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Pero, claro, hay
reestructuraciones y reestructuraciones y la que se nos ha impuesto es de las
que, más
que ayudar a una transición suave y a amortiguar sus costes sociales y
personales, deja a los pies de los caballos a los trabajadores, convirtiéndolos
en moneda de cambio de unos beneficios que difícilmente aparecerán en una
economía en caída libre como es la española. Aunque
eso no debe quitar el sueño a la Comisión que sabe que detrás de las
instituciones rescatadas se encuentra el erario público y, por
tanto, el dinero de todos los contribuyentes por si aquéllas
no pueden devolver por sí mismas los fondos recibidos. Y es que, si algo no
debemos olvidar, es que los préstamos del presente son los recortes sociales
del futuro; así de torcidos son los renglones con los que escribe
la troika sus pactos mefistofélicos y sólo de esa forma puede
calificarse la reestructuración llegada desde Bruselas en el día de
ayer cargada de argumentos para la indignación. En cuanto al orden moral,
el que procedía del régimen fue desapareciendo paulatinamente, quedando ahora reductos de la vieja moral sólo entre las
generaciones de más edad, pero
sin que las nuevas hayan llenado el vacío con otras reglas que no sean fruto de cada capricho
individual. Tras el ordine
nuovo político y la crisis moral, llega
la crisis económica que está haciendo tambalear los fundamentos de la
estabilidad social y suscita la necesidad
de otro orden que no acaba de establecerse. Sin embargo lo cierto es que con
anomia prolongada (ausencia de normas más allá de las impuestas por el poder), una sociedad no puede ir
muy lejos sin descomponerse o desplomarse socialmente con estrépito.
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ESPAÑA: El rescate bancario:
préstamos a cambio de despidos.
"Quiebre económico y quiebre moral".
*****
Alberto Montero Soler.
Rebelión. Jueves 29 de noviembre del
2012.
Ya tenemos aquí el tan
esperado rescate bancario y, como no podía ser de otra forma, llega dando una
nueva vuelta de tuerca sobre la economía española y, más concretamente, sobre
los trabajadores del sector y sobre el conjunto de los contribuyentes.
Hasta ahora, la
condicionalidad asociada al rescate, contenida de forma convenientemente difusa
en el Memorándum
de Entendimiento, había afectado al conjunto de la economía tanto por la
vía de los ajustes asociados a la persecución draconiana de un equilibrio
fiscal imposible como por la de las reformas estructurales centradas en el
mercado de trabajo y destinadas a quebrar cualquier tipo de capacidad
negociadora de los trabajadores. Una condicionalidad que se ha convertido en la
línea directriz de una política económica que empuja de manera suicida a la
economía española hacia un abismo sin fondo, tal y como acaban de poner de
manifiesto las
previsiones recién publicadas de la OCDE
para el año 2013.
Pero en el Memorándum
también se decía que el rescate tendría implicaciones sobre el sistema
financiero y que éste debería verse sometido a un proceso de reestructuración.
Dada la hipertrofia adquirida por el mismo durante su proceso de cebado de la
burbuja inmobiliaria, esto era, hasta cierto punto, lógico y esperable. Nadie
puede dudar de que era necesaria una reestructuración del sistema financiero
que eliminara parte de su excedente de capacidad y lo readecuara a las
necesidades de una economía en proceso de desapalancamiento.
Pero, claro, hay
reestructuraciones y reestructuraciones y la que se nos ha impuesto es de las
que, más que ayudar a una transición suave y a amortiguar sus costes sociales y
personales, deja a los pies de los caballos a los trabajadores, convirtiéndolos
en moneda de cambio de unos beneficios que difícilmente aparecerán en una
economía en caída libre como es la española. Aunque eso no debe quitar el sueño
a la Comisión que sabe que detrás de las instituciones rescatadas se encuentra
el erario público y, por tanto, el dinero de todos los contribuyentes por si
aquéllas no pueden devolver por sí mismas los fondos recibidos.
Y es que, si algo no
debemos olvidar, es que los préstamos del presente son los recortes sociales
del futuro; así de torcidos son los renglones con los que escribe la troika sus
pactos mefistofélicos y sólo de esa forma puede calificarse la reestructuración
llegada desde Bruselas en el día de ayer cargada de argumentos para la
indignación. Veámoslos.
En
primer lugar hay algo que, aunque pudiera parecer una
cuestión meramente nominal, creo que no lo es. Hablamos de ayudas para
instituciones nacionalizadas a las que se aporta fondos públicos
directamente y a las que se respalda el monto del rescate con el dinero de
nuestros impuestos y, sin embargo, sigue sin plantearse ningún tipo de
participación pública activa en la gestión de las instituciones, no sólo por
ejercer mínimamente el derecho de propiedad, sacrosanto en el capitalismo, sino
para reconducir su actividad hacia la recuperación del crédito. Pues no, se les
entrega el dinero de todos y se les permite que sigan con su negocio, que si no
responden ya lo hará el resto de españoles por ellos.
En
segundo lugar, nos encontramos con que tan sólo cuatro
instituciones van a recibir, en total y de momento, una inyección de 67.000
millones de euros de ayudas públicas (37.000 millones aportados por Europa y
30.000 millones aportados por España, tal
y como recoge el comunicado de prensa de la Comisión Europea), es decir,
más del 6% del PIB español, mientras se recortan cada día derechos sociales que
afectan al bienestar de todos nosotros porque, según nos dicen, no hay recursos
para atenderlos.
Las preguntas, entonces,
son claras: ¿por qué motivo estas instituciones deben ser rescatadas y no se
podía permitir su quiebra y que fueran los accionistas y acreedores quienes
cargaran con el coste de la mala gestión? ¿Es realmente sistémica Bankia como
para que se le inyecten 36.000 millones de euros? ¿Cuánto de sistémicos tienen
NovaGalicia o Catalunya Caixa para que nos cuesten 10.000 y 14.000 millones de
euros, respectivamente? Y ya el colmo es el caso de Banco de Valencia que, en
lugar de dejarlo quebrar, se lo sanea completamente con dinero público por
valor de 7.000 millones de euros y se vende a CaixaBank por 1 euro. Ahora que
cada cual piense lo que quiera de la operación.
Si ninguna de las
entidades rescatadas tenía carácter sistémico, ¿qué podría justificar entonces
que no se les dejara quebrar? Eso nos lleva al tercer argumento para la
indignación. La única razón que podría esgrimir el gobierno para legitimar el
rescate sería su voluntad de proteger los puestos de trabajo del sector
intentando que la reestructuración fuera lo menos traumática posible. Pero
tampoco es el caso. Lo que acaba de hacer Bruselas con la aquiescencia del
gobierno, que es quien avala los planes de reestructuración de cada entidad, es
cortar por lo sano y facilitar que las empresas traten de conseguir beneficios
por la vía de despedir masivamente trabajadores. Es decir, nuevamente el empleo
se convierte en la variable de ajuste del sistema, su única vía para recomponer
la tasa de ganancia.
¿Qué más da si para conseguir
beneficios Bankia tiene que despedir a 6000 personas o NovaGalicia a 2500? ¿Por
qué no probamos a hacer los números del rescate sobre otros parámetros y
dividimos los 1.000 millones de euros aprobados para Bankia en el plan de
rescate entre los 6000 despedidos? El resultado no puede dejar indiferente a
nadie: por cada despido Bankia recibirá de Bruselas 3 millones de euros que es,
paradójicamente, casi
la misma cantidad que se llevó Miguel Blesa al abandonar Caja Madrid (2,7
millones de euros). Ahora, si lo deseamos, podemos devolver el análisis a
los parámetros financieros convencionales y relacionar las ayudas con los
ratios de capital y las provisiones o podemos, por el contrario, preguntarnos
cuánto, de esos tres millones de euros por despido, se destinará a pagar la
respectiva indemnización de cada trabajador. ¿Correrán todos ellos la misma
suerte que Blesa? Un Blesa que, para más inri, se
enorgullecía en su comparecencia parlamentaria de haber multiplicado el balance
del banco por seis como si eso no tuviera nada que ver con la quiebra de la
institución, como si el incremento de cantidad no tuviera ningún tipo de
relación con la calidad.
Eso sí, en cualquier caso
que sepan esos trabajadores que serán inmolados por una causa superior y que,
por tanto, “su sacrificio no será baldío”, como
ha declarado Goirigolzarri, porque sus despidos se harán en aras de una
“auténtica refundación” del banco nacionalizado. Ofrecer un consuelo de esa
naturaleza a 6.000 trabajadores a punto de ser despedidos es de una inmoralidad
que raya en lo obsceno.
Y, para concluir, hay algo
que todos deberíamos tener meridianamente claro: nada garantiza que con estas
reformas se puedan obtener beneficios o, si lo prefieren lo digo en roman
paladino, lo más probable es que todas estas ayudas tengan que ser devueltas
con el dinero de los contribuyentes. Y es que con las limitaciones a las que se
ha sometido a las instituciones rescatadas tanto en términos de negocio
(centrado en las pymes y particulares cuya situación financiera es de todos
conocida), como geográficas (lo cual no deja de ser sorprendente: Bruselas ha
restringido el derecho de establecimiento a nivel autonómico para estas cuatro
entidades. ¿Podría salir alguien de este gobierno a explicarlo, por favor?) o
para la captación de financiación, mucho tendría que cambiar la coyuntura
económica para que las entidades pudieran generar los beneficios necesarios
para cubrir el monto del rescate. Así que, por lo que pueda pasar, vayan
pensando que de aquí a unos años la factura de estas “ayudas” la tendremos sobre la mesa para
digerirla entre todos. Y, si no, al tiempo.
*****
Alberto Montero Soler es profesor de Economía Aplicada de la Universidad
de Málaga y presidente de la Fundación
CEPS. Acaba de publicar junto a Juan Pablo Mateo el libro "Las finanzas y la crisis del euro: colapso de la
Eurozona", en Editorial Popular. Puedes leer otros textos suyos en su
blog La
Otra Economía.
*****
España:
Quiebra económica y quiebra moral.
***
Jueves 29 de noviembre del 2012.
Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
Hay
crisis cuando un orden o sistema, sea biológico u orgánico, social o económico,
ético o moral quiebra y desaparece en espera de ser reemplazado por otro. En
España el orden político y jurídico nuevo reordenó algunas cosas
administrativas del régimen anterior, pero luego el statu quo se ha mantenido
sin variaciones perceptibles.
En cuanto
al orden moral, el que procedía del régimen fue desapareciendo paulatinamente,
quedando ahora reductos de la vieja moral sólo entre las generaciones de más
edad, pero sin que las nuevas hayan llenado el vacío con otras reglas que no
sean fruto de cada capricho individual. Tras el ordine nuovo político y la
crisis moral, llega la crisis económica que está haciendo tambalear los
fundamentos de la estabilidad social y suscita la necesidad de otro orden que
no acaba de establecerse. Sin embargo lo cierto es que con anomia prolongada
(ausencia de normas más allá de las impuestas por el poder), una sociedad no
puede ir muy lejos sin descomponerse o desplomarse socialmente con estrépito.
En buena
medida la explicación, aunque tiene varias causas y admite varios enfoques,
puede encontrarse en que España, durante la dictadura y tras una guerra
fratricida, en lo moral fue sometida por la Iglesia, y en lo político y social,
por unas cuantas familias amparadas por el dictador. El poder de la Iglesia
continuó y continúa y al poder de esas familias le sucedió el de sus herederos,
a los que se unieron otras familias arribistas que progresan por medios rápidos
y sin escrúpulos. Entre todos han ido envileciendo poco a poco a este país… Las
últimas noticias deprimentes e indignantes están relacionadas con el indulto de
unos policías torturadores. Y tan indignante y deprimente como ésa, ese derecho
de gracia, propio de las satrapías (no recogido en la Constitución y por tanto
inconstitucional), que se arrogan los gobiernos sucesivos, que desautoriza al
poder judicial y quiebra el equilibrio entre los tres poderes del Estado.
Por otro
lado, oír a esa chusma que, desde la solemnidad de las instituciones, miente,
maquina y se confabula contra todo lo que se mueve en la dirección que no es la
suya, saca lo peor de uno. Hasta tal punto eso es sí que no extraña que muchos
empiecen a pensar en el cuerpo a cuerpo. Tanta desvergüenza, descaro y cinismo
tras años de provocación e hipocresía, no son propios de un país que se precie
de avanzado. La crisis económica que causa millones de desempleados a la
fuerza, oleadas de desahucios y desalojos, y millones de ciudadanos que
subsisten sólo gracias a la filantropía, con los consiguientes dramas
familiares e individuales sin interrupción, es el reflejo de una absoluta
desmoralización de la sociedad en su conjunto.
Bancos,
Cajas y políticos oportunistas, empresarios, directivos y periodistas al acecho
de la ocasión para exprimir hasta las heces todo cuanto pueda convertirse en
dinero, hacen de este país el último en honestidad y el primero en
contracultura y decadencia de Europa. Un país, cuyos dirigentes en todas las
esferas, incluida la del periodismo, se contenta con el Código Penal como único
fundamento ético, es un país en quiebra política, económica y moral aun antes
de declararse las tres oficialmente. Un país donde la investigación y la
Ciencia, las bellas artes y los nobles oficios, la educación y la enseñanza
sufren una involución desastrosa, no puede esperar nada del presente y menos
del futuro. En todo caso la práctica "neoliberal", de inspiración
anglosajona, es una ideología que ha sintonizado de una manera cabal con el
espíritu absolutista, dictatorial y caciquil que subyace en las clases sociales
de este país acostumbradas a mandar. Por eso los gobiernos de la derecha en
España funcionan no como organización política al servicio de la colectividad,
sino como lobby; esto es, como colectivo con intereses comunes sólo atento a
promover decisiones favorables a los intereses de ese sector concreto de la
sociedad. De ahí que su principal objetivo sea privatizarlo todo y obtener el
máximo beneficio particular, sin que le importe la exclusión de una gran parte
de la ciudadanía.
Las
siguientes generaciones valorarán la realidad que vivimos ahora de un país en
manos de pícaros, de marrulleros, de tramposos y de ladrones que vienen
mangoneando a lo largo de estos últimos 37 años. Unos pertenecientes a una
clase política deplorable, otros al periodismo decadente, otros a una familia
real no menos lamentable, y otros a la banca, a la empresa o como simples
detentadores de dinero improductivo. Todos lo han zarandeado a niveles de
rapiña y manipulación incluso superiores a los de la dictadura precedente...
La única
solución que tiene España para cerrar una larga etapa canallesca, es la
abrogación de la Constitución, la redacción de una nueva y la reconstrucción
política, económica y ética del país, situándose intelectualmente los constituyentes
en el mismo instante en que se liquidó la dictadura al morir el dictador. Es
decir empezando todo desde cero.
*****
1 comentario:
Dios te bendiga Amigo en el nombre del padre del hijo y el espiritu santos
Acordemonos de que estamos en la santa presencia de Dios y en una
opportunidad de caritas
Recibimos su mensaje con respecto a su demanda de crédito. Le
informamos de que estamos disponibles para concederle el préstamo sin
problema a un buen porcentaje del 2% y en una condición muy favorable.
Es un proyecto de ayuda que establecimos para ayudar a las personas de
su país que están en la necesidad, cualquiera que sea su sector de
actividad .
Dios tiene la capacidad de darnos todo lo posible para que tengamos lo
necesario y lo superfluo para cualquier buen trabajo porque él es el
dueño del oro y el dinero, así que ninguno de sus proyectos escapará a
estas capturas.
Que la riqueza del Señor sea tu participación y te dé un sentido de
discernimiento y lucidez.
Para más información, le rogamos que nos contacte directamente
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WhatsApp y llamada : 0033756931900
NB: Solo diga que es del Sr. Pacal Foubert y que será atendido rápidamente
Atentamente
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