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ENCUESTA IEP: DINA BOLUARTE Y EL CONGRESO ACABAN EL AÑO POR LOS SUELOS. DESCALIFICADOS. Solo 9% aprueba a la mandataria y 5% al Parlamento. En cambio, 84% desaprueba a la jefa del Estado y 91% al Legislativo. Un 76% diría que el primer año del Gobierno ha sido malo (36%) o muy malo (40%). Solo para un 4% ha sido bueno. (Algo se pudre en el país). Esto no es Democracia. Esto es destrucción del país con el veneno de la CORRUPCIÓN.
La
presidenta Dina Boluarte y el Congreso acaban el año por los suelos en la evaluación de la ciudadanía, según muestra la última encuesta de representación nacional
del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), una investigación realizada en alianza con el diario La
República. El
estudio consultó a la población desde el viernes 8 hasta el miércoles 13
de diciembre últimos y tiene márgenes de error de 2,8
puntos encima y debajo de cada resultado en
su proyección de la realidad nacional.
Apenas
un 9% de los
peruanos aprueba la forma como la presidenta Boluarte está conduciendo su Gobierno. Esto
es, que solo uno de cada
diez connacionales le daría ese respaldo, grosso modo. En cambio, un
rotundo 84% desaprueba cómo
la mandataria dirige el Poder
Ejecutivo. Es decir, si dividiéramos a los habitantes del Perú
en cinco partes iguales, una multitud que superaría a cuatro
de estos grupos reprobaría el manejo de Boluarte.
Por su lado, apenas un 5% de los ciudadanos aprueba el desempeño del actual Congreso. Es un respaldo incluso menor que lo que tiene la jefa del Estado. Al contrario, un profuso 91% de la población nacional reprueba cómo el Poder Legislativo ejerce su labor. Esto es, que nueve de cada diez connacionales coinciden en esta calificación negativa hacia el Parlamento.
Primer año
Unas tres cuartas partes de la
ciudadanía, 76% de
los encuestados por el IEP, diría que el primer año del Gobierno
de Boluarte ha
sido malo o incluso peor. En cada uno de estos dos niveles de percepción
negativa hay más de un tercio del país: un 36% califica esta fase como mala y un 40% como muy mala. Es,
pues, otro rotundo rechazo. En la otra orilla, un ínfimo 4% de la población
diría que este año de presidencia de Boluarte ha sido bueno. Casi
para nadie resultó muy bueno. En un espacio medio, una quinta parte del país, 20% de los encuestados en
el estudio, cree que este primer año del Gobierno ha sido ni bueno ni malo.
En
general, tres que cada cuatro compatriotas,
73% de los
consultados en el sondeo, piensa que la situación económica del país es peor
que hace un año. En esta comparación, un 20% cree que es igual: esto es una quinta parte
de la nación. Apenas un 6% percibe que mejoró. Asimismo, más de dos
tercios de la nación, 69% de los encuestados,
advierte que la situación política peruana está
peor que en el anterior diciembre. Un 23% cree que seguimos igual en esto. Apenas un 6% piensa que
mejoramos en lo político.
Al
evaluar la seguridad en el
Perú, un 81% la percibe peor que hace un año. Un 15% del país piensa
que no cambió. Apenas un 3% la observa con mejoras. En comparación a diciembre del año pasado, más de dos tercios de la población, 68% en el sondeo,
considera que la CORRUPCIÓN en el país
aumentó. Para una cuarta
parte de la ciudadanía, 26% en la encuesta, está igual. Apenas un 3% cree que disminuyó. Fuente Diario La
Republica domingo 17 de diciembre del 2023.
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EDUARDO
DARGENT: “EL CONGRESO ESTÁ JUGANDO CON FUEGO Y DESTRUYENDO EL FUTURO DEL PAÍS”
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El politólogo y
docente universitario habla
sobre las últimas decisiones que ha tomado el Congreso en torno a la aprobación de reformas, entre ellas,
la eliminación de las PASO y el intento de remover a los miembros de la JNJ.
Por Enrique Patriau.
Fuente La República domingo 17 de diciembre del
2023.
Eduardo
Dargent, politólogo
y docente universitario, analiza lo que ha sido la última semana política, cuyo
eje más notorio ha sido lo que venía ocurriendo en el Congreso con la aprobación de una agenda perjudicial en diferentes
temas y que tenía, como objetivo final, la captura de la Junta Nacional de Justicia.
—El Congreso avanzó esta última
semana en una agenda que ha sido muy cuestionada. Sin embargo, no pudo
destituir a la Junta Nacional de Justicia. Haciendo sumas y restas, ¿hay alguna
razón para ser optimista?
—De ninguna manera. Lo que hemos visto es descarado, con consecuencias terribles para el futuro de nuestros hijos, de nuestra idea de estabilidad. Sabemos que hay un Ejecutivo subordinado al Congreso que, desde un inicio, le mostró cierta pleitesía para lograr estabilidad a costa del país. La misma empresa que salió a protestar por los hechos violentos de parte de la minería ilegal y criminal no dijo nada sobre lo que se estuvo moviendo en el Congreso. Lo de la Junta era el último paso de una serie de cosas…
—El paso más dramático, quizás.
—Sí. Con un grupo de congresistas que
dice “ya, yo te puedo apoyar en eso si me apoyas en esto”. Entonces, ves a grupos conservadores con grupos de izquierda dispuestos a tranzar, a los que ya se les pasó el miedo de noviembre
de 2020, cuando fueron las protestas contra Manuel Merino. Ya les quedó la idea de que acá no pasa nada. Y esta es una autocrítica, para todos nosotros: ¿qué hemos hecho para que esta sociedad
atomizada tenga desconfianza
hacia políticos, académicos, periodistas que
invocan a defender ciertos temas? Estamos
enfrentando a grupos poderosos por su articulación y sus pactos, pero al mismo
tiempo…
—¿Son grupos muy impopulares y resistidos?
—Débiles. Son fuertemente impopulares y débiles… En resumen, no se puede hablar de triunfo. Ojalá avancen las investigaciones, ojalá se puedan ver, en un mayor nivel y mayor claridad, todos estos pactos para proteger a la corrupción. No olvidemos que todo esto empieza con el narcotráfico, como un montón de cosas en el Perú. Y ojalá este país más institucional, académico, periodístico, tenga la capacidad de darse cuenta de que muchas de sus guerritas son absurdas y que lo que está en juego es el avance de intereses criminales, corruptos y mafiosos. No estamos hablando de un juego democrático normal, con bandos e ideologías.
—Si en el Congreso ya habían avanzado
tanto con su agenda en una serie de temas, que iban desde quitarse de encima a
las elecciones primarias y universales hasta debilitar el sistema de
colaboración eficaz, ¿por qué cree que al
último no pudieron tumbarse a la JNJ?
—Todos los que leemos filosofía
política y cómics sabemos que estos pactos, entre quienes no tienen principios claros, son muy
complicados de mantener. Hay una enorme desconfianza: ¿qué votas primero?, ¿en qué momento
esto despierta el escándalo o comentarios desde el mundo internacional?, ¿en
qué momento me traicionas?
Se necesitaban 87
votos, que no es algo
fácil en esas condiciones de desconfianza
y agendas mercenarias. Segundo, queda un grupo en el Congreso, de 20
a 30, en el mejor de los casos, que resiste, que entiende que
algunas cosas están mal.
—Porque le queda algún tipo de pudor.
—Y quizás, no lo sabemos, el
Ejecutivo hizo algo por lo bajo, porque sabía que la crítica internacional iba
a ser muy grande.
—Ese es un rumor, en efecto. Ahora, si lo hizo, fue bien por lo bajo. El silencio del Ejecutivo…
—Es vergonzoso.
—Es cierto que no se podía esperar demasiado, dados los antecedentes. Pero que no haya habido ni una
sola declaración pública sobre lo que se venía…
—Es algo vergonzoso. Porque, además, si se ve al Perú del 2001 hacia adelante, el Ejecutivo ha sido el límite para muchas cosas que podrían habernos llevado hacia un peor sistema político. Me da un poco de risa cuando se habla del “Perú neoliberal” como si fuera un sistema completamente cerrado, cuando, si se mira con distancia, había algunas cosas buenas que no tenían que ver con agendas empresariales. Mal que bien, el Ejecutivo peleaba por algunos temas y ponía ciertos límites. Eso se debilita desde el 2016: el Congreso gana poder, Pedro Castillo deja entrar a actores que desmantelan todavía más las oficinas del Estado y ahora hay un Ejecutivo que simplemente no busca pelearse, que busca sobrevivir, no para el país, sino sobrevivir para ellos. Ni siquiera han desarrollado un discurso confrontativo en temas clave. La reacción de la Junta también fue inteligente. Si se hubiese procedido (con su destitución), a pesar del tiempo solicitado para preparar su defensa, el impacto internacional hubiese sido mucho mayor.
—¿Esperaba más gente en la calle en estos días?
—El hecho de que no haya reacción
ciudadana, como no la había en Panamá hasta hace unos meses, o en Colombia hasta hace unos años, no quiere decir que, en algún momento, las personas puedan molestarse. Esta
semana el Congreso ha jugado con fuego. Se ha confiado en que la gente no reacciona. Ayer (viernes) fui a la protesta. Es verdad que lo de la JNJ ya se había cancelado, pero igual era pequeña. Lo mismo pasó en los días anteriores, cuando esta agenda del Congreso…
—¿Debería congregar a mucha más gente?
—Así es. Y eso ha llevado a una
confianza excesiva, con argumentos absurdos, del tipo “las encuestadoras
ocultan la verdadera popularidad”. Ya se ha vuelto
hasta arrogante el asunto. En teoría vamos a tener un momento de relativa calma y es un buen momento para recordar que en
algún momento esto se puede quebrar y ponerse bien feo.
Ahora que pasó la ola, ojalá
reflexionen con
lo que podría pasar con una popularidad
del 8%
frente a temas que insultan a la
ciudadanía, como sus sueldos o el blindaje
entre ellos. Ya son repudiados, hay
quienes ni pueden ir a sus regiones. Entonces que piensen a dónde pueden llevar
al país. Los congresos anteriores
también eran repudiados, pero al menos sancionaban a quienes se robaban los
sueldos de sus trabajadores. Eso ya no pasa. y el El
Congreso está jugando con fuego y destruyendo el futuro del país Ejecutivo
está dejando que lo haga. Y, como sociedad,
hay que reflexionar
qué hemos hecho para que ni siquiera haya confianza en quienes alertan. Algo
está mal. A estos personajes desprestigiados se les podría
parar con una marcha de 15.000 o 20.000 personas. ¿Por
qué no sucede? Hay que mirarlo con humildad y cuidado.
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