EL MANUAL DEL BURRO -
pobres Burros, que culpan tienen los últimos Asnos, porque van desapareciendo, de caer en
manos de radicales - enfermos de popularidad, dominio y venganza ante los que
osen protestar en contra de sus lunáticos dominios. Estos
autores de IDEA, son simples instigadores de violencia, cuando NO puedan dar una alternativa de solución a sus
propias propuestas y miles de ofrecimientos, ante a los sectores populares.
Como no vas a poder influir y dominar, porque no Investigas, no Estudias, solo
copias, impones, como verdaderos burros, el esquema de la "Ciudad Encadenada" - tal como hoy fracasa
en menos de un mes su origen en la “Britannia enchained”, en realidad este “sueño”
de aparentes “demócratas” – porque hoy NO olvidemos,
que la ultraderecha fascista “grita a toda
máquina” que defiende “la Democracia”, su
democracia de mercado, mediática, novelada y su propia forma de Estado, por lo tanto estos simples “burros de la derecha radical argentina” No son más
que simples “imitadores”, seguidores como
comenzó su propaganda política la líder de la
derecha francesa
Sra. Marine Le Pen, así como hoy y continúa hablando, su
radicalismo, la nueva Primera Ministra de Italia – “Los Hermanos de Italia” Giorgia Meloni, o los más radicales extremistas de VOX de España, todos hoy “aparejados” bajo el manto
republicano del ex presidente de los Estados Unidos
Donald Trump . Todos los Milei, Macri, Patricia y
otros, están “abriendo y comienzan a caminar por
la larga avenida del siglo XXI, por donde hoy se
ubican en la vereda de la derecha cada vez más amplia
del Neofascismo mundial”.
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EL
MANUAL DEL BURRO.
Los planes de Macri para convertir a la
Argentina en un campo de batalla
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Si los preceptos que propone Macri se aplicaran, a los pocos días el país entraría
en un cono de violencia. El expresidente dijo que un líder
tenía que “bancar” los muertos que se
produjeran. Y Patricia Bullrich anunció que
sumaría a las Fuerzas Armadas a la represión.
Por Luis Bruschtein
Página/12 domingo 16 de octubre del 2022.
Revolear la reducción de impuestos como bandera electoral pero no
dar quórum para bajar el impuesto a las tarjetas de crédito es demagogia. Rechazar el diálogo con estudiantes que plantean
reclamos razonables y criticar al peronismo por
falta de diálogo,
es demagogia. Apresurarse a
reconocer públicamente una relación
personal que compete a su vida privada es
terror al espionaje de sus adversarios en la interna del PRO. Horacio Rodríguez Larreta trata de instalar su candidatura en esa trama de falsas
promesas y miedo al carpetazo.
Entre las dificultades del oficialismo por la situación económica, la oposición también afronta sus límites.
Los colaboradores de Mauricio Macri
hicieron un libro –y lo firmó él,
que nunca demostró haber leído
alguno-- con la descripción truculenta
de cómo se destruye un Estado nacional.
La flamante primera ministra británica Liz Truss, una ultraliberal como Macri, escribió un libro parecido con su íntimo amigo, el afrobritánico Kwasi Kwarteng, a quien designó como ministro de Economía. El libro se llamó “Britannia enchained”. Apenas anunció lo que también dice Macri que hay que hacer, Kwarteng pasó a convertirse en el ministro de Economía que menos duró en toda la historia de Gran Bretaña. Tres semanas después de anunciar que bajaría impuestos a los ricos y recortaría al Estado, se desplomaron la libra, los bonos y la imagen de la ministra.
Los ilusos que asisten a los coloquios de IDEA han vivido
la experiencia similar aquí en la Argentina
durante el gobierno de Macri. Sin pandemia, sin guerra y sin deuda, Macri
les hizo perder plata,
pero insisten con las mismas recetas y
obstaculizan las propuestas que buscan
fortalecer la demanda y el mercado interno y que además generan estabilidad porque son populares.
Argentina, un campo de batalla
La aplicación del libro de recetas
de liberalismo crudo que propone Macri convertiría al país en un campo de batalla.
Aunque ganara las elecciones con muchísima diferencia, en poco tiempo
tendría que poner a la policía, la gendarmería y
hasta las Fuerzas
Armadas en la calle para reprimir.
El que crea que es una imagen exagerada
tendría que haber escuchado a Patricia Bullrich
en el canal de Macri, cuando dijo esta semana que convocaría a las Fuerzas Armadas para la represión interior. “Ahora no
–aclaró, por las dudas-- porque no tienen entrenamiento, pero en seis meses,
los pongo en la calle”.
Lo dijo por los mapuches y mañana será por los ahorristas y después por los metalúrgicos y los estudiantes. Sería interesante ver a los sábelo todos de IDEA
haciendo negocios con el país en llamas. Todo el despropósito de la ultraderecha liberal que encarnan Javier Milei,
Patricia Bullrich y Mauricio Macri, más las figuras de segunda línea que los siguen, desemboca a mediano plazo en golpes
militares, dictaduras que deberán sobrepasar
a los gobiernos civiles con la excusa de la represión
a las protestas.
Está demostrado que las sociedades
no se doblegan ni ante las dictaduras más feroces como la que gobernó Argentina hasta fines de 1983. Es el futuro que
promete Macri. Una cosa es creer
que los únicos actores productivos de la
economía son los empresarios,
que hacen el favor de pagarles un salario a los trabajadores, como
pareciera que piensan los que asisten a los coloquios de IDEA. Y otra cosa es llevar esa idea simplista y mezquina
a la ejecución de políticas que se deducen de ella y que dejan fuera del sistema a millones de
personas. Macri dijo que un líder que encabece
ese programa debe estar listo para bancarse
los muertos que produzca la represión. Entiende la política como una forma de
violencia.
El dinero y la violencia
Se está hablando de sociedades
sumidas en la violencia. Es un lenguaje de violencia. ¿Por qué será que a nadie
le sorprende que empresas de hermanos del exministro Luis
Caputo hayan pagado millones de pesos al organizador de uno de los grupos políticos más violentos como Revolución Federal? Los vínculos que establece el lenguaje violento se verifican en los
vínculos del dinero. Y los vínculos del dinero se verifican
en la coincidencia del blanco de sus odios, que
en este caso era Cristina Kirchner como líder de
un movimiento popular.
Las propuestas de Milei y
el ala dura del PRO implican un retroceso civilizatorio, no porque sean elementales
y hasta grotescas, como cuando
hablan del libre comercio de órganos,
sino porque van de la mano de la violencia. Por eso necesitan naturalizar el discurso de odio que la justifique y financian pequeños
grupos como los que hacen escraches y vociferan insultos y amenazas.
La experiencia histórica demostró que finalmente fracasan.
Es la historia de este país. En un país que tiene tantos golpes militares
apoyados por grandes empresarios en
su historia reciente,
estos personajes responsabilizan por
los desastres
a los pocos gobiernos democráticos que hubo. Lo hace Macri y también Milei. Todos los golpistas
tuvieron ministros de Economía que pensaban como ellos, pero culpan a los gobiernos democráticos porque
según Macri, “la
sociedad argentina es una de las más fracasadas”.
La Política del Carpetazo.
La noción de poder autocrático está tan atada a estos
discursos, que Macri tiene una causa por hacer espiar a los familiares de los muertos en el hundimiento del ARA San Juan, a empresarios y opositores, pero
también a sus socios políticos,
entre ellos el jefe de gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta que ahora compite por la candidatura presidencial del
PRO como referente de su ala
moderada.
El miedo al carpetazo que provenga de alguien tan dedicado
a espiar al prójimo tiene efectos políticos. Es difícil entender la actuación de esta semana de Larreta en público. Fue evidente que la
pregunta del periodista estaba preparada
y que, por alguna razón, Larreta necesitaba instalar en público su actual relación amorosa, algo que sólo le incumbe a él y no tiene ninguna
relevancia política. El miedo es una herramienta que impone su propia lógica a quien la utiliza. No es
que se usa con algunos y con otros no.
Una vez que el miedo se toma como
forma de coacción, se aplica hasta en la propia familia. Más allá
de lo que decida esta Justicia tan cuestionada, Macri debería
explicar la proliferación de denuncias
que recibió por espionaje.
Larreta se presenta como el ala moderada de la derecha. Pero la reacción
de su gobierno frente a los reclamos de los estudiantes secundarios demuestra que
no es el énfasis, sino las ideas las que imponen la acción. La lección que Larreta quiso darles a los estudiantes secundarios de su distrito
es que a través del diálogo no se gana
nada. Que gana el más fuerte.
Esta situación se relaciona con la del colegio privado de
Pilar que dejó sin plaza a ocho chicos con discapacidades
porque “bajaban el nivel de las clases”.
Es la misma lección que recibieron los chicos que asisten a esa escuela: el mundo se rige por el sálvese quien pueda, que es la ley de la jungla, donde ganan
los más fuertes, que en ese caso son los chicos que
no tienen discapacidad. Si la escuela
hubiera aceptado a los otros chicos,
el aprendizaje hubiera sido el opuesto: la solidaridad y la posibilidad de aprender entre todos.
No es un problema de matiz, de halcones
o palomas, sino de la ideología que
profesan y de la idea de país o de mundo que se desea. De la misma forma se
manifestó esa ideología cuando el PRO impidió que se elimine el impuesto
a los consumos por tarjeta en CABA, que
afectan a 1,7 millones de porteños. Cuando el PRO habla de bajar los impuestos, habla sólo de
bajar impuestos a los ricos.
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