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La crisis multidimensional - la Poli-crisis estructural, global - del sistema imperialista hoy es
más evidente no solamente por la crisis final de la Unipolaridad global –
donde el Estado corporativo, policiaco e intervencionista, entró en plena
decadencia – sino que el propio surgimiento del Multilateralismo en el escenario
mundial del “Cambio de Época, Histórica”,
el pleno posicionamiento global de las economías
BRIChS, en Nuevo Orden Mundial y los
Nuevos Poderes Regionales Descentralizados, ha generado precisamente el Nuevo Orden Político Global Multilateral y
la evidente decadencia de las políticas neoliberales, la "muerte" ya anunciada
del Consenso de Washington. Continuará la misma política desde el G-8 y el G-20 sobre la crisis global de
las Instituciones como el F.M.I o el
B.M., reforzará su participación dominante en la OMC. O buscará mejorar sus condiciones económico-sociales y
políticas internas, tendientes a recuperar su fuerte posicionamiento en la OCDE; pero sí, con seguridad reforzará las políticas
neoliberales del proceso global de la
Deslocalización Empresarial, la transnacionalización de los monopolios imperialistas en el camino de la construcción de una nuevo proceso de
acumulación mundial del capitalismo; el
Gobierno del Presidente Obama en este segundo Mandato Constitucional, debe
asumir en forma definitiva no solamente los grandes y estructurales problemas internos
que están destruyendo el sistema
económico-social y político norteamericano – en especial a construir
políticas democráticas de consenso en relación con los movimientos sociales internos, Ocupa
Wall Street, Migrantes, Matrimonio igualitario, el respeto al medio
ambiente, desempleo, pobreza y extrema pobreza, etc., educación y salud,
gratuita y de calidad; -.
Visualizando el conjunto de
grandes responsabilidades políticas mundiales, ahora debe abordar mediante
políticas públicas, políticas de Estado e ir progresivamente a la solución política de
la Ocupación Militar en Iraq, Afganistán,
políticamente desde NN.UU. entrar a solucionar el problema del Estado Palestino y la no agresión
militar permanente del sionismo judío contra los palestinos. Así como forjar
políticas globales de no intervención en asuntos internos en Irán, Corea del Norte y hoy una vez más la Asamblea de NN.
UU, acaba de aprobar por 188 votos a favor, – 3 de oposición y 2 abstenciones
- condenar el criminal Bloqueo económico comercial contra la
Revolución Cubana. Desocupar Guantánamo en Cuba como fue el ofrecimiento de su Primer Gobierno. Con absoluta
seguridad también ingresará a ocuparse de
los asuntos internos de la euro-zona
o mediante las políticas salvajes de ajuste, austeridad
vía la Canciller Alemana Ángela Merkel o también vía las políticas de
empleo con crecimiento económico y la fuerte intervención del Estado, de
acuerdo con el nuevo gobierno de Francia y el Presidente Hollande. Y
los problemas del medio oriente, la
situación de las “democracias” recientes del norte de África – Egipto, Túnez, Libia – la situación
interna de Siria, el Cuerno del África
– pobreza, saqueo, explotación, sequía y luchas étnicas internas- y finalmente
como abordar la nueva amenaza de intervención de Francia en Mali y su repercusión en otros países. Y la situación
con China, algo
debe “guardar” políticamente el
imperialismo. Evidente un gran y complejo “dilema aún
prisionero”.
Obviamente con absoluta seguridad
que debe fortalecer las relaciones políticas con los países de la Cuenca del Pacífico
en América Latina – México, Colombia, Perú, Chile – con la
finalidad de contrarrestar políticamente a países de gobiernos muy críticos con
las políticas imperialistas: Venezuela,
Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina, Brasil, Uruguay, etc. Políticas
gubernamentales que sin duda deben consolidar la alternativa de una Gobernabilidad –secuestrada por los poderes
fácticos globales – que garantice a las corporaciones transnacionales la viabilidad
y seguridad de sus inversiones en la explotación, saqueo y despojo de la diversidad de nuestros recursos naturales. Finalmente
con plena seguridad que a través del conjunto de sus Instituciones Políticas,
Militares, financieras, Educativas, democráticas – liberal representativas,
adjuntas a sus Embajadas – nos impondrá como han hecho hasta hoy su modelo como
sistema decadente, en crisis final, mediante los TLC y un conjunto de Tratados, Convenios, etc. Muy difícil para el
imperio que pueda perder o deje de interesarle directamente su “patio trasero”, América Latina, y ahora que la riqueza de
la diversidad de recursos naturales, biodiversidad y conocimientos ancestrales
constituyen parte de la “solución” de su crisis sistémica y
la voracidad salvaje de sus corporaciones y mega corporaciones transnacionales.
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Los desafíos de la nueva era Obama.
Dos visiones sobre el próximo gobierno de Estados Unidos.
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Página /12 Martes 13 de noviembre del2012.
Amy
Goodman *
El verdadero trabajo de los
movimientos sociales comienza ahora
Ya pasaron las elecciones y
Barack Obama continuará en el gobierno como el presidente número 44 de Estados
Unidos. Los analistas políticos les prestarán mucha atención a la mecánica de
las campañas, a las técnicas para captar a los potenciales votantes, a la
eficacia de los esfuerzos para lograr que más gente vote. Los analistas de los
medios llenarán los espacios de las cadenas de noticias del cable con
comentarios post electorales acerca de la precisión de las encuestas o acerca
del apoyo que tuvieron los candidatos en un determinado grupo demográfico u
otro. Mientras tanto, en el corazón de
nuestra democracia están los movimientos sociales, que son sistemáticamente
dejados de lado por los medios masivos, pero sin los cuales Obama no habría
sido reelecto. Obama es un ex dirigente social.
Cuando alguien que desempeñaba
ese papel se convierte en presidente, ¿quién se encarga de organizar a la
comunidad? Resulta interesante que él haya sugerido una respuesta a este
interrogante durante un pequeño evento de campaña en Nueva Jersey, cuando era
candidato a la presidencia por primera vez. Cuando le preguntaron qué haría con
respecto a Medio Oriente, Obama respondió con una anécdota sobre el legendario
líder social del siglo XX A. Philip Randolph. En una ocasión, Randolph se
reunió con el presidente Roosevelt y le explicó la situación en la que vivía la
población negra en Estados Unidos y la situación de la clase trabajadora en
general. Roosevelt escuchó
atentamente y luego respondió: “Estoy de
acuerdo con todo lo que dice. Ahora, oblígueme a hacerlo”. Obama reiteró ese
mensaje.
Ahí está la respuesta:
oblíguenlo a hacerlo. Es una invitación del propio presidente.
Durante los años que duró el
gobierno de Bush, la gente sentía que se daba la cabeza contra la pared. Tras
la primera elección del presidente Obama, esa pared se transformó en una
puerta, pero la puerta estaba apenas entreabierta. Entonces surgió la pregunta:
¿se abrirá de una patada o se cerrará de un portazo? La respuesta no debe darla
el presidente, independientemente de su poder, sino que es un trabajo que corresponde a los movimientos.
Ben Jealous es un dirigente
social que se toma en serio su trabajo. Tiene una larga lista de logros y una
lista aún más larga de objetivos por lograr como presidente y director
ejecutivo de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color.
Advierte que 2013 será un año de importantes aniversarios, entre ellos el 150º
aniversario de la Proclamación de Emancipación del presidente Abraham Lincoln;
el 50º aniversario de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad,
encabezada por Martin Luther King, en 1963, y el 50º aniversario del asesinato
de Medgar Evers y del bombardeo de una iglesia en Birmingham, Alabama, en el
que murieron cuatro jóvenes afroestadounidenses. Obama asumirá su segundo
mandato presidencial en 2013 en el Día de Martin Luther King. Jealous me dijo
en la noche de las elecciones, poco antes de que Mitt Romney diera su discurso
de aceptación de la derrota: “Hace cuatro
años la gente permaneció en estado de euforia durante varios meses. Esta vez no
vamos a hacer eso. Aprendimos la lección, tenemos que seguir pensando como un
movimiento. No permitiremos que se nos vuelva a pasar por alto”.
Eso es justamente lo que están
haciendo los jóvenes inmigrantes. Los
estudiantes indocumentados que fueron arrestados por ocupar oficinas de
campaña en una serie de protestas contra las deportaciones constituyen el movimiento de derechos civiles de nuestra
época. Hay otros movimientos dinámicos, como Occupy Wall Street o la lucha por el matrimonio igualitario, cuyas
iniciativas sometidas a referéndum en cuatro estados fueron aprobadas en las
elecciones del martes pasado. Tras el desastre provocado por la gran tormenta Sandy y a pesar de la gran cantidad de
recursos gastados por la industria de combustibles fósiles para ocultar lo que
sucede, el cambio climático y lo que hagamos al respecto es ahora un asunto que
Obama sugiere que enfrentará. En su discurso de victoria, afirmó: “Queremos que nuestros hijos vivan en un
país que no esté abrumado por la deuda, que no esté debilitado por la
desigualdad, que no esté amenazado por el poder destructivo del calentamiento
global”.
Fue gracias a la presión de
los activistas de base que se manifestaron frente a la Casa Blanca que Obama
postergó su decisión acerca del controvertido oleoducto Keystone XL, que se extendería desde Canadá al Golfo de México. Más
de 1200 personas fueron arrestadas hace un año en una serie de protestas frente
a la Casa Blanca.
Quienes tienen acceso
privilegiado al presidente le susurran sus demandas al oído en la Oficina Oval.
Si el presidente no puede señalar afuera y decir “si hago lo que ustedes me piden ellos se alzarán en rebeldía”, si no
hay nadie ahí afuera, el presidente está en graves problemas. Eso en el caso de
que esté de acuerdo con ustedes, pero ¿qué sucede cuando no lo está?
El presidente de Estados
Unidos es la persona más poderosa del planeta, pero hay una fuerza más poderosa:
el pueblo organizado a lo largo y ancho del país, que lucha por un mundo más justo y sustentable. El verdadero trabajo comienza ahora.
* Conductora del noticiero internacional Democracy Now!
Abraham F. Lowenthal
*
Una oportunidad para
reforzar las tendencias de centro.
El presidente Barack Obama fue elegido. Ahora enfrenta un duro desafío:
gobernar un país polarizado, cuyas divisiones fueron exacerbadas por la
violenta campaña. El deterioro económico, el empeoramiento de
la inequidad, los cambios demográficos y el desafío de la competitividad han
contribuido con esas divisiones: entre las costas y el interior, entre la zona
rural y la urbana, entre religiosos y laicos, inmigrantes y antiinmigrantes,
entre ciudadanos de diferentes niveles de ingresos, géneros y conjuntos
etarios. Con la consolidación de las empresas de comunicación y la
fragmentación de los mercados de las empresas mediáticas, muchos ciudadanos
están expuestos sólo a los argumentos que ellos eligen. El discurso cívico fue superado
por la retórica de confrontación. Las únicas instituciones políticas de
los Estados Unidos, alguna vez envidiables, se han vuelto cada vez más
disfuncionales. Las instituciones políticas de todo tipo están desprestigiadas:
el
Congreso, la presidencia, los partidos, los medios e, incluso, los tribunales.
Por debajo de estas dificultades hay un número de desalentadoras
realidades. Los Estados Unidos sufrieron una década perdida por la
disminución del ingreso familiar. La concentración del ingreso se intensificó
mucho. El uno por ciento de los
asalariados de Estados Unidos en 1980
obtenía el diez por ciento del ingreso nacional, mientras que en 2007, ese uno por ciento aumentó su
participación hasta el treinta por ciento. Con la disminución de los
impuestos a la renta y el déficit alto, los
servicios públicos están famélicos y la infraestructura está
desmoronándose. La calidad de la
educación primaria y secundaria disminuyó en comparación con otras naciones
industriales. Estados Unidos se
ubica en el medio del ranking de los países de la OCDE en evaluaciones de habilidades de lectura y ciencia y muy por
debajo del promedio en matemáticas.
Estados Unidos ahora tiene niveles de deuda
insostenibles, enormes desequilibrios fiscales y políticas irresponsables
empujadas por intereses particulares y el cultivo de la ventaja política. La
perspectiva que se avecina con el “abismo
fiscal” que ocurrirá al final del año, si el Congreso no puede acordar
sobre impuestos y una política presupuestaria, es una tendencia peligrosa.
En relación con otros países
importantes, Estados Unidos está incuestionablemente
en declive. Ninguno de los
candidatos a la presidencia estuvo dispuesto a hablarles cándidamente a los
norteamericanos sobre este asunto, pero el ganador de la elección tendrá que
afrontarlo.
Uno no debería subestimar la
capacidad de Estados Unidos para
renovar su energía y revertir este deterioro. Todavía tiene enormes bienes que puede disfrutar por mucho tiempo:
alcance continental, vastos recursos naturales (incluidos petróleo y gas
natural, y abundante producción agrícola) y en general, una gran población
educada. Tiene también una sociedad relativamente abierta y un sistema
educativo que absorbe gente talentosa de todos lados del mundo. Ofrece una
igualdad en aumento de oportunidades educativas y laborales para las mujeres,
las minorías étnicas y los inmigrantes. Tiene las mejores universidades de
investigación del mundo, una maravillosa capacidad para la innovación
tecnológica, un poderío militar sin igual y un grado de destacada cohesión social
que hace que las divisiones de clase sean difíciles de mantener.
La pregunta central es si los Estados Unidos pueden
capitalizar estas cuestiones positivas, restaurar el dinamismo de la economía y
devolverles moderación y cooperación pragmática a las políticas públicas
estadounidenses. La frustrante campaña electoral puede ocultar un resquicio de
esperanza: las tendencias más radicales en las políticas norteamericanas, el Tea Party y los demócratas ultra-liberales,
perdieron terreno en las elecciones de este año. Es la oportunidad para
reforzar las tendencias centristas, quebrar los atascos legislativos y empujar hacia
adelante a los Estados Unidos. Esta es una tarea
urgente del mandato de Barack Obama.
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* Profesor emérito de la
Universidad del Sur de California e investigador principal del Instituto
Brookings. Fue el director fundador del Inter-American Dialogue.
Traducción: Romina Lascano.
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