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“Durante el Tercer Foro de la IFR para la Cooperación
Internacional, el presidente chino, Xi Jinping,
propuso ocho pasos para profundizar la conectividad, la apertura al exterior y el desarrollo
de una comunidad global con un futuro compartido
interdependiente. Esas medidas consisten en
establecer un corredor logístico por Eurasia, desarrollo de la Ruta
de la Seda Área, zonas pilotos para cooperación
en comercio electrónico, eliminar restricciones
para la inversión extranjera en el sector manufacturero y expandir el acceso
al mercado de productos digitales, entre otros que marcan un parte aguas en el megaproyecto.
El presidente ruso, Vladimir Putin, también presente en la cita,
respaldó las propuestas y aseguró que, pese al escepticismo de algunos, Beijing
ha logrado importantes resultados en la implementación de la iniciativa.
“Mientras, el secretario general de la ONU,
António Guterres, agradeció el compromiso del megaproyecto con el
multilateralismo y a favor de países en desarrollo. Desde
2013, la iniciativa se ha convertido en una cuestión estratégica para
enlazar y aumentar la cooperación económica, financiera, cultural, científica,
educacional y de otros tipos entre naciones de Asia,
África y Europa, esencialmente. La inclusión de América
Latina y el Caribe (ALC) más tarde, responde al interés de incorporar
otros sujetos, promover el multilateralismo y favorecer
la creación de infraestructuras.
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FRANJA
Y RUTA: UNA IDEA PARA CONECTAR AL MUNDO DESDE CHINA.
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Beijing (Prensa Latina) Unos 10 mil representantes de 151 naciones relanzaron en esta capital la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) en la nueva
era como parte de la estrategia china por el multilateralismo
y una nueva gobernanza global.
Por
Isaura Diez
Corresponsal
jefe de Prensa Latina en China.
Fuente Prensa Latina martes 25 de
octubre del 2023.
Durante el Tercer Foro de la IFR para la Cooperación
Internacional, el presidente chino, Xi Jinping,
propuso ocho pasos para profundizar la conectividad, la apertura al exterior y el desarrollo
de una comunidad global con un futuro compartido
interdependiente.
Esas medidas consisten en establecer un corredor logístico por Eurasia, desarrollo de la Ruta de la Seda Área, zonas pilotos para cooperación en comercio electrónico, eliminar restricciones para la inversión extranjera en el sector manufacturero y expandir el acceso al mercado de productos digitales, entre otros que marcan un parte aguas en el megaproyecto.
El
presidente ruso, Vladimir Putin, también presente en la cita, respaldó las
propuestas y aseguró que, pese al escepticismo de algunos, Beijing ha logrado
importantes resultados en la implementación de la iniciativa.
Mientras,
el secretario general de la ONU, António Guterres,
agradeció el compromiso del megaproyecto con el multilateralismo y a favor de
países en desarrollo.
Desde 2013, la iniciativa se ha convertido en una
cuestión estratégica para enlazar y aumentar la cooperación económica,
financiera, cultural, científica, educacional y de otros tipos entre naciones
de Asia, África y Europa, esencialmente.
La
inclusión de América Latina y el Caribe (ALC) más
tarde, responde al interés de incorporar otros sujetos, promover el
multilateralismo y favorecer la creación de infraestructuras.
Unos 20 países latinoamericanos y caribeños firmaron memorandos de entendimiento para ser parte de la iniciativa, sin embargo, la adhesión de la región como un bloque unido no se ha verificado y los acuerdos alcanzados funcionan, sobre todo, en el plano bilateral.
LA ANTIGUA RUTA
La antigua Ruta de la Seda enlazó hace más de dos mil años (hasta
el siglo XV) al Imperio chino con Occidente.
El
movimiento de mercaderes posibilitó el intercambio comercial, pero también
favoreció el religioso, el cultural y el filosófico.
Los
aportes a la modernidad de la ruta que se originaba en la ciudad china de Xian están bien documentados.
En
esos antecedentes se basó, en septiembre de 2013, el presidente chino para exhortar a los países de Asia Central al
rescate de la franja económica de la Ruta de la Seda.
Poco después en ese mismo año propuso una guía para lo que denominó Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI.
La
mirada hacia el exterior de China comenzó a
finales de la década de 1970 con el proceso de Reforma
y Apertura que impulsó Deng Xiaoping al
frente del Partido Comunista del gigante asiático.
Ya
en el 2000, inició un Plan de Desarrollo para la
Región Occidental, en busca de progreso para las provincias occidentales, las
más pobres del país, al integrarlas como lugares de extracción de recursos
mediante la construcción de corredores económicos para conectar esos
territorios con otros más avanzados y los países vecinos.
Desde esa perspectiva, el programa podría considerarse como un
predecesor de la IFR.
En 2012, Xi ocupó la presidencia y en menos de un
año introdujo la Iniciativa que supone una alternativa a la globalización
neoliberal y convierte a China en parte de un
movimiento global desafiante del modelo occidental.
Debemos
tener en cuenta que los objetivos de la política exterior de China defienden intereses y valores nacionales y Asia
Central es un área importante de atención geopolítica para Beijing, que fue
institucionalizada en la Organización de Cooperación de
Shanghai (OCS), de la cual el gigante asiático es fundador y que cuenta
con el apoyo de las principales naciones euroasiáticas, entre ellas Rusia.
Con
la IFR, el gobierno central favorece además la gobernanza en los territorios más alejados del país a
través de su revitalización económico-productiva.
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Respecto
al subcontinente latino-caribeño, los estudios
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) valoran
oportunidades de la iniciativa para la región, las facilidades económicas y de
inversión, así como sus diferencias en relación con otros proyectos de Estados Unidos y Occidente.
Durante
la última década, factores económicos, políticos y geográficos incidieron en
que la IFR no se implementara totalmente en América Latina y el Caribe.
El primer factor tiene que ver con las prioridades de la
estrategia de China, dirigida principalmente a Asia como zona de influencia natural, y el segundo
deriva de la incapacidad latinoamericana y caribeña para
dialogar con el gigante asiático como un bloque unido, pese a la alta
concertación política alcanzada durante el Foro
China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Otros motivos tienen que ver con la preferencia por acuerdos bilaterales, la distancia
geográfica, la reproducción de relaciones económicas, según la visión centro-periférica, la influencia de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, y el
poco tiempo de creada la iniciativa.
Uno de los principales atractivos para la región criolla es que las inversiones y préstamos de China no acarrean actitudes hegemónicas.
Beijing excluye la cooptación y no acude a
condicionamientos económicos para presionar votaciones
políticas, ni apela a intervenciones militares, como sí ha sido práctica
en el caso de Estados Unidos, incluso desde
fines del siglo XIX y en particular, durante la Guerra Fría.
Para
Cuba, su adhesión a la IFR
con un Memorando de Entendimiento llegó en 2018.
Durante
la visita a China del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ambas partes llegaron a importantes
consensos sobre el tema.
En 2021, se firmó un plan
de acción específico para implementar la iniciativa en la nación caribeña y en estos momentos se encuentran en
el proceso de identificación de los proyectos conjuntos para incluirlos en la IFR.
Los dos países tienen un vínculo sólido de
colaboración en varios sectores, con resultados positivos especialmente en el área biotecnológica, la comercialización
de productos cubanos en China,
el intercambio educativo y el desarrollo del turismo, por citar algunos.
ALC coincidió en señalar que la IFR representa una alternativa para acceder a un nuevo sistema financiero que se corresponderá con un
ascendente nuevo orden mundial.
Según
datos oficiales, la región aumentó su
intercambio comercial con China hasta superar
los 300 mil millones de dólares.
La IFR se traduce en oportunidades para diversificar la canasta exportadora hacia el mercado chino, esta última concentrada en los recursos naturales durante la década más reciente.
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