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Los Estados, sociedades y economías irlandeses y
españoles han sido víctimas de una prolongada y profunda depresión capitalista que está devastando el nivel de vida de
millones de personas. En Irlanda el paro
y el empleo precario llegan al 35% y en el País Vasco superan el 17,5%, con un paro juvenil que llega al 40%
[2] . Ambas economías se han contraído más de un 20% y no dan muestras de recuperación. Los partidos gobernantes han recortado drásticamente los gastos
públicos entre un 15% y un 30% en
varios servicios sociales. La clase dirigente capitalista de Irlanda y la zona vasca ha minado toda posible inversión para la recuperación rescatando bancos, pagando a acreedores
extranjeros y plegándose a los dictados de la autocrática “troika”
(el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión
Europea). El llamado programa de “austeridad”
solo se impone a las personas trabajadoras, empleadas y dueñas de pequeños
negocios, nunca a la élite. Esta “troika”,
que tienen su base en Bruselas, y
sus colaboradores locales han reducido o eliminado los impuestos de sociedades
y proporcionado subsidios y otros inventivos monetarios para atraer a las corporaciones
multinacionales y al capital financiero extranjero.
Los partidos políticos burgueses que estaban en el
poder al principio del crac han sido
sustituidos por nuevos regímenes que están firmando acuerdos adicionales con la “troika” y los banqueros. Estos
acuerdos imponen recortes más profundos y todavía más salvajes del empleo
público, y un debilitamiento aún mayor de los derechos y de la protección de
los y las trabajadoras. Los empleadores
tienen ahora poderes arbitrarios para contratar y despedir a los y las
trabajadoras en cualquier momento, sin indemnización por cese o peor. Algunos
contratos en Irlanda permiten a los
empleadores pedir el reembolso parcial de los salarios si los trabajadores se ven obligados a abandonar su
trabajo antes de que acabe su contrato debido a abusos del empleador. La economía española, incluido el País
Vasco, está sometida a una forma moderna de “pagos tributarios” dictados por la oligarquía
imperialista gobernante de Bruselas. Esta oligarquía ni ha sido
elegida ni representa a las personas a las que grava con impuestos y explota. Solo son responsables ante los
banqueros internacionales. En otras palabras, la Unión Europea se ha convertido en un imperio de facto gobernado
por y para los banqueros de la City de
Londres, de Ginebra, Frankfurt y Wall Street. Irlanda y el País Vasco están gobernados por regímenes vasallos
colaboracionistas que implementan el saqueo económico de su electorado y hacen cumplir los
dictados de la oligarquía de la UE, incluida la criminalización de las
protestas políticas masivas.
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La economía española, se encuentra en situación de "cuidados intensivos". El premio lo tienen los radicales neoliberales, los banqueros codiciosos y los políticos fracasados.
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IRLANDA Y EL PAÍS
VASCO: ¿huida generalizada (emigración) o huelga general?.
*****
James Petras.
Rebelión. Jueves 6 de junio
del 2013.
Traducido del Inglés para
Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Introducción.
Se están extrayendo muchos
miles de millones de euros de las naciones deudoras vasallas de Europa (España,
Grecia, Portugal e Irlanda) y transfiriéndolos a los bancos acreedores y a los
especuladores y estafadores financieros situados en la City de Londres, Wall
Street, Ginebra y Frankfurt. Bajo lo que se ha denominado programas de
“austeridad” los regímenes conservadores y socialdemócratas en el poder amasan
vastos pagos tributarios vía unos recortes presupuestarios salvajes y sin
precedentes en los salarios, la inversión pública, los programas sociales y el
empleo. El resultado ha sido un catastrófico ascenso del paro, del subempleo y
del trabajo eventual que es superior al 50% entre los trabajadores jóvenes
menores de 25 años, y entre el 15% y el 32% de toda la fuerza laboral. Los
salarios [1] y las pensiones se han recortado drásticamente entre un 25% y un
40%. La edad de jubilación se ha atrasado entre 3 y 5 años. Los contratos
laborales (apodados “reformas”) concentran el poder exclusivamente en manos de
los jefes y de los contratistas laborales que ahora imponen unas condiciones
laborales que nos hacen pensar en principios del siglo XIX.
Para conocer de primera
mano la crisis capitalista y las respuestas de los trabajadores he pasado gran
parte del mes de mayo Irlanda y el País Vasco entrevistándome con líderes
sindicales, militantes de base, trabajadores y trabajadoras en paro, activistas
políticos, académicos y periodistas. Este artículo se basa en muchas
entrevistas, observaciones, publicaciones, visitas a centros de trabajo y
hogares, tanto en pueblos como en ciudades.
Irlanda y el País Vasco: crisis comunes y respuestas
divergentes.
Los Estados, sociedades y
economías irlandeses y españoles han sido víctimas de una prolongada y profunda
depresión capitalista que está devastando el nivel de vida de millones de
personas. En Irlanda el paro y el empleo precario llegan al 35% y en el País
Vasco superan el 17,5%, con un paro juvenil que llega al 40% [2] . Ambas
economías se han contraído más de un 20% y no dan muestras de recuperación. Los
partidos gobernantes han recortado drásticamente los gastos públicos entre un
15% y un 30% en varios servicios sociales. La clase dirigente capitalista de
Irlanda y la zona vasca ha minado toda posible inversión para la recuperación
rescatando bancos, pagando a acreedores extranjeros y plegándose a los dictados
de la autocrática “troika” (el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Central Europeo y la Comisión Europea). El llamado programa de “austeridad”
solo se impone a las personas trabajadoras, empleadas y dueñas de pequeños
negocios, nunca a la élite. Esta “troika”, que tienen su base en
Bruselas, y sus colaboradores locales han reducido o eliminado los impuestos de
sociedades y proporcionado subsidios y otros inventivos monetarios para atraer
a las corporaciones multinacionales y al capital financiero extranjero.
Los partidos políticos
burgueses que estaban en el poder al principio del crac han sido
sustituidos por nuevos regímenes que están firmando acuerdos adicionales con la “troika” y los banqueros. Estos
acuerdos imponen recortes más profundos y todavía más salvajes del empleo
público, y un debilitamiento aún mayor de los derechos y de la protección de
los y las trabajadoras. Los empleadores tienen ahora poderes arbitrarios para
contratar y despedir a los y las trabajadoras en cualquier momento, sin
indemnización por cese o peor. Algunos contratos en Irlanda permiten a los
empleadores pedir el reembolso parcial de los salarios si los trabajadores se
ven obligados a abandonar su trabajo antes de que acabe su contrato debido a
abusos del empleador. La economía española, incluido el País Vasco, está
sometida a una forma moderna de “pagos tributarios” dictados por la oligarquía
imperialista gobernante de Bruselas. Esta oligarquía ni ha sido elegida ni representa
a las personas a las que grava con impuestos y explota. Solo son responsables
ante los banqueros internacionales. En otras palabras, la Unión Europea se ha
convertido en un imperio de facto gobernado por y para los banqueros de
la City de Londres, de Ginebra, Frankfurt y Wall Street. Irlanda y el País
Vasco están gobernados por regímenes vasallos colaboracionistas que
implementan el saqueo económico de su electorado y hacen cumplir los dictados
de la oligarquía de la UE, incluida la criminalización de las protestas
políticas masivas.
Sin embargo, las similitudes
de las condiciones socioeconómicas entre Irlanda y el País Vasco ante la
crisis, la austeridad y la dominación imperialista contrastan con las
profundamente divergentes respuestas entre los y las trabajadoras de
ambas regiones debido a las profundamente diferentes estructuras política,
sociales y económicas, historias y prácticas.
La política Vasca defiende un modelo autónomo de
economía: ¿Una salida propia ante la crisis?. “La Independencia es la única
forma de sobrevivir ante la crisis?.
***
Hacer frente a la crisis: la lucha vasca, la
lucha irlandesa.
Ante la crisis de larga
duración y gran escala Irlanda se ha convertido en el Estado vasallo “modelo”
para los Estados imperialistas acreedores. La principal confederación de
sindicatos irlandeses y los partidos políticos dominantes (incluido el Partido
Laborista, actualmente en coalición con el partido gobernante Fine Gael) han
firmado una serie de acuerdos con las oligarquías de Bruselas para recortar
drásticamente el empleo y el gasto públicos. En cambio, el sindicato
independentista vasco LAB ha encabezado seis [2] exitosas huelgas con una participación
superior al 60% en el País Vasco, incluida la última, el 30 de mayo de 2013.
Las políticas
colaboracionistas de clase de los sindicatos irlandeses han llevado a una
profunda ruptura generacional: los trabajadores más mayores firman acuerdos con
los jefes para “preservar” sus trabajos a expensas de la seguridad de
empleo de los más jóvenes. Los y las trabajadoras irlandesas más jóvenes, a
quienes se ha dejado sin ningún medio organizado de lucha de masas, han estado
abandonando el país en unas cantidades desconocidas desde la Gran Hambruna de
mediados del siglo XIX: en los últimos cuatro años de una población trabajadora
de 2.16 millones han emigrado más de 300.000 personas trabajadoras y se espera
que otras 75.000 se vayan en 2013. En medio de esta catástrofe del siglo XXI
la amargura y “brecha generacional” de los y las trabajadores emigrantes
deja ver en el muy bajo nivel de remesas que se envían a “casa”. Una razón de
que la tasa de paro irlandesa se mantenga en un 14% en vez de un 20-25% es la increíble
huida al extranjero de las y los jóvenes trabajadores.
En el País Vasco, en
cambio, no hay una emigración masiva de personas trabajadoras jóvenes. En vez
de huir se ha intensificado la lucha de clase. La lucha por la liberación
nacional ha ganado apoyos entre la clase media y los pequeños empresarios ante
el fracaso total del régimen de derecha de Madrid (dirigido por el
autodenominado “Partido Popular”) a la hora de frenar la espiral
descendente. La fusión de la lucha de clase y la nacionalista en el País Vasco
ha militado en contra de cualquier acuerdo capitulador firmado por los
sindicatos "moderados”, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de
Trabajadores (UGT). LAB tienen mucha más influencia de lo que podría sugerir la
cantidad de sus afiliados formales. La capacidad de LAB para movilizar está
arraigada en su influencia entre los delgados de fábrica que se eligen en todos
los centros de trabajo y que supera con mucho la cantidad total de afiliados.
Por medio de la reunión de delegados en asamblea las y los trabajadores
discuten y votan la huelga general, a menudo pasando por encima de las ordenes
provenientes de los cuarteles generales en Madrid. La democracia directa y la
militancia de base liberan a los y las trabajadoras vascas militantes de la
burocrática estructura sindical centralizada que en Irlanda ha impuesto que se
haga unas retrógradas “ retribuciones ” a las corporaciones
multinacionales.
En el País Vasco existe una
fuerte tradición de cooperativas, especialmente el complejo industrial
Mondragon que ha creado una solidaridad entre trabajadores de las comunidades
urbanas y rurales ausente entre trabajadores irlandeses. Los dirigentes
políticos y asesores económicos irlandeses se han postrado ante las corporaciones
multinacionales y les han ofrecido el tipo impositivo más bajo, exenciones
fiscales mayores y a más largo plazo, y la regulación laboral más sumisa de
todos los países de la Unión Europea.
En el País Vasco el partido
nacionalista y socialista EH Bildu- Sortu , el diario Gara y LAB proporcional
un apoyo ideológico y político mutuo durante las huelgas, las contiendas
electorales y las movilizaciones de masas basadas en la lucha de clases. Juntos
hacen frente a los programas de “austeridad” como una fuerza unida.
En Irlanda el Partido
Laborista, supuestamente vinculado a los sindicatos, ha entrado en la actual
coalición en el gobierno. Han aceptado una nueva oleada de recortes en el gasto
social, los despidos de empleados públicos y una reducción de salarios [1] del
20%. Es posible que los dirigentes sindicales estén divididos en relación con
estos draconianos recortes, pero la mayoría sigue apoyando al Partido
Laborista. El más militante sindicato de trabajadores del comercio rechaza los
recortes, pero no tiene alternativa política. Aparte del apoyo del partido
nacionalista-republicano Sein Fein y de partidos de izquierda más pequeños, la
clase política no ofrece una estrategia o programa político progresivo claro.
El Sein Fein ha hecho la “transición” desde la lucha armada a la
electoral. Según las últimas en cuestas (mayo de 2013), ha duplicado su índice
de aprobación de menos del 10% al 20% debido a la crisis. Sin embargo, el Sein
Fein está dividido internamente: el ala “izquierda” pro-socialista quiere
intensificar la lucha “en contra de la austeridad” mientras que los
dirigentes parlamentarios “republicanos” se centran en la unificación y
quitan importancia a la lucha de clase. A consecuencia de su colaboración con
la “troika” y las nuevas leyes de impuestos regresivas el Partido
Laborista está perdiendo apoyo y el partido tradicional de derecha, Fianne
Fail, que fue responsable de estafas generalizadas, del boom especulativo y de
las concesiones a las corporaciones, está volviendo a la escena electoral ¡e
incluso puede que vuelva al poder! Esto ayuda a explicar por qué las personas
trabajadoras han perdido la esperanza en cualquier cambio electoral positivo y
están huyendo masivamente de la perpetua inseguridad en el trabajo impuesta por
su elite: “Mejor un billete de avión a Australia que toda una vida de
servidumbre por deudas, unas leyes sobre bancarrota regresivas y contratos
dictados por los patronos aprobados por los jefes de los sindicatos que tiene
salarios de seis dígitos”.
La revuelta del País Vasco
en contra del gobierno central de Madrid se basa en parte en el hecho de que es
una de las regiones del Estado español más productivas, avanzadas
tecnológicamente y progresivas socialmente. El paro en el País Vasco es
inferior al del resto del Estado. Un alto nivel educativo, un sistema regional
global de salud, especialmente en las zonas rurales, y una extendida red de
asambleas electas locales, combinado con sus herencias cultural y lingüística
únicas han hecho avanzar a la nación v asca hacia mayor entidad política. Para
muchas personas esto señala a los vascos como la “vanguardia” política para
romper con los dictados neoliberales de la UE y el decrépito régimen de Madrid.
La juventud y los sindicalistas en Irlanda, continúan la lucha contra los políticos vasallos de la troika. El fracaso de banqueros y políticos es tan evidente, que no encuentran salida, al contrario la austeridad profundiza y extiende socialmente la crisis.
***
Conclusión: perspectivas políticas.
Si continúan las actuales
tendencias de políticas de austeridad y de emigración Irlanda se convertirá en
un “país vacío”, con monumentos históricos, bares llenos de turistas e iglesias
antiguas, carente de sus trabajadores y trabajadoras más ambiciosas, mejor
preparadas e innovadoras: un paraíso fiscal desindustrializado, las Islas
Caimán del Atlántico Norte. Ningún país de sus dimensiones puede seguir
siendo un Estado viable si tiene que hacer frente a los actuales y cada vez
mayores niveles de emigración de sus trabajadores más jóvenes. Irlanda será
recordado por sus postales y vacaciones fiscales. Sin embargo, hay esperanza ya
que los republicanos de izquierda del Sein Fein, los socialistas, comunistas y
activistas antiimperialistas se unen a las y los trabajadores en paro y con
trabajos precarios para formar nuevas redes de movimientos de base. Hasta
cierto punto puede que se detengan las puertas giratorias de los políticos
irlandeses que asumen y dejan cargos públicos. Puede que jóvenes educados y
enfadados que tienen trabajos interiores a su formación decidan quedarse en
casa, mantenerse firmes y volver sus energías hacia una rebelión popular. Un
importante dirigente socialista lo resumía de la siguiente manera: “El
profundo pesimismo y la influencia de la fallida democracia social y de la ideología
imperialista dentro del movimiento de los trabajadores son muy fuertes. Como
sabe, solo podemos empezar a partir de donde estamos”. En efecto, la
determinación y convicción de los militantes de los sindicatos irlandeses es
una razón para esperar y creer que la actual huida va a convertirse en una
lucha futura.
En el caso del País Vasco
la cada vez mayor lucha nacional y de clase, unida al legado de unas
cooperativas y una solidaridad poderosas basadas en asambleas da esperanzas de
que se puede derrotar al actual régimen reaccionario de Madrid. La junta
neofascista gobernante (el partido gobernante sigue honrando a la dictadura y
al ejército de Franco) está cada vez más desacreditado y tiene que recurrir a
una presión cada vez mayor. En lo que respecta a los movimientos militantes
vascos el régimen ha adoptado violentas medidas provocativas: criminalizar las
protestas de masas legales, detener a personas que luchan por la independencia
haciendo acusaciones y prohibiendo mostrar las fotos de los presos políticos (a
los que Madrid llama “terroristas”). Es evidente que el gobierno está cada vez
más preocupado por la fuerza de las huelgas generales y el creciente poder
electoral de la izquierda independentistas, y ha estado tratando de provocar
una “respuesta violenta” como pretexto para ilegalizar la prensa, el partido y
el programa de EH Bildu Sortu y LAB.
En mi opinión, Madrid no
tendrá éxito. España como Estado centralizado se está deteriorando: las
políticas neoliberales han destruido las relaciones económicas, ha destrozado
el vínculo social y abierto la puerta a movimientos sociales avanzados. El
sistema bipartidista se está desmoronando y una nueva generación de movimientos
autónomos está desafiando las políticas colaboracionistas de clase de los confederaciones
de sindicatos tradicionales.
*****
Notas:
[1] El autor diferencia
entre “ salary” y “wage” que, aunque ambos significan sueldo o
salario, “salary” se calcula anualmente, se paga mensualmente y se
traduce en una cantidad constante que perciben los profesionales, mientras que
“wage” se calcula por horas o días y se paga semanalmente (N. de la t.).
[2] Estas cifras han sido
rectificadas por el autor después de la publicación del artículo en inglés (N.
de la t.).
Rebelión ha publicado este
artículo con el permiso del autor mediante una licencia de
Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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