“La metáfora de la ACUMULACIÓN ORIGINARIA (según Marx)
De cómo se supone que surgió la disciplina industrial
De cómo se supone que surgió la disciplina industrial
¿Considera
usted que Karl Marx fue un poeta?
–Un
poeta con mucho talento.
¿Sentado
en la biblioteca más imponente de Londres, hace extractos de libros de Historia
y escribe una historia en torno a esos núcleos imaginarios?
–Es
el rasgo que atraviesa toda su teoría.
¿No es
injusto con él cuando degrada a la categoría de poeta a un materialista
científico?
–¿Degradar?
Una metáfora poética es la forma más elevada del entendimiento. En el siglo
XVI, en las colinas de Gran Bretaña se prendía fuego a las casas de los
campesinos, y a ellos les expropiaron las tierras que después se deslindaron
para convertirlas en pastizales. Donde antes vivían personas, empezaron a
pastar rebaños de ovejas. Así lo describe Marx.
¿Ésa es
la “acumulación originaria”?
–El
suelo sólo es útil cuando se destina al pastoreo de ovejas cuya lana se utiliza
en Holanda, donde florece el capital.
Eso trae
agua de menguante.
–Para
que se ponga en marcha el proceso de intercambio, primero hay que acumular un
patrimonio que pueda expresarse en dinero. Puede conseguirse incendiando casas
de labor, obteniendo beneficios del 2000% en el comercio de opio con China,
mediante el tráfico de esclavos o, sencillamente, robando. Algún tipo de
APROPIACIÓN ORIGINARIA tiene que haber.
Provoca
sufrimiento.
–Y
el sufrimiento es la madre de la invención. La gente a la que le quemaron las
casas, los expropiados, acuden en tropel a Londres. A los vagos, o a los que
quieren salir adelante robando, les espera la horca. Los otros, a partir del
sufrimiento desarrollan una gran inventiva. Empiezan a trabajar. Es decir, en
las tierras de su buena voluntad aran un ámbito de la disposición a trabajar
que genera capacidades especiales (a la manera de un invernadero).
–¿Un
tesoro en el interior de los seres humanos?
–Creo
que eso es lo que hemos de entender en Marx.
Traducción de Daniel Najmías.
/////
CRÓNICAS MARXIANAS.
BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO.
1818-2018.
*****
Un fantasma recorre el Teatro Nacional Cervantes: una
serie de artistas y pensadores homenajearán a Karl Marx en el marco de un evento
que inaugura la temporada 2018 del
Teatro de un modo concluyente: el
sábado 7 de abril, desde la mañana hasta casi medianoche, tendrá lugar una
programación abigarrada y simultánea dedicada a reflexionar, representar,
recordar, reversionar y remixar el pensamiento del gran teórico alemán. El
ciclo se llama Marx nace, porque se realiza a doscientos años de su nacimiento.
Carla Imbrogno, traductora del alemán y gestora cultural, y Fernando De
Leonardis, escritor, editor y sociólogo, son los responsables de un evento que
incluye cine, música, performances, teatro y filosofía con personalidades de
diversas disciplinas, entre ellas, Emilio García Wehbi, Rubén Szchumacher,
Beatriz Sarlo, Darío Sztajnszrajber, Naty Menstrual, Juan José Sebreli, Eduardo
Grüner y Carlos Gamerro, entre otros. Un día marxista y marxiano en plena otoño
de Buenos Aires.
Mercedes Halfon.
Página/12 domingo 1 de
abril del 2018.
Como dijo
alguna vez el poeta Wallace Stevens: “El
comunismo es un instrumento para mejorar la atención humana”. Esto quiere
decir que además de un cuerpo de ideas revolucionario, tanto para sus
defensores como para sus detractores, Marx
elevó el nivel de la discusión hasta un punto tan brillante que es
imposible soslayarla. Cada tanto el
marxismo vuelve. La suya es una historia de luchas, asedios y retornos. Y
eso que retorna es la crítica al presente, la posibilidad de pensar el mundo de
otra manera a la que vivimos.
El marxismo
tuvo múltiples apropiaciones desde el teatro: primero, por supuesto, en la
Rusia de la Revolución, que puso el cuerpo del actor al servicio del hombre
nuevo que se propugnaba desde los primeros días de octubre. Basta pensar en el
inmenso director Vsèvold Meyerhold como el gran articulador de las innovaciones
del campo político hacia el campo teatral. Fue él –antes que Serguéi
Eisenstein– quién se preocupó en crear una teoría estética y escénica que acompañara
a los bolcheviques en los tiempos que corrían y que, incluso, fuera más
allá.
Mientras
tanto, en la compleja Alemania post Primera Guerra Mundial, Bertolt Brecht
hacía sus primeras armas. Su creación, el teatro “épico”, contiene el
pensamiento marxista en su interior, pasado por el filtro benjaminiano de la
“dialéctica en suspenso”. En el teatro de Brecht los problemas planteados no
son resueltos, sino que el espectador debe irse con la cabeza sembrada de
preguntas que van a responderse afuera del teatro. Pero estos y otros
desarrollos, tuvieron un punto conclusivo cuando el “socialismo real” cerró su
cortina con estrépito. Muchos consideraron que el pensamiento de Marx se
extinguía con la caída de los estados socialistas. Pero las tesis y observaciones
realizadas en sus trabajos, iban mucho más allá. Han resistido.
Podemos
decir que el primero que retomó el vinculo marxismo-teatro luego de esa primera
desilusión fue el filósofo Jacques Derrida. Claro que lo hizo de modo
metafórico, poético, pero no por eso menos contundente y real. Fue en su
célebre texto Espectros de Marx. En esa intervención, que realizó en el marco
del coloquio “A dónde va el marxismo”, el francés se opuso fuertemente al clima
celebratorio y neoliberal que imperaba en Occidente luego de la caída del muro
de Berlín y la disolución de la URSS. Tan solo tres años después de estos
eventos, Derrida apareció para decir que quizás el marxismo no estaba del todo
muerto, que ese cadáver volvía en forma de espectro, de unas fuerzas fuera del
tiempo, ni vivas ni muertas, pero muy insistentes. Y la figura que encontraba
Derrida para explicar esas fuerzas espectrales que asediaban el presente era
nada menos que el Hamlet de Willam Shakespeare. Como todos sabemos, en esa obra
el fantasma del rey muerto acecha a su hijo, el príncipe Hamlet, instándolo a
actuar. “El tiempo está fuera de quicio”, decía el fantasma, algo debe volver a
ponerse en su lugar. Y es ese mismo extraño e incómodo lugar el que ocupa Marx,
escribió Derrida. Una fuerza espectral que siempre vuelve.
La escena capital.
Y así es
como este fantasma ha llegado hasta Buenos Aires, hasta Avenida Córdoba y
Libertad, hasta nuestro mismísimo Teatro Nacional Cervantes. Pero este fantasma
no es uno solo, son muchos. Porque si hay algo que queda claro de esta
propuesta es que no hay posibilidad de una lectura monolítica de este pensador.
Los enfoques son, deben ser, diversos. Es así como en las trece horas y media
de duración de Marx nace habrá de todo:
cine, teatro, poesía, música, filosofía.
Lecturas comentadas de escritos de Karl Marx, performances inspiradas en sus
textos de ficción, diálogos marxianos, filosofía y música, un recorrido
biográfico acus mático, tangos
proletarios, proyecciones y libros integran este día único. Y como buenos fantasmas,
estos invocadores del espíritu marxiano se filtrarán y ocuparan el teatro en su
totalidad: salas, camarines, pasillos y espacios que habitualmente no son
transitados por el público.
La jornada
está dividida en cinco áreas que convivirán en los distintos espacios del
teatro. Quizás la más sorprendente sea Marx
a escena, que se propone volver los materiales de vida y obra del pensador
alemán en material escénico en sentido amplio. Allí estarán los Tangos proletarios de la orquesta 34 Puñaladas; la
propuesta filosófico-musical de Darío Sztajnszrajber; la interpretación de Naty
Menstrual de poemas y un monólogo de la tragedia Oulanem escritos por Marx; el
trabajo de la Columna Durruti, integrada por la actriz y performer
Maricel Álvarez y el actor director y dramaturgo Emilio García Wehbi, quienes
harán una versión de Escorpión y Félix; y por último, la pieza Acusmático Karl
Marx, del director Rubén Szchumacher y la compositora Bárbara Togander.
Escorpión y Félix es una novela inconclusa, cómica,
irreverente escrita por Marx a los 19 años, cuando aún era estudiante en
Berlín. Maricel Álvarez cuenta:
“Fue precisamente por esta irreverencia, propia de un
material escrito en plena juventud, que consideramos apropiado abordar la tarea
desde la perspectiva iconoclasta que caracteriza a nuestra Columna Durruti, con
la cual venimos produciendo acciones de carácter disruptivo, en contextos
específicos, desde el año 2015. Para
todos Marx es el filósofo, el intelectual, el economista, el militante
comunista. Pero su faceta como artista,
o sus intentos por desarrollar un proyecto artístico durante los años de su
juventud, son poco conocidos. Y si bien en la novela se pueden vislumbrar tímidamente y en clave cómica los
lineamientos del brillante pensador que sería, lo que prevalece es la
intención, el deseo de encontrar en la escritura un gesto artístico, estético”.
Un busto de arcilla del alemán será
intervenido con frutas y verduras durante la acción, mientras la lectura de los
diferentes capítulos de Escorpión y Félix tenga lugar. En esta operación
se cruzan lo alto y lo bajo,el retrato tallado del padre del materialismo
histórico con las “cabezas compuestas” de Archimboldo.
El Acusmático Karl Marx de Szchumacher por su parte, propone
una experiencia particular: como la palabra lo indica –acusmático: el que oye
sin ver– el espectador /oyente transitará por un espacio sin luz atravesado por
distintas fuentes sonoras, una serie de textos leídos y sonidos grabados. Estas
prosas integran precisamente la faceta más privada del autor, plasmada en
cartas, manuscritos personales que lo tienen como autor o como protagonista. La figura que emerge como oradora es Jenny
Marx, su esposa. EL director cuenta:
“Me interesaba experimentar que la propia palabra
genere una serie de imágenes. Yo invierto siempre la frase ‘una imagen vale más
que mil palabras’ y decir ‘Una palabra vale más que mil imágenes’. Porque una
palabra proyecta millones de posibilidades, más aun desde la sonoridad de una
voz. Me parece que lo relativo a Marx,
de este modo logra salir de ciertos estereotipos y se convierte en algo más
liviano para ser recibido. Y como todo el evento tiene que ver con la
velocidad, por la cantidad de cosas que va a haber en poco tiempo, quise hacer
algo que fura liviano”.
Un castillo de mil habitaciones.
Además de la
performática hay otras cuatro secciones de este mega evento llamado Marx nace. Una de ellos es Marx subrayado en el que escritores,
sociólogos, historiadores, traductores, editores, economistas, filósofos y
politólogos comentarán subrayados del filosofo homenajeado. Los textos
van desde correspondencia personal hasta algunos emblemáticos, u otros menos
transitados. Entre los expositores figuran Juan
José Sebreli, Florencia Abbate, Carlos Gamerro, Esther Díaz, Damián Tabarovsky,
Mariana Dimópulos y otros. Los enfoques también serán diversos. Eduardo Gruner,
quien utiliza a Marx cotidianamente
en sus clases en la UBA y sus textos
teóricos se hará cargo de El 18 brumario
de Luis Bonaparte y los Grundrisse. Felipe Pigna especialista en Historia
Argentina, aportará sus subrayados las referencias de Karl Marx a nuestro país y la región. La periodista y socióloga Eugenia Zicavo se ocupará del Manifiesto
comunista. Cada exposición será breve e intensa: 45 minutos cada una. De un
carácter similar pero más “dialectico”
será Diálogos marxianos. Cada uno de ellos aborda el marxismo en tensión con cierta
temática más amplia, en tono conversado. Entre sus oradores estarán figuras
como Beatriz Sarlo y Maristella Svampa.
Como es
sabido si se trata de repensar a Marx,
hay un objeto que no podría faltar que es
el film (aunque la palabra queda corta) Noticias de la Antigüedad
Ideológica: Marx - Eisenstein - El
Capital. El director clave del llamado nuevo cine alemán Alexander Kluge releyó El capital
y buscó imágenes que podrían traducirlo. Se trata de un ejercicio demencial,
que incluye todos los costados del marxismo
en una película de más de 9 horas de duración que experimenta sobre la
forma cinematográfica: a través de excursos de música contemporánea y óperas
wagnerianas, conversaciones chispeantes con los principales pensadores vivos de
Alemania como Hans Magnus Enzensberger;
Peter Sloterdijk; Boris Groys, Jürgen Habermas, Oskar Negt, Joseph Vogl.
Además de teatralizaciones de pequeños fragmentos del Capital en manos de por
ejemplo actores del Berliner
Ensamble.
Por último, el evento ha producido un libro Marx: sin utopía no hay realidad, con
material inédito, entre ellos una serie de relatos del propio Kluge (ver aparte) y otros pensadores
del marxismo.
Doscientos años después del nacimiento de este
prócer de la utopía, pareciera que la pregunta es ¿Qué cosas de Marx hay que conservar?
Y la respuesta es sin duda, la naturaleza política de su pensamiento. Para él, cambiar el mundo es lo mismo que
interpretarlo. E interpretarlo es también ponerlo en escena. De esta manera
el Cervantes se vuelve durante ese
día –y esperemos que también todos los que vendrán– en ese foro de debate, ese espacio donde la
ciudadanía se encuentra para repensarse, que siempre fue el teatro.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario