viernes, 14 de diciembre de 2018

UNA IMPLOSIÓN TRIPLE Y SIMULTÁNEA EN EL CENTRO DE LA UNIÓN EUROPEA.

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“LA UNIÓN EUROPEA EN SU HORA CERO” Que realmente está sucediendo desde el punto de vista Económico-social y político. Internamente, todos conocemos, que la POLÍTICA de AUSTERIDAD, impuesta por los Gobiernos, ha fracasado totalmente – política seguida a los ajustes y reajustes – que han condenado a las inmensas mayorías sociales a situaciones económico-sociales NO vistas en la Historia de Europa. Gobernantes de las principales potencias, se embarcaron en una GUERRA no autorizada y menos consentida por los Pueblos de la Unión Europea, guerra que le ha traído NO solo Crisis económica – una polí-crisis estructural de la cual  tiene salida, Alternativas. Crisis que se ha agudizado, por el fenómeno de la MIGRACIÓN ilegal, in-voluntaria, - obligada para salvar la vida – de millones de Seres Humanos – provenientes de los países donde los gobiernos se embarcaron en una GUERRA salvaje. Hoy Europa, vive la más grave CRISIS HUMANITARIA. El terrorismo, fue la respuesta del Estado Islámico, contra la Población de las principales Ciudades Europeas. La respuesta política, fue y es el crecimiento de la ULTRA DERECHA – el populismo de derecha, la Xenofobia y la Homofobia – crecieron junto a este conjunto de fracasos Políticos.
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Inglaterra – Reino Unido – sintió el primer remezón político. Año 2016, se produjo el REFERÉNDUM NACIONAL. Seguían o Salían de la Unión Europea. EL BREXIT fue la respuesta, más del 50% de los Ingleses, está de acuerdo de Abandonar la Unión. (Pero Escocia e Irlanda, votaron por continuar en la Unión) Renuncia el Primer Ministro – David Cameron -  de entonces, lo reemplaza la sra TERESA MAY, y dos años después el Brexit se convierte en un verdadero problema nacional. Hoy la situación, es super-complicada, por la naturaleza de las responsabilidades al interior de la Unión, tan delicada, que está en una “Sala Nacional – el Parlamento – de cuidados intensivos”. No sabe dónde ir o porque debe quedarse, por situaciones internas del propio país – que mayoritariamente NO sedea abandonar, y externas por la Guerra Comercial Global de Estados Unidos y China, donde la Unión Europea – no es un invitado y menos un observador, hoy es parte del problema y parte de la Solución?.  Alemania y Francia, problemas estructurales nacionales. Una crisis que agudiza -. Francia la falta de Liderazgo Político – y Alemania, un Liderazgo Político, totalmente agotado?.

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Preocupados, confusos, desesperados, DERROTADOS. La Unión Europea no solo de desintegra con el Brexit Inglés y la supervivencia política de la Primer Ministro Teresa May,  - explotó la Ciudadanía en Francia - los Chalecos Amarillos - cavan la sepultura política de la incapacidad gobernante del sr. MACRON. Francia al borde del Explosión social y política. LA REVOLUCIÓN CIUDADANA.  Y Alemania, como deja la sra MERKEL un país, con el crecimiento "político" del neo-fascismo y los sectores ultra-conservadores. Un país a la deriva política, con Liderazgo agotado, pero que concentra los "éxitos económicos" de los primero años de la Unión Europea.
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UNA IMPLOSIÓN TRIPLE Y SIMULTÁNEA EN EL CENTRO DE LA UNIÓN EUROPEA.
MACRON está acabado, MERKEL se va dejando un estropicio y TERESA MAY y el BREXIT es un caos.
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Rafael Poch de Feliu.

CTXT.

Viernes 14 de diciembre del 2018.

Asistimos estos días a la triple y simultánea implosión del poder en Francia, Reino Unido y Alemania. Los tres principales socios de la Unión Europea afrontan erupciones de distinto signo que confluyen en el mismo resultado, un peldaño más abajo en el proceso desintegrador en curso.

En Francia Macron está acabado. Podemos discutir la evolución del proceso y cuanto durará. Es posible que el Presidente confirme los pronósticos del Napoleon le petit e intente un golpe de fuerza. También es posible que acabe abandonando el Elíseo en helicóptero, pero el resultado será el mismo: su política de darle la puntilla a 30 años de neoliberalismo en Francia para ponerla de una vez por todas en línea con el conjunto europeo, se ha demostrado impracticable. Los franceses no quieren más degradación, piden un cambio de política y Macron es incapaz de concederles ese cambio.

Tras la digna revuelta griega, dramáticamente traicionada por Syriza, y el agotamiento del 15-M en España, es la primera vez que el factor social actúa en la UE, de una forma clara y rotunda -con un inequívoco componente de clase- desde la quiebra de 2008. El vaso se ha desbordado. Habrá que ver qué impulsos de ejemplo lanza hacia otros países, lo que en 2011 llamamos el efecto 1848.

Los franceses no son antieuropeos, más bien fueron los inventores de la integración europea. No se oponen al cambio, más bien quieren un cambio socialmente progresivo y no regresivo. Respecto a la violencia, no se mide en escaparates, cubos de basura y mobiliario urbano dañado: se mide en millones de vidas degradadas a lo largo de por lo menos una generación. El Estado y la República se repliegan ante la mundialización favoreciendo los intereses de los más acomodados e incrementando las desigualdades. Todo esto es evidente para cualquier persona normal que lo sufra, pero no lo es para los no afectados: el grueso de los políticos y del complejo mediático desconectados de la vida de los comunes.

En el Reino Unido la crisis es resultado del caos que provoca la aplicación de la voluntad de la población expresada en un voto democrático sobre la salida del país de la UE. Hasta el referéndum del Brexit de junio de 2016 ninguna votación de ciudadanos europeos desfavorable a la política de la UE ahora cuestionada en Francia fue atendida. Se trata de 8 consultas a lo largo de 24 años que comienzan en 1992 en Dinamarca hasta Holanda en 2016, pasando por Irlanda, Francia y Grecia. Siempre se les hizo volver a votar, se impuso lo mismo por otras vías, o simplemente se ignoró. El Brexit fue una excepción en todo eso y crea un montón de dificultades, en primer lugar porque Bruselas tiene que lograr que el asunto salga mal a fin de que la salida no se haga atractiva allí donde existe terreno abonado; desde Italia a Polonia, pasando por Hungría y, sobre todo, por Francia… La pregunta sigue siendo: ¿qué tipo de club es ese del que no puedes salir sin ser duramente castigado? Hay que analizar qué reflexión sobre la UE introduce esa pregunta para la población europea que asiste al espectáculo del Brexit desde la barrera.

En Alemania el triple desmonte practicado se salda con la salida de la canciller Merkel. Se trata del desmonte social heredado de la agenda 2010 de Schröder y disolvente de la cohesión social interna, se trata del impulso anti europeo del nacionalismo exportador potenciado por el dumping salarial de aquella agenda, y se trata del fin de la ostpolitik que ha vuelto a destacar tropas alemanas junto a la frontera rusa. Resulta que esa triple calamidad de la Europa alemana también desemboca en una crisis política. Se disuelve el bipartidismo de los volksparteien (CDU y SPD) para consagrar un amplio abanico. La CDU es la última fuerza que aún obtiene más del 25% del voto. Como dice Jakob Augstein, “el último volkspartei de Alemania”, cuyo Bundestag ya cuenta con el mayor grupo parlamentario de ultraderecha del continente. En ese contexto Merkel se va, entregando el testigo a una continuadora antes de que el triple fiasco de su gestión se haga evidente.

Vista desde el bunker central del euro en Frankfurt, la situación es prodigiosa. La crisis política afecta por igual a las tres variantes; el Reino Unido no está en la moneda única, Francia es una clara víctima del euro y Alemania no solo está en el euro sino que es su administradora, la guardiana de su ortodoxia y su principal beneficiaria. ¿Cómo hay que interpretar esto? ¿Cuándo se preguntarán los tecnócratas del BCE y de la Comisión por la viabilidad de la política de austeridad? Hasta el momento no han visto venir nada, ni el Brexit, ni la revuelta en Francia ni el avance ultra por doquier y también en Alemania. ¿Será diferente ahora? No lo creo. Con esta triple y simultánea implosión del poder en los países centrales de la UE, la austeridad tal como la conocíamos está muerta pero sus autores no se dan cuenta. Es, podríamos decir, el momento soviético del proceso de crisis desintegradora que vive la Unión Europea.

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