“El tema de los Panamá Papers se ha impuesto a nivel mundial y ha venido
a probar la enredadera de corrupción que envuelve el mundo. Allí
aparecen jefes de Estado, entre ellos el presidente argentino Mauricio Macri,
escritores, artistas, empresarios, en suma, una colección inaudita de evasores.
Y sin embargo, ha habido como una auto limpieza. Los culpables no conocerán tal
vez ninguna sanción. –Se trata de una suerte de
corrupción legalizada. Como el sistema
de financiamiento de campañas políticas en los Estados Unidos, la corrupción
también se puede legalizar. Luego
está la corrupción propiamente dicha, la
delictiva. Ambas encierran flujos cuantiosos, inimaginables para una
persona promedio. Esos flujos son equivalentes a montos anuales mayores al PIB de los Estados Unidos. En su mayor
parte, esos dineros le pertenecen a las elites
políticas, a las elites empresariales, a algunas elites sindicales. Esas
elites han generado un sistema financiero paralelo, un sistema político
paralelo, un sistema socioeconómico
paralelo al de las personas de a pie. Y ese sistema paralelo determina el
resultado de las elecciones, el resultado de lo que se supone debe ser la
competencia del mercado, que en realidad no existe. En suma, esos montos ligados a estas actividades pasan después a
través de canales que evaden impuestos, o que no los evaden y van a parar a
estos paraísos fiscales, a estas empresas fantasmas que trabajan con una
arquitectura enormemente sofisticada. El caso de esta firma panameña Mossack Fonseca es sólo una entre cientos de firmas.
Hay otras que realizan operaciones muy superiores a la de este caso de los Panamá Papers. Esto es moneda corriente
entre las elites políticas de esta planeta. Allí encontramos a la elite china,
o a la elite capitalista propiamente china. Esto quiere decir que no hay
ideologías en el lavado de dinero. La delincuencia organizada de Estado y la
delincuencia organizada propiamente dicha como la del cartel de Sinaloa tiene su dinero mezclado en ese sistema paralelo.
Nuestros sistemas políticos a los que clasificamos demasiado rápido como
democracias, especialmente cuando habla la OEA,
son realmente fachadas de democracia, como es el caso mexicano, como es el caso
de Argentina y de otras regiones del planeta. Los Panamá Papers son sólo una gota en el
océano. Es una industria cuantiosa”.
/////
Edgardo
Buscaglia: “Las elites han generado un sistema financiero paralelo, un sistema
político paralelo, un sistema socioeconómico paralelo.”.
***
CONSULTOR ONU: “LA CORRUPCIÓN
TAMBIÉN SE PUEDE LEGALIZAR”.
Habla Edgardo
Buscaglia, consultor de la ONU, especializado en tráfico de drogas, lavado y
delincuencia organizada.
*****
Buscaglia desenmascara la corrupción política y empresarial, el lavado
de dinero, las bases patrimoniales del crimen organizado, el sistema
financiero, el cinismo protector de los Estados coloniales y la impunidad de
los capitales ilícitos.
Eduardo Febbro
Desde Ciudad de México domingo 5 de junio del 2016.
Viajar
por el intrincado y planetario mundo del crimen organizado es una travesía de
muchas sorpresas donde la figura del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo
Guzmán” es apenas un títere en miniatura frente a la poderosa maquinaria de la
corrupción política, financiera y mafiosa que, en el fondo, rige los destinos
de mundo. Esa es la a la vez dolorosa, alentadora y magistral demostración que
realiza el doctor Edgardo Buscaglia en una de sus últimas investigaciones
publicadas: Lavado de dinero y corrupción política. El arte de la delincuencia
organizada internacional (Editorial Debate). Si alguien quiere dejar el
territorio de la inocencia o la mera lectura ideológica del crimen organizado,
Buscaglia ofrece una perfecta guía para navegantes en la cual desmonta y
desenmascara la corrupción política y empresarial, el lavado de dinero, las
bases patrimoniales del crimen organizado, el sistema financiero, el cinismo
protector de los Estados coloniales y la manera en que, con toda impunidad, los
capitales de procedencia ilícita se integran en la economía legal. Esa
corrupción ha terminado por generar no sólo un sistema económico paralelo, sino
también un sistema político a espaldas de la sociedad que elige a sus
dirigentes.
Buscaglia
demuestra que, en sus múltiples formas, el lavado de dinero es una suerte de
lavado de la democracia una violación de la misma democracia que cuenta con
complicidades en los niveles más altos de la política y la finanza
internacional. Los capos del narcotráfico son meros figurantes sangrientos en
esta gigantesca empresa mundial que mueve más capitales que el propio PIB de
los Estados Unidos y cuyos operadores centrales son de cuello blanco y corbata.
Buscaglia es uno de los más exquisitos especialistas del mundo en esta materia,
con una amplia y reconocida experiencia. Dedicó la mayor parte de su vida a
investigar el fenómeno del crimen organizado. Ha dado clases en las
universidades más prestigiosas del planeta y trabajó en instituciones globales
como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por
sus siglas en inglés). Buscaglia fue jefe de asesores de la Organización de las
Naciones Unidas entre Junio del 2010 y Junio del 2011 en Afganistán, además de
asesor externo de la agencia ONU para el Entrenamiento e investigación
(Unitar). Su libro es una síntesis valiente de los ríos ocultos que riegan de
agua sucia a los Estados donde emerge la complicidad entre el mundo público y
el sector privado, los medios de comunicación, las grandes corporaciones
internacionales, y los crímenes como la trata de personas que generan miles de
millones cada año.
En
esta entrevista exclusiva con Página/12, Buscaglia nos introduce, desde la
Argentina hasta el corazón del mundo occidental, en los meandros de un asalto a
las democracias del mundo.
–El
tema de los Panamá Papers se ha impuesto a nivel mundial y ha venido a probar
la enredadera de corrupción que envuelve el mundo. Allí aparecen jefes de
Estado, entre ellos el presidente argentino Mauricio Macri, escritores,
artistas, empresarios, en suma, una colección inaudita de evasores. Y sin
embargo, ha habido como una auto limpieza. Los culpables no conocerán tal vez
ninguna sanción.
–Se
trata de una suerte de corrupción legalizada. Como el sistema de financiamiento
de campañas políticas en los Estados Unidos, la corrupción también se puede
legalizar. Luego está la corrupción propiamente dicha, la delictiva. Ambas
encierran flujos cuantiosos, inimaginables para una persona promedio. Esos
flujos son equivalentes a montos anuales mayores al PIB de los Estados Unidos.
En su mayor parte, esos dineros le pertenecen a las elites políticas, a las
elites empresariales, a algunas elites sindicales. Esas elites han generado un
sistema financiero paralelo, un sistema político paralelo, un sistema
socioeconómico paralelo al de las personas de a pie. Y ese sistema paralelo
determina el resultado de las elecciones, el resultado de lo que se supone debe
ser la competencia del mercado, que en realidad no existe. En suma, esos montos
ligados a estas actividades pasan después a través de canales que evaden
impuestos, o que no los evaden y van a parar a estos paraísos fiscales, a estas
empresas fantasmas que trabajan con una arquitectura enormemente sofisticada.
El caso de esta firma panameña Mossack Fonseca es sólo una entre cientos de
firmas. Hay otras que realizan operaciones muy superiores a la de este caso de
los Panamá Papers. Esto es moneda corriente entre las elites políticas de esta
planeta. Allí encontramos a la elite china, o a la elite capitalista
propiamente china. Esto quiere decir que no hay ideologías en el lavado de
dinero. La delincuencia organizada de Estado y la delincuencia organizada
propiamente dicha como la del cartel de Sinaloa tiene su dinero mezclado en ese
sistema paralelo. Nuestros sistemas políticos a los que clasificamos demasiado
rápido como democracias, especialmente cuando habla la OEA, son realmente
fachadas de democracia, como es el caso mexicano, como es el caso de Argentina
y de otras regiones del planeta. Los Panamá Papers son sólo una gota en el
océano. Es una industria cuantiosa.
–Lo
que resalta en su libro, Lavado de dinero y corrupción política. El arte de la
delincuencia organizada internacional, es la connivencia entre el poder
político y el crimen organizado. De allí se desprende una evidencia: el crimen
organizado es un ejército mundial, globalizado.
–Hay
que definir adecuadamente al crimen organizado. Si este crimen organizado es la
caricatura del tráfico de drogas que se presenta en México, entonces nos
quedamos con una pequeña gota del gran lodo de la delincuencia organizada. De
hecho, la delincuencia organizada es también la compra venta de pasaportes a
través de un ex Primer Ministro de Portugal, es igualmente el proceso a través
del cual se desvían fondos públicos hacia empresas fantasmas para financiar
campañas electorales. Cuando se tipifican delitos de la delincuencia organizada
y se los amplia a muchos de estos delitos que a veces se conciben nada más que
como corrupción política, recién podemos empezar a entender la magnitud del
fenómeno. La delincuencia organizada se dedica a 23 tipos de delitos económicos
y tráficos ilegales: tráficos de personas, de migrantes, de armas, de drogas,
contrabando, extorsiones, etc, etc. Pero esa delincuencia tiene más del 70 por
ciento de sus capitales introducidos en actividades legales. Es allí donde debemos
atacar. El gran puente entre los Estados y el crimen organizado es la política.
Debemos destruir ese puente para empezar a desmantelar, por un lado, a los
grupos criminales organizados, aquellos que trafican con armas o personas, como
en Argentina y en México, dos países que se han transformado en grandes centros
de la trata de personas. Pero, por otro lado, también hay que destruir el
puente para desmantelar las redes de políticos y empresarios que operan en el
mundo legal y que son también delincuencia organizada.
Los padres de familia aún esperan la respuesta oficial del gobierno de México sobre la desaparición y muerte de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Estado de Guerrero, victimas de grupos armados de narcotraficantes en alianza con organizaciones del Estado. No se oye padre hasta ahora, señor Peña Nieto.
***
–El
mundo legalizado de la delincuencia organizada es espeluznante: hay bancos,
compañías financieras, gabinetes de abogados, intermediarios con reconocimiento
mundial, etc, etc.
–Efectivamente.
La delincuencia organizada es un fenómeno de cuello blanco. Las mentes más
sofisticadas y más educadas del planeta que fueron a las universidades más
importantes del mundo están al servicio de estos grupos criminales. Tenemos que
dejar de caricaturizar a la delincuencia organizada a través del Chapo Guzmán o
de las pandillas que uno observa en Santa Fe, en la Argentina. Hay que comenzar
a llamar a las cosas por su nombre. La corrupción política es un delito en red,
y como tal, tiene una motivación no sólo política sino también económica. Por
consiguiente es delincuencia organizada. Es preciso llegar hasta los
empresarios que están detrás de esa corrupción. En muchos casos son las mismas
personas, son los políticos y sus familias, como ocurre en México.
–México
no es una isla, no es una excepción sino el lugar que concentra todo lo que
ocurre en el mundo. México no es una problemática local, sino planetaria.
–Exactamente.
La delincuencia que se manifiesta en México es una delincuencia transnacional
que tiene su base patrimonial en los Estados Unidos en alrededor el 20% del
dinero que se genera a través de delitos. El problema es que México es un país,
como Rusia, en una transición hacia una democracia con enormes vacíos
institucionales: vacíos de controles patrimoniales, de prevención social de la
delincuencia, vacíos de controles de la corrupción. Entonces, esos vacíos de
controles institucionales hacen que la delincuencia organizada que pasa por
México se comporte de forma mucho más dañina que la misma delincuencia
organizada que pasa por Holanda y los Estados Unidos, que no se comporta con
tanto impacto y violencia contrariamente a la de México que tira bombas,
secuestra más, compra y vende seres humanos con mayor asiduidad. Esa misma
delincuencia, cuando pasa a los Estados Unidos, se comporta de manera empresarial
porque se encuentra con instituciones judiciales más fuertes. En Estados Unidos
la delincuencia organizada es infinitamente más poderosa que en México. La
gente tiene la idea de que México es el gran imperio, pero no es así. En México
los distintos grupos criminales pujan para usar a las distintas fuerzas de la
policía a su imagen y semejanza, pujan por usar a empresas bancarias o
farmacéuticas. Esto, por ejemplo, no lo podrían hacer en los países europeos
con tanta impunidad. Pasan a Europa silenciosamente y hacen más dinero porque
allí tienen sus bases patrimoniales. Si se conjuga a la Unión Europea y a los
Estados Unidos tenemos el 44% del lavado de dinero mundial, a lo cual le
podemos también sumar China. No nos engañemos. México está pagando con sangre
sudor y lagrimas el pasaje de esta delincuencia organizada que tiene su base
patrimonial en los países más ricos.
–¿Acaso
estamos en una situación mundial que cabe en aquella frase del narco colombiano
Pablo Escobar: “¿plata o plomo?”.
–Yo
le diría que es poder o plomo. La plata que esta gente le promete a jueces y a
políticos termina constituyéndose en poder social y político. Lo que más me
preocupa es que en la mayoría de los países como Argentina, México y algunos
europeos con vacíos institucionales se están formando Estados dentro del
Estado. De alguna manera estamos volviendo a la Edad Media. El poder político
se está fragmentando y feudalizando. La delincuencia organizada promete poder,
feudaliza al Estado, genera feudos y, muchas veces, esos feudos comienzan a
competir entre ellos como en la época feudal. Hay que parar ese proceso porque
es muy dañino para el tejido social. No se trata sólo de un tema económico. Es
un tema de desarrollo social que no se podrá alcanzar en la medida en que los Estados
se sigan fragmentando.
–Usted
tipifica unos 23 perfiles de delitos económicos. ¿Cuál es el patrón que los
unifica?
–La
motivación económica, pero me preocupan más los crímenes de lesa humanidad. La
trata de personas, que es uno de los grandes negocios de la delincuencia
organizada transnacional, son crímenes de lesa humanidad. Tenemos una situación
donde estas redes criminales cometen crímenes de lesa humanidad en todas
partes. La legalización del trafico de drogas, por ejemplo, no resuelve el gran
problema de la delincuencia organizada que está muy diversificada mundialmente.
Si le legalizas las drogas por aquí, esta gente reasigna recursos para hacer
otro negocio en alguna parte. En ese sentido, los 23 delitos económicos son en
su mayor parte crímenes de lesa humanidad: trafico de migrantes, secuestros,
explotación sexual, etc.
–Un
informe del organismo europeo Europol calcula que la crisis migratoria que
sacude hoy a Europa genera una cifra de negocios de 6 mil millones de dólares
por año. El 90% de las personas que llegan a Europa lo hacen a través de redes
mafiosas.
–Así
es. En la gran, gran mayoría de los casos de refugiados nos encontramos con
redes criminales transnacionales que trabajan con toda una infraestructura muy
sofisticada de transporte, logística de almacenamiento, distribución de estos
refugiados y un mecanismo de distribución de precios según el origen
socioeconómico de los refugiados. Hay funcionarios públicos involucrados en
este tráfico y también empresas de transporte, a la vez terrestre y marítima.
Desde luego, la raíz de estos problemas son tanto los sistemas políticos de
Medio Oriente como el de los sistemas políticos colonialistas que han estado
generando el catalizador de estas guerras.
–En
su libro usted plantea 20 propuestas para sanear esta hecatombe de corrupción.
¿Cuál sería la mecánica de dichas propuestas?
–-Se
trataría de entrarle a la esencia misma de la delincuencia, a la madre y al
padre de la delincuencia organizada que es la corrupción política al más alto
nivel. Habría que pegarle a esos organismos que promueven la corrupción
política. Y esto no pasa solamente por castigos de la justicia penal. No,
habría que, por ejemplo, generar mecanismos mucho más transparentes para que se
elaboren listas de candidatos a las elecciones primarias en España, en
Argentina, México, que sean listas abiertas, sujetas al voto popular, con
controles patrimoniales mucho más precisos. Ese tipo de medidas son esenciales
para eliminar el efecto catarata, donde la corrupción empieza a muy alto nivel
y luego baja a través de la corrupción administrativa, judicial. Pero hay que
ir al foco principal de la corrupción, que está al más alto nivel. Hay casos
como el de la provincia de Buenos Aires, en la Argentina, que no tienen aún una
ley de financiamiento de campañas políticas. La provincia de Buenos Aires es un
parque de diversiones para le delincuencia organizada. Hay que abordar ese
aspecto para que, quienes lleguen a la política, aunque no sean santos, estén
sujetos a controles un poco más elaborados para que tengamos un mínimo de
control de calidad. ¡ El centro mafioso patrimonial de la Argentina es la
provincia de Buenos Aires !. Incluso si la provincia de Buenos Aires maneja
montos criminales mucho menores a los que podemos ver en Alemania o Estados
Unidos, es un factor de generación de violencia por los vacíos institucionales
que existen. Allí donde hay vacíos de Estado hay delincuencia organizada
violenta.
–En
la Argentina hay muchas denuncias en este momento…
–Parece
que el Poder Judicial en la Argentina está muy entusiasmado en iniciar causas
penales. Hay que dejarlo que genere material probatorio para que avancen las
causas en la Argentina, pero siempre y cuando se abarquen a todos los partidos
y no nos quedemos solamente con un proceso de manos limpias de una sola mano.
Hay que lavar ambas manos. El Mani Puliti italiano, o actualmente el brasileño,
abarca a todos los partidos, no solamente a los Kirchner. En la Argentina hay
corrupción por todos lados y es preciso abarcar a todos los movimientos.
–El
macrismo tiene un discurso justiciero y moralizador pero en el propio aparato
del gobierno hay miembros que participaron en los procesos de corrupción que
usted describe, empezando por las cuentas en paraísos fiscales.
–Hay
que introducir mecanismos de control de financiamiento de campañas que empiecen
con el control de la campaña del presidente Macri. Habría que establecer tres
tipos de auditorias: las sociales electorales, las auditorias legislativas, y
la de los institutos que, en el caso de la Argentina, sería la Cámara Nacional
electoral.
–En
este contexto, para usted, lo que pasó en Brasil fue un golpe de Estado para
impedir las investigaciones de la justicia al conjunto de la clase policía.
–Es un golpe parlamentario por la impunidad. Hay tienes hay un 59% de
los legisladores brasileños de todos los partidos que están procesados por un
sistema judicial medianamente independiente. ¡Los brasileños deberían estar
orgullosos !. Pero hay ese 59% de los legisladores del Congreso Federal
clamando impunidad. Ese fue el factor principal para tratar de sacarse de
encima a la presidenta Dilma Rousseff a través de tecnicismos. Ahí hay un tema
importante: cuando los Estados se comienzan a reconstituir y a generar movimientos
de limpieza de sus cloacas políticas, como es el caso de Brasil y fue el de
Colombia o Italia, cuando eso ocurre los procesados no se quedan quietos y
empiezan a generar una contra reforma reaccionaria. Eso lo observamos con gran
crudeza en el caso de la presidenta Dilma Rousseff en Brasil. Estamos viendo
maxi procesos de mafia y corrupción política. ¡Viva Brasil! Hay que ser muy
elogiosos del trabajo que están llevando a cabo allí, con una sociedad civil
mucho más activa, unificada, que protege a sus fiscales, cosa que no ocurre ni
en México ni en la Argentina. Brasil es un ejemplo porque lo que se juzga no es
si en un país hay o no corrupción, en todos los países del mundo la hay. Lo que
se evalúa es la reacción del Estado. Es preciso entonces apoyar a los Estados para que se
institucionalicen.
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