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“En el verano de 2013 se iniciaron conversaciones
entre la Unión Europea y Estados Unidos sobre una
Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) a la vez que muchos dirigentes
comerciales y políticos saludaban el acuerdo como el santo remedio contra la
difícil recuperación económica que
incide en ambos lados del Atlántico. La consolidación de las relaciones
comerciales entre los dos socios en un solo mercado transatlántico se ha
vendido a los ciudadanos estadounidenses
y europeos como un vehículo poderoso para estimular el crecimiento
económico y algunos de sus defensores predecían hasta un uno por ciento de
incremento del PIB. Los funcionarios de
Estados Unidos y la Unión Europea insisten en que la eliminación de los
aranceles a la importación y la armonización reglamentaria a los dos lados del Atlántico incrementarán el
comercio entre las dos regiones, lo que creará millones de nuevos empleos. Sin
embargo, como sugiere este análisis preliminar de las implicaciones geopolíticas,
medioambientales y socioeconómicas de un acuerdo comercial transatlántico,
no sólo se ha colocado en el lugar equivocado la fe en la liberalización y la
desregulación comerciales –lo que caracteriza las negociaciones actuales–, sino
que también se han juzgado mal los
beneficios económicos pronosticados a la vez que se han minimizado –cuando
no ignorado– los riesgos más amplios. Lo que aflora, por tanto, es que la TTIP
es el proyecto político de una elite
política y corporativa transatlántica que, basándose en la promesa
infundada del aumento del comercio y la creación de puestos de trabajo,
intentará invertir la protección
reglamentaria social y medioambiental, desviar los derechos legales de los
ciudadanos hacia las corporaciones y consolidar el liderazgo global europeo y estadounidense
dentro de un orden mundial cambiante”.
/////
Los representantes políticos ( y los lobbies, son los que mejor se movilizan hoy) de la Casa Blanca están metidos en este "nuevo" ensayo del ALCA o el "gran mercado del comercio libre de las Américas).
***
I.- OTRA MIRADA A LOS TRATADOS COMERCIALES.
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ALAI.
América latina en Movimiento.
Perú.
OtraMirada 26 de noviembre del 2013.
El Perú se encuentra en una
situación crítica en términos de exportaciones. Actualmente, aproximadamente
2100 Mypes han dejado de exportar en lo que va del año, es decir que hay una
pérdida en la capacidad exportadora. Han descendido en países con los que se
han firmado acuerdos comerciales, como por ejemplo China (8.5%), Unión Europea
(20%) y Canadá (24%), Venezuela (41%), Japón (17%), al EFTA (41%), Tailandia
(51%) y la Comunidad Andina (2.4%).
La Cámara de Comercio de
Lima es quien sostiene que 11 de los 17 acuerdos no son aprovechados. Estos
tratados de libre comercio han beneficiado a muy pocos y ha puesto en riesgo la
sobrevivencia de muchas empresas, sobre todo las pequeñas y medianas y los
puestos de trabajo que estas generan. Si nos comparamos con Ecuador, este país
no posee un TLC con EEUU y tiene la mitad de la población que el Perú, sin
embargo sus cifras de exportación hacia el país del Norte son aproximadamente
las mismas que las nuestras. “Esto se debe, principalmente, a que las
instituciones del Estado no actualizan su sistema de gestión e infraestructura
con los requerimientos de la situación tanto nacional como internacional”,
asegura el presidente de ADEX, Eduardo Amorrortu.
De acuerdo al ex ministro
de Economía, Luis Carranza, este tema tiene más que ver con el hecho que el
mercado peruano no es competitivo. La competitividad del país está estancada, y
en declive, en el ranking internacional1. Nos hemos vuelto menos competitivos
institucionalmente y en innovación de factores y negocios, por otro lado, nos
encontramos casi estancados en eficiencia y preparación tecnológica, así como
en infraestructura con una brecha que se aproxima a los 90 mil millones de
dólares para el 2020. Es decir, las exportaciones disminuyen porque no somos
capaces de entrar al mercado de otros países y competir con sus empresas,
además factores como el aumento del costo de los puertos, y un tipo de cambio
que no favorece a las exportaciones no tradicionales porque son menos
competitivas, encarece la actividad.
Agregando a lo anterior,
esto también se debe a que el Ministerio de Comercio Exterior, encargado en
realizar políticas y estrategias de promoción e inteligencia comercial para
aumentar la capacidad de exportación del país, demuestra su ineficiencia al no tener
jefes de oficinas comerciales en 16 de 35 países, en ciudades claves como Nueva
York o Londres, entonces cómo se espera que provea de estrategias competitivas
para mejorar la situación que atraviesa el sector exportador.
Un punto controversial conversado
por expertos es la dificultad que tienen las exportaciones con valor agregado,
en especial las no tradicionales. Detrás de esto se encuentra el escalamiento
arancelario a los que estamos sujetos en varios de los países con los que
se ha firmado TLC. El escalamiento arancelario es un tributo que aumenta a
medida que el producto haya sido procesado. La eliminación del escalamiento
arancelario sobre estos productos estimularía su procesamiento en países en
desarrollo, como el Perú, generando nuevas industrias e inversiones en
tecnología e innovación. Sin embargo, al entrar en nuevos tratados y acuerdos
internacionales mantenemos las tendencias obstaculizando este tipo de
desarrollo de industrialización.
De la misma manera, Marcos
Robledo, asesor de Michelle Bachelet, afirma que los TLC al igual que el TPP,
ya cumplieron un ciclo, en el que pocas empresas se vieron beneficiadas y que
el aumento de mercados explotables sería mínimo pues la región ya posee
tratados con la mayoría de los participantes de este acuerdo. El TPP se
caracteriza por negociarse de forma secreta y no incluir a países tan
relevantes como lo son China y Brasil, tiene polémicos acuerdos de patentes y
derechos de autor, además no tiene aprobación en el congreso de los EEUU y ha
sido rechazado durante el “fast track”2. Esta “miopía geopolítica” nos aferra a
su moneda, así como genera dependencia hacia su presente y futura (probable)
crisis.
¿Tiene sentido seguir
firmando acuerdos de libre comercio cuando Perú no ha superado su capacidad de
oferta exportadora y seguir firmando acuerdos con grandes economías como la de
India, Turquía e Israel, manteniendo la estructura del TPP, que seguirá protegiendo
a países desarrollados frente a los países emergentes?
Notas
1 Fuente: WEF: Ranking
Mundial de Competitividad
2 Fast Track: Con la
Autoridad de Promoción Comercial (fast track) el Congreso otorga al presidente
autorizaciones para negociar acuerdos comerciales. Una vez presentado el
Congreso debe aprobarlo o rechazarlo en bloque, sin realizarle enmiendas.
La Sociedad Civil, el Poder Local, es el pueblo organizado el que comienza a movilizar y protestar contra el "nuevo ALCA" que el imperio en alianza con los europeos, buscan por varios caminos salir de la crisis, pero con las mismas políticas de dominación económica y sometimiento político.
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II.- TPP: MÁS QUE UN ACUERDO COMERCIAL.
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ALAI. América Latina en Movimiento.
OtraMirada.- 4
de diciembre del 2013.
El TPP que por sus siglas
en inglés significa Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica
tiene como objetivo reunir a 12 naciones Estados Unidos, Japón, Australia,
Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos
México, Perú y Chile para supuestamente impulsar el libre comercio.
Marcos Robledo, asesor de
Michelle Bachelet, afirma que los TLC al igual que el TPP, ya cumplieron un
ciclo, en el que pocas empresas se vieron beneficiadas y que el aumento de mercados
explotables sería mínimo pues la región ya posee tratados con la mayoría de los
participantes de este posible acuerdo. El TPP se caracteriza por negociarse de
forma secreta y no incluir a países tan relevantes como lo son China y Brasil,
tiene polémicos acuerdos de patentes y derechos de autor, además ha sido
rechazado para el “fast track”(1) en el congreso de los EEUU.
La “vía rápida” del
congreso de los Estados Unidos autoriza a los funcionarios del poder ejecutivo
el poder tomar decisiones comerciales, por eso es un golpe fuerte a las
negociaciones este rechazo al “fast track” para el TPP, pues demuestra la falta
de confianza de estos legisladores a las pautas que tiene el acuerdo y anuncia
las próximas dificultades que afrontará para que sea aprobado dentro del
Congreso. Esta negociación conlleva intereses específicos de grandes
corporaciones que contrariamente al nombre del tratado no buscan un libre
comercio, sino mayor proteccionismo.
Dentro de las propuestas
negociadas, dadas a conocer, se encuentran las de, la propiedad
intelectual, comercio electrónico, empresas estatales, telecomunicaciones y
compras gubernamentales. Estas fueron filtradas por WikiLeaks y
demuestra como facilita que
las compañías farmacéuticas obtengan patentes, incluso en los países
en desarrollo. El hecho que se tenga estas patentes durante un mayor tiempo
limita el acceso masivo y que se hagan nuevas investigaciones científicas. Por
increíble que parezca, dentro de las negociaciones EEUU quiere que se patente
incluso los procesos quirúrgicos.
Otra de las propuestas filtradas
que han generado descontento es la que limita el acceso a música, películas,
libros y conocimiento en general. Esto se debe a que se desea aumentar el plazo
de protección a 90 años, con lo que se tendrá que esperar casi el doble del
tiempo para que materiales de estos rubros puedan ser usados por los ciudadanos
comunes sin necesidad de pedir o pagar derechos de autor. Asimismo las
sanciones contra estas infracciones serán más duras y limitarán el material de
información cultural disponible, generará que las compras por internet se
limiten.
Otros temas sensibles son
“los proyectos que se deben abrir a la competencia extranjera en contratación
pública, el sistema de solución de diferencias entre inversionistas y estado
–en el que los inversores extranjeros de otros países del TPP pueden demandar a
los gobiernos anfitriones en un tribunal internacional- y nuevas normas que
rijan lo que pueden y no pueden hacer las empresas de propiedad estatal” (2)
Más allá de firmar más
tratados cuya principal ventaja es la protección en términos de condiciones de
seguridad jurídica en nuestros mercados de destino y respecto de nuestras
importaciones críticas (3), se debería tener en mente una estrategia
geopolítica para reforzar los lazos con los países latinoamericanos.
El Perú debe evaluar
seriamente si seguir el camino del TPP en el que quedará excluido el probable
principal inversionista extranjero que tendrá en los próximos años: La
República Popular China. Asimismo, quedará excluido también el integrador geopolítico
de la región, Brasil. Además, nos volveríamos a involucrar con protecciones
inadecuadas a la industria farmacéutica, especialmente a la de EEUU, y
sufriríamos las probables restricciones de libertad de expresión en los
medios de comunicación modernos (internet). Cabe destacar que el medio de
crecimiento no se basa en firmar acuerdos –considerando que ya existen acuerdos
de libre comercio con la mayor parte de los países que estarían en el posible
tratado del TPP, sino en estar preparados con políticas comerciales e
industriales para poder entrar en los nuevos mercados y cubrir la oferta con la
que llegarían a nuestro territorio.
Notas
1)Fast Track o Vía Rápida:
Con la Autoridad de Promoción Comercial (fast track) el Congreso otorga al
presidente autorizaciones para negociar acuerdos comerciales. Una vez
presentado el Congreso debe aprobarlo o rechazarlo en bloque, sin realizarle
enmiendas.
2 ) Martin Khor: “Dos
golpes contra el TPP” Red del Tercer Mundo.
3) El Otro Modelo (2013): Atria,
Couso, Larraín, Benavente y Joignant.
*****
III.- EL TPP, UN ACUERDO QUE PODRÍA CAMBIAR SU VIDA
A PEOR.
*****
ALAI. América Latina en Movimiento. 15 de noviembre del 2013.
Francesca Emanuele.
Probablemente usted nunca
haya oído hablar del Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (TPP, por sus siglas
en inglés). Y aunque este tratado de “libre comercio” siga negociándose a sus
espaldas, le aseguro que, si se aprobase, una porción importante de su vida se
vería afectada y, desde luego, las esperanzas de un Perú mejor sufrirían una
gran envestida.
El TPP es el acuerdo
comercial más amplio que jamás haya conocido la historia del Perú, y uno de los
más grandes de la humanidad. Son 12 los países que vienen negociándolo a
puertas cerradas desde hace tres años. Perú, Estados Unidos, Chile y México son
algunos de ellos.
Hasta el momento, ciertas
secciones de los 29 capítulos del tratado han sido filtradas. Cada una de ellas
más aterradora que la otra. Una novedad de esta semana fue la publicación de
Wikileaks de uno de los capítulos más importantes del documento, el de
“propiedad intelectual”. En él se muestra cómo este acuerdo beneficiará a las
grandes farmacéuticas dándoles la posibilidad de ampliar sus patentes,
perjudicando así a millones de personas, cercenándoles la capacidad de acceder
a medicamentos genéricos, los que son sustancialmente más económicos.
Para que se haga usted una
idea, en Estados Unidos –donde las farmacéuticas tienen más poder que en
ninguna otra parte del mundo– la población gasta alrededor de 300 billones de
dólares al año en medicinas. Sin el monopolio de las patentes, esta suma sería
diez veces menor: 30 billones.
El escenario que se dibuja
para el Perú, en caso de suscribir el documento, sería absolutamente
devastador. Un país en vías de desarrollo como el nuestro estaría firmando la
sentencia de muerte de miles de peruanos, incapaces de costear los altos
precios de medicamentos de enfermedades tan letales como el cáncer. En
consecuencia, el TPP es un ataque frontal contra cualquier política pública que
intente ampliar los servicios de salud.
Pero este no es el único
“hachazo” que plantea el tratado. Con su aprobación, los derechos corporativos
crecerían aún más, en detrimento del poder estatal y de sus medidas de
regulación al sector privado. Las empresas privadas tendrían el firme apoyo
para demandar directamente a los Estados –saltándose los sistemas judiciales
nacionales–, acudiendo directamente a tribunales internacionales, tales como el
Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del
Banco Mundial. Se incrementarían situaciones tan esperpénticas (amparadas por
nuestro TLC con EEUU), como la demanda que hizo Doe Run al Estado peruano (por
US$800 millones) sobre el argumento de que nuestro gobierno ejercía un trato
injusto al exigirle el cumplimiento de las normativas medio-ambientales en La
Oroya (una de las zonas más contaminadas del mundo).
La segunda novedad de la
semana es que cerca de 170 diputados estadounidenses han enviado una carta al
Representante de Comercio de EEUU expresando su disconformidad con que el TPP
sea aprobado por un procedimiento que se conoce como “vía rápida” (a través del
cual se han aprobado acuerdos comerciales en los últimos 20 años en este país).
La “vía rápida” brinda la
única posibilidad al Congreso norteamericano de aprobar o rechazar un acuerdo
comercial en su totalidad. De concretarse el rechazo de los 170 diputados a la
“vía rápida”, el Congreso de EEUU podría llevar a cabo numerosas enmiendas al
tratado. Esto significaría que países como el nuestro habrían hecho una serie
de concesiones a cambio de nada. En otras palabras, que de nada valdría que
hayamos renunciado a ciertas cuestiones (por ejemplo, a subsidios en el sector
cultural) con el fin de obtener “algo a cambio”. Así, habría serias dudas de
que ese “algo a cambio” apareciera en el texto final del TPP, dejándonos
incluso en una posición de mayor desventaja.
Son 620 millones las
personas que serían afectadas por el TPP. No obstante, solo son partícipes de
las negociaciones altos funcionarios del gobierno de los 12 países implicados,
junto a 600 asesores de diversas corporaciones. Incluso nuestros congresistas
no han tenido la posibilidad de acceder al texto, a pesar de los reclamos de
algunos de ellos. Me pregunto, ¿cómo es posible que un tratado que constituye
una gran amenaza contra la vida de millones se negocie con tanto recelo?,
¿dónde está la democracia en la que supuestamente vivimos?, ¿o es que acaso
esta es una mera ilusión? Si así fuese, nunca es tarde para recuperarla. Una
manera de empezar sería exigiendo a la canciller Rivas y al presidente Humala
un debate público acerca del TPP.
Fuente: http://diario16.pe/
IV.- CHILE. TPP- PEOR QUE LOS TLC.
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ALAI América Latina en Movimiento,
10 de noviembre del 2013.
Emilio Sardi.
Los tratados de comercio no
son buenos o malos en abstracto. Sus beneficios o daños dependen de lo que se
pacte en ellos y de los objetivos y fortalezas relativas de las partes. Desde
este punto de vista, es muy grave que Colombia se haya dedicado a firmar TLC a
la carrera, sin estudios serios que identifiquen las implicaciones de lo que
está pactando ni, mucho menos, los beneficios específicos que busca o los daños
que puede sufrir con ellos. Todos han sido firmados sin objetivos concretos,
sobre la base de especulaciones teóricas de índole general sin sustento en la
realidad, y por eso, contienen infinidad de cláusulas lesivas para el país.
Pero si la firma
irreflexiva de los TLC es mala, la corona de la irresponsabilidad se la lleva
ahora nuestra solicitud de admisión al TPP (Trans Pacific Partnership). Este
acuerdo busca fijarle reglas a todo, desde la calidad de la comida o el manejo
de los mercados financieros hasta los precios de los medicamentos o la libertad
en la Internet, y solo 5 de sus 29 capítulos cubren aspectos relacionados con
el comercio. Liderado por EE.UU., cobija a 12 países ubicados en la cuenca del
Pacífico, todos ellos ubicados por encima de Colombia en el escalafón mundial
de la competitividad. Lleva 19 rondas de negociación, adelantadas en secreto,
sin ninguna participación ni de los parlamentos nacionales ni de la sociedad
civil ni de los sectores directamente afectados, aislando totalmente a la
opinión pública, lo que le ha valido el calificativo de “la negociación
comercial más secreta y menos transparente de la historia”.
A pesar del secreto que ha
cubierto las negociaciones, hay filtraciones suficientes para generar
preocupación en temas tan diversos como el acceso al conocimiento o el acceso a
los medicamentos. Sobre este último, Médicos sin Fronteras ha afirmado que “El
TPP está en camino de convertirse en el tratado más dañino de todos los tiempos
para el acceso a medicamentos en los países en desarrollo”, pues busca evitar
la competencia y mantener sus precios en niveles prohibitivos. El acuerdo busca
además limitar desde la posibilidad de los gobiernos de fijarles precios a los
medicamentos hasta la de negociar mejores condiciones en las compras estatales.
Son tan graves las amenazas
del TPP que recientemente el senado chileno aprobó por unanimidad solicitarle
al Presidente un “debate público, técnico y político, oportuno y veraz, sobre
las implicaciones que dicho acuerdo podría tener para Chile en materia
económica y de relaciones internacionales”. Con esto estaba acogiendo la
preocupación nacional nacida de los reparos de personas como el exdirector de
la Direcon (oficina que maneja los TLC chilenos), sobre las implicaciones que
el TPP podría tener en las limitaciones de políticas públicas, y el ex jefe
negociador de Chile en el TPP, sobre cómo afectaría los derechos digitales y el
acceso de los ciudadanos a la cultura y a la salud.
¡Y mientras esto pasa en
Chile, un país que se ha distinguido por su apertura al comercio, Colombia
solicita a ciegas su ingreso, sin haber sido parte de las discusiones y sin
conocer con exactitud las obligaciones que éste conllevaría! Vale la pena que
quienes hoy empiezan a reconocer los peligros para el futuro del país de la
firma irreflexiva de un TLC tras otro le pongan atención a lo que puede suceder con el
TPP. Por malos que sean los TLC, el TPP es peor.
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