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"Entendemos que es necesario construir proyectos políticos pedagógicos que apunten a formar sujetos políticos activos para el campo popular. En este sentido, los BP tiene lógicas diferentes no solo desde sus contenidos y objetivos, sino también desde sus prácticas y formas de organización. En el sistema educativo argentino existe una diferenciación clasista. Desde la reforma educativa de la década del 90 hasta hoy, la avanzada del capital sobre la educación ha sido feroz. La reforma educativa menemista siguió la concepción neoliberal de entender el presupuesto del Estado en educación como un gasto y parándose en el concepto progresista de descentralización educativa, se inició el desmantelamiento más profundo que el sistema educativo argentino haya visto jamás. La educación pasó de ser una necesidad a ser un gasto y de ser un derecho a ser un bien de consumo. Por otro lado, los empresarios aprovecharon los agujeros que iba dejando el Estado para acercar a la sociedad sus ofertas educativas financiadas por el propio Estado mediante subsidios. Las escuelas públicas quedaron para los sectores populares, los hijos de la clase trabajadora y algún sector de la clase media y la escuela privada destinada a los sectores medios y más acomodados de la sociedad.
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LA EDUCACIÓN POPULAR EN LA
FORMACIÓN DE ESCUELAS.
El legado de Paulo Freire a
100 años de su nacimiento
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Por Mario Hernández |21/09/2021 |Otro
Mundo si es Posible.
Fuente. Rebelión martes 21 de setiembre
del 2021.
Ponencia elaborada para el 12° Congreso
Argentino de Antropología Social.
La educación popular surgida a fines de los ’60, ha pretendido ser
un movimiento pedagógico por una educación liberadora, luego un movimiento
popular que incorpora un movimiento pedagógico y finalmente una propuesta
política a través de la educación al servicio de proyectos, sujetos y
movimientos populares de construcción de una nueva hegemonía en el interior de
la sociedad capitalista.
En Argentina, al ataque a la educación pública
que comenzó a fines de los ’50, en la actualidad se ha sumado el Estado al
tratar de sacarse de encima a estudiantes y docentes en nombre del futuro, la
eficiencia y la modernización.
Debemos apoyarnos en el creciente interés que
han suscitado las experiencias educativas llevadas adelante por organizaciones
sociales o articuladas con éstas. No estamos hablando aquí de las denominadas
“prácticas de formación” o “talleres”. En nuestro caso hablamos de la educación
popular en la formación de escuelas a
partir de los movimientos sociales populares y las fábricas recuperadas
orientadas a las clases subalternas, de la posibilidad de desarrollar la
educación popular masivamente como desafío.
Introducción
La creación de escuelas desde el campo
popular, gestionadas en y desde los movimientos sociales y fábricas recuperadas
propone una alternativa pedagógica que rompe con la lógica
piramidal y el discurso monolítico de la escuela estatal. A su vez pone en debate
la existencia de lo público no estatal, ya que los Bachilleratos Populares (BP) son escuelas públicas populares, no
estatales, gestionadas desde movimientos y organizaciones sociales.
Los BP se constituyen durante la última década y media como reacción y en oposición al modelo neoliberal, como respuesta al abandono por parte del Estado en el campo de la educación de jóvenes y adultos. Sus protagonistas buscan generar nuevos procesos sociales, que tienen como base la democracia y la participación. Desde estas experiencias sostienen una concepción de escuelas como organizaciones sociales, remarcando una nueva forma de desarrollar estas escuelas, pensadas desde la gestión social y enmarcadas en movimientos y organizaciones sociales que tienen como uno de sus objetivos la transformación social y la educación en clave de educación popular, como una de las herramientas para lograrla.
La idea de toda actividad educativa es
política, por más pretensión que haya de una educación única, neutra y universal, no existe práctica pedagógica
que no sea a su vez una práctica política. La escuela es un ámbito donde se
desarrolla un trabajo político pedagógico que parte de una práctica política
pedagógica.
Siguiendo
a Esther Pérez en La
promesa de la pedagogía del oprimido:
“(…)
la pedagogía del oprimido no es para nosotros una metodología, una didáctica,
un conjunto de métodos y técnicas neutros -en realidad casi nada lo es-, sino un pensamiento y una práctica pedagógicas que
asumen una posición frente a la realidad social y
apuestan a la educación como una herramienta
fundamental de la transformación cultural, que consideran imprescindible para
el triunfo y consolidación de un bloque popular.
Insisto: no hay educación popular sin la conjunción de reflexión y acción; no
hay educación popular que no apunte a la cultura como objetivo último y
coagulante de los cambios sociales; no hay educación
popular sin toma de posición política”.
Objetivos/Hipótesis
¿Por qué una fábrica recuperada, un
movimiento social o un sindicato han decidido construir sus propias
escuelas?
Metodología/Método
Los BP responden a las formas y a los
principios políticos de su movimiento y organización y no a normas, reglamentos
y estatutos elaborados desde el Estado. A su vez, van generando
formas de funcionamiento propias como bachillerato,
a partir del trabajo que tienen en asambleas con docentes y estudiantes.
Una primera diferencia que
podemos establecer entre la propuesta político-pedagógica de los BP en relación a la escuela tradicional,
es que ésta funciona en el Estado o desde el ámbito privado y los BP son escuelas gestionadas desde organizaciones y movimientos sociales y
no obedecen a los patrones políticos pedagógicos hegemónicos, sino que intentan
construir un proyecto propio, teniendo en cuenta los objetivos de la
organización. No significa que los BP se
conviertan en asistencialistas o paternalistas. Quienes llevan adelante
esta tarea educativa parten de
reconocer la situación de clase de los y
las educandos. Es a partir de este reconocimiento y de este reconocerse que
se trabaja desde una educación clasista, que no reproduzca las
injusticias sociales, sino que sea crítica,
transformadora y reveladora de las relaciones de opresión. Cada estudiante,
docente o integrante de los BP y del
movimiento, son fundamentales para lograr el proyecto político pedagógico que
se construye.
Otro aspecto de importancia es
que se tiene en cuenta la especificidad
de la población con la que se trabaja. El trabajo con adultos no puede
desarrollarse al igual que en cualquier escuela de educación media. Tanto los
programas, metodologías, horarios son acordes a la población adulta y a sus
condiciones ya que ésta es una población que además de ser estudiantes son
trabajadores/as, madres y padres.
Los BP son espacios donde se crean
nuevas formas de pensar y actuar, nuevas relaciones, se construye conocimiento
de forma participativa, desde las vivencias de cada uno de los protagonistas y
desde la memoria histórica. Lo
cual no quiere decir que se conviertan en espacios educativos para bajar una
determinada línea política elaborada por un grupo minoritario de iluminados. De
lo que se trata es de trabajar y aprender desde una mirada crítica, que dé
cuenta del lugar social que ocupan los diferentes actores sociales dentro de la
división social del trabajo, dentro del
sistema capitalista, poder entender esta situación no solo desde lo local, desde el barrio, desde la propia
comunidad, sino también poder
generar y desarrollar un pensamiento abstracto que permita a los sujetos comprender el complejo desarrollo
histórico del cual forman parte.
Resultados
Entendemos que es necesario construir
proyectos políticos pedagógicos que apunten a formar
sujetos políticos activos para el campo popular. En este sentido, los BP tiene lógicas diferentes no solo
desde sus contenidos y objetivos, sino también desde sus prácticas y formas de
organización.
En el sistema educativo argentino existe
una diferenciación clasista. Desde la reforma educativa de la década del 90
hasta hoy, la avanzada del capital sobre la educación ha sido feroz. La reforma
educativa menemista siguió la concepción neoliberal de entender el
presupuesto del Estado en educación como un gasto y parándose en el concepto
progresista de descentralización educativa, se inició el desmantelamiento más
profundo que el sistema educativo argentino haya visto jamás. La educación pasó de ser una necesidad a
ser un gasto y de ser un derecho a ser un bien de consumo. Por otro lado,
los empresarios aprovecharon los agujeros que iba dejando el Estado para
acercar a la sociedad sus ofertas educativas financiadas por el propio Estado mediante subsidios. Las escuelas públicas quedaron para los
sectores populares, los hijos de la
clase trabajadora y algún sector de la clase media y la escuela privada
destinada a los sectores medios y más acomodados
de la sociedad.
Los BP se presentan como una posibilidad
concreta de dar educación de calidad a estos sectores de clase
para los que el Estado reserva una educación de bajísimo nivel. Trabajan
con jóvenes y adultos expulsados del
sistema educativo tradicional y que encuentran como casi única opción a los
planes FINES 1 y 2 que precarizan la educación pública, atentan contra los CENS, flexibilizan
las relaciones laborales y desintegran en términos pedagógicos el resto del
sistema educativo.
La modalidad que tiene el programa FINES 2 es de 6 o 8 horas semanales a
lo largo de dos años y medio de cursada, mientras los BP y los CENS tienen una carga horaria mínima de 18 horas semanales a
lo largo de tres años.
Si el Estado habla de educación de
calidad que ofrezca una carga horaria acorde, que incentive a
través de becas a los estudiantes,
que construya espacios de contención y recreación para los hijos/as de los
estudiantes para que puedan estudiar mientras sus hijos están en otra aula
jugando, sin la preocupación de cuidar de ellos, que genere equipos que puedan
analizar y actuar sobre las causas de la
deserción escolar y no ofrecer
educación limitada, que combine la producción de conocimiento teórico con
una dimensión productiva.
Los BP están haciéndolo. En todos los BP
hay talleres culturales, de oficio, comunicacionales dentro del currículo,
pero la diferencia no es solo de contenido,
los estudiantes también son participantes activos formando parte central en
la toma de decisiones en igualdad de posibilidades con los docentes.
Vamos reevaluando los programas en forma conjunta, por lo tanto, los
estudiantes también definen la didáctica participativamente y no de manera
normativa. Somos los docentes quienes
ejecutamos y diseñamos el planeamiento de manera colectiva, pero al mismo
tiempo lo vamos poniendo a consideración de los estudiantes. Las asambleas, las discusiones, los
talleres de formación y los planes de lucha de los que participamos siguen siendo el motor de nuestras experiencias y son
parte de nuestro currículo.
Entendemos que educar
es un acto político y tomamos partido a favor de los intereses
históricos del pueblo trabajador. Somos la contracara de la educación privada empresarial que forma
un sujeto individualista, aislado de las luchas
populares e incapaz de pensarse colectivamente. También ponemos en
cuestionamiento la supuesta neutralidad
del Estado y de la educación
estatal/pública.
Esto no implica desconocer la discusión en torno a la defensa de la asignación de cargos docentes vía acto público, mecanismo que democratiza el acceso al trabajo, pero que no impide que los contenidos políticos e ideológicos de la educación y las decisiones estratégicas las sigan tomando las clases dominantes por medio de sus funcionarios.
Conclusiones
Intentamos poner de relieve que el
Estado es un Estado de clase, y que,
si bien debe ser el garante de la
educación, las organizaciones
populares debemos conservar nuestra autonomía política a la hora de
desarrollar nuestras experiencias político-pedagógicas.
Uno de los problemas más graves que
atraviesan las escuelas estatales es la relación con la comunidad, en
este plano, al estar insertos en
organizaciones barriales, los BP y la comunidad están
unidos por lazos estrechos de solidaridad y pertenencia mutua.
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Bibliografía
Chinigioli, Evangelina
(2012): “Bachilleratos populares: construyendo contrahegemonía. La experiencia
de los BP en Movimientos Sociales de la Ciudad de Buenos Aires” (Tesina), directora:
Dra. Nora Llaver, Co-directora: Lic. Natalia Baraldo, Mendoza.
Freire, Paulo
(1985): Pedagogía del oprimido (Cap. 2). Ed. Siglo XXI, Bs.
As.
Hernández, Mario (2013): El
movimiento de autogestión obrera en Argentina. Editorial Topía,
Buenos Aires.
Michi, Norma, Di Matteo, Alvaro Javier,
Vila, Diana (2012): “Movimientos populares y procesos
formativos”, en Revista Polifonías, Año 1 Nº 1,
pp. 22-41. Departamento de Educación UNLU, Luján.
Universidad Popular de Valparaíso,
Preuniversitario Popular y Revolucionario El Cincel
(2011): “Educación popular en la
trinchera de ideas. Recuperando la educación para la lucha de los
trabajadores”, Revista de Pedagogía Militante “Diatriba”, N° 1, Santiago de
Chile, noviembre.
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