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“El problema es el “capitalismo” y su crisis, que encuentra variadas propuestas de superación, mayoritariamente en el marco del
mantenimiento de las relaciones de
producción capitalistas. Carlos Marx
inspiró la lógica crítica a ese orden
económico, social y cultural; y la dinámica de revoluciones desde entonces,
sea la “comuna de París”, octubre
del 17, la revolución en China,
Vietnam, Nicaragua o Irán, con sus
especificadas, no son más que experiencias por transitar procesos de construcción de un nuevo orden social.
“La ruptura del orden bipolar hacia fines del siglo XX habilitó la renovada ofensiva
del capital, que hoy se manifiesta
en los intentos vanguardistas de las ultraderechas
para liquidar derechos históricos
“democráticos” conquistados en la lucha
popular bajo la consigna del anticapitalismo
y el socialismo. Ese impulso trae al
presente la experiencia de hace un siglo
del fascismo, que ahora, bajo formas específicas intenta modelar a la sociedad contemporánea.
Variadas son las resistencias que confrontan esas iniciativas y protagonizan nuevas búsquedas de rumbos por el anticapitalismo y el socialismo. Así, el cruce discursivo en la ONU,
entre Milei y Petro,
se inscribe en un debate que protagonizan
las clases dominantes, por un lado, para encontrar rumbos a la producción y realización de la plusvalía, y por otro lado, los pueblos para darle carnadura a
la crítica del capitalismo y a la revolución.
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CRISIS MUNDIAL Y CONTRAPUNTO
ENTRE PETRO Y MILEI EN LA ONU.
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La
Asamblea General de Naciones Unidas discute la situación mundial en medio de
una crisis irresuelta que viene de los
acontecimientos del 2007/09 y una posterior desaceleración productiva respecto
de tiempos previos.
Por Julio C. Gambina
Colaborador de Prensa Latina.
Prensa Latina lunes 7 de octubre del 2024.
En coincidencia, la directora gerente del FMI
sostiene que
“períodos
largos de crecimiento económico lento pueden provocar un repunte en la
desigualdad”, por lo que afirma: “La
economía mundial se ha atascado en un ritmo bajo de crecimiento, lo que podría
suponer un serio revés en la lucha contra la pobreza y la desigualdad”.
Un cuadro que se agrava con la contaminación ambiental derivada de un modelo productivista de saqueo de los bienes comunes y de exacerbación de la explotación de la fuerza de trabajo, lo que genera una secuela de deterioro en los ingresos populares y las condiciones laborales y de salud de la población trabajadora.
El resultado es la desigualdad, con una brutal concentración del ingreso y de
la riqueza en donde, según OXFAM, desde
2020, la fortuna de cinco individuos
se ha duplicado mientras decreció la de cinco mil millones de personas.
Importa destacar que esa temporalidad involucra a la pandemia por Covid (2020-23), que supuso inmensas
ganancias para laboratorios
medicinales y el “negocio” de la
salud, en una tendencia
privatizadora que se viene desarrollando en el último medio siglo de políticas liberalizadoras.
La guerra y el incremento del gasto militar es otra de las características de nuestro
tiempo, en territorio de Ucrania o
de Palestina, entre muchos en los
que se agudiza la amenaza de conflagración global.
Por eso,
la ONU discute la agenda del futuro
y más allá del lenguaje diplomático de éste y otros cónclaves internacionales,
vale destacar el contrapunto generado entre dos presidentes sudamericanos, Javier Milei y Gustavo Petro.
Puntos de vista confrontados
El argentino expresa a la vanguardia de ultraderecha
con sus propuestas ultraliberales,
en sintonía con el programa del gran capital, que demanda condiciones de maximización de la tasa de ganancia, afectada por las formas de
funcionamiento del orden económico contemporáneo. El colombiano asume la voz de los pueblos ante el fracaso de los
gobiernos para resolver la crisis
económica, climática, política, asumiendo la defensa de los derechos de
la sociedad y de la naturaleza.
Sostiene Petro que
“es la hora de los pueblos. Si los gobiernos no pudieron, como aquí se demuestra, y decidieron jugar con bombas y guerras sin sentidos y matar niños y niñas, entonces es la hora de tomar la solución de los grandes problemas de la humanidad en las manos de la misma gente, de la gente sencilla de la humanidad».
Milei por su
parte criticó el “colectivismo” reinante en la ONU al destacar que
“la
Agenda 2030, aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un
programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver
los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía
de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la
propiedad de las personas”.
Remitiendo al poder económico y a
los dichos de Milei, Petro
señala que
“…
gritan: ¡Viva la libertad, carajo!, pero es solo la libertad del uno por ciento
más rico de la población mundial que, en su sentir mercantil y libre, nos lleva
a la destrucción de la atmósfera y de la vida”.
Agrega que
“el
libre mercado no era la libertad, como decían, sino la maximización de la
muerte. Ese uno por ciento más rico de la humanidad, la poderosa oligarquía
global, es la que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños
de Gaza, del Líbano o de Sudán; o se bloqueen económicamente los países
rebeldes que no encajan en su dominio, como Cuba o como Venezuela, porque
necesitan mostrar su poder de destrucción al 99 por ciento restante de la
humanidad para que los dejen seguir dirigiendo el poder del mundo y apropiándose
y acumulando cada vez más su riqueza”.
Milei rechaza
la inclusión de la agenda ambiental y de género, por ideológica,
como combate toda experiencia nacional
que se proponga críticas al capitalismo,
caso de Cuba o Venezuela, destacando
que la ONU se compromete con
proyectos de países que amenazan objetivos originarios de la
organización internacional y resta
credibilidad ante
“los
ciudadanos del mundo libre”, por lo que reivindica al Estado de Israel, “único
país de Medio Oriente, que defiende la democracia liberal”.
El contrapunto se expresa en la propuesta civilizatoria,
concentrada en la liberalización,
proyecto originario del capitalismo, como respuesta a la crisis mundial en curso y a la resignificación
del socialismo en nuestro tiempo.
Así como la dictadura de Chile
en 1973 y las del cono sur
supusieron el inicio de la experiencia “neoliberal”,
sustentada en las teoría de Mises, Hayek
y Friedman, ahora, en el marco de la violencia
de la desigualdad, la flexibilización y
precarización laboral, la mayor explotación
social, la crisis sanitaria, la
guerra en ascenso, la amenaza ambiental,
el presidente de Argentina sustenta
aquellos valores de los “austríacos”
y de la escuela de Chicago para hacer realidad el capitalismo del siglo XXI.
Petro se anima a resignificar al “socialismo” desde que el
“saber
humano es más colectivo que nunca”. Reivindica la tradición de la bandera roja de la “revolución contra el capital” y
proclama en el presente una “de todos los colores, una bandera de toda la
humanidad para defender su propia existencia en el planeta”.
¿Qué rumbo asumir?
Las crisis convocan a cambios y así, luego de la década del 30 del siglo pasado, el capitalismo mutó en el cambio
del hegemón y ante la presencia de la propuesta socialista promovió reformas
para contener el conflicto social y la
disputa del poder.
El problema es el “capitalismo” y su crisis,
que encuentra variadas propuestas de superación, mayoritariamente en el marco
del mantenimiento de las relaciones de
producción capitalistas. Carlos Marx
inspiró la lógica crítica a ese orden
económico, social y cultural; y la dinámica de revoluciones desde entonces,
sea la “comuna de París”, octubre
del 17, la revolución en China,
Vietnam, Nicaragua o Irán, con sus
especificadas, no son más que experiencias por transitar procesos de construcción de un nuevo orden social.
La
ruptura del orden bipolar hacia
fines del siglo XX habilitó la
renovada ofensiva del capital, que
hoy se manifiesta en los intentos vanguardistas de las ultraderechas para liquidar
derechos históricos “democráticos” conquistados en la lucha popular bajo la consigna del anticapitalismo y el socialismo.
Ese impulso trae al presente la experiencia de hace un siglo del fascismo, que ahora, bajo formas específicas intenta modelar a la sociedad contemporánea. Variadas son las
resistencias que confrontan esas iniciativas
y protagonizan nuevas búsquedas de rumbos por el anticapitalismo y el socialismo.
Así, el cruce discursivo en la ONU, entre Milei y Petro, se inscribe en un debate que protagonizan las clases dominantes, por
un lado, para encontrar rumbos a la
producción y realización de la plusvalía,
y por otro lado, los pueblos para
darle carnadura a la crítica del capitalismo y a la revolución.
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