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SOCIÓLOGO. BRASIL: ¿Y AHORA
QUÉ, JAIR BOLSONARO?
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Por
Emir Sader. Dr. EN SOCIOLOGÍA.
Página/12
miércoles 8 de setiembre del 2021.
Desde Río de Janeiro.
Debilitado por la acumulación
de problemas no resueltos, que se agravan, con el apoyo a su nivel más bajo, Jair Bolsonaro (foto) jugó todas sus
cartas en las movilizaciones del 7 de septiembre, feriado de la
independencia en Brasil. Desde hace dos meses, cuando
empezó a llamar a estas movilizaciones, Bolsonaro anunció que
serían las más grandes que el país había conocido – posteriormente alcanzó a
predecir que habría dos millones de personas en San Paulo.
Ataque al poder judicial
Propuso ataques directos al Supremo Tribunal
Federal (STF) y hasta a la
Embajada de China para
que el día desembocara en un contragolpe. Esto, porque Bolsonaro había llegado a la conclusión
de que habría un golpe en contra de él,
de parte del poder judicial y de los
medios, que habrían sacado a Lula de la cárcel para
llevarlo a la presidencia de Brasil.
Asimismo, Bolsonaro considera
que el poder judicial no lo dejaría gobernar, simplemente
porque el STF
ha empezado a tomar decisiones en contra
de los bolsonaristas que amenazan al mismo poder judicial
sistemáticamente en internet. Varios de ellos han sido
apresados. Además, se les ha impedido recaudar recursos por internet y se le
han bloqueado sus cuentas bancarias.
Decepción
Con las manifestaciones de este
martes, Bolsonaro pretendía recuperar fuerzas, retomar la
iniciativa y reforzar sus ataques al poder judicial. Pero salvo en San Pablo, la cantidad de gente fue menor de lo que
él suponía. El periódico Valor
económico, por ejemplo, afirma que todo fue decepcionante para Bolsonaro, y que, en Brasilia,
por ejemplo, la concurrencia alcanzó el cinco por ciento de lo que se esperaba.
En sus discursos, en Brasilia y en San Pablo, Bolsonaro concentró sus ataques en el poder judicial, afirmando que los magistrados pagarán un precio si no reculan y siguen realizando acciones para limitar la capacidad de acción del presidente. Bolsonaro reiteró su disposición a desobedecer las recientes decisiones judiciales contrarias a sus intereses, postura que agrava drásticamente el enfrentamiento entre los dos poderes. Bolsonaro llegó a decir que convocaría al Consejo de la Republica, órgano que podría decretar intervenciones en provincias o directamente un estado de sitio a nivel nacional. Pero, al no tener respuestas positivas de los miembros de ese Consejo, retiró la convocatoria.
Desgaste
Si con la marcha de este martes
Bolsonaro quiso cambiar la situación de desgaste que viene sufriendo a lo largo de este año, no lo logró. Al contrario, ha aumentado el desgaste. El temor a acciones violentas, a algún tipo
de invasión del Capitolio en Brasil, no se plasmó en los hechos. El mismo PSDB, el partido de Fernando
Henrique Cardoso, convocó una reunión para
discutir la posibilidad de hacerle un juicio político a Bolsonaro.
Al mismo tiempo, como es
tradicional en Brasil, para esta misma fecha fue celebrado, en todo el
país, el
Grito de los Excluidos. Este año tuvo el valor agregado de servir
como manifestación de repudio a
Bolsonaro. Se realizaron concentraciones en 17 capitales y en otras 47 ciudades por todo el país. La oposición retomará pronto la dinámica de movilizaciones nacionales en contra de
Bolsonaro.
Estagnación y pandemia
Pasada esta fecha, el país
vuelve a su situación de crisis económica, dado que el alza de la inflación y
la instabilidad política, han terminado con la posibilidad de algún tipo de
recuperación. Bolsonaro tendrá que enfrentar el año electoral con
estagnación económica.
No hay indicios
de recuperación con un nivel de desempleo
de más del 14 por ciento, al que se suma una cantidad bastante más grande
de gente viviendo en situación de precariedad. La crisis social solo tiene a agravarse.
La pandemia sigue, aunque haya bajado el número de casos y de
muertes, por el avance, aunque lento, de la vacunación. Tan solo poco más
del 30 por ciento de la población ha recibido la
segunda dosis y está plenamente protegido.
El día después no será bueno para Bolsonaro. Jugó todas sus cartas, pero
las manifestaciones no fueron tan grandes como esperaba, no hubo los ataques al
STF ni a la embajada de China. No pudo dar el
contragolpe que él había mencionado. No se fortaleció. Ni siquiera frenó su desgaste.
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BRASIL. MARCHA Y AMENAZA GOLPISTA A LA CORTE SUPREMA.
La manifestación de apoyo a
Bolsonaro no alcanzó los números esperados en Brasil.
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Mientras miles se congregaron también
para repudiarlo, el mandatario ultraderechista centró sus críticas en la corte
suprema e instó a desobedecer sus fallos.
Por
Darío Pignotti.
Página
/12 miércoles 8dew setiembre del 2021.
Desde Brasilia
En Brasil
queda menos democracia. Decenas de miles simpatizantes de la ultraderecha se
movilizaron este martes, Día de la Independencia, para asistir a los actos
golpistas convocados por Jair Bolsonaro en Brasilia y San Pablo. Fueron movilizaciones importantes, aunque muy lejos de convocar a los hasta dos
millones de personas prometidos por el gobernante.
"No podemos aceptar más presiones políticas en
nuestro Brasil, o el jefe de ese Poder (Judicial) no encuadra a los suyos o ese
Poder puede sufrir aquello que nosotros no queremos", amenazó el
capitán presidente. Se dirigía al
titular del Supremo, Luiz Fux, exigiéndole que ponga en caja a
los jueces levantiscos, es decir independientes.
El Partido de
los Trabajadores, movimientos sociales, sindicatos y la Iglesia católica realizaron movilizaciones
por el impeachment de Bolsonaro y
en defensa de la democracia en San Pablo, Brasilia y
otras ciento cincuenta ciudades (Ver
nota aparte).
Camión
del Ejército
A las diez y
media de la mañana, subido a un
camión del Ejército con parlantes, Bolsonaro pronunció un discurso breve destinado,
principalmente, a intimidar al Supremo Tribunal Federal. En el mismo camión
se encontraba el general Walter Souza Braga Netto,
ministro de Defensa, ubicado dentro del ala más bolsonarista de un partido militar leal al gobierno y al régimen autoritario, aunque estaría
atravesado por algunas divergencias internas como la expresada por el vicepresidente, Hamilton
Mourao.
El general Mourao (no se subió al camión en el centro de Brasilia) expresa las mismas convicciones neofascistas que el jefe de Estado del que lo diferencia un con grupos económicos y políticos estilo sobrio y su interlocución desencantados del jefe de Estado obsesionado en generar una crisis tras otra, y atacar a los Poderes de la República.
Desde el llano,
sobre la avenida Explanada de los Ministerios, miles de incondicionales del
gobierno pedían acabar con la "dictadura de
la toga", por el cierre del Supremo y/o la invasión del
palacio de justicia ubicado a unos trescientos metros de donde se realizaba
el acto. A media mañana la temperatura en Brasilia había trepado a los 30 grados centígrados con una humedad propia del desierto del Sahara, 13 por ciento.
Horno
seco
En ese horno
seco a cielo abierto las estocadas del orador contra la justicia, pero sobre todo contra la democracia, parecían ser más hirientes. El público se protegía con paraguas blancos o banderas brasileñas del
sol agresivo, aunque no lo suficiente como para aplacar la euforia
expresada a los gritos: "mito, mito". Se
observaba un buen número de personas con 50
o más años de edad, en gran parte llegadas de otras provincias como Goias y Mato Grosso do Sul,
cuyos estancieros financiaron el traslado de cientos de colectivos hasta la
capital. La Explanada de los
Ministerios atraviesa una parte de la ciudad en sentido oeste-este
culminando en los palacios de la
Presidencia y el Supremo, uno frente al otro.
Bolsonaro
eligió golpear al Supremo, instando a la desobediencia de sus
fallos. Como blanco preferencial,
dentro del Supremo, escogió al juez Alessandro de Moraes al que atacó a la mañana
en Brasilia y por la tarde en San Pablo,
donde el mandatario se trepó a otro carro inmenso estacionado cerca del parque Trianon-Masp, una isla de densa vegetación semiselvática en medio
de la neoyorkina Avenida
Paulista. Allí lo acompañaba el capitán Tarsicio Gomes de Freitas, ministro de Infraestructura.
"No es posible admitir que un solo hombre perturbe nuestra libertad. Alexandre de Moraes dejá de ser un sinvergüenza", disparó Bolsonaro. "Alexandre de Moraes dejá de oprimir al pueblo, de censurar (...) que todos los presos políticos sean liberados". En rigor los arrestados no son presos políticos sino sospechosos de promover el golpe de estado e incitar al asesinato de magistrados.
Delitos
El encono de
Bolsonaro con ese magistrado va a
caballo de la campaña para intimidar a una corte que se ha distanciado del ejecutivo. Moraes se tornó persona
especialmente non grata desde que incluyó al mandatario en una investigación
sobre una "organización
delictiva" que divulga fake
news desde el "gabinete del odio", el cual que funcionaría en el propio Palacio del Planalto.
Si esa causa
prospera podría poner al desnudo los pactos entre el presidente y la industria
de la desinformación y enviar a prisión a Carlos Bolsonaro,
uno de los hijos del mandatario a cargo del cual está la estrategia de
desinformación del gobierno y, antes la campaña
sucia electoral de 2018.
Los Bolsonaro
habrían cometido varios delitos comunes desde su llegada al poder en 2019 sumados a otros perpetrados cuando la familia
montó una red de desvío y lavado de
dinero que le permitió acumular un
patrimonio que no se condice
con sus ingresos declarados y comprar más de diez inmuebles y terrenos al
contado.
A través de
las redes sociales Moraes, haciendo
hincapié en la institucionalidad, le respondió
a Bolsonaro.
"En
este 7 de septiembre conmemoramos nuestra independencia, la que garantizó
nuestra libertad y la que solo se fortalece con un absoluto respeto de la
democracia".
Patriotismo
En San Pablo
Bolsonaro tocó bastante el sentimiento patriótico a tono con el Día de la
independencia.
"Este
es el despertar de una nación, tengo la certeza de que seremos grandes allá
adelante (cuando) colocaremos a Brasil en un lugar destacado en el mundo", proclamó a casi a las cuatro y media de la tarde.
Fingiendo ser víctima de una persecución afirmó que
no cederá a las presiones.
"Quiero decirle a aquellos que quieren verme
inelegible, allá en Brasilia, que sólo Dios me saca de allá (Planalto)". “Quiero
decirle a los canallas que yo nunca iré preso", reforzó en otro desafío a
la justicia.
Los embates de este martes contra la
democracia, ante decenas de miles de seguidores, posiblemente hayan sido
los más graves realizados por el líder
autoritario desde su llegada al Planalto y seguramente darán lugar a respuestas en los próximos días desde la
oposición y el Supremo.
El excandiato presidencial
petista, Fernando Haddad,
sostuvo que los dichos de este 7 de
setiembre del ex militar son más que suficientes para abrirle un proceso de
impeachment.
Asalto
al Capitolio
El presidente
y sus hijos, integrantes del Clan Bolsonaro, se imaginan a sí mismos como el
espejo tropical de la familia Trump. En la primera semana de enero pasado el diputado e
hijo presidencial, Eduardo
Bolsonaro, fue hasta la Casa
Blanca a presentarle a su hija recién nacida a Ivanka Trump (hija de
Donald), con quien se tomó una foto de
familia. Durante su paso por Washington
Bolsonaro hijo mantuvo reuniones con activistas
vinculados asalto al Capitolio, del cual habló positivamente en las redes
sociales.
Este fin de
semana el diputado organizó una
cumbre de extrema derecha internacional en Brasilia, que contó con la
presencia virtual de otro de los hijos de Trump, y en la que hubo comentarios más o menos explícitos sobre el ataque al Capitolio.
Este lunes a la noche Bolsonaro junior
se sumó a un grupo de sediciosos
brasileños que violó el cordón de
seguridad establecido en el centro de Brasilia y avanzó hacia el palacio de justicia
amenazando invadirlo y reivindicando un golpe.
Es posible
que el diputado desee ser quien siga los pasos de los golpistas de Washington
en Brasilia. La amenaza
contra la sede del Supremo no se concretó este 7 de setiembre, pero sigue en
pie.
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MASIVAS MARCHAS CONTRA
BOLSONARO EN MÁS DE 160 CIUDADES DE BRASIL.
Las protestas coincidieron con
el "Grito de los Excluidos" que se celebra cada 7 de septiembre
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Los actos promovidos por organizaciones sociales y
políticas repudiaron la actitud golpista del presidente, la gestión del
coronavirus y el elevado costo de los alimentos básicos. Tuvieron como
epicentro Brasilia, Río de Janeiro y San Pablo
Más de 160 ciudades de Brasil fueron escenario de movilizaciones contra el presidente Jair Bolsonaro en el marco de la campaña "Fora Bolsonaro", a la que se sumó el tradicional "Grito de los Excluidos". Esta jornada, que repiten cada año diferentes organizaciones sociales y políticas brasileñas, denuncia las desigualdades y las demandas incumplidas por el poder político. Los actos de protesta sumaron este año el repudio a la actitud reaccionaria de Bolsonaro, la gestión del coronavirus y el elevado costo de los alimentos básicos, y tuvieron como epicentro las ciudades de Brasilia, Río de Janeiro y San Pablo. El martes Brasil celebró un nuevo aniversario de su independencia en un contexto de enorme tensión frente al golpismo del presidente y el apoyo de sus seguidores más reaccionarios en las calles.
Brasilia: "Porotos sí, rifle
no"
"La calle de Brasilia no es solo para los fascistas, no es solo
para los autoritarios", gritaban los manifestantes que participaron
de la 27ª edición del Grito de los Excluidos. Miles
de brasileños se reunieron desde las nueve de la mañana en la Torre de Televisión, ubicada en el
centro de Brasilia, para exigir la
renuncia de Bolsonaro. Ese sitio fue
reservado exclusivamente para los grupos opositores, mientras que los
seguidores del mandatario se concentraron en la Explanada de los Ministerios,
la avenida que concentra las sedes de los tres poderes.
Estudiantes y
representantes de movimientos sociales y ambientales, sindicatos y partidos
políticos asistieron a la masiva
protesta. Los manifestantes desplegaron pancartas pidiendo el juicio
político a Bolsonaro, a favor del
expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y en contra del marco temporal de tierras indígenas, una medida legal que proponer reconocer como tierras ancestrales solo aquellas que estaban ocupadas por ellos cuando
se promulgó la Constitución de 1988.
"Feijão sim, fuzil não" ("Porotos sí, rifle
no"), rezaba uno de los carteles más repetidos de la jornada. El pasado 27 de agosto Bolsonaro alentó a la población a armarse y llamó "idiotas" a
quienes dicen que es mejor comprar porotos que rifles. Los manifestantes repudiaron la inflación
creciente en el país y el aumento de la canasta básica de alimentos, siendo
el frijol una de las bases de la alimentación diaria brasileña.
Río de Janeiro: "Comida
en la mesa y vacuna en el brazo"
Durante la
manifestación contra Bolsonaro en la Avenida Presidente Vargas, en la región central de Río, un vendedor
ambulante atraía a los manifestantes con trapos de piso con la cara del
ministro de Economía Paulo Guedes. Un poco más adelante, otro
vendía gorras verde olivo similares a las que usaba el expresidente cubano Fidel Castro,
de acuerdo al diario Estadão.
Los manifestantes se
turnaban en el micrófono exigiendo más cultura, educación,
vacunas y respeto a la democracia. Una de las voces más aplaudidas
fue la del concejal de Río de
Janeiro Tarcisio Motta.
"El mundo y la vida deben ser mucho mejores. Por eso decimos: 'Fuera Bolsonaro'. Con este genocidio se seguirá excluyendo al
pueblo", dijo Motta en un discurso replicado por Correio
Braziliense.
Por su parte el profesor Tulio Mota, también concejal del
PSOL, se quejó del precio de la comida: "La pechuga de pollo cuesta 20 reales.
Es la política del ministro de Economía Paulo Guedes. Queremos comida en la mesa y vacuna en el
brazo. No queremos esta política liberal". En las protestas
tampoco quedó afuera el rechazo a la gestión del coronavirus, que ya se cobró
más de 580 mil vidas en Brasil.
San Pablo: "No salir a la
calle sería una cobardía"
El martes empezó en San
Pablo con un desayuno promovido por el padre Julio Lancellotti para
las personas en situación de calle. Lancelloti,
que lleva décadas sirviendo a los más pobres, suele recordar en clara alusión a
discursos como el de Bolsonaro: "No sirve de nada decir 'Dios por
encima de todo' y poner a las personas por debajo".
Mucho más explícito, el padre Antonio Alves calificó al presidente brasileño de "asesino" y "genocida" por quitarle el pan al pueblo. Desde
primera hora de la mañana, los manifestantes se concentraron en el céntrico Valle de Anhangabaú. Allí un
tanque de guerra armado con cartones dibujó algunas sonrisas recordando el grotesto y preocupante desfile militar
de Bolsonaro por el centro de Brasilia a principios de agosto.
El coordinador de la Central de Movimientos Populares, Raimundo Bonfim, aseguró a Estadão que por primera vez en sus 27 años de existencia la agenda para el mantenimiento de la democracia forma parte del Grito de los Excluidos. "Históricamente el Grito saca a la calle temas como el desempleo, el hambre y la exclusión social. Esta vez se impuso la cuestión de la defensa de la democracia. No salir a la calle sería una cobardía", remarcó Bonfim.
La
histórica jornada del martes en Brasil generó sus primeras reacciones políticas de peso. El gobernador del estado de San Pablo,
el precandidato presidencial Joao Doria, anunció que revisó su
postura histórica y se pronunció
a favor de un juicio político a Bolsonaro, su exaliado.
"MI posición ahora es del impeachment del presidente,
después de la agresión que hizo hoy a la Constitución", afirmó Doria
en conferencia de prensa. Más de 120
pedidos de juicio político por diversos delitos fueron presentados contra Bolsonaro, pero darle curso depende apenas de una persona, el presidente de la Cámara de Diputados Arthur Lira, bolsonarista y férreo
defensor de la agenda gubernamental.
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