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“El neoliberalismo es
enfrentado por una gestión keynesiana de la economía del bienestar. Esto
significa izar los principios de la justicia social y la independencia
económica, ya que otro mundo existe y es posible, deseable y necesario. La economía funciona de manera más eficaz cuando la
distribución del ingreso es más justa. En el contexto
internacional, la globalización hija del
neoliberalismo se desgrana a pasos agigantados desde la hecatombe de la crisis financiera de las hipotecas subprimes en
2008. Pero los medios hegemónicos insisten en aplicar normativas y
suprimir regulaciones económicas esenciales como la tasa de cambio y el control
los precios tratando de relegar la justicia social enarbolada
por el peronismo a una suerte de nostalgia folclórica nacional. Quieren seguir
imponiendo al mercado como eje central de la
acción económica, a pesar de que el sistema ya fracasó en Argentina.
Controlados por el capital monopolista y guionados por los economistas ortodoxos,
los medios de comunicación hegemónicos apoyaron
el desfinanciamiento de las instituciones del Estado como hospitales, universidades, escuelas, guarderías, geriátricos,
de los planes de vivienda, los centros de investigación, la obra
pública. Festejaron que se vaciaran las administraciones que ejercían
los controles de precios, el cumplimiento de las reglamentaciones laborales,
los controles financieros, que combatían la evasión
fiscal, que impedía prácticas monopólicas y sancionaban las posiciones
dominantes. Los medios instalaron además la ideología de la superioridad de “los que mandan” gracias a su mérito hereditario
instando al resto a la obediencia social y al orden
imperante de los capitalistas prebendarías y de los que “saben”.
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El debate sobre la política económica fue desplazado hacia la ultra derecha. Imagen: NA
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LA IMPOSTURA DE LA ECONOMÍA
NEOLIBERAL. ANÁLISIS.
Las ideas libertarias que
incomodan a economistas ortodoxos
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Frente
a la pulsión destructiva de la extrema derecha, las políticas neoliberales tradicionales aparecen razonables,
aunque promuevan el enriquecimiento de unos pocos en
detrimentos del empobrecimiento de muchos.
Por Bruno Susani *.
Fuente. Página/12 lunes 23 de octubre
del 2023.
El debate sobre la política económica fue desplazado hacia la ultra derecha gracias a la colaboración de los medios de comunicación hegemónicos, lo cual plantea un
problema deontológico a la profesión y ético en lo personal. Los economistas
ortodoxos pudieron, de esta forma, imponer sus dogmas a toda
la sociedad.
El diagnóstico de los economistas ortodoxos es sencillo: la tasa de
beneficio de los patrones es insuficiente para invertir, y hay que bajar el
costo del trabajo. Dicho objetivo no puede alcanzarse porque el “populismo peronista” se obstina en regalar el
excedente invertible para continuar con sus políticas clientelistas. Los medios de comunicación hegemónicos comprometidos,
en su apoyo a la dictadura militar, y gran parte
de la academia facilitaron a la ortodoxia el
apoyo a la represión cívico militar y la
convertibilidad. Modelos que, en su fracaso,
condujeron a un callejón sin salida para la sociedad en su conjunto.
Desde hace veinte años, con el peronismo en el centro de la política, la lucha por la inclusión social a través del desarrollo de la economía del bienestar confronta con los dogmas ortodoxos. Los economistas heterodoxos postulan políticas de Estado y proponen alternativas viables, como un crecimiento económico sobre bases firmes, que superen al modelo endeble que posiciona como centro del proceso de acumulación del capital a las materias primas sujetas al juego de los especuladores internacionales.
El neoliberalismo es enfrentado por una gestión
keynesiana de la economía del bienestar.
Esto significa izar los principios de la justicia social y la independencia
económica, ya que otro mundo existe y es posible, deseable y necesario. La economía funciona de manera más eficaz cuando la
distribución del ingreso es más justa.
En el contexto internacional,
la globalización hija del neoliberalismo se
desgrana a pasos agigantados desde la hecatombe de la crisis
financiera de las hipotecas subprimes en 2008. Pero los medios
hegemónicos insisten en aplicar normativas y suprimir regulaciones económicas
esenciales como la tasa de cambio y el control los precios tratando de relegar
la justicia social enarbolada por el peronismo a una suerte de nostalgia
folclórica nacional. Quieren seguir imponiendo al mercado
como eje central de la acción económica, a pesar de que el sistema ya
fracasó en Argentina.
Controlados por el capital monopolista y guionados por los
economistas ortodoxos, los medios de comunicación hegemónicos apoyaron
el desfinanciamiento de las instituciones del Estado como hospitales, universidades, escuelas, guarderías, geriátricos,
de los planes de vivienda, los centros de investigación, la obra
pública. Festejaron que se vaciaran las administraciones que ejercían
los controles de precios, el cumplimiento de las reglamentaciones laborales,
los controles financieros, que combatían la evasión
fiscal, que impedía prácticas monopólicas y sancionaban las posiciones
dominantes. Los medios instalaron además la ideología de la superioridad de “los que mandan” gracias a su mérito hereditario
instando al resto a la obediencia social y al orden imperante de los
capitalistas prebendarías y de los que “saben”.
Se sostuvo que los sindicatos y
el peronismo eran los espantapájaros de las inversiones extranjeras, que había
que disminuir los impuestos, facilitar la entrada y salida de los capitales.
Llamaron a eso “seguridad jurídica”, es decir
hacer más “atractivo” al país avalando la fuga
de los capitales, aunque esto no sirva para favorecer el crecimiento
económico.
Paradójicamente, los utileros del capitalismo periférico no parecen haber leído las estadísticas de las cuentas de los países del centro capitalista, donde los flujos de capitales van de la periferia al centro y no del centro a la periferia. Nadie va a venir a la Argentina salvo para saquearla. Los salarios bajos son un freno a la integración de procesos de producción tecnológicamente más avanzados además de ser un factor de estancamiento de la demanda. Las grandes fortunas en el mundo pertenecen a individuos que pagan a precio de oro científicos, ingenieros, trabajadores altamente calificados y han desarrollado automóviles eléctricos, computadoras, programas informáticos, plataformas de comunicación de las redes sociales y no a los rentistas prebendarios.
La
ultraderecha molesta al neoliberalismo
Para el capital monopolista la ultraderecha es la heredera de la fracasada globalización económica y financiera, lo que molesta a los
economistas ortodoxos. El auge de los movimientos de extrema
derecha - como los grupos trumpistas que
invadieron el Capitolio en Washington para
tratar de impedir la asunción de Biden, el Front
National en Francia, Vox en España, Fratelli d’Italia,
o La Libertad Avanza en Argentina no surgen por
generación espontánea. Su ideología es la
transformación de la vulgarización de los
principios de la teoría ortodoxa.
Las consecuencias de la aplicación de una política económica de extrema derecha han
sido expuestas en detalle y son de una brutalidad social que provocan miedo.
Sin embargo, sus propuestas y exabruptos tenían para la ortodoxia económica
ordinaria la ventaja de banalizar sus propuestas
retrógradas. Frente a la pulsión destructiva de la extrema derecha, las
políticas neoliberales tradicionales aparecen casi razonables y atinadas fruto
de la reflexión de “expertos” moderados,
sensatos y pulcros, aunque promuevan el empobrecimiento de muchos en arras del
enriquecimiento de unos pocos.
La economía que describe
la teoría ortodoxa solo existe en los manuales. La realidad económica es un
mundo de oligopolios, de prebendas, de fuerzas
institucionales, fiscales, monetarias y el resultado de la acción, muchas
veces delictiva, de aquellos que la controlan desde los centros de decisión
bancarios, financieros, industriales, comerciales y está muy lejos del supuesto
mecanismo de relojería y de la oferta y la demanda de los manuales. Keynes, en la Teoría General,
había advertido que
“es posible que la teoría clásica describa la realidad económica tal como
quisiéramos que funcionara. Pero suponer que se comporta
realmente de esa forma es suponer que todas las dificultades han sido
superadas”.
* Doctor en Ciencias Económicas de
l’Université de Paris. Autor de “La economía oligárquica de Macri”, Ediciones
CICCUS, Buenos Aires 2019.
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