“Otra particularidad detectada es la retroalimentación de las críticas
hacia estos procesos políticos en diarios y periódicos que comparten una misma postura en distintos países de la región.” En la misma línea, los medios hegemónicos han ponderado excesivamente cada tratado de libre comercio, han saludado
el realineamiento geopolítico de
algunos gobiernos con EEUU y Europa,
han sido pilares fundamentales para el resurgir de la alicaída OEA y se han
hecho eco de la ofensiva contra las instituciones de integración generadas en
la Década Ganada”.
“Es importante agregar que en su propia
estrategia los organismos de integración no lograron ir más allá de
una concepción comunicacional de relaciones públicas, emitiendo señales
formales incapaces de penetrar en las agendas populares. Sus sitios webs, por ejemplo, contienen profusa documentación,
organigramas y abundancia de fotografía protocolar. Se entiende que tengan
escaso tráfico. Si bien cuentan en las
redes sociales comerciales con varias decenas de miles de seguidores, su
actividad en ellas es intermitente y con poca visualización y
retroalimentación. Como excepción pueden señalarse algunas acciones de interacción con la comunidad, entrevistas de sus secretarios generales, funcionarios, parlamentarios y actividades culturales o
relacionadas con el ámbito académico”.
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RETOS COMUNICACIONALES DE LA INTEGRACIÓN
SOBERANA DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.
NUESTROS SUEÑOS NO CABEN EN SUS CANALES.
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Javier Tolcachier.
Rebelión lunes 20 de mayo del 2019.
Para apresar la dimensión del desafío
comunicacional de la integración soberana de América Latina y el Caribe,
debemos comenzar por el tema más elemental: la difusión. El grado de difusión depende
en primera medida de las agendas mediáticas y las agendas dependen del interés
de los propietarios de los medios masivos de comunicación y la internet. Aun
cuando todos conocemos su grado de concentración, bien vale un brevísimo
muestreo.
Según una clasificación de Mastrini y
Becerra pueden diferenciarse tres niveles en los grupos informacionales
comerciales. En el nivel global operan grupos trasnacionales cuya lógica se
construye a partir del funcionamiento del mercado estadounidense. En un segundo
nivel hay 50 grandes grupos con sede en Europa, Estados Unidos o Japón, que
operan a nivel regional. En el tercer nivel confluyen grupos líderes en
mercados domésticos nacionales o subregionales, estando éste conformado por
unas 90 corporaciones. [1]
Bien vale actualizar este escenario según
el monitoreo realizado por Reporteros sin fronteras con aliados locales
como Intervozes, Tiempo
Argentino, Cencos, Ojo Público, y otros. Tomemos lo que sucede en Brasil,
México y Argentina a modo de ejemplos significativos:
En Brasil, “a
pesar de toda la diversidad regional existente en el país y de las dimensiones
continentales de su territorio, los cuatro principales grupos de medios
concentran una audiencia nacional exorbitante - que supera el 70% en el caso de
la televisión abierta, medio de comunicación más consumido en el país. El Grupo
Globo alcanza por sí solo una audiencia mayor que las audiencias sumadas del
2º, 3º, 4º y 5º mayores grupos brasileños.”
En México, 11
familias controlan más de la mitad de los medios más importantes con las
mayores audiencias y, además, reciben la mitad del presupuesto de publicidad
oficial. De 42 medios con amplia influencia se encontró que en el 84% de los
casos, los dueños tienen relaciones familiares o de negocios con políticos
reconocidos.
En Argentina,
los cuatro principales grupos de televisión (entre canales abiertos y señales
de pago) concentran el 56,7% del encendido en la zona de Bs As y Gran Bs As.
Los mayores grupos en la industria televisiva son Clarín y Viacom. El Grupo
Clarín domina el 43% del mercado de diarios. En radio los cuatro principales
grupos empresariales detentan el 53% del encendido. Entre los seis medios
digitales informativos de mayor audiencia, cuatro pertenecen al Grupo Clarín.
Varios de los multimedios mencionados actúan a su vez en el mercado de las telecomunicaciones, con posiciones dominantes en el tramo final de acceso a internet. A todo esto, se suma la operación de grupos trasnacionales, fundamentalmente estadounidenses y españoles.
Varios de los multimedios mencionados actúan a su vez en el mercado de las telecomunicaciones, con posiciones dominantes en el tramo final de acceso a internet. A todo esto, se suma la operación de grupos trasnacionales, fundamentalmente estadounidenses y españoles.
Por otro lado, el entretenimiento
constituye la mayor parte de la programación de estos conglomerados. Por ejemplo, en Ecuador, según datos
relevados por Cordicom en 2018, la porción dedicada al entretenimiento es del
48,91%, los contenidos de tipo formativo, educativo y cultural representan el
24,30%, la programación de tipo informativo es del 13,76%, mientras los demás
contenidos no superan el 13,02% en su conjunto. Una matriz que encuentra
réplica en otros países.
De la pequeña porción informativa, a su vez, el contenido se dedica en gran parte a temas locales y nacionales. Y del segmento internacional, la mayor parte está dedicada a desastres o noticias de alto impacto.
De la pequeña porción informativa, a su vez, el contenido se dedica en gran parte a temas locales y nacionales. Y del segmento internacional, la mayor parte está dedicada a desastres o noticias de alto impacto.
Nuestros sueños no caben en sus canales.
Nuestros sueños no caben en sus canales
Si la cantidad de notas en las que se
difunde la integración regional es muy reducida, la misma estrechez caracteriza
el signo de las mismas. Dada la proporción de medios dominados por grupos
empresariales, es obvio que sus agendas muestran apenas lo ineludible en el
ámbito institucional señalando tan sólo aquellos aspectos que favorecen sus
intereses. En la mira de estos conglomerados, la integración es tan sólo la
posibilidad de hacer buenos negocios transfronterizos.
El Informe sobre Integración regional y
medios de comunicación realizado por el Observatorio de Política Internacional
(noviembre 2013) se dedicó a rastrear la visibilidad periodística de los
organismos regionales oficiales de integración soberana, como MERCOSUR, UNASUR, CELAC, CARICOM,
PETROCARIBE y ALBA, para lo cual
monitoreó durante 6 meses 100 medios y 34 agencias en 2013, un momento en que
la integración institucional tenía fuerte empuje. Entre otros hallazgos, señaló
...” Registramos que un amplio grupo de medios gráficos tienen una visión
crítica de los procesos de integración mencionados y reflejan claramente una
visión política de estos procesos. Su postura editorial es ideológicamente
opuesta a procesos como el MERCOSUR O
UNASUR. En algunos casos, estos medios críticos evidencian una nostalgia de
dispositivos como el ALCA y, en la
mayoría de ellos, surge una defensa cerrada de otras iniciativas como la
Alianza del Pacífico”.
“Asimismo, un dato llamativo es que las
noticias positivas que puedan surgir de la integración (acuerdos comerciales,
integración tecnológica, convenios en materia turística o educativa) aparecen
fuera de las secciones duras de los diarios y son publicadas en aquellas de
menor impacto.
Otra particularidad detectada es la
retroalimentación de las críticas hacia estos procesos políticos en diarios y
periódicos que comparten una misma postura en distintos países de la región.”
En la misma línea, los medios hegemónicos
han ponderado excesivamente cada tratado de libre comercio, han saludado el
realineamiento geopolítico de algunos gobiernos con EEUU y Europa, han sido pilares fundamentales para el resurgir de
la alicaída OEA y se han hecho eco
de la ofensiva contra las instituciones de integración generadas en la Década
Ganada.
Es importante agregar que en su propia
estrategia los organismos de integración no lograron ir más allá de una
concepción comunicacional de relaciones públicas, emitiendo señales formales
incapaces de penetrar en las agendas populares. Sus sitios webs, por ejemplo,
contienen profusa documentación, organigramas y abundancia de fotografía protocolar.
Se entiende que tengan escaso tráfico. Si bien cuentan en las redes sociales
comerciales con varias decenas de miles de seguidores, su actividad en ellas es
intermitente y con poca visualización y retroalimentación.
Como excepción pueden señalarse algunas acciones de interacción con la comunidad, entrevistas de sus secretarios generales, funcionarios, parlamentarios y actividades culturales o relacionadas con el ámbito académico.
La grandeza de varias iniciativas emprendidas en los Consejos sectoriales de UNASUR, propuestas como la nueva arquitectura financiera regional o la construcción de un anillo de fibra óptica Suramericano, el Foro de Participación Ciudadana, la Escuela de Defensa, el instituto de Salud, la Escuela de Mediadores de Paz, la ciudadanía Suramericana o en el marco de la CELAC, el tremendo significado de la declaratoria de América Latina como Zona de Paz y el Plan para la erradicación del hambre en conjunto con la FAO, la solidaridad energética de PETROCARIBE, la institucionalidad de los Derechos Humanos del MERCOSUR o el espíritu de cooperación en el marco de ALBA por sólo mencionar algunas, no han tenido la cobertura que se merecen o han sido distorsionadas.
Los medios de propiedad estatal tienden a reproducir un esquema similar, asimilando en sus noticias la integración regional a cumbres de mandatarios y a firmas de acuerdos, de los que luego generalmente nadie se acuerda. Sólo las agencias de noticias en países gobernados por la izquierda y los medios afines a la emancipación como TELESUR, continúan con permanencia la cobertura de eventos de integración soberana, aunque muchas veces reproduciendo el mismo esquema.
Como consecuencia de todo esto, la percepción que tiene la ciudadanía de a pie de la integración regional es una nebulosa distante, poco atrayente, poco comprensible y a cargo exclusivo de actores institucionales y gobiernos de turno.
Comunicación democrática o nada.
Como excepción pueden señalarse algunas acciones de interacción con la comunidad, entrevistas de sus secretarios generales, funcionarios, parlamentarios y actividades culturales o relacionadas con el ámbito académico.
La grandeza de varias iniciativas emprendidas en los Consejos sectoriales de UNASUR, propuestas como la nueva arquitectura financiera regional o la construcción de un anillo de fibra óptica Suramericano, el Foro de Participación Ciudadana, la Escuela de Defensa, el instituto de Salud, la Escuela de Mediadores de Paz, la ciudadanía Suramericana o en el marco de la CELAC, el tremendo significado de la declaratoria de América Latina como Zona de Paz y el Plan para la erradicación del hambre en conjunto con la FAO, la solidaridad energética de PETROCARIBE, la institucionalidad de los Derechos Humanos del MERCOSUR o el espíritu de cooperación en el marco de ALBA por sólo mencionar algunas, no han tenido la cobertura que se merecen o han sido distorsionadas.
Los medios de propiedad estatal tienden a reproducir un esquema similar, asimilando en sus noticias la integración regional a cumbres de mandatarios y a firmas de acuerdos, de los que luego generalmente nadie se acuerda. Sólo las agencias de noticias en países gobernados por la izquierda y los medios afines a la emancipación como TELESUR, continúan con permanencia la cobertura de eventos de integración soberana, aunque muchas veces reproduciendo el mismo esquema.
Como consecuencia de todo esto, la percepción que tiene la ciudadanía de a pie de la integración regional es una nebulosa distante, poco atrayente, poco comprensible y a cargo exclusivo de actores institucionales y gobiernos de turno.
Televisión Comunitaria, una vía de Comunicación Directa, camino hacia la forja de Ciudadanía Cívica y Democrática.
***
Comunicación democrática o nada.
Por su parte, un gran número de medios
comunitarios, universitarios, cooperativos y alternativos, portales de noticias
dedicados a América Latina y el Caribe, agencias de información regionales,
redes radiofónicas y de educación popular, televisoras comunitarias y
articulaciones regionales de medios se esfuerzan en abarcar la región y sus
procesos de integración. En el caso de los medios comunitarios, la intención de
aportar a la construcción de una Patria grande es manifiesto y su esfuerzo
doblemente valorable, ya que por sus características tienden a priorizar los
contenidos de proximidad.
Por esto mismo, la comunicación popular ha construido un extenso tejido colaborativo, que le permite cubrir y difundir con solidez aunque con menor impacto de audiencia, lo que los medios hegemónicos no muestran. En las agendas comunitarias existen no solo los eventos y actividades oficiales interestatales, sino una nutrida pauta de acciones colectivas de integración desde los pueblos, en sus diversas facetas. En este tejido deberían apoyarse los gobiernos progresistas y de la izquierda fortaleciendo su funcionamiento a través de una alianza público comunitaria, en vez de continuar alimentando a los enemigos de la democracia, los medios del gran capital, con pautas fabulosas.
La estrategia de insertar publicidad oficial en los medios dominantes para propagandear la actividad de gobierno es una visión de corto plazo, ya que da sustento económico a quienes nunca estarán del lado del pueblo.
Del mismo modo, la partidización de los medios públicos como aparatos de propaganda de las acciones de gobierno y la promoción institucional de la integración regional a través de ellos se ha demostrado ineficiente.
Así, llegamos a algunas conclusiones estratégicas:
Por esto mismo, la comunicación popular ha construido un extenso tejido colaborativo, que le permite cubrir y difundir con solidez aunque con menor impacto de audiencia, lo que los medios hegemónicos no muestran. En las agendas comunitarias existen no solo los eventos y actividades oficiales interestatales, sino una nutrida pauta de acciones colectivas de integración desde los pueblos, en sus diversas facetas. En este tejido deberían apoyarse los gobiernos progresistas y de la izquierda fortaleciendo su funcionamiento a través de una alianza público comunitaria, en vez de continuar alimentando a los enemigos de la democracia, los medios del gran capital, con pautas fabulosas.
La estrategia de insertar publicidad oficial en los medios dominantes para propagandear la actividad de gobierno es una visión de corto plazo, ya que da sustento económico a quienes nunca estarán del lado del pueblo.
Del mismo modo, la partidización de los medios públicos como aparatos de propaganda de las acciones de gobierno y la promoción institucional de la integración regional a través de ellos se ha demostrado ineficiente.
Así, llegamos a algunas conclusiones estratégicas:
1) La difusión de procesos de Integración
regional emancipadores con sentido social está unida por un mismo eje a la
lucha por la desconcentración del poder mediático o la democratización de la
palabra.
2) Los medios comunitarios, alternativos,
cooperativos, universitarios, indígenas pueden constituirse en eje difusor de
la integración regional desde la perspectiva de los pueblos formando redes,
articulaciones y alianzas comunicacionales permanentes de colaboración.
3) Los movimientos populares, la izquierda y
el progresismo deberían ver a estos medios como sus aliados estratégicos para
la emancipación. En el caso de llegar al gobierno, debería establecerse una
alianza comunicacional público comunitaria, en la que el grueso de la pauta
publicitaria, el apoyo tecnológico y otros convenios colaborativos, fortalezcan
a los medios democráticos y representativos de la base social. Así cobrará más
cuerpo la comunicación para la integración.
Luz,
cámara y acción.
Al mismo tiempo hay una gran disputa de
sentido en el microrelato mediático cotidiano. Esta es una batalla que debemos
dar. Mientras los medios monopólicos actúan como caja de resonancia de la
desintegración y la xenofobia, distorsionando por ejemplo los efectos del
aumento en la migración, la estrategia comunicacional integradora debería
aprovechar todos los espacios para ponderar las buenas prácticas.
Tan sólo a modo de muestra, podríamos
citar entre los efectos positivos inmediatos y directos de la colaboración
entre naciones y la integración regional, reconocibles por la población, la
cooperación en la atención médica, la preservación de la paz, el abastecimiento
petrolífero a precios subvencionados y con facilidades crediticias, mejoras en
la infraestructura y el transporte, la validación recíproca de estudios, la
facilitación de la movilidad humana, el aporte cultural de los migrantes,
facilidades de intercambio comercial para pequeñas empresas y cooperativas de
producción, el intercambio de experiencias positivas en diversos campos, etc.
La idea central debiera ser acercar las bondades de la integración y los
efectos nefastos de la desintegración a la vivencia cotidiana de los pueblos.
Pero más allá del aspecto meramente
informativo, son las acciones de articulación de los movimientos sociales, las
organizaciones políticas y las redes sectoriales las que logran generar
conciencia popular sobre la integración soberana. La capacitación de los
militantes, los encuentros permanentes, las acciones comunes, la solidaridad
recíproca en las luchas locales, las Cumbres de los Pueblos en paralelo a las
de los estamentos oficiales, han ido forjando un entramado social de producción
de sentido integrador, al par de posicionarse enfáticamente contra los
repetidos embates neocolonizadores.
Importante es también el aporte realizado por la academia, que ya ha comprendido que debe rebasar su propio ámbito de producción de conocimiento para interactuar más efectivamente con las comunidades y los pueblos.
Al mismo tiempo, el arte y las diferentes manifestaciones culturales forjan conexiones profundas, divulgando y aunando en sonido y estética las historias de la región.
Importante es también el aporte realizado por la academia, que ya ha comprendido que debe rebasar su propio ámbito de producción de conocimiento para interactuar más efectivamente con las comunidades y los pueblos.
Al mismo tiempo, el arte y las diferentes manifestaciones culturales forjan conexiones profundas, divulgando y aunando en sonido y estética las historias de la región.
En la gente va creciendo una mayor
comprensión sobre cómo los conflictos trascienden las fronteras de los países y
ya hay una búsqueda persistente de convergencia en las luchas. La agresión que
sufren hoy Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, el encarcelamiento de Lula, de
Milagro Sala y tantos otros prisioneros políticos, el asesinato de líderes
sociales en Colombia, el fraude hondureño, la asfixia del pueblo haitiano, las
protestas campesinas en toda la región, los peligros para la paz, el reclamo
del estudiantado en Chile, la corrupción, las reivindicaciones indígenas, la
persecución mediático- judicial a líderes progresistas, el ataque a las
conquistas sociales, los feminicidios, todas son causas comunes para buena
parte de los sectores populares organizados de América Latina y el Caribe.
Sin embargo, nuestro objetivo debe ir más
allá de la reivindicación o el beneficio de coyuntura, debe ser más que una
reacción ante la brutalidad del intento neocolonizador. Nuestro relato tendría
que tender a la ampliación del sentido de identidad, a la construcción
intencional de un hogar latinoamericano caribeño en el que la injusticia de
siglos pueda ser reparada y nuevas injusticias prevenidas, un espacio amable y
protector para todas y todos. Ese es el reto y el sentido histórico de la integración regional, la
unidad soberana y solidaria de todas las naciones y pueblos que habitan América
Latina y el Caribe.
Esta ponencia fue expuesta en el Seminario
internacional “El Dilema de la Integración y la Desintegración en América
Latina”, Biblioteca de la Universidad Central de Ecuador, Quito, 15/06/19.
JAVIER TOLCACHIER es investigador del Centro Mundial de Estudios
Humanistas y comunicador en agencia internacional de noticias Pressenza.
Nota:
[1] Extraído de Brieger, Pedro et al. Cuaderno de trabajo Nro. 1: Integración regional y medios de comunicación. Observatorio de Política Internacional. H. Senado de la Nación Argentina – Universidad San Martín. Noviembre 2013
Nota:
[1] Extraído de Brieger, Pedro et al. Cuaderno de trabajo Nro. 1: Integración regional y medios de comunicación. Observatorio de Política Internacional. H. Senado de la Nación Argentina – Universidad San Martín. Noviembre 2013
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