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“Hay
una desproporción grosera
entre lo que puede ser calificado como un regalo bienintencionado y lo
que podría ser entendido como una potencial coima.
Peor aún si quien habría hecho el regalo es una autoridad regional y, sobre
todo, si esta ha
recibido recientemente una ampliación presupuestal de 100 millones de soles en
un decreto de urgencia ad hoc, que contradice la supuesta política de
austeridad que anunció el premier Gustavo Adrianzén.
Como parece que les va quedando claro que no
estamos para cuentos chinos y
que la historia es insostenible,
ayer la mandataria
intentó darle un giro a la telenovela y
ahora asegura que su wayki Oscorima —como
ahora llama al gobernador regional— no se lo regaló, sino
se lo prestó. Una frase más para la
galería de dichos de la política
peruana, en la que el cambio de verbo no
altera el resultado. Este sería un préstamo muy peculiar, por no decir inverosímil, que se inició
ni bien se compró el reloj —es decir, Oscorina
no lo habría usado antes— y que duró más de un año, como
lo hace notar el programa ‘La encerrona’.
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DESPROPORCIONES:
SANCIONES, COBROS Y ROLEX.
Por
Marisa Glave.
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“La historia de un
romance distrae y
activa el morbo local, pero no
sirve como explicación
real de lo que podría ser un negocio
entre autoridades que disponen del uso de recursos públicos”.
Por Marisa Glave. Socióloga.
Fuente. Diario La República sábado 6 de abril del
2024.
Las élites peruanas son un mar de contradicciones y muestran a cada instante un doble rasero. Esta semana, hemos visto varios ejemplos que, aunque sean para muchos una raya más al tigre, merecen ser registrados, claramente, al menos para ejercitar nuestra conciencia ciudadana.
El
affaire y los Rolex.
En castellano usamos la
palabra francesa affaire para dar cuenta de aventuras románticas ocasionales que, al salir a la luz, se
tornan escandalosas.
Pero también puede ser usada para dar cuenta de negocios. Siendo así, al menos para mí, la
historia de los Rolex de la presidenta se parece más a la de un negocio que a la de un
romance.
Esta semana, hemos
visto a algunos congresistas,
defensores oficiosos
de la señora Boluarte, desarrollar la hipótesis del “fan enamorado”,
construida por su abogado,
para explicar la aparición repentina de joyas de lujo en el ajuar
presidencial. Desde
esta perspectiva no estaríamos ante un posible caso de desbalance patrimonial o de corrupción de
funcionarios, sino ante una malentendida historia de
amor.
Pretenden equiparar
un ramo de flores o chocolates muy finos con la compra de una
joya de cerca de 70.000 soles, como si
fueran equivalentes. ¿Tiene sentido que un regalo de cortejo pueda valer más que una casa de Techo Propio? No, claro
que no son equiparables.
Hay
una desproporción grosera
entre lo que puede ser calificado como un regalo bienintencionado y lo
que podría ser entendido como una potencial coima.
Peor aún si quien habría hecho el regalo es una autoridad regional y, sobre
todo, si esta ha
recibido recientemente una ampliación presupuestal de 100 millones de soles en
un decreto de urgencia ad hoc, que contradice la supuesta política de
austeridad que anunció el premier Gustavo Adrianzén.
Como parece que
les va quedando claro que no estamos para cuentos chinos y
que la historia es insostenible,
ayer la mandataria
intentó darle un giro a la telenovela y
ahora asegura que su wayki Oscorima —como
ahora llama al gobernador regional— no se lo regaló, sino
se lo prestó. Una frase más para la
galería de dichos de la política
peruana, en la que el cambio de verbo no
altera el resultado. Este sería un préstamo muy peculiar, por no decir inverosímil, que se inició
ni bien se compró el reloj —es decir, Oscorina
no lo habría usado antes— y que duró más de un año, como lo hace notar el
programa ‘La encerrona’.
La historia de un romance distrae y activa el morbo local, pero no sirve como explicación real de lo que podría ser un negocio entre autoridades que disponen del uso de recursos públicos.
Sanción brutal.
Pero las contradicciones no
están solo en el sector público,
sino también en el privado.
Me refiero al cobro que ha anunciado el BCP de 2,95% por
cada 1.000 soles de facturación a través del sistema Yape.
Creo que afectará seriamente a la microempresa.
Explico por qué.
Yape es una app de transferencia financiera que ha
revolucionado el manejo de la economía cotidiana. No puedes
adquirir un Rolex, ni siquiera uno
bamba, pero puedes hacer tus compras sin llevar
efectivo. Los pequeños comercios, bodegas y
restaurantes se sienten seguros al cobrar con este mecanismo, pues los asaltos
a locales están a la orden del día.
Comercios como los señalados tienen márgenes de ganancia menores del 30%; la mayor parte de la facturación cubre costos. Por tanto, el cálculo no es un cobro de casi 30 soles por cada 1.000 soles, sino de 30 soles por cada 300, lo que equivale al 10% de lo que gana con esfuerzo una microempresa peruana.
Recordemos
que en el país se considera microempresa a los negocios que facturan hasta 700.000
soles anuales, algo así como 2.000
soles al día. Y que en la mayoría de los casos, estamos hablando
de mecanismos formalizados de autoempleo. El banco, que
además controla más del 50% de las cuentas del país, incrementará sus ganancias
en detrimento de las familias que, con mucha dificultad, generan su propia
economía en un contexto cada vez más adverso.
Si el objetivo de esta medida, como
ha señalado el banco, es cobrar a negocios rentables
y no a los más pequeños, entonces el cálculo de 1.000 soles al
día es totalmente desproporcionado. Tener una posición de dominio en el mercado
financiero no solo les debería generar mayor
rentabilidad, sino mayor
responsabilidad sobre las decisiones que toman.
Ojalá revisen esta medida y den marcha atrás
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