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“Quien
esto escribe piensa que ese diagnóstico es una proyección de los prejuicios
ideológicos derivados de las estériles, improductivas, nunca llevadas a la práctica teorizaciones de la Escuela Austríaca. En la economía
real, no la que
imaginan profetas o alucinados
visionarios, casi siempre los Estados
operan con déficits, y tal cosa lejos de ser una
patología de la vida
económica o de las finanzas públicas es
una realidad que surge de los imponderables en la
estimación del gasto público, dificultades en la
recaudación, los efectos inesperados del ciclo económico y varias otras variables más. Claro
que una caracterización
apocalíptica del estado de las cuentas públicas en la Argentina
es útil para estigmatizar
como chivo emisario al Estado por su
incontenible afición por el gasto y también como justificación
previa de un ajuste brutal
que poquísimas veces en la historia
económica internacional resolvió los problemas que se suponía debía enfrentar.
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EL
MITO DEL DÉFICIT FISCAL.
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Por Atilio A. Boron | 28/12/2023 | Argentina
Fuente.
Revista Rebelión jueves 28 de diciembre del 2023.
Fuentes: Revista Acción
El
Gobierno actual ha planteado que en
el Estado ya «no hay plata» y que un
imperativo categórico e impostergable, para que la economía argentina se «normalice», es poner en
orden las cuentas públicas,
reducir el déficit fiscal
e inclusive tratar de lograr un superávit en las finanzas del Estado.
Si hay algo
realmente excepcional en la economía argentina es
su histórica inercia inflacionaria, que responde
mucho más a causas políticas –la debilidad de un
Estado con efectivas capacidades de regulación
de los voraces agentes del
mercado– que al juego exclusivo de las variables
económicas.
La
reducción del déficit público como
panacea para
nuestros males es una propuesta
sorprendente en la medida en que es hecha por un presidente que ha señalado que hay dos países en el
mundo que son quienes inspiran su gestión gubernativa:
Estados Unidos e Israel.
Esta
declaración daría lugar a un intenso debate sobre la
conveniencia de que un gobernante señale como modelos a imitar a terceros
países, en este caso con situaciones absolutamente incomparables a las
de la Argentina. Pero restringiendo el foco del análisis sorprende el hecho de que ambos «modelos» registran
un desequilibrio fiscal
que pone seriamente en cuestión la razonabilidad
de la propuesta oficial. En efecto, según un informe de la consultora
Countryeconomy.com (con base en datos oficiales publicados por el FMI, el Banco Mundial o
la OECD) resulta que el objetivo del déficit cero es una muy
rara excepción en el concierto de la economía
internacional pues la aplastante mayoría
de los países exhiben importantes niveles de déficit
fiscal en relación al PBI.
En el caso de
Estados Unidos los datos para el año 2021 lo sitúan en el 11,62%,
y en el de Israel
en el 2020 en un 10,76%, siempre en
relación al PBI. Italia, en el 2022, tenía un saldo negativo de un 8% y en ese mismo año el Reino Unido registraba un déficit del 6,26%. Todos,
por encima del déficit fiscal de nuestro país.
En conclusión.
¿hasta
qué punto es realista la visión apocalíptica que
el actual presidente tiene acerca del déficit de las cuentas públicas?
Quien esto
escribe piensa que ese diagnóstico es una
proyección de los prejuicios ideológicos derivados
de las estériles,
improductivas, nunca llevadas a la práctica teorizaciones de la Escuela
Austríaca. En la economía real, no la que imaginan profetas o alucinados visionarios,
casi siempre los Estados operan con déficits, y tal cosa lejos de ser una patología de la vida económica
o de las finanzas públicas es una
realidad que surge de los imponderables en la
estimación del gasto público, dificultades en la
recaudación, los efectos inesperados del ciclo económico y varias otras variables más. Claro
que una caracterización
apocalíptica del estado de las cuentas públicas en la Argentina
es útil para estigmatizar
como chivo emisario al Estado por su
incontenible afición por el gasto y también como justificación
previa de un ajuste brutal
que poquísimas veces en la historia
económica internacional resolvió los
problemas que se suponía debía enfrentar.
El
futuro inmediato no tardará en dar su
veredicto para el caso de nuestro país.
Mientras tanto es bueno saber que lo que se
presenta como una necesidad
absoluta, el déficit
cero o el elusivo
equilibrio de las cuentas fiscales, no es
lo que caracteriza a la mayoría de las economías del
mundo, y menos aún a aquellas que el Gobierno
considera sus fuentes de inspiración.
Fuente: https://accion.coop/opinion/el-mito-del-deficit-fiscal/
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