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Dos artículos sobre Henry
Kissinger, el ex secretario de Estado de los Presidentes: Richard Nixon y Gerald Ford. Reconocido con El Premio Nobel
de la Paz, por los millones de muertos que deja en su largo y discutido
legado. “KISSINGER fue, como
decíamos al comienzo de esta breve nota, uno de los mayores criminales de guerra, pese a lo cual en 1973 fue galardonado nada menos que con el, ya desprestigiado,
Premio Nobel de la Paz
que le fuera concedido por su papel en lograr …. ¡que se prolongara la guerra de Vietnam durante dos años más!, condenando a
centenares de miles de vietnamitas a pagar con
su vida la insaciable voluntad de dominio del por entonces Secretario de Estado del bribón de Richard Nixon. Esto para
no hablar de su papel en los cuatro años anteriores cuando alentó la
intensificación de los bombardeos de Estados Unidos para
aplastar la resistencia vietnamita, aun apelando al uso de armas químicas, el agente naranja, el napalm y cuantas
atrocidades fuesen necesarias no sólo en Vietnam
sino en la vecina Camboya también.
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MURIÓ
KISSINGER SIN AFRONTAR SUS CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD.
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Por David Brooks, James Cason | 02/12/2023 | EE.UU.
Fuente-
Revista Rebelión sábado 2 de diciembre del 2023.
Polémico Premio Nobel de la Paz y artífice de golpes de Estado y de las
guerras de los recientes 50 años
Nueva
York y Washington – Un banquillo de acusados nunca se ocupará en la Corte Penal Internacional de La Haya después de la
noticia de que, con su muerte, Henry Kissinger se ha ‘‘fugado’’ para siempre. La lista de posibles acusaciones –nunca
formuladas pero extensamente documentadas– abarcan su complicidad en la muerte, tortura, represión y destrucción de millones de personas desde Vietnam
y el resto del sureste
asiático a África y
América Latina.
Tal vez el
mejor epitafio debería ser el comentario del
gran satirista político musical (y profesor de
matemáticas en el alma
mater de Kissinger, Harvard),
Tom Lehrer, quien comentó en 1974:
«La
sátira política se volvió obsoleta cuando a Henry Kissinger le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz».
De
hecho, cuando recibió ese galardón junto con el negociador
vietnamita Le Duc Tho –quien rehusó aceptarlo– por acordar el fin de la guerra de Vietnam, se estaban revelando los detalles
de la campaña clandestina de bombardeo masivo de
Camboya en 1969, la cual Kissinger manejó bajo
órdenes del presidente Richard Nixon, episodio
que duró 14 meses y costó cientos de miles de muertes y más de 2 millones de exiliados internos. Bombas que no se
detonaron en ese periodo siguen explotando hoy hiriendo sobre a todo a niños.
La noticia de
su muerte a los 100 años de edad en su
residencia en Connecticut, anunciada la noche
del miércoles, fue divulgada por los medios estadunidenses, fue noticia de
primera plana y provocó un torrente esperado de elogios
oficiales, críticas, condenas e intentos de los corporativos de noticias
de ofrecer obituarios balanceados: un gran estratega para
algunos y criminal para
otros.
Pero tal vez
el candidato para mejor encabezado del día fue el de la revista Rolling Stone: Henry Kissinger, criminal de guerra amado por la
clase gobernante estadunidense, finalmente muere.
Aunque Kissinger sólo estuvo en
altos puestos de poder por muy poco tiempo –en
los gobiernos de Nixon y su sucesor Gerald Ford entre 1969 a 1977 como asesor de Seguridad
Nacional y después secretario de Estado– y eso
fue hace medio siglo, forjó el paradigma de la política exterior estadunidense
que ha prevalecido hasta hoy.
El historiador Greg Grandin, autor del libro La sombra de Kissinger, y profesor en la Universidad de Yale, comentó en una
entrevista con La Jornada:
«Kissinger ha estado formalmente fuera del poder por casi 50 años, pero su presencia está en el realineamiento estadounidense pos-Vietnam, y las secuelas de los golpes de Estado en los que estaba involucrado en la región; realmente organizando asonadas en Chile, Uruguay, Argentina y Bolivia, un país tras otro».
El
arte del belicismo
Grandin
señaló:
“es
importante separar la culpabilidad de las situaciones en las que Kissinger es
personalmente responsable, y el establecimiento de un sistema sobre el cual
presidió. Por supuesto es personalmente responsable por muchas cosas, pero creo
que es más importante pensar sobre cómo su vida es parte de un mapa de un
periodo cuya consecuencia en la historia estadunidense es
enorme. Sus decisiones y formulación de políticas abrieron puertas y ventanas
que ayudan a explicar cómo este país se mueve desde (las guerras de) Vietnam a Irak, de cambios de normas de lo que es
permisible.
“Hoy,
es completamente parte de la sabiduría convencional que Estados Unidos tiene el derecho de actuar en países en desarrollo
en nombre de lo que define ‘autodefensa y seguridad
nacional’. Eso es algo que ha cambiado, y creo que es debido a las
acciones que tomó Kissinger,
y pienso que uno puede ver alrededor del orbe, a diferentes regiones, y
observar el impacto de las políticas de Kissinger, de manera más notable en Medio Oriente.”
Para
comprobarlo, en su declaración oficial sobre la muerte de Ki-ssinger, el actual
secretario de Estado Antony Blinken afirmó:
Henry tomó muchas decisiones que fijaron la historia. Servir hoy día como el diplomático en jefe de Estados Unidos es moverse a
través de un mundo que tiene la huella duradera de Henry, desde las relaciones que forjó hasta
las herramientas de las que fue pionero en la arquitectura que él construyó.(El crimen oficial de millones de seres humanos en los
Golpes de Estado, intervenciones militares. ¿Qué buena
arquitectura?.
Los
obituarios resaltan su enorme influencia y sus logros como
estratega, incluyendo armar la histórica visita de
Nixon a China en 1971, las negociaciones
de la llamada Detente con la Unión Soviética, las cuales llevaron a los mayores
acuerdos de control de armas entre los dos superpoderes, y su asesoría –no
oficial– a 12 presidentes estadunidenses desde Kennedy,
cuando era un académico joven en Harvard,
pasando por Clinton en los años 90 (incluyendo
la negociación del TLC con México), los Bush, Trump,
hasta Biden. Gran parte de este trabajo durante el reciente medio siglo
fue por conducto de su empresa de asesoría, Kissinger Associates.
Pero los elogios postmortem no pueden ocultar
su larga historia como uno de los grandes autores
intelectuales de masivas violaciones de las normas de derechos humanos, no-intervención,
paz y seguridad bajo las leyes y convenios
internacionales.
Entre sus
frases más reveladoras de su mentalidad fue la
que pronunció en torno a la decisión de intervenir en
Chile para derrocar al presidente democráticamente electo Salvador Allende:
«No
veo por qué necesitamos quedarnos a esperar y observar a un país volverse comunista por la irresponsabilidad de su
propio pueblo». Tres años después, se llevaría a
cabo el golpe militar apoyado por Washington
contra Allende, evento que cumplió su 50
aniversario el pasado septiembre.
Al inicio de
la guerra en Ucrania, también sorprendió a la
cúpula en Washington al criticar el apoyo a Kiev, ya que Estados Unidos estaba
violando el acuerdo verbal concretado entre Reagan y
Gorbachov para poner fin
a la guerra fría sobre que no habría una ampliación de
la OTAN alrededor de Rusia,
aunque cambió de posición.
Hay amplia
documentación sobre la vida
oficial de Kissinger, aunque menos sobre sus actividades desde que dejó
el gobierno hace cinco décadas.
El
National Security Archive ofrece lo que llama un obituario
desclasificado que incluye los archivos
oficiales previamente secretos que documentan su legado incluyendo
“el derrocamiento de la democracia en Chile; su desdén por los derechos humanos y apoyo
a guerras sucias, y hasta genocidas, en el extranjero; campañas de bombardeos
secretos en el sureste asiático; e implicación en los abusos criminales del gobierno de Nixon, entre ellos intervenir secretamente
las llamadas telefónicas de sus propios asesores” (https://bit.ly/3R4AvNp).
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KISSINGER,
O LA IMPUNIDAD DE UN CRIMINAL DE GUERRA.
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POR. DR.
ATILIO A. BORON.
Fuente. Página /12 sábado 2 de diciembre
del 2023.
El demorado fallecimiento de Henry Kissinger (foto) ("Bad People Live Longer," reza un conocido
aforismo en estados unidos), sin dudas uno de los
mayores criminales de guerra de la segunda mitad
del siglo veinte, ha puesto de relieve duplicidad ética del imperio,
tanto del hegemón como de sus vasallos, y de la
prensa occidental que lo han exaltado como un
gran estadista y un consumado geo estratega.
Lo primero no es cierto porque quien no puede, o no
quiere, discernir entre el bien y el mal o entre la ley
y el crimen no merece ser llamado un estadista. El vocablo le queda grande. Podrá ser
un personaje muy poderoso,
dirigir, desde las sombras
o a plena luz del día, un estado, pero jamás merecerá
ser exaltado a la condición de estadista por lo
menos entre aquellos que, inspirados en las enseñanzas
de la filosofía política clásica ateniense, seguimos postulando la imprescindible
unidad entre el poder, el saber y la moral.
PERO como analista y protagonista de las
artes de la geopolítica Kissinger
fue un consumado “realista” en el siempre
resbaladizo terreno de las relaciones internacionales. Es decir, tenía una
capacidad de leer las tensiones que las surcaban,
pero también las oportunidades que aparecían en los más diversos escenarios de lucha, a todo lo cual añadía una
infrecuente sensibilidad para percibir el influjo de las corrientes históricas profundas sobre las cuales se
montaban los conflictos del presente.
Claro que ese “realismo”
estuvo invariablemente puesto al servicio de un objetivo supremo y no
negociable: afianzar y, de ser posible, acrecentar la dominación
de Estados Unidos sobre un orden mundial esencialmente injusto,
destructor del medio ambiente y violatorio a
escala masiva de los derechos humanos y la democracia. Por eso decíamos en un
breve posteo del día de ayer que cuando moría este tipo de personajes le cabía
lo que aconsejaba Mario Benedetti: un “obituario con hurras.”
KISSINGER fue, como decíamos al comienzo de esta breve nota, uno de los mayores criminales de guerra, pese a lo cual en 1973 fue galardonado nada menos que con el, ya desprestigiado, Premio Nobel de la Paz que le fuera concedido por su papel en lograr …. ¡que se prolongara la guerra de Vietnam durante dos años más!, condenando a centenares de miles de vietnamitas a pagar con su vida la insaciable voluntad de dominio del por entonces Secretario de Estado del bribón de Richard Nixon. Esto para no hablar de su papel en los cuatro años anteriores cuando alentó la intensificación de los bombardeos de Estados Unidos para aplastar la resistencia vietnamita, aun apelando al uso de armas químicas, el agente naranja, el napalm y cuantas atrocidades fuesen necesarias no sólo en Vietnam sino en la vecina Camboya también.
PESE a sus siniestros
antecedentes, ni bien ocurrió su deceso los grandes medios de Estados Unidos y Occidente se apresuraron a exaltar su
figura. En su página digital el Washington Post escribió
que:
"Henry Kissinger
muere a los 100 años. El destacado estadista y académico tenía un poder sin
precedentes sobre la política exterior". Estadista y académico, ¡nada que ver con los
crímenes que promovió o convalidó durante largos años, antes y después de ser
Secretario de Estado de Richard
Nixon y Gerald Ford! A su vez, la portada del New
York Times describía a Kissinger como un "erudito convertido en diplomático que diseñó la apertura
de Estados Unidos a China, negoció su salida de Vietnam y utilizó la astucia, la ambición y el intelecto para rehacer las relaciones de
poder de Estados Unidos con la Unión Soviética en la época de la Guerra Fría, a veces pisoteando los
valores democráticos para conseguirlo".
EN este caso el diario
neoyorquino tuvo la honradez de puntualizar que Kissinger no dudó un instante en pisotear
los valores democráticos cada vez que éstos se
interponían en el gran diseño de la política exterior de Estados Unidos. En América
latina sabemos muy bien el apoyo que este personaje brindó a las
nefastas dictaduras del Cono Sur y a las
torturas, desapariciones y asesinatos en masa del Plan
Cóndor urdido por Washington con la
explícita bendición de Kissinger.
Su obsesión por el poder, un potente afrodisíaco tal cual él lo mencionara en
más de una ocasión, lo llevó proponer nada menos que “aplastar a Castro” según revelan
documentos desclasificados del Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
EL motivo de esta renovada inquina fue la ayuda militar que Cuba le
proporcionó a Angola, en 1975 y a pedido de este
gobierno, para contener y finalmente derrotar a las fuerzas desestabilizadoras
del gobierno socialista de Agostinho Neto que respondían a las órdenes del régimen racista sudafricano
y la Casa Blanca. La propuesta de Kisinger a Ford
contemplaba una invasión y ataque de espectro completo en contra de Cuba: bombardeos aéreos, movilización de todas las
reservas en la base de Guantánamo, así como
atentados terroristas y finalmente invasión de marines.
EL plan fue abortado por la inesperada victoria de Jimmy Carter en las elecciones presidenciales de 1976. Pero la iniciativa de
Kissinger ratifica por enésima vez su condición de protagonista inescrupuloso en
el tablero geopolítico mundial. Un hombre que abandonó este mundo gozando de total impunidad y rodeado de
inmerecidos honores pese al tendal de centenares de miles de muertos provocados por sus expertos consejos a sucesivos gobiernos de Estados Unidos. Fuente-Página
/ 12 /2/12/2023/.
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