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“Tres años después, ante el estupor y
lamento de la élite española por la no invitación del rey Borbón al cambio de gobierno en México,
con total transparencia, la presidenta Claudia
Sheinbaum dijo que España sí había sido invitada a la ceremonia del 1 de
octubre, no así el rey
Felipe porque el monarca, con total desprecio, se negó responder a la
solicitud de López Obrador en pro de la
reconciliación definitiva entre ambos pueblos, lo cual, según un comunicado
emitido por Sheinbaum, “hubiera correspondido a la
mejor práctica diplomática de las relaciones bilaterales”. Fin del
asunto. En otro plano, habría que preguntarse si efectivamente como dice la
ultra derecha española, los conquistadores, habida cuenta de los 56 millones de
asesinados y las nueve mil 550 toneladas de oro y plata robadas, son
efectivamente “héroes y
santos”. En este sentido, es relevante decir que no siempre los viajes
de esa época fueron considerados “descubrimientos” ni tampoco requirieron de la
“cruz y la espada” para la imposición de culturas y
religiones ajenas por vía de la fuerza.
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12 DE OCTUBRE: “GENOCIDAS Y
ESCLAVISTAS O HÉROES Y SANTOS”
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Caracas. La publicitada
conmoción nacional ocurrida en España a raíz del hecho de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no invitara al rey Borbón a su toma de posesión conduce a preguntarse si- como dice un cartel ampliamente
divulgado en estos días en las calles españolas- los conquistadores fueron “genocidas y esclavistas” o “héroes
y santos”.
Sergio
Rodríguez Gelfenstein*, colaborador de Prensa Latina.
Fuente.
Prensa Latina sábado 13 de octubre del 2024.
Esta interrogante obliga a
estudiar y conocer las causas y consecuencias del colonialismo
y sacar conclusiones respecto de un país que celebra como fiesta nacional la
fecha de inicio de un genocidio.
Vale la pena saber que solo en el primer siglo
de la colonización, los españoles produjeron la muerte de 56 millones de
habitantes en el Abya Yala que
es el nombre que los pueblos originarios usan para referirse al territorio de Nuestra América. También es importante
conocer que en ese mismo período la monarquía
borbónica se robó hasta nueve mil 550 toneladas de oro y plata de la región con la cual
financiaron la opulencia propia y la
de las otras casas reales de Europa.
Cuando el 25 de marzo de 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador le escribió al rey Felipe VI de España y al papa
Francisco para solicitarles que pidieran
perdón a los pueblos originarios de
México por los abusos cometidos
durante la conquista del país, hace 500 años, se estaba refiriendo a eso.
El entonces presidente mexicano les requería
“que
se hiciera un relato de agravios y se pidiera perdón a los pueblos originarios
por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos”, Agregó
que: “Hubo matanzas, imposiciones. La llamada conquista se hizo con la espada y
con la cruz”.
Habida cuenta de las cifras antes mencionadas, no habría que escandalizarse por la solicitud, ni tampoco considerarlo una afrenta nacional (aunque España no es una nación, sino una suma de ellas, bajo dominio de los castellanos). La propia familia Borbón no tiene su origen en la España actual, sino que proviene de Francia y fue impuesta en la península a través de matrimonios arreglados para conquistar y sostener el poder.
A través de una carta dirigida al presidente mexicano, divulgada el 26 de septiembre de 2021 con motivo del aniversario de la independencia del país latinoamericano, el Papa Francisco sí ofreció disculpas por los “pecados”
de la iglesia católica en ese país. La máxima autoridad de la iglesia católica expresó que:
“Tanto mis antecesores como yo mismo hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”.
Hernán Cortés. La Conquista de México.
López Obrador dijo que todos tenían que
pedir perdón con motivo de cumplirse
500 años de la caída de Tenochtitlán, la
capital de los aztecas,
tras dos meses y medio de asedio que
derivaron en su captura por el cruel
conquistador y aventurero extremeño Hernán Cortés, lo cual
significó el derrumbe definitivo del
imperio mexicano. Con ello intentaba
que el año 2021 fuera de reconciliación nacional e internacional.
Con total convicción dijo que era
“el
tiempo ya de decir vamos a reconciliarnos, pero primero pidamos perdón”. Dando
el ejemplo, afirmó que él también lo iba a hacer “porque después de la colonia
hubo mucha represión a los pueblos originarios”, refiriéndose al castigo que
sufrieron los pueblos maya y yaqui durante el gobierno del presidente Porfirio
Díaz (1872-1910).
Resulta de sumo interés que, en esta solicitud de perdón y búsqueda de reconciliación,
López Obrador incluyera a la comunidad
china que durante la Revolución
mexicana también fue reprimida,
especialmente en los estados del norte
del país.
Pero el gobierno de España y su monarquía
corrupta se negaron a dar pasos positivos de futuro en el camino a una total
reconciliación. Al contrario,
ahora se sorprenden porque, por fin, mandatarios
con dignidad no invitaran al
representante de la realeza
a acompañar un hecho democrático emanado
de la soberanía popular, algo que en
España no conocen porque nunca han elegido a su jefe de Estado.
Al contrario, el gobierno español, tratando de ocultar la vergüenza que emana de las desdichas e infortunios del proceso de conquista y colonización, lamentó que la carta de López Obrador se hubiera hecho pública. Se podría
asumir entonces que López Obrador,
teniendo la razón, no debió manifestarla
abiertamente
“para no mancillar el honor de la monarquía”. Sintiéndose ofendido, el gobierno de Madrid, coronó su ridícula manifestación afirmando que rechazaba “con toda firmeza” el contenido de la carta de López Obrador.
Tres años después, ante el estupor
y lamento de la élite española
por la no invitación del rey Borbón
al cambio de gobierno en México, con
total transparencia, la presidenta Claudia
Sheinbaum dijo que España sí había sido invitada a la ceremonia del 1 de octubre, no así el rey
Felipe porque el monarca, con
total desprecio, se negó responder a la
solicitud de López Obrador en pro de la reconciliación definitiva
entre ambos pueblos, lo cual, según
un comunicado emitido por Sheinbaum,
“hubiera
correspondido a la mejor práctica diplomática de las relaciones bilaterales”.
Fin del asunto.
En otro plano, habría que preguntarse si
efectivamente como dice la ultra
derecha española, los conquistadores,
habida cuenta de los 56 millones de
asesinados y las nueve mil 550
toneladas de oro y plata robadas, son efectivamente “héroes y santos”.
En este sentido, es relevante decir
que no siempre los viajes de esa
época fueron considerados “descubrimientos”
ni tampoco requirieron de la “cruz y la
espada” para la imposición de
culturas y religiones ajenas por vía de la fuerza.
En 1403, casi 90 años antes de que Cristóbal Colón, usando sus artes amatorias, “convenció” a la reina castellana Isabel II para que financiara su aventura exploratoria hacia el oeste, el almirante chino Zheng He dio inició al primero de los siete viajes por el mar que conocían como “Océano Occidental”. Hasta 1433, los viajes de Zheng He se circunscribieron básicamente al Océano Índico, recorriendo hasta 30 países de Asia y África, llegando a la costa oeste de la India y extendiendo posteriormente la navegación hasta el golfo Pérsico y la costa oriental de África.
Frente a los 25-30 metros de eslora y 6,5-9
metros de manga de las tres
carabelas de Colón que cargaban alrededor de 25 marineros cada una en 1492,
la flota del almirante Zheng en 1405, estaba compuesta por
“más
de 240 barcos y más de 27 mil soldados y tripulantes [y] estaba equipada por
diversos profesionales, incluidos barqueros, marineros, soldados, médicos, cocineros,
intérpretes, adivinos, e incluso peluqueros”, según un estudio realizado por la profesora Wan Ming, investigadora del Instituto de Historia Antigua de la Academia China de Ciencias Sociales
(CASS), y presidenta de la Sociedad China de Historia de las Relaciones
Sino-Extranjeras, quien opina que los viajes
de Zheng He deben ser considerados los mayores
de su época en “términos de escala, número de barcos y marinos y en la
prolongación en el tiempo”.
Zheng He
organizó la flota a partir de una concepción
náutica que establecía la existencia de barcos diferenciados por su misión. Así, había navíos de mando, de guerra
y de logística. Entre estos últimos
estaban los que se conocían como “barcos
del tesoro” que se usaban para el
transporte de las mercancías que
se intercambiaban. Los barcos del tesoro
se ubicaban en el centro de la flota, y los de guerra a su alrededor. De hecho, las exitosas travesías de la flota
de Zheng He demostraron también su excelente
tecnología náutica y habilidad para la navegación.
Aunque la flota de Zheng He estaba dotada de medios de combate, estos tenían carácter defensivo. La llegada de la flota a otros puertos significaba en primer lugar la búsqueda
de relaciones amistosas con los pobladores para después comenzar las tratativas comerciales a través del intercambio y los tributos. Estos últimos no tenían el mismo significado que en Occidente, sino que era
una especie de ritual mediante el cual se presentaban los productos naturales del país y se hacía
una ofrenda emblemática de los
objetos que se brindaban a la
contraparte. Pero su valor era
equilibrado. Esta práctica era
considerada por los chinos una
expresión de respeto y
reconocimiento al emperador y
una manera de manifestar agradecimiento
por su protección. Había un mandato establecido en un edicto del emperador por el cual el intercambio
debía ser mutuamente beneficioso.
La misión emanada del Emperador para Zheng
He establecía implícitamente que debía además
de realizar labores comerciales, mantener la paz en los mares, garantizar
la seguridad marítima y mediar en
los conflictos que pudieran encontrarse
durante la travesía. A los líderes chinos de entonces, les
interesaba sobremanera que su prestigio
aumentara en las regiones visitadas,
sin que ello significara ocupar territorios
o ejercer el control político sobre
ellos. Así mismo, debía promover la prosperidad en los lugares donde llegaba y la interacción
multicultural con los pueblos frecuentados.
Era común que Zheng He no visitara
los centros de poder, sino que se
limitaba a las ciudades portuarias
donde podía comerciar sin tener el
imperativo de relacionarse con
los estamentos políticos de esos
países.
Según la profesora Wan:
“Las
flotas de Zheng He eran en realidad un equipo oficial de comercio internacional
a gran escala que llevaba a cabo frecuentes actividades comerciales en los
lugares a los que llegaba”. Así, se puede explicar porque ningún país visitado
fue sujeto de saqueo u ocupación.
La profesora Wan lo explica diciendo que la razón principal de ello es que la diplomacia de la dinastía Ming gobernante, establecía claramente que no se debía conquistar otros pueblos,
sino compartir con ellos a fin de
establecer un sistema internacional pacífico sin recurrir a la fuerza. En la práctica lo que se hizo a
través del comercio fue establecer
un nuevo sistema emanado del orden chino que se proponía “compartir
los beneficios de la paz” sin amenazar a ningún país. Conocer esto, podría
explicar de alguna manera el comportamiento
internacional de la China actual.
Aunque la mayoría de los investigadores coinciden en que los viajes de Zheng He recorrieron Asia oriental, central y occidental y
África, el escritor británico Gavin
Menzies escribió un libro titulado “1421. El año en que China descubrió el
mundo” en el que afirma que, durante
ese año, los chinos llegaron a
América. Esta obra ha sido rechazada por la historiografía occidental,
pero esta opinión ha sido refutada por el destacado
sinólogo mexicano Enrique Dussel
Peters quien afirmó que:
“… por mis estudios históricos (en los que utilizaba el mapa de Henricus Martellus de 1487, de la cuarta península del Asia), sus argumentos [los de Gavin Menzies] en cuanto a su tesis fundamental son irrefutables (puede haber detalles a corregirse, pero que no le quitan su contundencia). ¡Hay que contar con esta obra!”.
No es tema de este artículo, sin embargo, es
imperativo dejar establecido que existe
la hipótesis de que los chinos llegaron a América 71 años antes que Colón.
Es algo que deberá seguirse investigando,
pero en otras latitudes del planeta
sí existe una evidencia clara: los
chinos llegaron a comienzos del siglo XV y en ninguno de los territorios africanos o asiáticos
visitados por Zheng He u otros
navegantes originarios de ese país, se habla chino mandarín. De igual manera, aunque Zheng He era musulmán, tampoco
su religión o la budista que
había sido introducida en China mil 600
años antes, fue impuesta en los
países visitados.
Así, se hace patente que era posible establecer vínculos orientados al comercio y el intercambio cultural entre los pueblos en la antigüedad.
China lo hizo, pero la civilización
europea, intrínsecamente salvaje y
violenta, no podía. Su ADN cruel
ha llevado a la humanidad a las peores
calamidades de la historia: racismo, colonialismo, esclavismo,
fascismo, nazismo, capitalismo, imperialismo, sionismo y a las dos guerras más brutales jamás vividas en el planeta.
Basta ir a sus museos, para observar
con cuánto orgullo exhibe el producto
de sus desmanes.
Todas estas desgracias surgieron de
suelo europeo. Lo único que pedía
el presidente López Obrador era perdón
para avanzar en una reconciliación
necesaria. Pero para España esto
no es posible, ya lo dije, la violencia
y la imposición están en su ADN.
Esto es lo que explica su apoyo actual
al gobierno pro nazi de Ucrania
y la ingente venta de armas a Israel mientras rasgan
vestiduras con los derechos humanos de
los palestinos.
La guerra y el conflicto es la savia
que alimenta sus cuerpos. Por eso no entienden ni entenderán que una creciente mayoría del planeta los rechaza y los repudia hasta que, en un futuro no muy lejano,
sean depositados definitivamente en el estercolero
de la historia, un lugar donde
siempre han estado y del que nunca podrán salir.
*Venezolano. Licenciado en Estudios
Internacionales, Magister en Relaciones Internacionales y Globales. Doctor en
Estudios Políticos.
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