domingo, 5 de enero de 2014

LEONARDO BOFF.- EL FUNESTO IMPERIO MUNDIAL DE LAS CORPORACIONES.

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EL CAPITALISMO CHINO. EL PAPEL GLOBAL DE LAS CORPORACIONES CHINAS.- EL DESPERTAR DEL GIGANTE ASIÁTICO RECONFIGURA EL SISTEMA INTERNACIONAL. Napoleón decía hace más de 200 años: “Dejad que China duerma porque cuando despierte, el mundo temblará”,  Se reafirma y consolida económica y políticamente el capitalismo de Estado. El dios mercado se fortalece y China ingresa hacia occidente reconociendo todas las reglas y políticas de sometimiento político en relación a las imposiciones que manejan los grupos facticos globales. Feliz de la vida debe de estar el Foro Económico Mundial de Davos y el Club de Bilderberg, los Nuevos Amos del Mundo, La Troika europea, la FED norteamericana.  El conjunto de medidas políticas acordadas en el Pleno del "partido Comunista, capitalista de "nuevo tipo", simplemente reafirman los cambios que se implementan desde los años 80'. Sin embargo el Pleno no dice nada, absolutamente nada sobre los grandes problemas nacionales como el problema del Tibet y el conjunto de las minorías nacionales de China. Sobre la situación de pobreza de los millones de campesinos y el mundo rural, nada, en absoluto, sobre los salarios y los derechos sociales de millones de obreros (as) no dicen nada, porque  irían contra el modelo que están imponiendo; sobre el papel del Estado en relación a los 186 mil conflictos Sociales, del año 2012 y el 2013 aumentaron; – de orden ambiental, cultural y laboral, China la “primera factoría mundial” – no se dice nada. “Excelente democracia” la que practican los chinos, propia para sordos y mudos y a la vez como en occidente una democracia novelada y mediática.


Definitivamente el capitalismo monopólico de las corporaciones transnacionales de Hong Kong – llamado por ellos el otro sistema económico, otro es el de China y un solo Partido -, está imponiendo en este  tiempo su modelo neoliberal y sobre todo China hoy es parte principal, fundamental del nuevo proceso de acumulación mundial del capitalismo: El modelo de la desposesión, saqueo, explotación y pillaje de los recursos naturales – materias primas en minería, gas, petróleo, pesca, agro-industria, agro-exportación; es “líder” en el mercado global del acaparamiento de tierras de cultivo – en todos los continentes como Estado compra, arrienda o hipoteca tierras de cultivo, se apropia o expropia el agua así como la biodiversidad (para solucionar la codicia de sus corporaciones de la industria alimentaria, el mercado con el etanol – y los Conocimientos ancestrales con sus mega-corporaciones farmacéuticas. Esa es China Hoy. Potencia principal de las políticas globales del llamado “Consenso de los Commodities”. Tiene la segunda moneda más poderosa del mercado financiero global – el Yuan o Rimimbi -, la segunda economía del mundo y la primera potencia comercial que largamente superó a los monopolios norteamericanos – explicado en el mundo en la llamada “guerra de la divisas” y los vanos intentos de los poderes facticos europeos y yanquis de revaluar su moneda frente al dólar y el euro, en especial en el mercado comercial. La OMC – la Organización Mundial del Comercio – se calló en “cien idiomas”, porque al final impone, manda, gobierna quien tiene Poder..- Finalmente decirles “comunistas” es sólo para la Historia y para recordar un momento la Gran Marcha del Presidente Mao y lo que fue la construcción del Socialismo en China.
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EL FUNESTO IMPERIO MUNDIAL DE LAS CORPORACIONES.
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El País (Costa Rica) domingo 5 de enero del 2014.

Leonardo Boff.

Los buenos deseos de un año feliz son rituales. No pasan de ser simples deseos, pues no consiguen cambiar el curso del mundo donde los super-poderosos siguen su estrategia de dominación global. Sobre esto necesitamos pensar y hasta rezar, pues las consecuencias económicas, sociales, culturales, espirituales y para el futuro de la especie y de la naturaleza pueden ser nefastas.

Muchos como J. Stiglitz y P. Krugman esperaban que el legado de la crisis de 2008 sería un gran debate sobre qué tipo de sociedad queremos construir. Se equivocaron de medio a medio. La discusión no se dio. Al contrario, la lógica que provocó la crisis ha sido retomada con más furor. Richard Wilkinson, uno de los mayores especialistas sobre el tema desigualdad, estuvo más atento y dijo hace ya tiempo en una entrevista al periódico Die Zeit de Alemania: “la pregunta fundamental es ésta: ¿queremos o no queremos realmente vivir según el principio de que el más fuerte se apropia de casi todo y el más débil se queda atrás?

Los super-ricos y super-poderosos decidieron que quieren vivir según el principio darwinista del más fuerte, y que los mas débiles se aguanten. Pero comenta Wilkinson: «creo que todos tenemos necesidad de mayor cooperación y reciprocidad, pues la personas desean una mayor igualdad social». Este deseo es negado intencionadamente por esos epulones.

Por lo general, la lógica capitalista es feroz: una empresa se come a otra (eufemísticamente se dice que se fusionaron). Cuando se llega a un punto en que sólo quedan algunas grandes, cambian de lógica: en vez de guerrear, hacen entre sí una alianza de lobos y se comportan mutuamente como corderos. Así articuladas detentan más poder, acumulan con más seguridad para sí y para sus accionistas, sin tener en cuenta para nada el bien de la sociedad.

La influencia política y económica que ejercen sobre los gobiernos, la mayoría de ellos mucho más débiles que ellas, es extremadamente coercitiva, interfiriendo en el precio de las commodities, en la reducción de las inversiones sociales, en la salud, educación, transporte y seguridad. Los miles de personas que ocupan las calles en el mundo y en Brasil intuyeron esa dominación de un nuevo tipo de imperio, cuyo lema es: «la avaricia es buena» (greed is good) y «devoremos lo que podamos devorar».

Hay excelentes estudios sobre la dominación del mundo por parte de las grandes corporaciones multilaterales. Es conocido el de David Korten Cuando las corporaciones rigen el mundo (When the Corporations rule the World) . Pero hacía falta un estudio de síntesis, y éste ha sido realizado por la Escuela Politécnica Federal Suiza (ETH), en Zurich, en 2011, que se cuenta entre los más respetados centros de investigación, compitiendo con el MIT. El documento ha implicado a grandes nombres, es corto, no más de 10 páginas, y otras 26 sobre su metodología, para mostrar la total transparencia de los resultados. Ha sido resumido por el Prof. de economía de la PUC-SP Ladislau Dowbor en su página web (http://dowbor.org). Nos basamos en él.

De entre los 30 millones de corporaciones existentes, el ETH seleccionó 43 mil para estudiar mejor su lógica de funcionamiento. El esquema simplificado se articula así: hay un pequeño núcleo financiero central que tiene dos lados: de un lado están las corporaciones que componen el núcleo y del otro, aquellas que son controladas por él. Tal articulación crea una red de control corporativo global. Ese pequeño núcleo (core) constituye una super-entidad (super entity). De él emanan los controles en red, lo que facilita la reducción de los costos, la protección de los riesgos, el aumento de la confianza y, lo que es principal, la definición de las líneas de la economía global que deben ser fortalecidas y dónde.

Ese pequeño núcleo, fundamentalmente de grandes bancos, detenta la mayor parte de las participaciones en las otras corporaciones. La cúpula controla el 80% de toda la red de corporaciones. Son apenas 737 actores, presentes en 147 grandes empresas. Ahí están el Deutsche Bank, el J.P. Morgan Chase, el UBS, el Santander, el Goldman Sachs, el BNP Paribas (entre otros muchos). Al final menos del 1% de las empresas controla el 40% de toda red.

Este dato nos permite entender ahora la indignación de los Occupies y de otros que acusan al 1% de las empresas de hacer lo que quieren con los recursos procedentes del sudor del 99% de la población. Ellos no trabajan ni producen nada. Solamente hacen más dinero con el dinero lanzado en el mercado de la especulación.


Fue esta absurda voracidad de acumular ilimitadamente la que gestó la crisis sistémica de 2008. Esta lógica profundiza cada vez más la desigualdad y hace más difícil la salida de la crisis. ¿Cuánto de inhumanidad aguanta el estómago de los pueblos? Todo tiene su límite y la economía no lo es todo. Pero ahora nos es dado ver las entrañas del monstruo. Como dice Dowbor: «La verdad es que hemos ignorado al elefante que está en el centro de la sala». Está rompiendo todo, los cristales, la vajilla y pisoteando a las personas. ¿Pero hasta cuándo? El sentido ético mundial nos asegura que una sociedad no puede subsistir por mucho tiempo asentada sobre la sobreexplotación, la mentira y la an-tivida.

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