¿Cómo sería una política anclada en la fuga del
capitalismo, en la creación de espacios de libertad y en la resistencia a los
embates de los opresores? Creo que es lo que están haciendo las mujeres que
luchan, los pueblos indígenas más decididos y, notablemente, los zapatistas. Necesitamos una
política en clave quilombo/palenque
o comunidad indígena/ campesina y popular. Es urgente, necesaria y posible. Es urgente porque debemos desmontar la lógica del
enfrentamiento frontal con el enemigo. No estoy defendiendo el no resistir, el
no combatir, sino en la urgencia de cuidarnos como pueblos y clases, porque el
proyecto de arriba es liquidarnos. El asesinato de Marielle fue respondido con
la misma indiferencia que la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. El
poder defiende la represión, mientras las clases medias y los grandes medios
culpan a las víctimas. Dicen que Marielle
era narcotraficante. Es necesaria porque debemos mirar el largo plazo y no consumir las pocas
energías colectivas que aún tenemos en disputas que no conducen a ningún lado
o, peor, disipan las energías colectivas en el altar electoral. Los cuerpos que
preparan fugas (del capitalismo, del
patriarcado, de la hacienda, del control institucional) deben entrenarse en
tiempos y en espacios bien distintos que los de los cuerpos que se preparan
para ocupar sillones en las instituciones.
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Protestas populares, multitud social en la protesta política- en espeial de la MUJER - que coparon calles y plazas públicas en varias Ciudades de Brasil, en protesta contra el vil asesinato - terrorismo de estado - de la Concejal y Socióloga MARIELLE FRANCO Activista y luchadora por los Derechos de la Mujer y la población Negra.
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BRASIL VIOLENCIA Y ODIO DE
CLASE.
*****
Raúl Zibechi.
La Jornada sábado 31 de marzo del
2018.
¿Qué relaciones podemos establecer entre el
asesinato de la concejala Marielle Franco y el juicio penal contra Lula? ¿Cómo
vincular la destitución ilegítima de Dilma Rousseff con la intervención militar
en las favelas? ¿Qué lazos existen entre el aumento exponencial
de la violencia contra negros y negras y los sucesivos récords que está
batiendo la bolsa de Sao Paulo?
Un hilo de sangre que se llama odio de clase. Un odio heredado de la esclavitud y del orden colonial en el que prosperó. Los esclavistas sólo se preocuparon por los esclavos cuando se fugaban y creaban quilombos/palenques, espacios de libertad y de vida que se convirtieron en referencia para todos los que vivían encadenados.
Aún para quien no defiende a Lula, y sospecha que las acusaciones en su contra tengan cierto fundamento, parece evidente que su condena y la caída de Dilma abrieron las compuertas de un odio macizo, colonial y genocida de los de arriba. En ese clima de odio fue asesinada Marielle, negra, feminista, lesbiana, nacida en la Maré, un complejo de favelas linderas con la bahía de Guanabara.
Un hilo de sangre que se llama odio de clase. Un odio heredado de la esclavitud y del orden colonial en el que prosperó. Los esclavistas sólo se preocuparon por los esclavos cuando se fugaban y creaban quilombos/palenques, espacios de libertad y de vida que se convirtieron en referencia para todos los que vivían encadenados.
Aún para quien no defiende a Lula, y sospecha que las acusaciones en su contra tengan cierto fundamento, parece evidente que su condena y la caída de Dilma abrieron las compuertas de un odio macizo, colonial y genocida de los de arriba. En ese clima de odio fue asesinada Marielle, negra, feminista, lesbiana, nacida en la Maré, un complejo de favelas linderas con la bahía de Guanabara.
La peculiaridad de Brasil, por lo menos en estos
años, es que uno por ciento cuenta con el apoyo de una parte importante de la
sociedad, probablemente entre 30 y 50 por ciento de la población: las viejas
clases medias, la porción de pobres que ascendieron algunos peldaños en la
escala social y todos los que sueñan con emular a los más ricos. Odian a los
pobres porque sienten la espada de Damocles de la precariedad sobre sus
cabezas.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con quienes creen que la amplia y justa reacción
popular al asesinato de Marielle configura una nueva coyuntura. Sin duda,
empeora las expectativas de la derecha y mejora las de la izquierda, con o sin
Lula en el escenario electoral. Pero las cosas son mucho más profundas y, sobre
todo, de más larga duración.
Quienes
conozcan mínimamente la Maré, el complejo de favelas con más de 150 mil
habitantes donde nació Marielle, saben que esto no empezó con la intervención
militar de Michel Temer. Más de medio siglo de historia permite asegurar que la
presión y la represión sobre los favelados nunca cedió, ni siquiera bajo los
gobiernos de Lula y Dilma.
Los más veteranos recuerdan con cierta nostalgia el
gobierno de Leonel Brizola en el estado
de Río de Janeiro (1983-1987). Junto a su vice Darcy Ribeiro, ambos del Partido Democrático Laborista, defendieron
el empoderamiento de
los pobres, por lo que fueron
acusados de paternalistas. Brizola
ordenó a la policía que se abstuviera de realizar invasiones arbitrarias en las
favelas y que reprimiera a los escuadrones de exterminio parapoliciales. Más de
200 policías fueron procesados. Su gobierno fue la excepción en la relación con
la población pobre y negra.
MARIELLE FRANCO Socióloga, activista por los Derechos de la Mujer y la población negra, en Brasil, hoy escenario de violación y pérdida permanente de los Derechos Humanos y vulneraciuón de la Libertad de Expresión y represión contra sus principales Dirigentes.
***
Ante los llamados a la unidad (electoral) y a la formulación de un programa común (de gobierno) en este año de elecciones presidenciales, conviene enfatizar en la necesidad de una política que se deslinde tanto de la confrontación como de las instituciones. Raras veces los esclavos enfrentaron de modo frontal a los propietarios, porque la asimetría era (y sigue siendo) brutal. Nunca fueron tan ingenuos como para soñar que su libertad vendría de cogestionar las plantaciones con sus amos (símil del proyecto progresista). Toda su energía la ponían en preparar fugas, para fundar espacios de libertad como quilombos y palenques.
¿Cómo sería una política anclada en la fuga del
capitalismo, en la creación de espacios de libertad y en la resistencia a los
embates de los opresores? Creo que es lo que están haciendo las mujeres que
luchan, los pueblos indígenas más decididos y, notablemente, los zapatistas. Necesitamos una
política en clave quilombo/palenque
o comunidad indígena/ campesina y popular. Es urgente, necesaria y posible.
Es urgente porque debemos desmontar la lógica del
enfrentamiento frontal con el enemigo. No estoy defendiendo el no resistir, el
no combatir, sino en la urgencia de cuidarnos como pueblos y clases, porque el
proyecto de arriba es liquidarnos. El asesinato de Marielle fue respondido con
la misma indiferencia que la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. El
poder defiende la represión, mientras las clases medias y los grandes medios
culpan a las víctimas. Dicen que Marielle
era narcotraficante.
Es necesaria porque debemos mirar el largo plazo y no consumir las pocas energías colectivas que aún tenemos en disputas que no conducen a ningún lado o, peor, disipan las energías colectivas en el altar electoral. Los cuerpos que preparan fugas (del capitalismo, del patriarcado, de la hacienda, del control institucional) deben entrenarse en tiempos y en espacios bien distintos que los de los cuerpos que se preparan para ocupar sillones en las instituciones.
Es necesaria porque debemos mirar el largo plazo y no consumir las pocas energías colectivas que aún tenemos en disputas que no conducen a ningún lado o, peor, disipan las energías colectivas en el altar electoral. Los cuerpos que preparan fugas (del capitalismo, del patriarcado, de la hacienda, del control institucional) deben entrenarse en tiempos y en espacios bien distintos que los de los cuerpos que se preparan para ocupar sillones en las instituciones.
Mientras unos necesitan exponerse permanentemente a
los focos mediáticos, los otros preparan en silencio la evasión. Cuando la
asimetría de poder es tan grande como la que observamos entre el uno por ciento
y la mitad más pobre, se debe actuar con extrema cautela y simulando incluso
obediencia, como sostiene James Scott
en Los dominados y el arte de la resistencia. Son culturas
políticas diametralmente opuestas, entre las cuales el diálogo es harto
complejo porque hablan lenguas diferentes.
Es posible porque ya existe una política de este tipo (anclada en los quilombos y las comunidades), como lo muestran en Brasil decenas de organizaciones en las favelas, como las que pude conocer directamente en el Complexo do Alemão y en Timbau (en la Maré), en Brasilia y en Salvador.
El asesinato de Marielle es un mensaje contra la nueva generación de militantes negros que se multiplicaron desde las movilizaciones de junio de 2013. Este nuevo activismo está tejiendo un hilo de rebeldía que lleva desde el quilombo de Palmares (1580-1710) hasta la primera favela de Río de Janeiro (Morro da Providencia en 1897), pasando por el Teatro Experimental Negro en la década de 1940. Están forjando historias otras, abajo y a la izquierda.
Es posible porque ya existe una política de este tipo (anclada en los quilombos y las comunidades), como lo muestran en Brasil decenas de organizaciones en las favelas, como las que pude conocer directamente en el Complexo do Alemão y en Timbau (en la Maré), en Brasilia y en Salvador.
El asesinato de Marielle es un mensaje contra la nueva generación de militantes negros que se multiplicaron desde las movilizaciones de junio de 2013. Este nuevo activismo está tejiendo un hilo de rebeldía que lleva desde el quilombo de Palmares (1580-1710) hasta la primera favela de Río de Janeiro (Morro da Providencia en 1897), pasando por el Teatro Experimental Negro en la década de 1940. Están forjando historias otras, abajo y a la izquierda.
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