LA JUVENTUD LATINOAMERICANA, PORQUE NO PARTICIPA ACTIVAMENTE EN LA
POLÍTICA. Es POSIBLE
un cambio GENERACIONAL, dado el fracaso POLÍTICO de la llamada “clase
política” de las dos primeras décadas del nuevo milenio, sumado la crisis total de la REPRESENTACIÓN – hoy
los Políticos – en las distintas Instituciones del Estado, NO representan – a sus electores de hoy, producto del destape
generalizado de la CORRUPCIÓN como ha logrado copar, capturar – las
organizaciones políticas, destruir a la “clase
política”, envenenar a la Representación,
“asesinar social y políticamente” a los
LIDERES - La Crisis Política actual es estructural. Su Solución. Es radical – no solo de cambios sociales, cambios generacionales
– solo calmarían la enfermedad –hoy es importante activar la PARTICPACIÓN CIUDADANA – que la Sociedad Civil
– asuma desde sus propias bases o raíces – la gran responsabilidad de comprarse
el pelito social y político, con la finalidad de recuperar, la CONFIANZA
personal, social e institucional en la POLÍTICA.
La COMUNICACIÓN DIRECTA con la CIUDADANÍA nos
abre nuevas “puertas” y caminos para comenzar a fortalecer la DEMOCRACIA DIRECTA.
Escenario de escenarios – de las clases y la lucha de clases – donde la JUVENTUD hoy tiene un destacado rol y
compromiso social – en diferentes
Colectivos Sociales – donde se van FORMANDO
los NUEVOS LÍDERES SOCIALES ante la ausencia, falta de credibilidad de los
Políticos y sus organizaciones actuales. Hoy es un escenario muy difícil –hasta
contradictorio – para una JUVENTUD –
que en su mayoría desprecia, o ha perdido la confianza en la política – sin embargo, existen, canales, vías
y caminos muy sólidos – aunque muy reducidos por donde comenzar a garantizar
que la JUVENTUD entre en la Política…… Continuará ……
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La juventud latinoamericana reclama mayores espacios en las decisiones Políticas. Se acabaron los tiempos de simples invitados, de apoyar a los caudillos. Sin embargo, falta FORMACIÓN POLÍTICA, producto de la crisis delos partidos políticos y la propia crisis de las Ideologías y la Política.
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CAMBIO GENERACIONAL EN LA POLÍTICA, ¿ALGUNA
NOVEDAD?.
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Marcos Roitman.
La Jornada jueves 20 de diciembre del 2018.
Son muchos los países donde los dirigentes tienen
edades comprendidas entre los 30 y 45. Las nuevas élites se nutren de líderes
juveniles pertenecientes a las organizaciones tradicionales o son delfines
crecidos a la sombra de las oligarquías partidistas. También los hay emergentes
a la luz de los movimientos sociales. Medioambientalistas, LGTB, ecologistas,
derechos humanos, defensores de los animales.
Todos comparten, además de la edad, una visión propia
del capitalismo digital, son hijos de las nuevas tecnologías. Ellos, se
reconocen en la cualificación, la formación académica, el manejo de idiomas y
ser viajados. Ya no se trata de militantes fajados en las luchas sindicales,
provenientes del mundo laboral, profesiones liberales, clase trabajadora, todos
ellos, ciudadanos comprometidos con su tiempo y de principios asentados.
Hoy, su fuerza radica en aspectos poco relevantes para
el ejercicio de la política, máster, doctorados como aval para ejercer cargo
público. Inflan sus historias de vida con postgrados, diplomas ganados en
cursos mediocres. Muchos títulos. Participan de una concepción elitista de la
política. Hacen militancia desde Twitter, se vanaglorian de tener cientos de
miles de seguidores, además de poseer un carácter flexible sin apego a convicciones.
Ideológicamente ocupan todo el espectro político. Desde la nueva derecha a la
novísima izquierda. Liberados de polvo y paja, son hijos de una nueva era. Su
historia política es irrelevante, banal. Resulta más importante haber vivido en
un barrio obrero que tener principios para definirse de izquierdas.
Aún así, lo dicho debería ser motivo para, al menos,
tener un punto de partida común. Un comportamiento acorde con la época que les
ha tocado vivir. Muchas luchas han supuesto ampliar derechos laborales,
sindicales, disminuir la edad de jubilación, tener sanidad universal, educación
pública o el acceso a viviendas sociales. Las nuevas generaciones dirigentes no
sufrieron el trauma de la II Guerra Mundial, dos bombas atómicas o una guerra
fría cercana al holocausto nuclear.
Se encuentran un mundo que les debería hacer pensar en
políticas inclusivas. Sin embargo, la realidad se muestra tozuda. En la nueva derecha joven tenemos
dirigentes neonazis, llenos de odio, racistas, xenófobos, anti-abortistas,
homofóbicos, chovinistas, deseosos de emprender guerras, y por la izquierda
o los sectores progresistas, observamos
practicas sectarias, estalinistas, antidemocráticas, elitistas, machistas y
corruptas.
Las nuevas generaciones que acceden a la vida pública,
están reproduciendo lo peor de las élites políticas del pasado. Los argumentos
de unos y otros son vacuos. Nadan entre trapicheos, fomentan el oscurantismo,
aunque declaman vivir en la transparencia. Su acceso a cargos de representación
popular, concejales, alcaldes, diputados o senadores están, en la mayoría de
los casos, sobrecargados de soberbia.
Padecen mal de alturas, se emborrachan de lisonjas,
como el uso de coches oficiales, celulares, transportes gratuitos, tarjetas de
crédito, bonos, etcétera. Sufren un síndrome de poder compulsivo. Crean redes
de favores, viven de los privilegios del cargo, abandonan principios y no dudan
en defender a los suyos cuando se les pilla in fraganti en
actos de corrupción, la mentira política, obteniendo favores espurios de
empresas privadas, accediendo a créditos bancarios impensables para los
mortales o en acciones de nepotismo.
No hay diferencias, las nuevas generaciones comparten
un objetivo común: articulan un sistema en el cual no hay lugar para cambios
estructurales. Son jóvenes viejos, su
fin: ganar dinero, vivir bien, tener reconocimiento social, ser famosos,
poseer bienes, comprar chalets en urbanizaciones de lujo, etcétera. En pocas
palabras, reproducir el orden social bajo la visión del éxito personal como
mecanismo de justificación política. Ellos son triunfadores, no le deben nada a
nadie, están empoderados. Utilizan la política para su beneficio, extravían
principios y conciencia en el camino. Nueva
derecha y nueva izquierda, generacionalmente entendidas, expresan el
triunfo del capitalismo cultural.
Este año del
200 aniversario del nacimiento de Marx y de los
150 años de la primera edición de El Capital se hace
necesario recordar que el problema de hacer política no radica en la edad, sino
en los principios que se defienden. Salvador Allende dejó claro la diferencia en su
discurso pronunciado en la Universidad de Guadalajara en 1972: la juventud tienen que entender que no
hay lucha de generaciones (…) hay enfrentamiento social, que es muy distinto, y
que pueden estar en la misma barricada de ese enfrentamiento (…) los de 60 y
jóvenes de 20 (…) No hay querella de generaciones. Ha sido esta línea la que se
traspasado, poniendo
como problema generacional un problema de lucha de clases y la renuncia a la
revolución socialista.
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