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Cuando nos enfrentamos a las
injusticias, es fundamental no quedarse sentado quejándose por lo mal que van
las cosas. Aprender a analizar la situación y buscarle una solución es esencial
para mantener una actitud positiva y conseguir que se realice el cambio. Y
justamente esto es lo que hace Ignacio Ramonet, una crítica sobre el sistema
mediático para que el público pueda volver a confiar en los medios de
comunicación.
¿Cómo se explica la actitud de manipulación y mentira de los
monopolios mediáticos en América Latina?, se pregunta
el especialista español en ciencias de la comunicación Ignacio Ramonet, al
referirse sobre el fenómeno de lo que muchos analistas han calificado como “la
canalla mediática”. Su respuesta
es contundente: los que él denomina “latifundios
mediáticos” privados en Latinoamérica porque concentran canales de televisión,
estaciones de radio, periódicos y revistas, han declarado una guerra a muerte a los gobiernos progresistas de la región
debido a que en su lucha por pagar la deuda social mediante un Estado
redistributivo, pretenden desconcentrar el poder de la palabra impulsando una
información pluralista que afecta sus intereses corporativos. Lo paradójico,
explica, es que por buscar ampliar la oferta informativa a través de
fortalecimiento de canales públicos, los
grandes dueños de los monopolios mediáticos que quieren seguir conservando su
privilegio, no solo distorsionan la realidad sino que aducen que dichos
gobiernos están atentando contra la libertad de prensa. Por el contrario,
recalca Ramonet, de lo que se trata es
que haya más libertad de expresión mediante la pluralidad y diversidad de
expresión.
En la actualidad, explica, “los medios de comunicación se utilizan
como arma de combate y su propósito es el de defender sus intereses de casta. Ya no actúan como medios sino como
auténticos partidos políticos. Si antaño se exigía la reforma agraria porque la tierra era un elemento de poder, ahora se
hace necesario una reforma a la concentración de los medios, los denominados
latifundios mediáticos”, por cuanto que de “la calidad de la información depende la calidad de la democracia. No
puede haber opinión pública si no hay medios de masas”, afirmó el
científico social. Calificó de “descarado
y caricatural” el comportamiento de los “latifundios mediáticos” en
la región que, por defender sus
oligopólicos intereses corporativos, vienen desplegando una intensa campaña
para desestabilizar los gobiernos que no les son afines a sus conveniencias
lucrativas. Señaló al Grupo Clarín de Argentina que concentra innumerables canales de televisión abierta y por cable,
estaciones radiales y posee el diario del mismo nombre que se edita en Buenos
Aires, de estar detrás de la organización e impulso de la manifestación del pasado 8 de noviembre que se
publicitó bajo la denominación del 8N
contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández. La impudicia llegó a tanto, agregó Ramonet, que la CNN en español, “en un caso de intromisión de una cadena
internacional pocas veces visto en un debate nacional como el argentino, hacía llamados a la
insurrección publicitando el 8N”. Y todo
lo presentan como si fuera información, en una actitud caricatural de
periodismo, recalcó.
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Ignacio Ramonet, es periodista,
director de “Le Monde diplomatique en Español”, doctor en Semiología e Historia
de la Cultura y Catedrático de Teoría de la Comunicación en la Universidad
Denis-Diderot (París VII). Especialista en Geopolítica y estrategia
internacional y Consultor de la ONU, es una de las figuras principales del
Movimiento Anti-globalización.
IGNACIO RAMONET, visitó Latinoamérica: “Los latifundios mediáticos
impulsan la insurrección contra los gobiernos progresistas”.
*****
Fernando
Arellano Ortiz.
Contrainjerencia.
Viernes 16 de noviembre del 2012.
¿Cómo
se explica la actitud de manipulación y mentira de los monopolios mediáticos en
América Latina?, se pregunta el especialista español en ciencias de la
comunicación Ignacio Ramonet, al referirse sobre el fenómeno de lo que
muchos analistas han calificado como “la canalla mediática”.
Su
respuesta es contundente: los que él denomina “latifundios mediáticos”
privados en Latinoamérica porque concentran canales de televisión, estaciones
de radio, periódicos y revistas, han declarado una guerra a muerte a los
gobiernos progresistas de la región debido a que en su lucha por pagar la deuda
social mediante un Estado redistributivo, pretenden desconcentrar el poder de
la palabra impulsando una información pluralista que afecta sus intereses
corporativos.
Lo
paradójico, explica, es que por buscar ampliar la oferta informativa a través
de fortalecimiento de canales públicos, los
grandes dueños de los monopolios mediáticos que quieren seguir conservando
su privilegio, no solo distorsionan la realidad sino que aducen que dichos
gobiernos están atentando contra la libertad de prensa. Por el contrario,
recalca Ramonet, de lo que se trata es que haya más libertad de expresión
mediante la pluralidad y diversidad de expresión.
Este
destacado científico social, doctor en Semiología e Historia de la Cultura, con
una amplia experiencia tanto periodística como docente, y uno de los analistas
más agudos internacionalmente sobre el fenómeno de las comunicaciones, director
actualmente de la edición en español de Le Monde Diplomatique, estuvo en Bogotá
y Medellín entre el 13 y el 16 de noviembre cumpliendo una serie de compromisos
académicos.
En
la Universidad Piloto de Bogotá presidió un dinámico conversatorio, especie de
rueda de prensa, en el que participó el Observatorio Sociopolítico
Latinoamericano www.cronicon.net.
Comportamiento descarado y caricatural
Al
estar empeñados los gobiernos de países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay y
Venezuela en democratizar el acceso a los medios de comunicación a
través de una legislación que permita diversificar la oferta informativa,
impulsando y fortaleciendo los canales de radio y televisión públicos y
comunitarios, están tocando en forma directa los intereses de los dueños de los
grandes medios de comunicación que por años han tenido posición dominante.
Ello
explica en buena medida, señala Ramonet,
la guerra mediática descarada que han desatado los empresarios de los medios
privados contra mandatarios progresistas como Cristina Fernández de Kirchner,
Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, para traer a colación los
casos más recurrentes.
En
la actualidad, explica, “los medios de comunicación se utilizan como arma de
combate y su propósito es el de defender sus intereses de casta. Ya no actúan
como medios sino como auténticos partidos políticos. Si antaño se exigía la
reforma agraria porque la tierra era un elemento de poder, ahora se hace
necesario una reforma a la concentración de los medios, los denominados
latifundios mediáticos”, por cuanto que de “la calidad de la información
depende la calidad de la democracia. No puede haber opinión pública si no hay
medios de masas”, afirmó el científico social.
Calificó
de “descarado y caricatural” el
comportamiento de los “latifundios mediáticos” en la
región que, por defender sus oligopólicos intereses corporativos, vienen
desplegando una intensa campaña para desestabilizar los gobiernos que no les
son afines a sus conveniencias lucrativas.
Señaló
al Grupo Clarín de Argentina que concentra innumerables canales de televisión
abierta y por cable, estaciones radiales y posee el diario del mismo nombre que
se edita en Buenos Aires, de estar detrás de la organización e impulso de la
manifestación del pasado 8 de noviembre que se publicitó bajo la denominación
del 8N contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
La
impudicia llegó a tanto, agregó Ramonet,
que la CNN en español, “en un
caso de intromisión de una cadena internacional pocas veces visto en un debate
nacional como el argentino, hacía llamados a la insurrección publicitando el
8N”. Y todo lo presentan como si fuera información, en una actitud
caricatural de periodismo, recalcó.
Lo
mismo ha ocurrido, dijo, con el gobierno de Rafael Correa en Ecuador,
país en que los grandes medios han estado tradicionalmente en manos de
banqueros corruptos que estafaron a millones de ciudadanos o de grupos
económicos reducidos, los cuales han pretendido seguir ostentando la propiedad
de los mismos. Como se resisten a perder el control de la información, han
montado toda una matriz mediática para hacer aparecer al mandatario ecuatoriano
como autócrata, contrario a la libertad de prensa y reacio a la crítica.
Afortunadamente,
agregó, “poco a poco los ciudadanos van
tomando conciencia y empiezan a mostrar gran desconfianza de la manipulación
mediática. Temen encontrarse en un estado de inseguridad informativa”.
Se
creyeron dueños del espacio radioeléctrico
Tras
visitar durante los últimos seis meses países como Argentina, Brasil, Ecuador,
Bolivia, Venezuela y ahora Colombia para informarse en detalle sobre la
legislación y funcionamientos de los medios de comunicación en estas naciones
latinoamericanas, Ramonet explica que en todas ellas se adoptó la pauta
norteamericana en el sentido de que los medios fueran manejados por el sector
privado a través de concesión de espacios del espectro radioeléctrico que, como
se sabe, es de propiedad de los Estados.
Por
lo general, recuerda, las licencias para operar canales de televisión y las
emisoras de radio fueron entregadas a familias prominentes del establecimiento
o a determinados grupos empresariales por favoritismo político o por
conveniencias económicas. Dichas licencias se otorgaban para que esos medios
fueran explotados durante 15 o 20 años. Lo que ocurre, dice Ramonet, es que los
favorecidos se consideraron “dueños de los espacios por siempre jamás”.
De
medios de información a partidos políticos
Al
tiempo que la canalla mediática en América Latina defiende a rabiar sus
intereses corporativos mediante estrategias de desprestigio contra los
gobiernos progresistas, hasta tal punto que logró dar un golpe de Estado como
el de Venezuela en abril de 2002 cuando fue derrocado por 48 horas el
presidente Hugo Chávez, simultáneamente se ha convertido en partido político,
explica Ramonet.
En
efecto, afirma, “ante el derrumbe de los partidos corruptos de derecha que ya
no tienen apoyo popular, en varios países latinoamericanos los grandes medios
que están en manos del establecimiento, han asumido el rol de oposición y
desestabilización política”, lo cual se observa no solo en Venezuela sino en
Honduras y Paraguay en donde contribuyeron a tumbar a los presidentes José
Manuel Zelaya en junio de 2009 y Fernando Lugo en 2012, respectivamente, así
como en Ecuador cuando trataron de derribar del poder a Rafael Correa en septiembre de 2010; y actualmente en Argentina, en
que el Grupo Clarín y el ultraconservador diario La Nación buscan torpedear
por todos los flancos a la mandataria Fernández de Kirchner.
Contra la "prensa basura" y la "gran prensa" que hoy en tiempos de Democracia liberal representativa, crisis "final" de los partidos políticos, de la política y los políticos. Los mass-media ejercen una verdadera "dictadura" política. Miren en América Latina. Son "gobierno", ponen la Agenda Nacional, son dueños de la "opinión pública", producto del estudio de la empresas "especializadas en "encuestas". La encuestología. Son socios del Hiper-presidencialismo.
Democratización de los medios está en la diversidad.
No
obstante la guerra mediática contra los líderes de izquierda y progresistas de
la región, Ramonet resalta que paulatinamente varios países latinoamericanos
están implementando legislaciones que permitan la pluralidad de la información,
lo que como es obvio, va a posibilitar diversidad de miradas y voces sobre la
realidad.
En
ese sentido, hace un comparativo con lo que ocurre en Europa, en donde los
Estados desarrollan canales de comunicación pública, cuyo trabajo responsable y
profesional han posicionado a emisoras como la BBC de Londres, RTVE de España, Deutsche Welle de Alemania, la RAI de
Italia, Radio Francia, entre otras, al tiempo que el sector privado explota
como negocio sus propios medios.
No
sería justo, afirma Ramonet, que el
Estado solo manejara la totalidad de los medios de comunicación, por el
contrario, lo es necesario y lo importante es la diversidad. “Hay que defender la pluralidad informativa
pero infortunadamente en América Latina se oponen los privados porque tiene
concentrado todo el pastel comunicacional y publicitario”. De allí, colige,
es imperativo desarrollar los canales públicos y el sector comunitario,
dándoles espacios radioléctricos y brindándoles financiación.
Sin
embargo, reitera que es precisamente la búsqueda de pluralidad informativa por
parte de varios mandatarios latinoamericanos lo que ha creado irritación en los
monopolios mediáticos que están viendo perder su exclusividad, y por esta razón
la han emprendido contra los gobiernos que están tocando directamente sus
plutocráticos intereses.
Nuevas
tecnologías y el impulso de medios alternativos
Como
bien lo señala en su último libro “La explosión del periodismo”, Ramonet
recalca que Internet ha puesto en jaque a los medios tradicionales, pero al
mismo tiempo, está impulsando la generación de medios alternativos y
comunitarios. “Las
nuevas tecnologías han transformado la comunicación y han permitido el
apoderamiento de la sociedad frente a los monopolios mediáticos”, hasta tal
punto, agrega, que “nunca había sido tan fácil ser periodista como hoy”.
Destaca
experiencias comunicacionales como la radio La Colifata de Argentina que emite
desde un sanatorio psiquiátrico y sobre la cual Ramonet tuvo conocimiento gracias a la información que le
suministró el cantautor francés de origen español Manu Chau.
Como
lo señala en la presentación de su web (www.lacolifata.org/)
esta estación radial “es una ONG que
brinda servicios en salud mental utilizando los medios de comunicación para la
creación de ‘espacios en salud’, además, desarrolla actividades en el área de
investigación. Es comúnmente conocida como LT 22 Radio ‘La Colifata’, la radio
de los internos y ex internos del Hospital Borda de Buenos Aires. Es la primera
radio en el mundo en transmitir desde un neuropsiquiátrico”.
Modelo
tradicional de medios está en crisis
Las
posibilidades que ofrecen no solo el Internet sino la computadora, el celular,
el iPad, las cámaras digitales, etc., para procesar información han producido
la crisis de los medios tradicionales, sostiene el director de la versión
española de Le Monde Diplomatique. Por
ello no duda en aseverar que “la
democratización de la información es relativamente posible” gracias a estas
tecnologías que han permitido la irrupción de medios alternativos, pero así
mismo es evidente que “el modelo
tradicional de los medios está en crisis, y eso que la revolución en Internet
apenas está empezando”.
Ramonet explica que esta crisis se refleja en
tres aspectos: la mayor parte de los medios de prensa escrita están perdiendo
dinero; o están ganando menos; o están en quiebra. Puso como ejemplo el hecho de que en Estados Unidos más de 120
periódicos en los últimos años han cerrado y 35 mil periodistas han perdido su
trabajo. O el caso de El País de España adquirido recientemente por el fondo
financiero Liberty que acaba de despedir a 129 trabajadores. Es más, se atrevió
a afirmar que “nadie puede asegurar que la CNN pueda llegar al final del
próximo año”.
Frente
a este panorama desolador dijo que la alternativa son los medios independientes
que por sus innovadores esquemas funcionales están posibilitando hacer buen
periodismo. Trajo a colación el caso de la web norteamericana de noticias on
line Politico.com, especializada en noticias sobre la Casa Blanca y el Congreso
de los Estados Unidos. “Su modelo económico se
basa en la gratuidad, pero este diario on line a lanzado a principios de 2011
una web de pago: Político Pro con una suscripción anual que cuesta 1.49
dólares”.
Europa
o la destrucción del estado de bienestar
Finalmente
se refirió a la realidad sociopolítica de Europa y dijo que lo que se está
presenciando en la actualidad es la destrucción del estado de bienestar, en
buena medida responsabilidad de la socialdemocracia que perdió su esencia
ideológica y se convirtió en social-liberalismo. Los casos paradigmáticos dijo Ramonet, son los de José Luis Rodríguez Zapatero en España;
George Papandreou en Grecia; y José Sócrates en Portugal que siendo líderes
de partidos que se decían socialistas
terminaron defraudando a sus electores
porque impulsaron paquetazos neoliberales en contra de las condiciones de vida
de los habitantes de estos países.
En
buena hora, comenta, han aparecido sectores de izquierda como Syriza en Grecia,
el Partido de Izquierda que lidera Jean-Luc Mélenchon en Francia, o unos
frentes amplios de agrupaciones progresistas que se inspiran en los procesos
políticos que se vienen dando en América Latina, en el sentido de revertir el modelo neoliberal
para que el Estado recobre su papel de proteger a los más débiles.
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