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“Ahora
o nunca. Según la revista National
Geographic, Antártida pierde 151 mil millones
de toneladas de hielo al
año, suma equivalente al peso de la roca que conforma el Monte Everest, el más alto de la Tierra Por otra
parte, en solo 70 años, las viviendas de 200 millones de personas quedarán bajo el nivel del mar, irremediablemente sepultadas por el agua. Y Naciones Unidas comenta
que los desiertos crecen vorazmente a causas de las sequías
extremas. Cada año, la Tierra pierde más
de 12 millones de hectáreas- casi toda el área
cultivable de Alemania- a causa de la desertificación,
la degradación del suelo
y la sequía.
“Los
incendios son cada vez más frecuentes y devastadores. Desde Australia hasta California, así como en Grecia, España y Portugal y pasando por el Amazonas, casi no hay región del mundo que se libre de estos incendios, cada vez más
prolongados y extensos. Se estima que solo entre 2018 y
2020 las llamas devastaron
aproximadamente 120 mil kilómetros cuadrados de
superficie. Un millón de especies corren riesgo de sobrevivencia. Un número escalofriante de habitantes del planeta, incluso el 40%
de todos los anfibios conocidos (unas tres mil 200 especies), se ve amenazado por el
impacto de los excesos humanos. El cambio
climático, la contaminación, la deforestación, la sobrepesca, el desarrollo
industrial y las especies invasoras amenazan la biodiversidad.
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LA SOCIEDAD CIVIL
INTERNACIONAL MIRA CRÍTICAMENTE HACIA DUBÁI.
*****
Por Sergio
Ferrari.
Fuente.
Prensa Latina viernes 8 de diciembre del 2023.
Firmas
Selectas.
Los primeros doce días de diciembre pueden tener una repercusión significativa en la lucha por preservar el planeta. Una nueva Cumbre Climática se confronta a desafíos de “tierra o muerte”.
La
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,
que comenzó el 30 de noviembre en Dubái, Emiratos
Árabes Unidos, se extenderá hasta el 12 de
diciembre. También denominada COP28
(Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático), esta reunión cumbre involucrará a miles de participantes-
algunas fuentes hablan de más de 70 mil-
provenientes de todo el mundo. Las «Partes» se
refiere aquí a los 197 países o entidades
soberanas que han adherido a esta convención además de la Unión Europea (UE).
Las
actividades son múltiples: secciones oficiales, diversos encuentros de la sociedad civil, así como reuniones de representantes
del mundo financiero. Un evento mayor que,
dependiendo de la voluntad política de las grandes potencias, podría
representar un paso adelante en la lucha contra el calentamiento
global o reducirse a un show mediático de dimensiones planetarias.
El objetivo
de la COP28, según Naciones Unidas, consiste en
que el mundo haga
“el balance del progreso establecido por el Acuerdo de París (tratado climático firmado en 2015)” y trace “el plan de acción para reducir las emisiones de forma drástica con el fin de proteger vidas y sustentos”
Según
la ONU,
“La ciencia es clara: para mantener un clima soportable
se debe reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas, así como triplicar la
capacidad de energía renovable (eólica, solar,
hidráulica y geotérmica) para el año 2030”. Junto con ello, es necesario un
incremento sustancial de la financiación para la adaptación e inversión en resiliencia climática.
En su carta
a los países signatarios durante la preparación de la COP28,
su presidencia comunicó cuatro prioridades: acelerar la transición energética y
reducir las emisiones para 2030; financiar la acción climática; situar en el centro de la acción
climática a la naturaleza, las personas, la vida y los medios de vida y, por
último, asegurar que este evento sea más inclusivo e incorpore a los actores
más diversos).
Más
apoyo al Sur Global
Debido a que
este 2023 el planeta experimentó los 12 meses más calurosos de los últimos
125 mil años, las expectativas de la comunidad internacional son
enormes.
Delia
Berner, experta en clima de la organización Alliance
Sud (Alianza Sur), explica que
«Es
necesario un rápido cambio de rumbo para que el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global
por debajo de 1,5°C pueda lograrse”.
Dicha
alianza, la cual reúne a las principales ONG suizas de
la cooperación con el desarrollo, subraya que
“Las personas más pobres son las que más sufren por cada décima adicional de grado de calentamiento, aunque son las que menos han contribuido a la crisis climática”. Para Berner, el punto de referencia fundamental debe situarse en “las necesidades de los más pobres del Sur Global”.
Siete años
después de entrar en vigor el Acuerdo de París,
los Estados que se reúnan en Dubai deberán
realizar su “revisión global”. Para Stefan Salzman, responsable del sector clima de la
Acción Cuaresmal de los Católicos Suizos (una de
las ONG más comprometidas con la cooperación
internacional),
“el éxito de la COP28 dependerá de esa revisión”. Es decir, dependerá de la decisión de los Estados de aceptar “la realidad decepcionante de que los planes nacionales para combatir el cambio climático no son lo suficientemente ambiciosos para cumplir los objetivos propuestos”. Según Salzman, es absolutamente necesario consensuar propuestas concretas que den respuesta a las lagunas actuales en el cumplimiento del Acuerdo de París.
Para las ONG helvéticas (y sus pares internacionales), un tema
urgente “es la transición energética y quiénes
participan en su financiación”. Las inversiones del sector privado no son una
panacea: hasta la fecha, están muy por debajo de las necesidades de los países
en desarrollo. Además, es casi inexistente el financiamiento privado para que
los países más pobres puedan concretar esa transición.
Un informe
publicado a inicios de noviembre por el Programa de Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) indica
las penurias del financiamiento necesario para enfrentar los imperativos del calentamiento global:
“Las
necesidades de financiación de la adaptación
(medidas que hay que adoptar para reducir los impactos del cambio climático) de
los países en desarrollo son entre 10 y 18 veces
mayores que los flujos de financiación pública internacional”.
Según el PNUMA, los costos proyectados de dicha adaptación en
los países en desarrollo rondan los 215 mil millones de
dólares por año durante la presente década. A pesar de estas necesidades, el financiamiento público multilateral y bilateral para la adaptación destinado a los países en
desarrollo disminuyó un 15%, cayendo a la mísera
suma de 21 mil millones de dólares en 2021. PNUMA cree que la planificación y la implementación de
la adaptación parecen estar estancadas, situación que acarrea enormes
implicaciones en términos de pérdidas y daños, especialmente para los países
más empobrecidos y los sectores más vulnerables del planeta.
Este
organismo de la ONU especializado en el clima identifica siete formas de aumentar el
financiamiento a través del gasto interno y el financiamiento
internacional y del sector privado. Algunas otras vías son, el
aumento y la adaptación del financiamiento a las pequeñas y medianas empresas y
una reforma de la arquitectura
financiera global.
Un nuevo Fondo de Pérdidas y Daños también deberá avanzar hacia
mecanismos de financiación más innovadores para alcanzar la escala de inversión
necesaria. «Pérdidas y daños» apunta a las
compensaciones que deben recibir los países en
desarrollo que más sufren el impacto de esta crisis, de la que no han sido
responsables.
Mejora
climática respetando los derechos humanos
Desde la
perspectiva de Amnistía Internacional,
“El
funesto historial de los Emiratos Árabes
Unidos en materia de derechos humanos supone
una amenaza al éxito de la Cumbre”. Aunque Dubai
prometió que habría de permitir que “distintas voces
sean escuchadas” en la COP28, su promesa
“es inadecuada y sirve para poner de relieve el contexto normalmente
restrictivo de Emiratos Árabes Unidos en materia
de derechos humanos y las fuertes limitaciones que el país impone a los
derechos y la libertad de expresión, así como de
reunión pacífica”.
La
preocupación de esta organización por
“el
cierre del espacio cívico y la posibilidad de espionaje digital y vigilancia” durante la
COP28 es tangible: “[Este evento] debe ser un foro en el que se respete el derecho a la libertad
de expresión y de manifestación pacífica. Y en el que la sociedad civil, los pueblos
indígenas y las comunidades y grupos en
primera línea afectados por el cambio climático puedan
participar abiertamente y sin temor. La ciudadanía
emiratí y las personas de cualquier otra nacionalidad deben poder criticar libremente a Estados,
empresas y políticas, incluidas las de Emiratos
Árabes Unidos, para poder contribuir a definir las políticas sin sufrir
intimidación”.
Por otra
parte, como observa Amnistía, el hecho de que Emiratos Árabes Unidos sea uno de los 10 mayores Estados productores de petróleo del mundo
explica que se oponga al rápido abandono de los combustibles fósiles:
“El sector
de los combustibles fósiles
genera una enorme riqueza para relativamente pocos actores empresariales y
Estados, los cuales tienen un interés particular en bloquear una transición
justa a energías renovables y silenciar a
quienes se les oponen”.
Pero allí no acaba su preocupación debido a que la COP28 será presidida por el sultán Al Jaber, nada menos que director ejecutivo de ADNOC, la empresa petrolera y gasística estatal de esa nación siempre preocupada por ampliar su producción.
Amnistía instó al
sultán a que renunciara a su cargo en ADNOC
“pues
considera que existe un evidente conflicto de intereses que amenaza el éxito de
la COP28 y que es sintomático de la creciente
influencia que el lobby de los combustibles
fósiles ha podido ejercer en los Estados y en la COP”
Ahora
o nunca.
Según la
revista National Geographic, Antártida pierde 151 mil millones de toneladas
de hielo al año, suma equivalente al peso de la
roca que conforma el Monte Everest, el más alto
de la Tierra Por otra parte, en solo 70 años, las
viviendas de 200 millones de personas quedarán
bajo el nivel del mar, irremediablemente sepultadas por el agua.
Y Naciones Unidas comenta que los desiertos crecen
vorazmente a causas de las sequías extremas.
Cada año, la Tierra pierde más de 12 millones de hectáreas- casi toda el área cultivable
de Alemania- a causa de la desertificación, la degradación del suelo y la
sequía.
Los incendios son cada vez más frecuentes y
devastadores. Desde Australia hasta California, así como en Grecia, España y Portugal y pasando por el Amazonas, casi no hay región del mundo que se libre de estos incendios, cada vez más
prolongados y extensos. Se estima que solo entre 2018 y
2020 las llamas devastaron
aproximadamente 120 mil kilómetros cuadrados de
superficie.
Un
millón de especies corren riesgo de
sobrevivencia. Un número escalofriante de
habitantes del planeta, incluso el 40% de todos los anfibios conocidos
(unas tres mil 200 especies), se ve amenazado
por el impacto de los excesos humanos. El cambio
climático, la contaminación, la deforestación, la sobrepesca, el desarrollo
industrial y las especies invasoras amenazan la biodiversidad.
Simples
radiografías de un cuadro dantesco,
que se corresponde con el aumento anual de la pobreza y aun el hambre de miles de millones de personas en todo el mundo. Y que
contrasta con el negacionismo
climático de sectores del poder político y económico en diversos
continentes.
La
humanidad amenazada, el planeta averiado. Los tiempos se
acortan aceleradamente. Por eso, en estos días, infinitos
ojos miran hacia Dubai casi con
desesperación. ¿Una nueva oportunidad para rectificar la marcha planetaria que amenaza la sobrevivencia misma de los seres
vivos? Todo indica que no quedan muchas opciones
de recambio ni tampoco demasiado tiempo a disposición.
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