imprevisto, una rebelión salida de un repollo como por arte de magia. Por supuesto que tiene sus detonantes coyunturales, la Reforma de la constitución y la lucha docente por el salario digno. Pero por debajo de eso, lo que se ve hoy, la organización, la autodeterminación, la convicción de lucha de las comunidades indígenas y campesinas, es algo que se viene gestando desde hace largo. Un hartazgo, un padecimiento, un dolor, y también, una bronca, un decir “basta”, una defensa férrea de lo propio, el territorio, el agua, la montaña, el salar, la vida.



Vale entonces la pena, detenerse un segundo, solo uno, antes de volver a lo urgente que ocurre segundo a segundo. Detenerse para unas preguntas: ¿de dónde viene la represión y la violencia? ¿Acaso entra en un nombre propio (por caso “Gerardo Morales”) todo el sistema de represión política? ¿Quién financia y legitima y juzga ese accionar represivo? ¿Es solo por el Litio? ¿Por ser marrones y negros? ¿es la represión parte inevitable de la democracia?; ¿Y las resistencias? ¿Cuándo se organizaron todas esas comunidades que cortan aquí y allá las rutas y calles? ¿Es contra la reforma? ¿contra la pobreza? ¿Por la vida digna en sus territorios? ¿Es por el litio no más?

Todas estas preguntas, no son retóricas, sino históricas. Fuertemente históricas y políticas, y cada una tiene su respuesta. Toda la violencia represiva que vemos hoy en Jujuy, no cabe en Gerardo Morales, ni en Juntos por el Cambio. Hace años, desde el histórico y sangriento 2001, la represión es una práctica político-estatal cotidiana que convive con/dentro/y a pesar de la democracia. Lo hemos visto innumerables veces en los últimos 22 años. Represión en Chubut (2021), en Villa Mascardi (2022), en el Parque Indoamericano en Buenos Aires (2010), Tucumán (2015), Andalgalá (2012), Jujuy (2011, 3 muertos), Chubut-Pu Lof Cushamen (2017), Rio Negro-Lafken Winkul Mapu (2017), Santiago del Estero-comunidad campesina (2022), Formosa (2021).

A esta lista fácil y tristemente se pueden agregar muchos nombres y fechas. Lo que se vive en Jujuy hoy, es la respuesta hegemónica y consensuada que todas las fuerzas político-partidarias han implementado en sus gobiernos en los últimos 20 años. No es una sorpresa, no es un exceso, no es una excepción, es la norma y la regla, indispensable, para contener un modelo de desigualdad creciente. Un modelo económico, político y social, cuyo principal motor es el extractivismo de recursos y territorios.



No es solo por el Litio la represión, ni es solo (aunque agrava y profundiza el odio), por ser marrones, indígenas, negros o campesinos.

La represión es la respuesta a la autonomía. La Reforma Constitucional, es la manera “democrática”, entiéndanse, consensuada por el poder político por arriba, para imponer la violencia en los territorios. Y no es casual, que hayan tenido que apuntar tan alto como a una reforma constitucional. Porque cada vez, son menos los artilugios que funcionan. Cada vez es mayor la conciencia, y la lucha, y la fuerza y la organización de las comunidades en sus territorios. Cada vez es mayor la conciencia, de que sin agua no hay vida, y que el litio, no traerá ningún progreso, ni transición, ni igualdad, ni justicia. Si no, exactamente todo lo contrario. Por eso, para quienes vienen mirando los territorios, caminándolos y compartiéndolos con sus actores políticos, mucho de lo que pasa en Jujuy hoy, tiene sentido en estos últimos años.

Tal vez, sea difícil comprender la transformación de la realidad mientras sucede, comprender los cambios en los sentidos históricos, pero en el contexto actual de violencia estatal y extractivista, en contextos de represión, ausencia de derechos, persecución y encubrimiento mediático, la historia nos está obligando a revisar nuestras ideas más esenciales. Por ejemplo, dos que nos ha dejado esta semana histórica. Una, realmente increíble en su casualidad, que, en el día de la bandera nacional, la del Estado, miles y miles de argentinxs hayan elegido y replicado la consigna “Arriba la Whipala”, es decir, arriba la bandera de los de abajo. La segunda, que mal que nos pese, una vez más, deberemos reescribir la famosa definición del teórico político Carl von Clausewitz; si al principio fue “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, y luego fue “la política es la continuación de la guerra por otros medios”, tal vez hoy, sea el tiempo de pensar, que en nuestras provincias extractivistas“La democracia es la continuación de la violencia por otros medios”.

*Docente y activist.

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EL LITIO Y EL AGUA DETRÁS DEL CORTE DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS EN PURMAMARCA. "Queremos que caiga la reforma y si es posible, Morales"

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Más de quinientas personas de unas cincuenta comunidades de La Puna y la Quebrada permanecen en la ruta desde el viernes en el corte central de Jujuy con guardias rotativas, asambleas, fogatas y "guerra de nervios". Creen que la nueva constitución va por el litio y la contaminación del agua. Voces en primera persona.

Por Laura Vales.

Fuente Página/12 jueves 22 de junio del 2023.


(Desde Purmamarca)

El corte de Purmamarca es más que un corte: casi medio kilómetro de ruta está cubierto de piedras y rieles, y en cada punta de ese largo tramo hay barricadas. Los manifestantes son más de quinientos, casi todos de comunidades de los pueblos originarios que llegan desde las localidades de la Quebrada y de la Puna. Si bien cada tres horas abren el tránsito —los vehículos deben pasar por la banquina, porque por el asfalto es imposible— a cada lado del piquete se vuelven a formar en poco tiempo largas filas de autos, camiones y colectivos.

Como la provincia amaneció con unos veinte cortes, moverse por Jujuy requiere de paciencia. Cuando abren el tránsito en Purmamarca, los que pasan se encontrarán a unos kilómetros con otro corte en Tilcara, y así hasta la Quiaca. También hacia el sur. Los camiones que van a Bolivia y Salta esperan, varados, y los turistas que no quieren perder su vuelo cruzan los cortes caminando, para tomarse en cada punta un nuevo taxi. 

Grupos de unas cincuenta comunidades indígenas sostienen el corte central, en Purmamarca. La mayoría viene pasando la noche a la intemperie desde el viernes pasado, calentándose con fogatas. El sábado un violento operativo policial los sacó, pero volvieron a la ruta. A lo largo del día van haciendo asambleas para decidir cómo continuar con la protesta. 

"Queremos que se caiga la reforma, y si es posible que Morales se vaya", dice taxativo Francisco Lamas, envuelto en una campera azul, los ojos rojos por la mala noche y la tensión que se vive en el corte. Llegó de la comunidad de Salinas Grande, que en la bota de Jujuy está del lado del taco, la zona del litio. Dice que la nueva Constitución va a permitir

"que el gobierno avance sobre los territorios de las comunidades", que no tienen títulos de propiedad de la tierra, y que "obviamente va a ir sobre los territorios con riquezas naturales". Que el gobernador haya dado marcha atrás con los artículos de la Constitución que más cuestionaban las comunidades no tiene el menor valor. Le desconfían al texto entero.

 


En las asambleas sólo están participando los comuneros desde que detectaron que tenían policías infiltrados, y los comuneros semblantean un poco antes de dar una entrevista, porque ayer fue la represión en San Salvador y el sostenimiento del corte atraviesa, naturalmente, una guerra de nervios.

Silvia Durán es una de las comuneras. No se saca el barbijo para hablar, y luego contará que en las redes circulan fotos suyas con información falsa; está preocupada. Vive hacia el norte, en la zona de Tilcara y es una de las muchas mujeres que permanecen en piquete donde, coincidirán varios de los consultados, ellas tienen la voz cantante. Explica que el principal motivo por el que salieron a la ruta es que no tuvieron "ningún tipo de consulta previa" ni supieron qué decía la Constitución hasta que se filtraron algunos borradores.

Esta es una mañana de consultas porque sobre los cortes hay un nuevo pedido de desalojo, dispuesto por un juez federal, Diego Matteucci.

"Nosotros acá tenemos poca señal y los teléfonos se nos quedan sin batería, estamos sin celulares la mayor parte del tiempo. Cuando llega la gente del pueblo (señala con la mano en dirección a Purmamarca) les digo: '¿qué novedades hay?' Así nos enteramos que en la gobernación hacen responsables al kirchnerismo y a la izquierda de todo esto, pero acá somos pueblos indígenas, independientes, autónomos", remarca la comunera. E insiste: "No nos manda nadie".

Durán parece estar en todo. Una compañera se acerca para preguntarle si hay frazadas para recibir a un nuevo grupo. Ella dice que "ni colchones ni frazadas". Lo que sí tienen, cuenta a Página12, son alimentos que los vecinos les acercaron, "incluidos los comerciantes". Le importa que quede por escrito que tienen ese respaldo social.



Este miércoles (21 de junio) fue el AÑO NUEVO ANDINO y en el corte se hace la celebración del Inti Raymi o fiesta del sol. Hay una ceremonia, a la mañana, que cierra con un reparto de abrazos. Lamas, el de Salinas Grande, da un apretón y desea que el año nuevo "traiga energía". "La necesitamos para voltear al dictador", apunta, sin fijarse mucho a quien le toca el mensaje. 

Habla de la campaña psicológica que cae sobre los manifestantes. Reciben amenazas que dicen que van a ser secuestrados, que van a tener que pagar las multas que fija la nueva Constitución a quienes corten la ruta ("qué hace una familia si le caen 3 millones"), casi todos mensajes por las redes, donde también están circulando las fotos con información falsa. "Por eso algunos de los comuneros están escondidos y de otros no decimos dónde están".

Las barricadas, en los bordes del corte, están hechas con lo que había a mano: sobre todo con troncos, ramas y carteles arrancados del borde de la ruta. Sobre ellos ondean whipalas, las banderas de siete colores de los pueblos andinos, una pancarta que dice "No al litio, si al agua", una señal de tránsito que indica que estamos a 64 kilómetros de Humahuaca y que quedó con las patas para arriba. Neumáticos, más piedras, cartones escritos a mano"Arriba los derechos, abajo la Reforma". Unos evangelistas que pasaron el día anterior clavaron un anuncio que asegura que Jehová está con el pueblo. Y atrás, los cerros, con todos sus colores, verdes o de un anaranjado como ladrillo.

 


Cruzan el corte turistas con sus valijas y gorritos andinos, y también trabajadoresUna enfermera que viene del hospital de la zona opina en contra de la protesta. "Hay mucha gente que no es de acá", asegura. ¿Y quiénes serían?  "Muchos hippies". Hizo una guardia de dos días, y una vez que llegue al otro borde del corte esperará un colectivo para volver a San Salvador.

Milton Méndez vino de la comunidad Vicuñayoc, de Humahuaca. Asegura que la preocupación es por el avance de la extracción de litio que "nos va a expulsar de nuestros territorios". 

"Si esa riqueza volviera a la gente, todavía. Pero ya están sacando el litio y no queda nada: si metés adentro de los cerros vas a encontrar que la gente es muy humilde, en todo sentido". 

Mabel Soruco es una de las vecinas que hoy vinieron a respaldar la protesta. Es de Tilcara, viajó hasta acá con su hermana y una hija adolescente. Trajeron de casa lo que pudieron para colaborar con el desayuno. Son parte de una movida que, dice, creció después de la violenta represión de este mismo corte de ruta, el sábado pasado. 

¿Por qué apoya el corte? Porque nació en la Quebrada y aunque no viva en una comunidad, se siente originaria. "Acá todos somos originarios, vivamos o no en una comunidad". Da en la clave de la identidad de estos cortes de ruta, donde no se habla de los bajos salarios, como en las protestas de la capital de Jujuy, sino de la cuestión de la tierra y del temor a que la extracción de litio contamine las fuentes de agua.

¿Qué van a hacer si la orden de desalojo se hace efectiva? Nadie está muy seguro. La organización en el corte es de tipo horizontal, los comuneros no quieren que se identifique a una o dos personas como dirigentes, porque plantean que los van a descabezar y sostienen que tampoco hay dirigentes. "De a ratos esto parece anárquico, pero de alguna forma se sostiene, cada cual va haciendo lo que hay que hacer".



Un manifestante pide no ser identificado, porque en los allanamientos ilegales que la policía realizó ayer en los barrios de la capital se llevaron presos a varios militantes. "Nos tienen fichados". 

La voluntad de la que hablan todos es voltear la reforma de la Constitución y forzar a que, en todo caso, la gobernación llame a un proceso de debate al que sean convocados. "Nos quedamos hasta que Morales caiga o el gobierno nacional intervenga", dice un pibe que le toca hacer guardia junto al montón de carteles, ramas y neumáticos que cortan la ruta. En un rato va a la señal para abrir el tránsito, pero por ahora mira la larga fila de vehículos y espera.

Emiliana, tan joven como él, opina que

"estos días son decisivos. Nos quedamos porque las mineras están a la vera de nuestros territorios y de las vertientes de agua que van a los corrales y esto es lo que nos alienta a luchar. Quieren entrar por el litio, por eso no queremos dejar la ruta".

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