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“Este miércoles (21 de junio) fue el AÑO NUEVO ANDINO y en el
corte se hace la celebración del Inti Raymi o fiesta
del sol. Hay una ceremonia,
a la mañana, que cierra con un reparto de abrazos. Lamas, el de Salinas Grande, da un apretón y desea que el año nuevo "traiga energía". "La
necesitamos para voltear al dictador", apunta, sin fijarse mucho a
quien le toca el mensaje. Habla
de la campaña psicológica que cae
sobre los manifestantes. Reciben amenazas que
dicen que van a ser secuestrados,
que van a tener que pagar las multas que
fija la nueva
Constitución a quienes corten la ruta ("qué hace una familia si le caen 3
millones"), casi todos
mensajes por las redes, donde también están circulando las fotos con información falsa. "Por eso algunos de los comuneros están escondidos y de otros no decimos dónde
están".
Las barricadas, en los
bordes del corte, están hechas con lo que había a mano: sobre todo con troncos, ramas y carteles
arrancados del borde de la ruta. Sobre
ellos ondean whipalas, las banderas de siete
colores de los pueblos andinos, una pancarta que dice "No al litio, si al agua", una señal de tránsito que indica que estamos a 64 kilómetros de Humahuaca y que quedó
con las patas para arriba. Neumáticos,
más piedras, cartones escritos a mano. "Arriba los derechos, abajo la
Reforma". Unos evangelistas que pasaron el día anterior clavaron
un anuncio que asegura que Jehová
está con el pueblo. Y atrás, los
cerros, con todos sus colores, verdes o de un anaranjado como ladrillo.
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EL
LITIO Y EL AGUA DETRÁS DEL CORTE DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS EN PURMAMARCA.
"Queremos que caiga la reforma y si es posible, Morales"
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Más de quinientas personas de unas cincuenta comunidades de La Puna y la Quebrada permanecen en la ruta desde el viernes en el corte central de Jujuy con guardias rotativas, asambleas, fogatas y "guerra de nervios". Creen que la nueva constitución va por el litio y la contaminación del agua. Voces en primera persona.
Por Laura Vales.
Fuente Página/12 jueves 22 de junio del 2023.
(Desde
Purmamarca)
El corte de Purmamarca es más que un corte: casi medio kilómetro de ruta está cubierto de piedras y rieles, y en
cada punta de ese largo tramo hay barricadas. Los manifestantes son más de quinientos, casi todos de comunidades de los pueblos originarios que llegan desde las localidades de la Quebrada y de la Puna. Si bien cada tres
horas abren el tránsito —los
vehículos deben pasar por la banquina,
porque por el asfalto es imposible— a cada lado del piquete se vuelven a formar
en poco tiempo largas filas de autos,
camiones y colectivos.
Como la provincia amaneció con unos veinte cortes, moverse por Jujuy
requiere de paciencia. Cuando abren
el tránsito en Purmamarca, los que pasan se encontrarán a unos kilómetros con
otro corte en Tilcara, y así hasta la Quiaca. También hacia el sur. Los camiones que van a Bolivia
y Salta esperan, varados, y los turistas que no quieren perder su vuelo cruzan los cortes
caminando, para tomarse en cada
punta un nuevo taxi.
Grupos de unas cincuenta comunidades indígenas sostienen el corte central, en Purmamarca. La mayoría viene pasando la noche a la intemperie desde el viernes pasado, calentándose con fogatas. El sábado un violento operativo policial los sacó, pero volvieron a la ruta. A lo largo del día van haciendo asambleas para decidir cómo continuar con la protesta.
"Queremos que se caiga la reforma, y si es
posible que Morales se vaya", dice taxativo Francisco
Lamas, envuelto en una campera azul, los ojos rojos por la mala noche y la tensión que se vive en
el corte. Llegó de la comunidad de
Salinas Grande, que en la bota de Jujuy está del lado del taco, la zona del litio. Dice
que la nueva Constitución va a
permitir
"que el gobierno avance sobre los territorios de las comunidades", que no tienen títulos de propiedad de la tierra, y que "obviamente va a ir sobre los territorios con riquezas naturales". Que el gobernador haya dado marcha atrás con los artículos de la Constitución que más cuestionaban las comunidades no tiene el menor valor. Le desconfían al texto entero.
En las asambleas sólo están participando
los comuneros desde que detectaron que tenían policías infiltrados, y los comuneros semblantean un poco antes de dar una entrevista, porque ayer fue la represión en
San Salvador y el sostenimiento del
corte atraviesa, naturalmente, una
guerra de nervios.
Silvia Durán es una de las comuneras. No se saca el barbijo para hablar, y luego contará que en las redes circulan fotos suyas con información falsa; está preocupada. Vive hacia el norte, en la zona de Tilcara y es una
de las muchas mujeres que permanecen en piquete donde, coincidirán varios de los
consultados, ellas tienen la voz
cantante. Explica que el principal
motivo por el que salieron a la ruta
es que no
tuvieron "ningún tipo de consulta previa" ni supieron qué decía
la Constitución hasta que se filtraron algunos borradores.
Esta es una mañana de consultas porque sobre los cortes hay un nuevo pedido de desalojo,
dispuesto por un juez
federal, Diego Matteucci.
"Nosotros acá tenemos poca señal y los teléfonos se
nos quedan sin batería, estamos sin celulares la mayor parte del tiempo. Cuando
llega la gente del pueblo (señala con la mano en dirección a Purmamarca) les digo: '¿qué
novedades hay?' Así nos enteramos que en la gobernación hacen
responsables al kirchnerismo y a la izquierda de todo esto, pero acá somos pueblos indígenas, independientes,
autónomos", remarca la comunera. E
insiste: "No nos manda nadie".
Durán parece estar en todo. Una
compañera se acerca para preguntarle si hay frazadas para recibir a un
nuevo grupo. Ella dice que "ni colchones ni
frazadas". Lo que sí tienen, cuenta a Página12, son
alimentos que los vecinos les acercaron, "incluidos
los comerciantes". Le importa que quede por escrito que tienen
ese respaldo social.
Este miércoles (21 de
junio) fue el AÑO NUEVO ANDINO y en el corte se
hace la celebración del Inti Raymi o fiesta del sol. Hay una ceremonia, a la mañana, que cierra
con un reparto de abrazos. Lamas, el de Salinas Grande, da un
apretón y desea que el año nuevo
"traiga energía". "La necesitamos
para voltear al dictador", apunta, sin fijarse mucho a quien le
toca el mensaje.
Habla de la campaña psicológica que cae sobre los manifestantes. Reciben amenazas que dicen que van
a ser secuestrados, que van a tener
que pagar las multas que fija la nueva Constitución a
quienes corten la ruta ("qué
hace una familia si le caen 3 millones"), casi todos mensajes por las redes, donde también
están circulando las fotos con información falsa. "Por
eso algunos de los comuneros están escondidos y
de otros no decimos dónde están".
Las barricadas, en los bordes del corte, están hechas con lo que había a mano: sobre todo con troncos, ramas y carteles arrancados del borde de la ruta. Sobre ellos ondean whipalas, las banderas de siete colores de los pueblos andinos, una pancarta que dice "No al litio, si al agua", una señal de tránsito que indica que estamos a 64 kilómetros de Humahuaca y que quedó con las patas para arriba. Neumáticos, más piedras, cartones escritos a mano. "Arriba los derechos, abajo la Reforma". Unos evangelistas que pasaron el día anterior clavaron un anuncio que asegura que Jehová está con el pueblo. Y atrás, los cerros, con todos sus colores, verdes o de un anaranjado como ladrillo.
Cruzan el corte turistas con sus valijas y gorritos andinos, y también trabajadores. Una enfermera que viene del hospital de la zona opina en contra de la protesta. "Hay mucha gente que no es de acá", asegura. ¿Y quiénes serían? "Muchos hippies". Hizo una guardia de dos días, y una vez que llegue al otro borde del corte esperará un colectivo para volver a San Salvador.
Milton Méndez vino de la comunidad Vicuñayoc,
de Humahuaca.
Asegura que la preocupación es por el
avance de la extracción de litio que "nos
va a expulsar de nuestros territorios".
"Si esa riqueza volviera a la gente,
todavía. Pero ya están sacando el litio y
no queda nada: si metés adentro de los cerros vas a encontrar que la gente es muy humilde, en todo sentido".
Mabel Soruco es una de las vecinas que hoy vinieron a
respaldar la protesta. Es de Tilcara, viajó hasta acá con su hermana y una hija
adolescente. Trajeron de casa lo que pudieron
para colaborar con el desayuno. Son parte de
una movida que, dice, creció después
de la violenta represión de este mismo corte de ruta, el sábado
pasado.
¿Por qué apoya el corte? Porque nació en la Quebrada
y aunque no viva en una comunidad, se siente originaria. "Acá todos somos originarios, vivamos o no en una
comunidad". Da en la clave de la identidad de
estos cortes de ruta, donde no se habla de los bajos salarios, como en las
protestas de la capital de Jujuy, sino de la
cuestión de la tierra y del temor a que la
extracción de litio contamine las fuentes de agua.
¿Qué van a hacer si la orden de desalojo se hace
efectiva? Nadie está muy
seguro. La organización en el corte es de tipo
horizontal, los comuneros no quieren que se
identifique a una o dos personas como dirigentes, porque plantean que los van a
descabezar y sostienen que tampoco hay dirigentes. "De a ratos esto parece
anárquico, pero de alguna forma se sostiene,
cada cual va haciendo lo que hay que hacer".
Un manifestante pide no ser identificado, porque en los allanamientos ilegales que la policía realizó ayer en los barrios de la capital se llevaron presos a varios militantes. "Nos tienen fichados".
La voluntad de la que hablan todos es voltear la reforma de la Constitución y forzar a que,
en todo caso, la gobernación
llame a un proceso de debate al que sean convocados. "Nos quedamos hasta que Morales
caiga o el gobierno nacional intervenga", dice un pibe que le toca hacer
guardia junto al montón de carteles, ramas y neumáticos que cortan la
ruta. En un rato va a la señal para abrir el tránsito, pero por ahora mira la
larga fila de vehículos y espera.
Emiliana, tan joven como él,
opina que
"estos días son decisivos. Nos quedamos porque las mineras están a la vera de nuestros territorios y de las vertientes de agua que van a los corrales y esto es lo que nos alienta a luchar. Quieren entrar por el litio, por eso no queremos dejar la ruta".
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