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“Esto es un
levantamiento del pueblo. El pueblo está enojado.
Algunas fuerzas políticas intentan utilizar este movimiento para intimidar al
gobierno, no para buscar un nuevo futuro”, explicó Kemal Okuyan, miembro del Comité Central del Partido Comunista de
Turquía (TKP). Okuyan también descartó que se trate de una crisis
revolucionaria como intentan presentarla desde algunos sectores. “Estamos muy lejos de ella. Al menos por
ahora”, explicó. Sin embargo, ni Erdogan ni el AKP esperaban que las
protestas y la respuesta del gobierno desencadenaran una manifestación masiva
en todo el país. “Afortunadamente, no
hay motivos para convocar elecciones anticipadas”, dijo Celik, tras el
encuentro, al que acudió Erdogan.
También insistió en que el Ejecutivo estaba abierto a escuchar demandas
razonables de los ciudadanos. La
Plataforma Taksim, que coordinó las primeras protestas contra la
urbanización del parque Gezi, insistió ayer en pedir la dimisión de quienes
consideran responsables de abusos policiales contra manifestantes. Entre ellos nombraron a los gobernadores
y jefes policiales de Estambul, Ankara y Hatay. Celik volvió a referirse a
que la ola de protestas estaba manipulada por la oposición política y que
pretendían echar sombra sobre los éxitos del gobierno, como la apertura de un proceso de paz con la
guerrilla kurda o la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario
Internacional.
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Diez días seguidos
de furia en Turquía.
El gobierno de Erdogan resiste la demanda de llamar a elecciones anticipadas.
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ANKARA, capital de Turquía y Estambul,
capital financiera: Arden políticamente. Surgen Nuevos Actores Sociales.
Mientras la Unión Europea se quejaba por la violencia
policial, el gobernador de Estambul descartó un nuevo desalojo de los miles de
manifestantes que desde hace más de una semana ocupan el parque Gezi de esa
ciudad.
Página /12 Domingo 9 de junio del 2013.
Decenas de miles de ciudadanos se reunieron ayer en la céntrica plaza
Taksim de Estambul, epicentro de las protestas antigubernamentales que desde
hace diez días sacuden Turquía. Al mismo tiempo que el gobernador de Estambul,
Hüseyin Avni Mutlu, descartaba un nuevo desalojo de los miles de manifestantes
que desde hace más de una semana ocupan el parque Gezi, el partido del primer
ministro Tayyip Erdogan rechazaba los pedidos de elecciones adelantadas. “No
existe motivo alguno para llamar a elecciones anticipadas. El gobierno, el
Parlamento y el gabinete funcionan a la perfección”, explicó el vicepresidente
del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan, Hüseyin Celik, tras
mantener una reunión con la cúpula del partido. “El mundo está lideando con una
crisis económica y las cosas están yendo bien en Turquía. Las elecciones no se
convocan porque hay gente marchando en las calles”, agregó.
Por
su parte, Erdogan había manifestado el viernes estar abierto a las exigencias
democráticas y había rechazado las acciones violentas en un gesto dirigido a
calmar los ánimos de los manifestantes que reclaman su dimisión y a reducir la
presión de la Unión Europea (UE), preocupada por la violencia policial. Después
de mostrarse firme contra los extremistas el jueves por la noche ante sus
partidarios, el jefe del gobierno turco adoptó un tono más conciliador al
declararse dispuesto a escuchar todas las reivindicaciones democráticas.
“Estamos en contra de la violencia, el vandalismo y las acciones que amenazan a
los otros en nombre de las libertades, pero recibimos de todo corazón a los que
vienen con exigencias democráticas”, había dicho Erdogan en Estambul.
Pasado
el mediodía, numerosas organizaciones feministas se dieron cita en la cercana
calle Istiklal para iniciar una marcha “por una vida sin abusos y sin Tayyip”.
Las mujeres se mantienen en la primera fila de las protestas desde que éstas se
iniciaron, el martes 28 de mayo, en defensa de un parque público de Estambul,
que pronto se convirtieron en un movimiento de crítica al estilo autoritario
del AKP, un partido islamista moderado. “La gente está enfadada con el primer
ministro, pero las mujeres están más enfadadas aún, porque desde hace diez años
son el blanco del ataque de todos sus discursos, como cuando quiso prohibir el
aborto”, explicó Asli Goymen, secretaria de redacción en una revista y una de
las manifestantes. La activista se quejó de que el actual gobierno no ha hecho
nada para frenar el acoso a las mujeres en el espacio laboral. “Esto es el
inicio de una nueva era”, pronosticó.
Además,
las hinchadas de dos de los tres clubes de fútbol más importantes de Estambul,
el Fenerbahce y el Besiktas, marcharon hacia la plaza desde sus respectivos
estadios al grito de “¡Tayyip renuncia!” y “¡Codo a codo contra el fascismo!”.
Los hinchas reemplazaron en parte la presencia de los estudiantes universitarios,
que normalmente son el grueso de los manifestante en la plaza, pero que se
encontraban ocupados en una jornada de exámenes.
La
represión policial con la que el gobierno respondió a las primeras
manifestaciones, que dejó al menos 3 muertos y más de 5000 heridos, provocó que
las movilizaciones se extendieran a las principales ciudades del país. Ayer en
Ankara, la capital del país, al igual que en el parque Gezi de Estambul, la
policía había recibido la orden de retirarse del parque Kugulu Park, después de
varios días de represión contra los manifestantes.
“Esto
es un levantamiento del pueblo. El pueblo está enojado. Algunas fuerzas
políticas intentan utilizar este movimiento para intimidar al gobierno, no para
buscar un nuevo futuro”, explicó Kemal Okuyan, miembro del Comité Central del
Partido Comunista de Turquía (TKP). Okuyan también descartó que se trate de una
crisis revolucionaria como intentan presentarla desde algunos sectores.
“Estamos muy lejos de ella. Al menos por ahora”, explicó. Sin embargo, ni
Erdogan ni el AKP esperaban que las protestas y la respuesta del gobierno
desencadenaran una manifestación masiva en todo el país.
“Afortunadamente,
no hay motivos para convocar elecciones anticipadas”, dijo Celik, tras el
encuentro, al que acudió Erdogan. También insistió en que el Ejecutivo estaba
abierto a escuchar demandas razonables de los ciudadanos. La Plataforma Taksim,
que coordinó las primeras protestas contra la urbanización del parque Gezi,
insistió ayer en pedir la dimisión de quienes consideran responsables de abusos
policiales contra manifestantes. Entre ellos nombraron a los gobernadores y
jefes policiales de Estambul, Ankara y Hatay. Celik volvió a referirse a que la
ola de protestas estaba manipulada por la oposición política y que pretendían
echar sombra sobre los éxitos del gobierno, como la apertura de un proceso de
paz con la guerrilla kurda o la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario
Internacional.
Celik trató además de suavizar las acusaciones de Erdogan en los
primeros días de protestas, cuando dijo que los manifestantes eran saqueadores,
extremistas y delincuentes. “El primer ministro habló de tres o cinco
saqueadores”, dijo, tratando de revertir el impacto de la palabra, que se ha
convertido en símbolo de la revuelta y sinónimo de luchador por los derechos.
También aseguró que las autoridades locales compartirán con los manifestantes
los planes de reurbanización del parque Gezi, la mecha que encendió las
protestas, y que no hay, en ese sentido, motivo de preocupación.
Turquía vivió un cuarto día de
indignación.
El rechazo a las políticas del Premier
Erdogan unió a manifestantes y a la Central Sindical.
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“Ahora estamos en
primavera, pero no dejaremos que se transforme en invierno”, declaró Erdogan en
alusión a la “primavera árabe” que terminó con gobiernos como el egipcio. En
cambio, el presidente Abdullah Gul se mostró moderado.
Página /12 martes 4 de junio del 2013.
Turquía
vivió un cuarto día de protestas sociales y represión de la policía, razón por
la cual la principal central sindical del país convocó para hoy a una huelga
por 48 horas contra el exceso policial. La situación se agravó ayer después de
que la Unión de Médicos Turcos (TBB) anunciara la muerte de Mehmet Ayvatas, un
manifestante de 19 años atropellado al levantar una barricada en una autovía en
Estambul. Frente a los acontecimientos, el presidente, Abdullah Gul, aceptó
entrevistarse ayer con Kemal Kilicdaroglu, dirigente del opositor Partido
Republicano del Pueblo (CHP), al que se acusa de estar fomentando las
protestas.
Esta anunciada reunión
llegó en un momento crítico y horas después de que el primer ministro, Recep
Tayyip Erdogan, que concentra la mayoría de las críticas, se fue del país para
una visita oficial a Marruecos y Túnez durante cuatro días, repitiendo que no
cedería ante las protestas. “Nos mantendremos firmes (...). Sí, ahora estamos
en primavera, pero no dejaremos que se transforme en invierno”, declaró Erdogan
por la mañana, en alusión a la “primavera árabe”.
La confrontación entre
activistas y el gobierno turco comenzó el viernes pasado en el pequeño parque
de Gezi, una zona arbolada de tres hectáreas situada junto a la plaza de
Taksim, centro neurálgico del lado europeo de Estambul. Las protestas se
iniciaron pacíficamente para pedir que ese parque no sea demolido para
construir un centro comercial y un complejo de viviendas, aunque luego se
profundizaron y derivaron en reclamos de la renuncia de Erdogan con
manifestaciones en todo el país. El primer ministro, acusado de autoritarismo y
de querer islamizar la sociedad turca, se enfrenta a un movimiento de protesta
de una importancia inédita desde la llegada al poder del Partido de la Justicia
y el Desarrollo (AKP, islamista moderado) en 2002.
Por su parte, el
presidente Gul se mostró a favor de una solución pacífica, en contraste con la
actitud del primer ministro. “Hay que respetar a todos, hay que cumplir las
reglas. La democracia no son sólo las elecciones. Entendimos el mensaje.
Vivimos en una sociedad abierta y hay que mostrar respeto hacia todas las
opiniones, visiones e ideas políticas diferentes”, dijo el presidente turco.
Las fuerzas
antidisturbios turcas emplearon ayer gases lacrimógenos contra cientos de
manifestantes que trataban de reunirse en la céntrica plaza Kizilay de Ankara,
informaron los medios locales. La intención policial fue evitar que los
manifestantes, en su mayoría jóvenes, se concentren en esa plaza que ya fue
escenario de enfrentamientos violentos en la noche de anteayer. Algunas calles
de la capital turca estaban bloqueadas por las barricadas levantadas por los
manifestantes, mientras que la ruta principal desde la localidad de Eskisehir a
Ankara fue bloqueada por estudiantes de dos universidades que tienen sus campus
fuera de la ciudad.
Por otro lado, el
corazón simbólico de la protesta, la plaza Taksim de Estambul, recuperó ayer
algo de normalidad. A media tarde, sólo unos centenares de personas se paseaban
por el lugar. La mayoría de los comercios reabrió sus puertas, pero las
barricadas armadas con mobiliario urbano o coches destruidos bloqueaban el
acceso a la plaza desde las calles adyacentes, signo de la determinación de los
manifestantes de no dejar que las fuerzas de seguridad, que por orden del
gobierno se alejaron el sábado pasado, tomen el control del lugar.
Frente a esta situación
de creciente violencia, Ismail Hakki Tombul, el secretario general de la
Confederación de Sindicatos de Trabajadores Públicos (KESK), una de las cuatro
principales organizaciones obreras de Turquía, anunció ayer dos días de huelga
a partir de hoy y anticipó que solicitó a otros sindicatos que se unan a las
protestas. “Desde hace siete días la gente está en la calle y los sindicatos
deben de jugar también su papel en esto”, declaró, sumando las tres primeras jornadas
en la que la protesta popular no fue reprimida. La huelga de advertencia
anunciada por el sindicato en un comunicado se justifica por el estado de
terror que se aplicó contra las multitudinarias protestas de los últimos días.
Esta confederación de sindicatos está conformada por once organizaciones
obreras y cuenta con más de 200 mil afiliados.
En tanto, el ministro
del Interior turco, Muammer Guler, señaló que 939 personas fueron detenidas en
las más de 90 protestas que se realizaron.
Asimismo, además del
anuncio del primer muerto, un médico de uno de los hospitales en los que se
refugiaron varios manifestantes señaló a la prensa que los heridos por la
brutalidad policial se cuentan por centenares. Las organizaciones no
gubernamentales hablan de mil heridos en Estambul y al menos 700 en Ankara,
pero el gobierno no confirmó las cifras.
El
secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se manifestó profundamente
preocupado por las protestas violentas en Turquía y en especial por la
represión excesiva de las manifestaciones. “Nos preocupan los reportes de un
uso excesivo de la violencia por parte de la policía, esperamos que haya una
investigación completa de esos incidentes y una contención total por parte de los agentes
frente a estos incidentes”, dijo Kerry, de visita en Polonia.
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