sábado, 11 de enero de 2014

JOSEPH STIGLITZ: “HACE FALTA UNA FUERTE INTERVENCIÓN ESTATAL” NAVARRO: LA FALTA DE DEMOCRACIA EN LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN.

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Según Stiglitz el rol de la prensa es llamar la atención sobre los abusos del mercado financiero contra los ciudadanos y acerca de la corrupción en el sector público, que es igual o peor en el sector privado. Dijo que el suministro de información era un bien público, que cuando estaba disponible beneficiaba a todos. Por eso en países como Noruega y Suecia se considera que por brindar un servicio público los medios deben tener apoyo estatal. Por la misma razón, agregó, las consecuencias de la concentración son peores en la prensa que en otros sectores, ya que afecta “el mercado de las ideas, que es fundamental para la democracia”. Los criterios anti-monopólicos deben ser más estrictos, igual que en el área financiera. Como la televisión es el principal modo de acceso a la información de los ciudadanos que no leen diarios, allí “la concentración puede ser más perniciosa que en otras áreas”. Mencionó el mal ejemplo de Italia, donde la concentración televisiva llegó a poner en duda su carácter democrático. “Para que la prensa cumpla con su rol, debe haber regulaciones competitivas muy fuertes”, dijo. Expuso que Estados Unidos era la más desigual de las sociedades  desarrolladas. Esa desigualdad económica es tan grande “que no es extraño que se traduzca también en desigualdad política, lo cual además se refuerza si los medios tienen un alto grado de concentración”. Sostuvo que en muchos países latinoamericanos son especialmente grandes el nivel de concentración de los medios y los nexos entre la desigualdad política y económica, “con lo cual la prensa es un modo de sostener la desigualdad. América latina es la región del mundo con mayor nivel de desigualdad y la concentración de la prensa juega un rol importante en esto”. Tanto los gobiernos como las empresas intentan limitar el acceso a la información, que la prensa necesita para cumplir con su rol. Enumeró distintas formas de restricción: los gobiernos que “en todos los países” usan su control de la información para negociar la cobertura; las leyes antiterroristas, como ocurrió en Islandia con la crisis bancaria; las leyes de difamación, que pueden usarse para suprimir la libertad de expresión, y la autocensura, que es la más difícil de tratar. Ejemplificó con la afirmación que luego se demostró falsa de que en Irak había armas de destrucción masiva, con lo cual se justificó la guerra. “Era difícil encontrar una cobertura justa en Estados Unidos. Había que leer la prensa extranjera, que no recibía las influencias oficiales que modelaron la cobertura de The New York Times”, dijo.
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Premio Nobel de Economía,  Joseph Stiglitz  en un Seminario se pronunció sobre la concentración de los medios de comunicación, expresando que: "el mercado de las ideas es fundamental para la Democracia".
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JOSEPH STIGLITZ: “HACE FALTA UNA FUERTE INTERVENCIÓN ESTATAL”
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Un apasionante foro en la Universidad de Columbia sobre la concentración de los medios, el acceso a la información y la libertad de expresión, y su reflejo distorsionado en los mayores diarios argentinos, pese a la participación de sus directivos en el debate. Stiglitz defendió una regulación estatal fuerte de los medios televisivos, con los que se informa el ciudadano medio, para asegurar la diversidad, esencial para la democracia y el desarrollo

Página /12 domingo 12 de mayo del 2013.

Por: Horacio Verbitsky

Bajo el título “Stiglitz, preocupado por las estadísticas”, en Clarín, y “Stiglitz advirtió sobre los riesgos de no tener estadísticas adecuadas”, en La Nación, ambos diarios publicaron la semana pasada un diálogo con periodistas argentinos, sostenido en Nueva York tras las presentación del Premio Nobel de Economía en la conferencia sobre la libertad de prensa en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia. Stiglitz dijo a esos periodistas que “no se puede manejar la economía sin estadísticas correctas”. En cambio, los dos diarios ignoraron el panel que Stiglitz compartió con el funcionario del Banco Mundial Sergio Jellinek, durante el cual mantuvo un interesante diálogo con el secretario de redacción de Clarín y director periodístico de su Maestría de Periodismo, el filósofo Miguel Wiñazki. Clarín omitió toda mención a la conferencia de Stiglitz y La Nación apenas dijo que “defendió la competencia en el mercado de medios y el acceso a la información, dos elementos que son cruciales en una democracia”. Su conferencia (que puede verse en acá) fue de gran interés. Clarín y La Nación limitaron sus crónicas a las exposiciones de intenso contenido político de sus propios directivos, Ricardo Kirschbaum y Héctor D’Amico, quienes no evidenciaron conocimiento sobre la ley audiovisual.

El Presidente Humala en entrevista exclusiva a periodistas de Canal 4 y TV Perú Canal 7 habló y criticó sobre la concentración de los medios. A continuación la derecha y los conservadores tradicionales se le fueron como buitres en contra de su Opinión. Como Ciudadano tiene todo el derecho de pronunciarse. El problema es sí defenderá hasta el final su opinión.

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Consecuencias de la concentración.

Según Stiglitz el rol de la prensa es llamar la atención sobre los abusos del mercado financiero contra los ciudadanos y acerca de la corrupción en el sector público, que es igual o peor en el sector privado. Dijo que el suministro de información era un bien público, que cuando estaba disponible beneficiaba a todos. Por eso en países como Noruega y Suecia se considera que por brindar un servicio público los medios deben tener apoyo estatal. Por la misma razón, agregó, las consecuencias de la concentración son peores en la prensa que en otros sectores, ya que afecta “el mercado de las ideas, que es fundamental para la democracia”. Los criterios antimonopólicos deben ser más estrictos, igual que en el área financiera. Como la televisión es el principal modo de acceso a la información de los ciudadanos que no leen diarios, allí “la concentración puede ser más perniciosa que en otras áreas”. Mencionó el mal ejemplo de Italia, donde la concentración televisiva llegó a poner en duda su carácter democrático. “Para que la prensa cumpla con su rol, debe haber regulaciones competitivas muy fuertes”, dijo. Expuso que Estados Unidos era la más desigual de las sociedades desarrolladas. Esa desigualdad económica es tan grande “que no es extraño que se traduzca también en desigualdad política, lo cual además se refuerza si los medios tienen un alto grado de concentración”. Sostuvo que en muchos países latinoamericanos son especialmente grandes el nivel de concentración de los medios y los nexos entre la desigualdad política y económica, “con lo cual la prensa es un modo de sostener la desigualdad. América latina es la región del mundo con mayor nivel de desigualdad y la concentración de la prensa juega un rol importante en esto”. Tanto los gobiernos como las empresas intentan limitar el acceso a la información, que la prensa necesita para cumplir con su rol. Enumeró distintas formas de restricción: los gobiernos que “en todos los países” usan su control de la información para negociar la cobertura; las leyes antiterroristas, como ocurrió en Islandia con la crisis bancaria; las leyes de difamación, que pueden usarse para suprimir la libertad de expresión, y la autocensura, que es la más difícil de tratar. Ejemplificó con la afirmación que luego se demostró falsa de que en Irak había armas de destrucción masiva, con lo cual se justificó la guerra. “Era difícil encontrar una cobertura justa en Estados Unidos. Había que leer la prensa extranjera, que no recibía las influencias oficiales que modelaron la cobertura de The New York Times”, dijo.

Diversidad y propiedad.

Jellinek contó que hace un tiempo el dueño del principal diario de la República Dominicana, quien también posee estaciones de radio y de televisión, le dijo que no hacían falta otros medios ya que “nosotros tenemos programas muy diversos, para mujeres, para niños, de cocina”.
–¿La diversidad debe abarcar también la propiedad de los medios? –preguntó Jellinek.
–Sí. El riesgo con la prensa es que aunque trate de separar la página editorial de las noticiosas, es fácil que se superpongan. Para la democracia es fundamental la diversidad de perspectivas –respondió Stiglitz.

Desde el público, pidió la palabra Miguel Wiñazki:

–Dado su contacto con el gobierno argentino y con la presidente, ¿cuál es su opinión sobre el conflicto con la prensa argentina y sus efectos sobre la economía? –preguntó.
–No tengo una relación formal, pero viajo de tanto en tanto a la Argentina. Es siempre un país interesante, con una sociedad civil muy activa, gente que discute mucho y el gobierno que siempre impulsa nuevas iniciativas. No conozco los detalles del debate, pero por lo que leí, el tema es la concentración de la propiedad de los medios, según las líneas que describí en mi exposición –respondió sonriente.

También hizo una pregunta Carlos Winograd, quien ya había participado en el panel anterior, sobre la Argentina, junto con el director periodístico de Clarín, Ricardo Kirschbaum, y el secretario general de redacción de La Nación Héctor D’Amico, y con el directivo del CELS Damián Loreti. El moderador de ese panel, el periodista John Dinges, profesor de Columbia, presentó a Winograd como estudioso independiente de la Facultad de Economía de París y como ex secretario de defensa de la competencia. (Lo fue en el último gobierno radical, del presidente Fernando de la Rúa). Lo que no dijo, porque nadie se lo había informado, es que en 2009 Winograd fue contratado por Cablevisión, para argumentar que esa empresa del Grupo Clarín había sobrecumplido las metas de inversiones y obras que le fijó la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia como condición para autorizar que se fusionara con Multicanal, según informó La Nación el 14 de diciembre de 2009. Ese dato esencial tampoco fue mencionado en las crónicas de la conferencia que publicaron los dos diarios representados. Clarín mencionó a Winograd como miembro del Paris School of Economics y La Nación como ex secretario de Defensa de la Competencia. Consultado para esta nota, Dinges dijo que le agregaron a Winograd al panel a último momento y sin informarle de su contrato con el grupo Clarín. Es decir, actuaron en Estados Unidos tal como lo hacen aquí.

Crear la competencia.

El contenido de la intervención de Winograd antes de formular su pregunta a Stiglitz coincide con los argumentos del Grupo Clarín para oponerse a la regulación dispuesta en la ley audiovisual. En el panel anterior había dicho que el Grupo Clarín era el participante más pequeño en una competencia global de firmas multimedia, como Time Warner, Disney, Telefonica, News Corporation, O Globo y Televisa y que la regulación planteada por la ley argentina era anacrónica porque no contemplaba las innovaciones tecnológicas; irracional, ya que las licencias de cable no son necesarias porque no ocupan espectro; sobreabundante porque su regulación se superpone con la de la ley de defensa de la competencia, e inconsistente en el aspecto económico, al limitar la penetración al 35 por ciento en la audiencia, lo cual juzgó inspirado por el 30 por ciento de Estados Unidos. “No inventemos la rueda pero tampoco copiemos lo equivocado, aunque venga del Norte”, dijo.

A su juicio, la regulación tiene que ser consistente con el avance de la tecnología y proveer más bienes a menor costo al consumidor. En su pregunta a Stiglitz, Winograd volvió a mencionar las economías de escala, el tamaño de los países, la propiedad cruzada y el impacto positivo de la sinergia entre medios y expresó el temor de que las reglas generales no pudieran aplicarse a todos los casos. Para asegurar la competencia en el mercado de las ideas los medios más pequeños necesitarán apoyo público, pero los países menos desarrollados, con instituciones débiles tenderán a la captura política del apoyo público y en vez de promover la diversidad, puede ocurrir lo contrario, con más voces pero parecidas, dijo. Stiglitz le respondió que los beneficios de la diversidad superaban a sus costos y que esto se incentivaba en la televisión. “Para el funcionamiento de la democracia la diversidad de perspectivas es esencial, no me preocupan pequeños aumentos de costos.

La respuesta a su preocupación por la dificultad de manejar programas de apoyo en países subdesarrollados con instituciones débiles, es fortalecer las instituciones”. Stiglitz también dijo que los mercados pueden no ser libres por otras restricciones que no sean estatales y que hace falta del gobierno para que los mercados sean realmente libres. “Hay países donde los mercados se llaman libres pero no actúan como tales, en distintas áreas, en especial en los medios. Por eso opino que hace falta una fuerte intervención estatal, tanto regulatoria como en el otorgamiento de licencias, e incluso creando competencia en forma proactiva allí donde no existe”. Para Stiglitz, se justifican regulaciones como la de Estados Unidos. “Prefiero que el gobierno tome una posición fuerte, aunque los medios se enojen. Lo mejor es que el propietario de un diario poderoso no pueda obtener una licencia de televisión, no por favoritismo ni discriminación, sino porque ésas son las reglas para asegurar la diversidad. Así ocurre en muchos países. Donde los gobiernos no tienen una posición fuerte, los medios pueden perder credibilidad por no cumplir su rol crítico para conseguir una licencia de televisión”.



Nosotros nos preguntamos sobre la prensa en el Perú, que hizo en la década del 90?.. Lo que hizo es venderse a la dictadura fujimontesinista, ganar millones de millones, vendiendo la Editorial, entregando la prensa chicha y pasando por la salita del SIN a cobrar en costales.  Hoy en democracia ejerce una verdadera dictadura ante la ausencia y crisis de los partidos políticos, la crisis final de la "clase" política y la crisis estructural de la Política. En la coyuntura impone su Agenda Política e imprime miedo y terror.
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El presente ausente.

En su presentación de la mesa, Dinges lamentó los ataques oficiales a los medios y dijo que para defenderse practican un periodismo de trinchera, que no es lo mejor para la convivencia democrática. Aclaró que la situación actual era “incomparable con la padecida durante la dictadura militar, cuando el control de la prensa se hacía por la amenaza y la realidad de la cárcel y la muerte. Ahora hay un sistema constitucional”. También explicó que organizaciones de defensa de la libertad de expresión han destacado como un paso positivo la despenalización de los delitos de calumnias e injurias, promulgada en 2009, dijo que el actual conflicto giraba en torno de la regulación de los medios audiovisuales y precisó que las críticas no se dirigen sólo a la cobertura de periodistas y a los contenidos, sino a los propietarios y accionistas de los medios privados. Clarín y La Nación también fueron parcos con la intervención del único de los cuatro panelistas sin vínculos de ningún tipo con el Grupo Clarín, Damián Loreti, doctor en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los redactores de la ley audiovisual, como integrante de la Coalición por una Radiodifusión Democrática. Clarín sólo dijo que “salió en defensa de la ley de medios afirmando que el día de su aprobación había frente al Senado 40.000 personas que salieron a apoyarla diciendo que querían más libertad de expresión, más medios”. Pero le dedicó más espacio a la respuesta de Kirschbaum, quien descalificó la intención política del gobierno y también a las personas que apoyaron la ley, porque querían “punir a los medios que afectaba esa ley”. La Nación apenas consignó que en una exposición de tono técnico, Loreti dijo que “Reporteros sin Fronteras respaldó la ley de medios; que fue aprobada con apoyos de varios partidos y no sólo el oficialismo, y que sigue principios recomendados por la Unesco”. Fue mucho más que eso. Obligado a dividir su tiempo en responder a los tres panelistas que defendieron la posición del Grupo Clarín, Loreti comenzó por precisar que no es correcto hablar de ley de medios, ya que no contempla a las publicaciones gráficas. Kirschbaum exaltó en su intervención las manifestaciones opositoras en las calles, donde dijo que se defendió la libertad de expresión, y Wiñazki se quejó desde el público por la coacción que el gobierno ejercería sobre los periodistas. 

Loreti les recordó que fue durante esas marchas opositoras que hubo periodistas golpeados y maltratados en las calles y que seis periodistas fueron denunciados ante la justicia penal por sus informaciones y opiniones, que el Grupo Clarín calificó como instigación a cometer delitos y coacción agravada. Reconoció que la ley audiovisual no prevé una perspectiva tecnológica de integración y convergencia pero recordó que el proyecto original lo contemplaba y fue suprimido por el amplio rechazo de fuerzas políticas y organizaciones sectoriales. Según Loreti la superposición de regulaciones es mayor en Estados Unidos. Sobre el pluralismo y la diversidad dijo que no pueden medirse sólo en términos de competencia, tal como afirmó la Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe de 2004: el Estado tiene la obligación de garantizar por medio de la ley la pluralidad en la propiedad de los medios, por cuanto los monopolios y oligopolios “conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho de la libertad de información de los Ciudadanos”. Para ello, dice la Relatoría, “el derecho de la competencia en muchas ocasiones puede resultar insuficiente, particularmente en cuanto a la asignación de frecuencias radioeléctricas. No se impide entonces la existencia de un marco regulatorio antimonopólico que incluya normas que garanticen la pluralidad atendiendo la especial naturaleza de la libertad de expresión”. 

También la Unesco, en sus “Indicadores de pluralismo y diversidad”, de 2008 dice que la cuestión de los monopolios y los oligopolios que afectan la democracia no se reduce a la defensa de la competencia. Si la libertad de expresión se ve comprometida, dice el documento, “los Estados deben seguir cuatro reglas: rechazar pedidos de licencias de quienes ya tenían otras, rechazar pedidos de fusión de quienes tienen más de una licencia, adoptar reglas de desinversión (la palabra desinversión no está en la ley argentina, sino en los indicadores de Unesco), y sancionar en caso de incumplimiento”, recordó Loreti. D’Amico hizo una comparación irónica entre Fútbol para Todos y el Superbowl del fútbol norteamericano, y dijo que “los medios tienen la obligación ética de ganar dinero. La única manera de ser independiente es ganar dinero”. En cambio Loreti destacó el proceso de desconcentración de contenidos de interés relevante que dispuso la ley argentina. “Para ver el partido estrella del domingo había que pagar tres veces: el abono de cable, el servicio del decodificador y el paquete premium. Yo pagaba televisión por cable y veía la tribuna con un señor que relataba”, concluyó.



Mentiras verdaderas.

En junio de 2007 denuncié la colonización del INDEC y los métodos prepotentes que se aplicaron sobre sus trabajadores. Desde entonces he señalado muchas veces el efecto corrosivo de esta práctica sobre la credibilidad de toda palabra pública. Incluso, fue una presentación de la organización que presido, el CELS, realizada en nombre de un centenar de investigadores en ciencias sociales, la que consiguió que volvieran a publicarse las bases usuarias de la Encuesta de Gastos de los Hogares y de la Encuesta Permanente de Hogares. De modo que considero muy justa la referencia de Joseph Stiglitz a la necesidad de estadísticas correctas. Pero utilizar un diálogo de pasillo sobre este tema obvio para esconder la brillante exposición del Premio Nóbel de Economía sobre la imprescindible regulación de los medios y su propiedad, en especial los audiovisuales, como garantía de la diversidad, que a su vez ayuda al desarrollo y reduce la desigualdad, me parece un inadmisible golpe bajo. Este es el tipo de manipulación que demuestra la necesidad de aquella regulación, defendida en forma entusiasta por Stiglitz, para que no se escuche una sola voz. Los dos diarios socios en Expoagro y Papel Prensa la resisten con las peores artes y sobre los ardides con que han conseguido postergarla gira desde hace cuatro años la política argentina.

Modelos diferentes.

El funcionario del Banco Mundial Sergio Jellinek dijo que no servía aplicar al debate latinoamericano el modelo estadounidense, y menos aún “si juntamos Venezuela con Ecuador, con la Argentina, como si fueran todos la misma cosa”. Para realizar “un debate más o menos ilustrado deberíamos adentrarnos en las características de cada uno de los procesos y, por qué no, admitir que los países latinoamericanos tienen el mismo derecho que cualquier otro, sea Estados Unidos o Europa, de buscar su propio modelo”. Agregó que cuando se habla de regulación, los medios privados de Latinoamérica estallan y que esto se debe a que en la región no se sabe que Estados Unidos y Europa están muchísimo más regulados que América Latina. A su juicio hay un doble discurso, que es importante esclarecer. “Si queremos tener un debate marcado por los hechos, debemos admitir que hay una discusión en curso, que en algunos países lamentablemente las posiciones son tan crispadas que no le hacen bien al debate ni a la ciudadanía. También habría que ver que hay otros ejemplos en la región que son un poquito más positivos que los más crispados”. Esta intervención de Jellinek y el reconocimiento de Dinges a la despenalización de calumnias e injurias que rige desde 2009 pusieron algo de equilibrio en un debate tan sesgado por la politización.
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Fuente: Diario Página /12.

Son políticas centrales del neoliberalismo la concentración de la propiedad privada , entre ellas el poder de los medios de comunicación - y para defender y proteger esta política que es parte de la desigualdad económico-social, ejerce la represión violenta contra los Ciudadanos.
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LA FALTA DE DEMOCRACIA EN LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN.
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Vicenc Navarro
ALAI. América Latina en Movimiento.
Jueves 9 de enero del 2014.

Ahora bien –tal como indica Pascual Serrano–, esta política lleva a situaciones paradójicas e incoherentes, pues esta protesta puede ser antidemocrática cuando sus beneficiarios son profesionales o trabajadores de instrumentos antidemocráticos como lo han sido Intereconomía y Canal 9. Estos medios de información han carecido del mínimo de conciencia democrática que debería exigírsele a un medio de información que use un bien público como son las ondas radiofónicas. En realidad, su comportamiento ha sido profundamente antidemocrático, marginando, cuando no insultando, a las izquierdas y a las fuerzas democráticas, con un servilismo a las ultraderechas gobernantes del país que ha dañado a las clases populares de este país. Su limitado profesionalismo, puesto al servicio de la propaganda política, se ha traducido en el descaro y desvergüenza que caracterizan a las derechas (en realidad ultraderechas) del país. Canal 9 jugó un papel clave en ocultar las causas del enorme daño provocado a las víctimas del accidente de metro de Valencia y a sus familiares. E Intereconomía ha intoxicado la cultura democrática del país, con una manipulación grosera que ha alcanzado un nivel de insulto y sectarismo que ha hecho imposible cualquier posibilidad de diálogo o enriquecimiento democrático. En realidad, dicho comportamiento ha corrompido cualquier atisbo de democracia que hubiera podido existir en la cultura política de la ultraderecha española.

Es un espectáculo que debería ofender a cualquier demócrata en nuestro país el ver a los profesionales de Canal 9 denunciar las enormes manipulaciones de esa televisión en el momento en el que son expulsados. ¿Por qué no lo denunciaron cuando ello estaba ocurriendo, que era cuando los mismos profesionales, que ahora se quejan, estaban transmitiendo aquellas mentiras que ocultaban hechos verídicos de los cuales ellos eran conscientes?

Se me dirá que si lo hubieran hecho, se les habría penalizado. Pero esta explicación no justifica su comportamiento. ¿Se utilizaría la misma justificación si la persona que diera este argumento fuera un torturador en las celdas de la policía, que le despedían debido a los recortes del personal policial? Pues bien, el sistema actual, que esconde una dictadura mediática, se reproduce mediante represión, no solo física sino también intelectual. Y los medios están jugando un papel clave en la reproducción de esta represión intelectual.

También se me podría decir (como se me ha dicho) que Canal 9 era público y las izquierdas deben apoyar a los medios públicos. Este argumento, para ser válido, tendría que tener en cuenta la naturaleza democrática de dicho instrumento público, lo cual es fácil de mostrar su inexistencia mirando la limitadísima diversidad ideológica existente en el medio. Y ahí, muchos pecan de escasa vocación democrática. TV3, el primer canal de la televisión pública catalana, promueve en sus programas de economía una visión ultraliberal que sistemáticamente promociona el punto de vista del mundo del capital a costa del mundo del trabajo. En el programa Lecciones de Economía, de casi una hora de duración, constantemente se presenta la visión empresarial de la vida económica, presentando por ejemplo a las compañías eléctricas como víctimas del gobierno (sí, ha leído bien) en el rechazo de este último al crecimiento del precio de la electricidad (uno de los más altos de la UE-15).

Podría justificarse este apoyo a TV3 (como yo hice recientemente) por también tener programas (muy pocos), en el canal secundario de Televisión de Catalunya, de gran interés político-social. Pero el problema mayor persiste: la utilización de un medio público por una ideología concreta que aparece con abusiva claridad en los informativos. Esta falta de profesionalidad debería ser denunciada por las izquierdas, que permanecen calladas por miedo (y existe mucho miedo y temor a criticar a los medios), por oportunismo y por confusión. Es sorprendente la falta de respuesta de las izquierdas hacia la falta de diversidad de los medios, siendo España el único país de la UE-15 en el que no hay ningún mayor medio escrito u oral de izquierdas. Y las izquierdas tienen responsabilidad en ello.  
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- Vicenç Navarro | Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra.

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