LULA, EL OBRERO, SINDICALISTA, POLÍTICO, PRESIDENTE
DE BRASIL. EL ESPARTACO DEL SIGLO XXI. EL DESAFÍO DE LOS
ESCLAVOS Y DE TODOS LOS EXPLOTADOS DEL
MUNDO.- LULA ES EL GUERRERO DEL PUEBLO BRASILEÑO. Hoy con ese coraje, sangre y dignidad de un REVOLUCIONARIO se
entregó a la Justicia – la justicia de los ricos, poderosos, los corruptos y
los dueños de los MEDIOS del mundo -. Pero lo juzgarán, lo condenarán, lo
encerrarán en una cárcel – creyendo ellos, los corruptos del mundo, los
propietarios del mundo, que ya lo derrotaron, que ya lo asesinaron y lo
enterraron para siempre. Pero NO explotadores del mundo, están totalmente
equivocados. LULA ES UN LÍDER MUNDIAL Y
VIVIRÁ por SIEMPRE en la VIDA de todos los POBRES REBELDES del MUNDO.
LULA es hoy
una IDEA, un PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO – en la BATALLA DE LAS IDEAS – que todos los pobres y explotados del Sistema Mundo, lo
damos todos los días, en la CALLE y
PLAZAS PUBLICAS del MUNDO, el lugar histórico donde nació la DEMOCRACIA,
como el Gobierno del Pueblo y el Poder del Pueblo. LULA, Obrero, Sindicalista, Político y Presidente, con el correr de
los días
crecerá vuestro NOMBRE, como crece la lucha de los Pueblos, así como la SOMBRA,
cuando el SOL DECLINA. El mensaje de un HOMBRE HONESTO, ÍNTEGRO Y REVOLUCIONARIO. A partir de ahora los
EXPLOTADORES – los cínicos y mafiosos del mundo – intentarán callarlo, amarrarlo, matarlo, pero NO PODRÁN CALLARLO, NO PODRÁN MATARLO, porque él hoy HABLARÁ en todos los CORAZONES MILLONES DE
EXPLOTADOS, HAMBIEMTOS Y JÓVENES REVOLUCIONARIOS del MUNDO que luchan desde
NUESTRA AMÉRICA, la PATRIA GRANDE, por
un MUNDO MEJOR, por OTRO MUNDO SUPERIOR
Y SOCIALISTA. LA HISTORIA LO JUZGARÁ. HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE. Pablo Raúl sábado 7 de abril del 2018.
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LULA: “JAMÁS PODRÁN
ENCARCELAR MIS SUEÑOS”.
EL
ÚLTIMO DISCURSO DE LULA EN LIBERTAD
“CUANDO
DEJE LA PRISIÓN, VOY A SALIR MÁS FUERTE”
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Página/12
domingo 8 de abril del 2018.
El ex
presidente transformó en un verdadero acto popular la misa en recuerdo de su
esposa fallecida. Lula recalcó que vive
“el momento de mayor indignación que pueda vivir un ser humano”.
El golpe dentro del golpe sufrió un revés. Lula aceptó viajar a la prisión de
Curitiva para cumplir la condena del Juez Moro sólo después e participar de una
Misa y encabezar un Acto Multitudinario, en su Sindicato, el de los
Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo.
A
las 22.02 el avión
que transportaba a Lula rumbo a la cárcel aterrizó en el aeropuerto Alfonso
Peña de Curitiba. Quince minutos después salió rumbo al centro de la ciudad el
helicóptero que consumaba el fin de la libertad del ex presidente de Brasil
durante ocho años y que es, además, el candidato mejor posicionado en las
encuestas para las elecciones del 7 de octubre próximo. Pero Luiz Inácio Lula da Silva no acató de inmediato la orden de
presentarse detenido. Antes convirtió en un acto política la misa en honor de
su esposa fallecida. “No podrán encarcelar mis sueños”, exclamó en
medio de su discurso.
Después de la decisión del juez
Sergio Moro el ex presidente Luiz Inácio
Lula da Silva quedó obligado a acatar la orden judicial. Sin embargo,
apareció ayer acompañado de dirigentes
sindicales y también de la presidenta electa dos veces y derrocada en 2016
Dilma Rousseff, frente a una multitud que le brindó su apoyo durante la
misa de recordación de su mujer María
Letizia fallecida en 2017.
Visiblemente emocionado, en medio de
la ceremonia en honor de doña Marisa,
como la llamaban dirigentes sindicales y del Partido de los Trabajadores, Lula recibió el respaldo fervoroso de
miles de asistentes. Habían hecho vigilia durante la noche del viernes frente a
la sede del sindicato metalúrgico en San
Pablo, donde se atrincheró el líder no bien el Supremo Tribunal Federal, la
Corte Suprema de Brasil, le denegó el habeas corpus por seis votos a cinco.
Allí el fundador del Partido de los
Trabajadores saludó cálidamente a la multitud mientras recibía vítores y
también cartas de apoyo. “La lucha
continúa”, había escrito Lula en Twitter el viernes a la noche.
A pesar de que los rumores indicaban
que Lula podría entregarse luego de
la misa desarrollada ayer, la policía decidió no arrestarlo si esto no ocurría.
El numeroso público que formó una suerte cordón en torno del predio impidió el
hecho porque la policía quiso evitar incidentes.
El comisario Igor Romario de Paula,
de la Policía Federal en Curitiba, dijo que ante los “ánimos exaltados”, se optó por buscar una forma de arresto que
evitara tensiones.
Este fue el segundo episodio en el
que periodistas fueron hostilizados por parte del público que participaba de
las manifestaciones en defensa de Lula realizadas desde el jueves en el predio
gremial.
Mientras tanto, el juez Sergio Moro, responsable de la causa Lava Jato, afirmó ayer que era necesario que Lula da Silva, quien no se presentó a la policía, cumpliera de
inmediato una sentencia de doce años y un mes de cárcel.
Lula fue
“condenado por lavado de dinero y corrupción y es necesario ejecutar la pena; así
de simple, no veo ninguna razón para postergar más” el arresto, declaró Moro.
El juez de primera instancia de
Curitiba formuló este comentario durante una entrevista en la que fue indagado
sobre una supuesta prisa en determinar el arresto de Lula.
“Yo
recibo un oficio del Tribunal Regional Federal 4 (de segunda instancia)
ordenando la prisión y simplemente la cumplí, no tengo otra alternativa que
cumplir las órdenes”, señaló Moro.
Por otra parte, la oficina de prensa
de Moro precisó que Lula no es un
prófugo ya que al no presentarse en Curitiba lo único que hizo fue desechar
una propuesta formulada por Moro. Pero luego de que Lula desestimó viajar por las suyas a Curitiba el próximo paso iba
a ser entregarse ante la policía de San Pablo.
Según trascendidos los emisarios de Lula demandaron a la policía que el
imputado fuera arrestado en San Bernardo
do Campo. Allí, el ex presidente anunció que se entregar a la policía para
cumplir su condena por presunta corrupción en la causa Lava Jato, que la defensa calificó de injusta por “falta de
pruebas”.
“Voy
a atender el mandato”
de prisión, afirmó el líder del Partido
de los Trabajadores al promediar su discurso de poco menos de una hora en
el Sindicato de los Metalúrgicos del
ABC, en San Bernardo do Campo, en la región metropolitana de San Pablo, el
sábado al mediodía. Ese es el sindicato del que fuera titular a fines de los 70 y principios de los 80 y en el que estuvo acantonado
durante dos días.
“Cuando deje la
prisión voy salir más grande, más fuerte, más inocente, porque ellos cometieron
el crimen político de perseguir un hombre con 50 años de vida política”,
aseveró.
Lula
dijo que a pesar de tener “este pescuezo bajo, voy a ir de cabeza erguida y
(luego) voy a salir con el pecho hinchado” de la prisión.
En lo alto de un escenario montado
sobre un camión con parlantes Lula anunció su decisión ir a la cárcel ante sus
seguidores, que respondieron con un sonoro “noooo”.
El discurso del líder petista
comenzó luego de una misa en memoria de su esposa, quien cumpliría 68 años este sábado. Lula disparó
contra el juez que lo condenó, habló de “golpe
de estado” y relacionó su condena a prisión con sus actos de gobierno en
favor de los desprotegidos, pero también reveló que se va a entregar.
“Aquí
aprendí a hacer política”, afirmó Lula
da Silva, en referencia Sindicato Metalúrgico en San Pablo, al que definió
como “mi escuela”.
“El golpe de estado
comienza con Dilma (Rousseff) y termina con una acción para evitar que sea
presidente”, afirmó ayer Lula da Silva, que se mostró
“indignado” y atacó su condena a prisión. “El juez Sergio Moro que me condenó
por corrupción en la causa Lava Jato mintió. Mientras más me atacan, más crece
mi relación con el pueblo”, disparó el ex presidente. “Si no creyera en la
Justicia, no habría formado un partido político; soy un ciudadano indignado y
tengo convicciones”, fueron algunas de las frases del ex mandatario mientras
clamaba su inocencia. “Soy el único ser
humano imputado por un departamento que no es mío”, sostuvo luego.
“Si
el crimen que cometí fue reducir la mortalidad (...) voy a seguir cometiendo
crímenes porque voy a hacer mucho más”, enfatizó tras la misa en homenaje a su esposa. “Soñé que era posible disminuir la
mortalidad infantil”, acotó al relacionar los ataques en su contra con las políticas sociales que desarrolló en sus
gobiernos (2003-2010).
También aclaró que no está “contra
el Lava Jato”, la causa que investiga hechos de corrupción en su
gobierno y en el de Rousseff, y
recalcó que vive “el momento de mayor indignación que pueda vivir un ser
humano”.
La
multitud lo aclamó
insistentemente al grito “Lula, guerrero del pueblo brasileño” y “Lula, presidente”.
Mientras los lulistas asistían al
último discurso en libertad en el gremio del cordón industrial paulistano, en Curitiba todo estaba listo para
recibirlo en la Superintendencia de la Policía Federal, donde será alojado en
una sala de entre 12 y 15 metros cuadrados.
A
partir de anoche el tornero mecánico
comenzó a purgar una condena de doce
años y un mes por corrupción y lavado de dinero por haber recibido un
apartamento en concepto de soborno de la constructora OAS, según la sentencia
del juez Sergio Moro.
“Lula Guerrero del pueblo brasileño”, voceó el público en medio de un
sinfín de pancartas con consignas como “Lula
Inocente” y “Lula Libre”.
Durante su discurso de casi una hora
Lula, a cuyo lado estaba Dilma Rousseff, contó haber recibido
sugerencias para asilarse. “Tuve
chances de irme a Uruguay, me decían que lo hiciera (...), que fuera a la
embajada de Bolivia, de Uruguay, de Rusia”, reseñó.
Ante esas recomendaciones para
evitar ser apresado “dije que no estoy
escondido, yo no me escondo”, aseguró.
Una vez finalizada su intervención
se dirigió al segundo piso del gremio donde almorzó con allegados y familiares.
La
presidenta del PT Gleisi Hoffmann, que estuvo en la tarima junto a Lula, hizo
un llamado a los militantes.
“Ahora
mismo comenzamos la campaña. Vamos para Curitiba, vamos para Brasilia, vamos
acampar allá hasta conseguir la liberación del compañero Lula.”
“No
nos vamos a descansar”, anunció Hoffmann, que es senadora por la provincia de
Paraná.
Finalmente
Lula fue detenido
en la tarde de ayer. Salió a pie del sindicato escoltado por una caravana de
otros dos coches, según mostraron imágenes aéreas de TV Globo, el principal
grupo.
El
líder del Partido de los Trabajadores
arribó poco antes de las 20 horas locales a la Superintendencia de la Policía
Federal de San Pablo donde fue sometido a un análisis médico y de allí continuó
viaje hacia el aeropuerto paulista de Congonhas. Abandonó la sede policial a las 20.15 horas en
un helicóptero.
*****
LULA. AYER PERDIÓ, AYER GANÓ.
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Eric Nepomuseno.
Página/12 domingo 8 de abril del 2018.
Cincuenta y cuatro minutos. Esa la
duración del discurso de Lula a la multitud reunida frente al Sindicato de Metalúrgicos
en San Bernardo, al mediodía de ayer.
En esos minutos, Lula volvió a ser
el veterano líder sindical cuya capacidad más visible fue siempre negociar, y
cuya característica más evidente ha sido la tenacidad.
Hizo un recorrido de las historias
de huelgas que hicieron historia, pero se concentró especialmente en una, la de
1980, en que los sindicalistas tuvieron que conceder y él fue detenido.
Resumiendo: recomendó a los miles de
militantes que se concentraban delante del Sindicato de Metalúrgicos que hay
veces en la vida en que hay que aceptar la derrota para luego seguir adelante.
Mientras lo oía, recordé frases de
mi hermano mayor, Eduardo Galeano: “para saber cómo levantarse, hay que saber
caer”. Y otra: “para saber cómo ganar, hay que saber perder”.
Lula,
ayer, perdió.
Lula,
ayer, ganó.
Perdió porque el sistema judicial
brasileño está plagado de vicios y cobardías, de omisiones cómplices.
Fue juzgado en un proceso que es una
formidable colección de vicios y arbitrariedades. No hay una única y miserable
prueba de lo que dicen que cometió. Todo surgió en una crónica indecente del
diario O Globo. Y luego se sostuvo con las declaraciones de un empresario de
construcción que hizo un acuerdo de “delación premiada” con un juez de
provincias que se asume como una especie de justiciero fundamentalista,
actuando por encima de la misma Constitución.
La cosa es así de sencilla: para ver
reducida su sentencia, un preso dice lo que quieren los fiscales que diga.
Yo, por ejemplo, podría decir que
tuve un tumultuoso affaire con Mirtha Legrand a fines de los años 60. O que soy
el verdadero padre del padre del presidente Mauricio Macri.
Con
tal de ver reducida mi condena, admito eso y mucho más.
Pues así se condenó a Lula da Silva por haber recibido como
coima, como soborno, un departamento que nunca fue de él.
Dos
imágenes, sin embargo, se clavaron en mi alma ayer.
La
primera: Lula
hablando a la multitud por casi una hora, iracundo a veces, conmovido otras, y
en seguida siendo cargado en hombros en el trayecto del palco hasta el interior
del Sindicato de Metalúrgicos, luego de haber anunciado que se entregaría a la
Policía Federal.
En
su discurso, Lula admitió sus culpas:
haber sacado Brasil del mapa mundial del
hambre, haber creado en ocho años más universidades
que en los cien años anteriores, haber creado programas de inclusión social que jamás habían siquiera entrado en
los sueños de los desvalidos y
abandonados de siempre. Esas sus culpas, dijo, y en ese punto tiene razón: las élites brasileñas, que además de un profundo
y mal disfrazado perjuicio racial siempre tuvieron un muy fuerte perjuicio
social, jamás lo perdonaron.
La
segunda imagen:
militantes impidiendo que el auto, un
Corolla en que estaba Lula, lograse salir del Sindicato.
Luego de casi dos horas, Lula salió. Caminando, altivo. Como él
mismo había dicho en su discurso, “mi madre me hizo de cuello corto para que
yo nunca tuviera que bajar la cabeza”.
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