&&&&&
ARGENTINA. “El
pueblo Wichí o Wichi -en su lengua significa “humanos”- es uno de los pueblos originarios más numerosos de los que
habitan el actual territorio argentino. ¿Qué son los Wichís en la Argentin? Los wichís (como se los conoce hoy en la Argentina)
o weenhayek (como se los llama en la actualidad en Bolivia) son un grupo étnico del Gran Chaco: alrededor de 60.000 personas
distribuidas a lo largo y a lo ancho de la porción semiárida del Chaco central, es decir, grosso modo, el sector
occidental de la planicie boscosa que delimitan las cuencas de los ríos Pilcomayo y Bermejo; estamos hablando de unos 100.000 km2.
“Los wichís son un pueblo de antiguos
cazadores-recolectores cuya
vida material y
simbólica está
íntimamente ligada al bosque y al río. Sus
asentamientos o comunidades siguen siendo relativamente pequeñas, igualitarias y
autónomas,
aunque hoy, luego de dos siglos y medio de
retracción territorial por la conquista española y de
un siglo y medio de usurpación territorial y colonización por parte de los Estados nacionales, los
grupos wichís se han vuelto sedentarios tomando la
forma de poblados forestales o de
barrios marginados en los pueblos y ciudades que los criollos fueron instalando en la
región.
“En términos geopolíticos, las comunidades wichís se extienden, en la Argentina, por el este de la provincia de Salta, el oeste de Formosa y el noroeste de Chaco, y, en Bolivia,
por el tramo chaqueño del Pilcomayo, en
el sureste del departamento de Tarija.
Comparados con los otros pueblos originarios de Sudamérica, los wichís son un grupo étnico relativamente
populoso cuyos miembros, en su inmensa mayoría,
hablan su propia lengua (el
wichi-lhämtes), además del castellano criollo de
la región y de otras lenguas indígenas,
como el chorote, el nivaclé, el toba o
el guaraní, en el caso de matrimonios interétnicos. Fuente. Que son los Pueblos Wichí. También de Enciclopedia
Libre.
/////
*****
BIENAL DE VENECIA. EL MENSAJE
DE LAS TEJEDORAS WICHÍ DE ARGENTINA LLEGA A LA BIENAL DE VENECIA.
*****
Claudia
Alarcón y el colectivo ‘Silät’ expondrán nueve paños tejidos que cuentan
algunos de los mitos de su pueblo y desafían la construcción occidental del
arte.
POR GABRIELA CISTERNA
El País. Salta (Argentina) -sábado
13 de abril del 2024.
EL PAÍS ofrece en abierto la sección
América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible.
Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
“¿Hablo en idioma?”
La voz que pregunta tiene como lengua
madre una que no es el español.
Inquiere si hablando en su propia lengua,
la de los indígenas wichí, nosotros, los “blancos”, seremos capaces de
comprenderla. ¿Deberá alojar sus ideas
en un lenguaje impuesto o acaso podremos hacer la traducción? ¿Intentaremos comprender con honestidad? Anabel Luna habla en el idioma de
su pueblo de las imágenes y el entorno, sobre el tejido y el mensaje (silät): existen
y están vivas. Las mujeres wichí
caminan el monte, mantienen su lengua y su tejido.
Desde abril, la artista Claudia Alarcón
y Silät —un
grupo de mujeres wichí cuyo nombre
significa mensaje— expondrán sus
obras en la Bienal de Venecia por
la invitación de su curador, Adriano Pedrosa. El título de este
año, Extranjeros en todas partes,
habla de una extranjería vital, de
territorios difusos en los que se superponen identidades, de límites que se
vuelven indistinguibles, de culturas
mixtas.
“Si se habla de indígenas en presente,
es un problema grande porque se supone que el indígena es pasado”, expresa
Demóstenes Toribio, traductor del pueblo wichí,
sobre el vínculo entre el Estado argentino y su pueblo, y sobre la idea de que Argentina solo es territorio blanco.
Entre los ríos Pilcomayo y Bermejo,
viven las mujeres que forman parte
de Silät,
en el chaco del norte de Argentina. Viven en las comunidades La Puntana y Alto La Sierra, en la localidad salteña Santa Victoria Este. Esta es la primera vez que hay una participación indígena en la Bienal por Argentina y, además del ingreso en el mundo del arte, las mujeres esperan
traducir el reconocimiento en mejores
condiciones de vida para su pueblo.
“Que esto sea para darnos una salida a nosotras, que vivimos en estos lugares, que haya cambios, acceso al agua potable y mejor alimentación, que nuestros hijos puedan tener mejores niveles de estudio y medicación. A través de lo que hacemos, podríamos conseguir abrir otras oportunidades para el futuro”, dice Alarcón.
Las mujeres de Silät presentan la
muestra 'La escucha y los vientos' en la sede de la organización. ANDREI FERNÁNDEZ
(SILÄT)
*****
Silät es coordinado por Alarcón junto con
Melania Pereyra, aunque el grupo nació a comienzos de 2023, de la mano de un centenar de tejedoras wichí de
distintas edades y una suluj —mujer
blanca— que las conoce y acompaña
desde 2017, Andrei Fernández. Entre risas, la llaman chisuk, que significa rebelde.
“Voy a contar en qué consiste esto que hago y se
denomina arte
para nosotras, las mujeres indígenas que vivimos en estos territorios. No es
nada nuevo, es una actividad muy antigua y sabemos bien el valor que poseen
nuestros trabajos”, dice Alarcón.
“Llevamos siglos haciéndolo y comprendemos el valor que representa por haber
sido parte del conocimiento de nuestros mayores. Su sabiduría estuvo alojada en sus mentes y en su
pensamiento, y se ha sabido mantener para realizar las figuras y los nombres
con los que se identifican los tejidos que hoy conocemos”, agrega.
La yica y el arte
El mito de fundación del pueblo wichí
dice que el agua, que es la vida,
estaba adentro del árbol yuchán, un palo borracho blanco o amarillo.
En su interior, había un pez dorado.
La historia cuenta que una lanza atravesó al pez y el líquido que había en el árbol se derramó, dando
forma al que es el mundo hoy.
En la amplia casa de Alarcón en La Puntana cuelga una yica, una bolsa tejida de uso cotidiano, cuyo fondo oscuro contrasta con la figura del yuchán y el agua en su interior, una representación del mito. Es el boceto de otra obra futura. “Quería probar cómo quedaba”, explica. En el acercamiento al mundo del arte, la escala de las obras de las wichí cambió, empezaron a probar qué sucede con las formas cuando trabajan en paños de grandes dimensiones. En Venecia, se mostrarán nueve paños de gran tamaño que cuentan algunas de las leyendas fundantes del pueblo wichí, como la de las mujeres que bajaron de las estrellas. También habrá una obra con el yuchán del origen del mundo.
Un habitante de La Puntana muestra una
yica de uso cotidiano tejida en lana. ANDREI FERNÁNDEZ (SILÄT)
*****
Las palabras arte y artesanía
no tienen traducción en wichí. Al escuchar hablar el idioma,
se las reconoce por su uso en español.
“Eso no significa que la dimensión
estética no esté presente”, afirma la curadora intercultural Fernández, que
forma parte de Silät.
“Está en la producción de imágenes y artefactos, pero no necesariamente
protagoniza la razón por la cual se hacen. Fidela Flores, una maestra y también
artesana wichí,
me dijo una vez que la yica
es la artesanía, pero que en ella está su arte”.
La separación
entre arte y artesanía es otra
categoría impuesta, externa al universo
indígena, que durante mucho tiempo fue usada para menospreciar los trabajos artesanales, para restarles valor. ¿Qué es una obra de arte? ¿Cuáles son sus reglas? Las categorías tradicionales quedan
dislocadas con la invitación de las wichí a la bienal.
Llegar al monte, vivir en él.
A medida
que el camino avanza, la yunga, una nuboselva
verde, se transforma en monte más árido, menos frondoso. El camino asfaltado se
convierte en tierra zigzagueante y a
sus costados se elevan cactus,
algarrobos y mistoles, aunque los rastros de la deforestación que amenaza
al bioma son evidentes. El horizonte
es bajo al frente del camino, todo
es llanura. El departamento de Rivadavia, en Salta, en el que están las comunidades La Puntana y
Alto La Sierra,
tiene una densidad poblacional de 1,5 habitantes por kilómetro cuadrado, según el
último censo nacional. Limita con Bolivia y Paraguay.
Los espacios son amplios,
difíciles de asir para alguien acostumbrado a la forma urbana del damero colonial. Las casas de adobe se separan
por cercos de palos de duraznillo. Por la mañana, las camas están en los patios
de tierra porque hace calor y es mejor dormir bajo el cielo iluminado por
una luna llena. Todos los torsos humanos están abrazados por una yica.
Hasta el último habitante del pueblo viste una de esas bolsas.
Una de las mujeres de Silät machuca
hojas de la planta chaguar para hacer las fibras con las que bordan. SERGIO ABRAHAM
(SILÄT)
*****
Las mujeres de Silät se reúnen cerca de la casa que están reconstruyendo, Silätwuké, en La Puntana. El
sol bajó y parten una sandía para comer mientras hablan. Sobre un banco
de madera, Fernández, Alarcón y
Anabel Luna —otra de las fundadoras
de Silät de La
Puntana— se sientan porque van a orar por ellas, por el viaje a Venecia. Las dos
primeras serán quienes vayan a la inauguración,
en representación de las demás, el
próximo 20 de abril.
En el cielo nocturno se recortan las formas de algunos algarrobos. Está oscuro, pero se distinguen las figuras de Alarcón y Fernández abrazadas, mientras Luna tiene a su hija alzada. Las tres están sentadas en un banco de madera. Las demás mujeres están paradas, rodeándolas. Cantan, oran en wichí, cada tanto se escucha la invocación a Dios en español. Ninguna puede parar de llorar, ni la nena de seis años que abraza a la madre. El murmullo sale del monte y se escucha a la distancia. Ellas, que querían que supiesen que estaban allí, que las mujeres wichí viven y existen en el monte, sienten que lo han logrado.
Pueblos Wichís. Características, vestimenta, ubicación y tradiciones.
*****
Ser wichí.
“Los wichí somos una de las etnias de mayor población en Argentina”, dice
Toribio. “Le debemos muchísimo a nuestros
ancestros, les debemos la inteligencia que han tenido de seguir buscando
maneras para que no nos aniquilaran”,
agrega. Según el último censo, 69.080 personas se reconocen wichí,
de las cuales el 45,9% viven
en Salta. “Pero somos más, siempre somos más.
El Estado no sabe cabalmente cuántos indígenas somos y el número siempre es un mito”.
“Nosotros tenemos algo que se llama pobreza material. El trato, el destrato, el maltrato
son cosas que se conjugan todo el tiempo porque el indígena se piensa en
pasado. El Estado tendría
que buscar una manera, aceptar que nosotros existimos y dejar que sigamos
siendo wichí,
que sigamos siendo indígenas porque cada uno va a saber vivir como es”, apunta
el traductor.
Los derechos del pueblo wichí
son constantemente vulnerados. Sin acceso al agua potable ni
a una alimentación
nutritiva, en parte, por la deforestación
del monte, ni a una educación bilingüe completamente
garantizada, Silät está en el proceso de consolidar su figura
legal para poder iniciar otros proyectos.
“Queremos generar materiales que sean
útiles para los docentes
que trabajan en territorio wichí, poner
un punto de alimentos saludables en
el monte. Creemos que es clave que todo lo que se está logrando con los tejidos se traduzca en mejorar la calidad de vida”, explica Andrei Fernández.
La posibilidad de cambiar, de probar materiales, de imaginar y crear obras distintas, de decidir cómo transmitir su herencia, cómo convertirse en ancestros hacia el futuro es una tarea que solo le compete al propio pueblo. Las mujeres wichí tejen con fibra de chaguar -Bromelia hieronymi, una planta nativa del norte argentino, Bolivia y Paraguay- y tintes naturales, pero también experimentan con fibras sintéticas, como plástico, sin que algo del textil ancestral se pierda en la experiencia nueva.
Hojas de chaguar recolectadas. SILÄT
*****
“Cuando me pongo a tejer, recuerdo que estoy siendo indígena,
siendo lo que soy, esto es lo que tengo para compartirles”, expresa Claudia Alarcón.
En sus últimas obras,
un patrón típico del tejido wichí, la
oreja de mulita,
se parte para dar una nueva forma,
media oreja de mulita que forma un zigzag. Alarcón dice
que le gusta porque son nuevas imágenes de futuro para
su pueblo, en las formas, pero también en sentidos más profundos. Un mensaje que, enviado, logre cambiar la realidad.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario