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“Mundo multipolar. Los BRICS se fundaron
para crear un espacio de mayor
cooperación entre las economías
emergentes y servir de contrapeso a Estados
Unidos y sus aliados. Los países
BRICS quieren alejarse de las prácticas
dominantes de Occidente. Buscan un mundo multipolar,
un mundo en el que haya más equilibrio de
poder y más oportunidades para los
países del Sur. La gran crisis financiera (2007-2011)
demostró lo frágil y poco fiable que es la arquitectura económica de los países
occidentales. El nacionalismo
respecto a las vacunas contra el COVID-19 demostró lo
poco fiables que, a la hora de la
verdad, son los países del Norte.
Lo mismo ocurre con la negativa de
los países ricos a asumir su responsabilidad histórica en el calentamiento global.
“La
división aumentó a raíz de la guerra en Ucrania. La mayoría
de los países del Sur se mantienen
en gran medida neutrales y se niegan
a cooperar con las sanciones económicas contra Rusia. Además, muchos países fruncieron el ceño cuando se congelaron las reservas de efectivo del Banco Central ruso en Occidente y se excluyó a los bancos
rusos del tráfico internacional de pagos (SWIFT). Si hoy se puede hacer con Rusia, mañana se puede hacer con
cualquier otro país. A consecuencia
de ello, se vio gravemente mermada la
confianza en el sistema financiero
occidental. La ruptura se agravó por el apoyo
incondicional de Occidente al genocidio de Gaza.
Los países occidentales habían
anunciado inmediatamente fuertes
sanciones contra Rusia tras la
invasión de Ucrania, pero dejan
a Israel totalmente libre, incluso suministran armas o dejan que se
utilicen sus puertos y aeropuertos
para transportarlas a Israel. Este doble rasero es incomprensible e inaceptable para los países del Sur.
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LA CUMBRE DE LOS BRICS,
¿INICIO DE UN NUEVO ORDEN MUNDIAL?
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Por 29/10/2024 | Mundo
Fuentes. Revista rebelión martes 29 de
octubre del 2024.
Fuentes: Rebelión
Traducido
del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus
36 países,
que representan más de la mitad de la población mundial, se reunieron en Rusia
para preparar una nueva infraestructura financiera y económica mundial. El
impacto a largo plazo podría ser enorme.
Del 22 al 24
de octubre 36 países, en su
mayoría del Sur, participaron en la décimo sexta cumbre de los BRICS.
El Secretario General de las Naciones
Unidas, António Guterres, también asistió a la reunión. En palabras del Presidente chino Xi, la cumbre pretende
«crear
nuevas oportunidades para el Sur Global».
Cambio en el equilibrio de poder
Desde la
Segunda Guerra Mundial hubo varios
intentos por parte de los antiguos
países colonizados de establecer un orden
mundial más justo. En los años setenta, por ejemplo, se intentó establecer
un Nuevo
Orden Económico Internacional.
Estos y
otros intentos fracasaron debido a las
divisiones internas y, sobre todo, a
que el equilibrio de poder mundial
era muy desfavorable. El Norte tenía
todo tipo de palancas económicas y diplomáticas para mantener a raya a los
países del Sur. Y si eso no
alcanzaba, Estados Unidos sacaba la
opción militar.
La situación
ha cambiado
profundamente desde entonces. En las últimas décadas, el dominio económico de Occidente ha disminuido drásticamente. En 1990 Estados Unidos y sus aliados aún
representaban el 62,4% del producto
mundial. Este año se ha reducido al 39,6%,
y el descenso continúa. Por otro
lado, países como China e India, y a
su estela otros países emergentes, están irrumpiendo
con fuerza.
El impacto
de Occidente en la esfera militar también ha caído en picado. Todas las
intervenciones militares de Estados
Unidos y sus aliados de los últimos 25 años han fracasado. Tuvieron
que abandonar Irak y Afganistán, no
consiguieron dominar Siria y Yemen, y Libia terminó siendo un completo fracaso y un caos.
Al empezar
la guerra en Ucrania esperaban
poner de rodillas a Moscú
sobre la base de un apoyo
militar generalizado a Kiev y
fuertes sanciones económicas contra Rusia. Pero fue otro fracaso .No en
vano, el jefe de la CIA William J. Burns señaló
que
«Estados Unidos ya no posee una supremacía
indiscutible».
Así que han
cambiado muchas cosas. En marzo de este año el presidente chino en visita a Vladimir Putin lo expresó así:
«Ahora mismo hay cambios como no hemos visto en
cien años y debemos impulsarlos juntos»
Este es el contexto en el que se desarrolló la cumbre de Kazán.
Un club que no es pequeño
El grupo
BRICS se creó en 2006. La sigla
viene de los cuatro miembros originales
Brasil, Rusia, India y China. Sudáfrica se incorporó en 2010. El objetivo
de los BRICS
es
«remodelar la arquitectura política, económica y
financiera mundial de manera justa, equitativa y representativa, basándose en
el multilateralismo y el derecho internacional». En otras palabras, los cinco
países quieren establecer un gobierno mundial que sea inclusivo
e igualitario.
El 1 de
enero de 2024, se incorporaron cuatro nuevos miembros
como miembros de pleno derecho: Egipto,
Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). En la cumbre en Kazán, 13 «países socios» se unieron a BRICS+. Y hay al menos otros 20 países que tienen interés en unirse, de modo que el grupo BRICS+ ya no es un club pequeño.
Representa actualmente el 46% de la población mundial y el 37% del producto mundial. Los BRICS+ también representan una cuarta parte de todas las exportaciones de bienes y el 40% de la producción de petróleo. El PIB de los BRICS+ es ya mayor que el del G7 y su producción industrial duplica incluso la del G7.
Mundo multipolar
Los BRICS se fundaron para crear un espacio de mayor cooperación entre las economías emergentes y servir de
contrapeso a Estados Unidos y sus aliados. Los países BRICS quieren
alejarse de las prácticas dominantes de
Occidente. Buscan un mundo multipolar,
un mundo en el que haya más equilibrio de
poder y más oportunidades para los
países del Sur.
La gran
crisis financiera (2007-2011) demostró lo frágil y poco fiable que es la arquitectura
económica de los países occidentales.
El nacionalismo respecto a las vacunas contra el COVID-19
demostró lo poco fiables que, a la hora de la verdad, son los países del Norte. Lo mismo ocurre con la negativa de los países ricos a asumir su responsabilidad histórica en el calentamiento global.
La división
aumentó a raíz de la guerra en Ucrania. La mayoría de los países del Sur se mantienen en gran
medida neutrales y se niegan a cooperar con las sanciones económicas contra Rusia.
Además, muchos países fruncieron el ceño cuando se congelaron las reservas de efectivo del Banco Central ruso en Occidente y se excluyó a los bancos
rusos del tráfico internacional de pagos (SWIFT).
Si hoy se puede hacer con Rusia,
mañana se puede hacer con cualquier otro
país. A consecuencia de ello, se vio gravemente mermada la confianza en el sistema
financiero occidental.
La ruptura
se agravó por el apoyo incondicional de Occidente al genocidio de Gaza.
Los países occidentales habían
anunciado inmediatamente fuertes
sanciones contra Rusia tras la
invasión de Ucrania, pero dejan
a Israel totalmente libre, incluso suministran armas o dejan que se
utilicen sus puertos y aeropuertos
para transportarlas a Israel. Este doble
rasero es incomprensible e inaceptable
para los países del Sur.
Independencia financiera
Uno de los
aspectos importantes es la búsqueda
por parte de los países BRICS de una mayor independencia financiera de los
sistemas financieros occidentales y
del dominio del dólar.
«Todas las noches me pregunto por qué todos los
países tienen que basar su comercio en el dólar», dijo
Lula en un discurso ante el Nuevo Banco de Desarrollo, el nuevo nombre del banco de los BRICS. Ese banco se creó en 2015 para promover
estos esfuerzos en pro de la
independencia financiera.
Para
liberarse del dólar, en el seno de los BRICS circulan ideas para crear una moneda
de reserva, respaldada en un 40% por oro y otros recursos naturales y en un 60% por una cesta de monedas de los países miembros.
También
promueve una plataforma de pagos y liquidación que conectaría los mercados financieros de los países
BRICS, independiente del actual Banco de Pagos Internacionales (BPI),
con sede en Suiza.
Otros
proyectos son: un sistema de seguros propio, una agencia de calificación independiente de las potencias occidentales y un sistema
independiente de transacciones
interbancarias que pueda competir
con el SWIFT, controlado por Estados
Unidos.
Aunque aún
no se ha destronado al dólar y puede que
siga siendo la moneda de reserva mundial durante bastante tiempo, en los próximos
años
“podría surgir un mundo
monetario «multipolar «, que haría a los países del Sur menos dependientes
del dólar y reduciría la capacidad de Estados Unidos para utilizar el arma de
las sanciones económicas.
A primera vista puede parecer que los pasos dados en esta reunión no
son muy grandes, pero a largo plazo
podrían ser el principio de toda
una nueva infraestructura económica
en la que Occidente deje de ser el único dominante, lo que permita a los países del Sur participar
plenamente.
En cualquier
caso, al haber
cambiado las relaciones de fuerza, ahora hay muchas más posibilidades de que esto ocurra que hace cincuenta
años. La historia dirá si se puede calificar esta
cumbre de histórica.
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