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Papel
del Estado. En
la vereda de enfrente del bolsonarista Campos Neto
y el presidente argentino Milei
en; sus anuncios del 20 de diciembre, Lula
defiende un papel importante del Estado y
relativiza la disciplina fiscal a ultranza. Las obras de infraestructura, los planes de viviendas populares y otras
inversiones “estratégicas” no pueden estar
sujetas a la voluntad del “mercado o a la cuestión
fiscal” y si es necesario el gobierno tiene que optar por “endeudarse” para hacer realidad estos emprendimientos,
resaltó Lula durante hace una semana durante la
última reunión del año del Consejo de Desarrollo
Económico y Social, formado por ministros, gobernadores, trabajadores y
empresarios. En ese encuentro dijo
que es tolerable un déficit del 0,5 % del PBI. Un asterisco: cabe aclarar que el presidente brasileño no es un heterodoxo radical y
mucho menos lo es su poderoso ministro de Hacienda, Fernando
Haddad, quien prometió alcanzar el déficit cero en 2024. Ese objetivo es
festejado por el mercado y visto con el ceño fruncido por algunos ministros y
dirigentes petistas quienes temen que esa disciplina perjudique el crecimiento
en 2024, años de elecciones
municipales.
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LULA Y MILEI, DOS CAMINOS
OPUESTOS PARA GOBERNAR.
Las dos principales potencias
sudamericanas están en las antípodas una de otra.
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El presidente brasileño defiende un papel importante del
Estado, relativiza la disciplina fiscal a ultranza y busca más regulación para
los gigantes tecnológicos.
Por Darío Pignotti.
Fuente. Página /12 domingo 24 de
diciembre del 2023.
Milei y Lula, dos formas
de gobernar completamente distintas.
Desde San Pablo
Lula y Milei no se
parecen en nada. A
las conocidas diferencias ideológicas y
chispazos diplomáticos entre el mandatario del
centroizquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y su colega de la anarcocapitalista La Libertad
Avanza (LLA) se sumaron en los últimos días anuncios que demuestran
rumbos muy distintos. Las dos principales potencias
sudamericanas están en las antípodas una
de otra.
Comencemos por lo ocurrido este miércoles cuando el
flamante mandatario argentino anunció en cadena
nacional de radio y televisión un decreto ómnibus incluyendo la desregulación de los servicios satelitales de Internet para permitir “la competencia de empresas como
Starlink” del magnate sudafricano naturalizado estadounidense Elon Musk.
El
ataque a Janja
Si para el argentino es un asunto “urgente” facilitar el desembarque de esa compañía en su país, el brasileño declaró haberse “enojado
mucho” frente a la demora de una hora y media de otra empresa de Musk, la plataforma X, antigua Twitter, en
remover del aire una serie de ataques machistas y nazis
posteados en el perfil de su esposa Rosángela “Janja”
da Silva.
Es
necesario “regular” a las gigantes tecnológicas
“todas
ellas de Estados Unidos, ganan una fortuna, no pagan impuestos (en Brasil) y dicen lo que quieren
sin siquiera obedecer las decisiones del gobierno” de los
países donde actúan, planteó Lula.
Lo afirmó el martes, un día antes del decretazo de Milei,
durante su transmisión semanal en vivo a través de las redes sociales y por el estatal CanalGov, donde estuvo acompañado por su
esposa, la socióloga y militante
petista “Janja”.
Ella comentó que durante los injustificados 90 minutos que los responsables de la empresa X demoraron en
remover su perfil hackeado por un probable
simpatizante de Jair Bolsonaro
según informaciones surgidas de una investigación policial en curso, Musk se volvió
“más millonario de lo que es, por eso no sólo es
necesario regular las redes, también debemos
discutir la monetización” de las mismas.
Lula
y su esposa proponen poner límites a las “big techs” como forma de defender la democracia, que de lo contrario seguirá deteriorándose a manos de un mercado capaz de cometer “delitos” en su
persecución del lucro
a como sea.
En lo inmediato “Janja”
comenzó a analizar la posibilidad de procesar al
propio Musk y el bloque de diputados del
PT comunicó este jueves su decisión de retomar
el debate sobre la ley conocida como de
las fake news. Desde hace meses el tratamiento
de ese proyecto permanece congelado debido al poderoso
lobby tutelado por las grandes empresas de tecnología
en alianza con diputados que responden a Bolsonaro y
el bloque de los pastores
evangélicos, la “Bancada
de la Biblia”.
Bolsonaro
y Milei
Anticipándose a Milei, el expresidente Bolsonaro anunció en mayo del año pasado el inicio de conversaciones para que la empresa Starlink realice la conexión de unas veinte mil escuelas rurales en la región amazónica. El entonces presidente de extrema derecha dijo, durante una visita de Musk al estado de San Pablo, que los satélites de Starlink iban a rastrear cada metro de la floresta para rebatir las “mentiras sobre los incendios” vertidas por la ONU y organismos ambientalistas. El excapitán del Ejército, el actual presidente argentino además de ser aliados, coinciden en su negacionismo sobre cambio climático. Al contrario de Lula. El petista tuvo un papel destacado en la cumbre ambientalista, la COP 28 celebrada en los Emiratos Árabes a principios de este mes; Lula archivó las negociaciones para privatizar la vigilancia satelital amazónica con una empresa de Musk; una tarea que confió a dos agencias del Estado: el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Ibama) , cuyo presupuesto y dotación de personal fueron aumentados este año, y el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inep), que fue objeto de vaciamiento en los años de Bolsonaro.
Novena
economía mundial
El martes pasado Lula
hizo un balance del primer año de su tercer mandato presidencial iniciado en
enero. Los dos anteriores corrieron entre enero de 2003
y 2010 cuando el Producto Bruto Interno (PBI) creció
un siete por ciento y garantizó la elección de la petista Dilma Rousseff. El petista sacó pecho al afirmar que PBI crecerá un 3% en 2023, tal como él lo pronosticó siete meses atrás
durante una reunión en Japón con Kristalina Georgieva, la directora general del Fondo
Monetario Internacional (FMI). Por entonces ese
organismo y el mercado financiero brasileño avizoraban un avance económico del
orden del 1%.
Gracias a esta expansión Brasil
acaba de trepar al noveno lugar entre las
principales economías según el FMI.
De no
haber sido por las tasas de interés reales “más altas” del
planeta fijadas por el Banco Central (BC) el
crecimiento podría haber sido más alto, se quejó el petista. En su opinión el titular del BC, Roberto Campos Neto,
determina tasas tan elevadas por ser más permeable a las demandas de los
banqueros que a las necesidades de una población que pese
a la caída de la desocupación y la mejora del salario mínimo sigue siendo
mayoritariamente pobre, con grandes bolsones de miseria.
Como ocurre con Milei en Argentina, el jerarca del BC, Campos Neto tiene una
fijación con la reducción del déficit fiscal y el combate a la inflación aunque estos objetivos conspiren contra
una mejor distribución de
la riqueza, el desarrollo
y el crecimiento.
Campos Neto, es nieto de uno de los ministros de Hacienda de
los primeros años de la dictadura
militar (1964-1985), y está en el cargo del BC desde el gobierno de Bolsonaro, cuando fue
sancionada por ley
la independencia del BC.
Debido a esa herencia el BC
actúa con autonomía respecto de la política económica trazada por el gobierno.
Papel
del Estado
En la vereda de enfrente del bolsonarista Campos Neto
y el presidente argentino Milei
en; sus anuncios del 20 de diciembre, Lula
defiende un papel importante del Estado y
relativiza la disciplina fiscal a ultranza.
Las obras
de infraestructura, los planes de viviendas populares y otras inversiones “estratégicas” no pueden estar sujetas a la voluntad
del “mercado o a la cuestión fiscal” y si es
necesario el gobierno tiene que optar por “endeudarse” para
hacer realidad estos emprendimientos, resaltó
Lula durante hace una semana durante la última
reunión del año del Consejo de Desarrollo Económico y
Social, formado por ministros, gobernadores, trabajadores y empresarios. En ese encuentro dijo que es tolerable
un déficit del 0,5 % del PBI.
Un asterisco: cabe aclarar que el presidente brasileño no es un heterodoxo radical y mucho menos lo es su poderoso ministro de Hacienda, Fernando Haddad, quien prometió alcanzar el déficit cero en 2024. Ese objetivo es festejado por el mercado y visto con el ceño fruncido por algunos ministros y dirigentes petistas quienes temen que esa disciplina perjudique el crecimiento en 2024, años de elecciones municipales.
Petrobras
En enero de este año, a poco de llegar al Palacio del Planalto – en circunstancias comparables a
las del discurso pronunciado por Milei y los decretos firmados diez días después de ingresar a la
Casa Rosada - Lula estableció los fundamentos de su política
económica en armonía con el proyecto político que
pretende llevar adelante en sus cuatro años de gobierno: retiró a la petrolera Petrobras y
otras seis empresas del Programa Nacional de Desestatizaciones, creado durante
la gestión Bolsonaro.
Puso fin a la política de
precios en vigor, que ataba el valor de la nafta
y el gasoil a la cotización del petróleo
en el mercado internacional, siendo que Brasil
es prácticamente autosuficiente en hidrocarburos. Fijó una nueva política de inversiones con la
perspectiva de retomar las obras en refinerías y la construcción de plataformas marinas. La estatal cuenta con
tecnología de punta para extraer crudo en cuencas de aguas ultraprofundas.
Además,
redireccionó a los Banco do Brasil y Caixa Económica
Federal, como instituciones estatales cuyo principal meta no es optimizar el lucro. Y devolvió su papel histórico al Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social (BNDES) la más importante entidad de fomento de América, que tiene entre su cartera de proyectos la
construcción de obras de infraestructura para la
integración sudamericana.
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