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Se abordaron, en aquella ocasión, los temas más diversos empezando
por el « poder mediático y la manipulación de las
mentes » del que me tocó hablar en una suerte de ponencia
inaugural. Y no se me olvida la pertinente reflexión que hizo Fidel al final de
mi exposición: « El problema no está
en las mentiras que los medios dominantes dicen. Eso no lo podemos
impedir. Lo que debemos pensar hoy es cómo decimos y difundimos nosotros la
verdad.» Durante las nueve horas que duró esa reunión, el líder cubano
impresionó a su selecto auditorio. Demostró
que, a sus entonces 85 años de edad, conservaba intacta su vivacidad de
espíritu y su curiosidad mental. Intercambió ideas, propuso temas, formuló
proyectos, proyectándose hacia lo nuevo, hacia el cambio, hacia el futuro. Sensible siempre a las transformaciones en
curso del mundo. ¿Cuán cambiado lo hallaría ahora, diecinueve meses después
? Me preguntaba yo a bordo del vehículo que me acercaba él. Fidel había hecho
pocas apariciones públicas en las últimas semanas y había difundido menos análisis o
reflexiones que en años anteriores.
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IGNACIO RAMONET: DOS HORAS
MÁS CON FIDEL.
*****
Ignacio
Ramonet.
Le
Monde Diplomatique sábado 4 de enero del 2014.
Hacía un día de primaveral dulzura,
anegado por esa luz refulgente y ese aire cristalino tan característicos del
mágico diciembre cubano. Llegaban olores del océano cercano y se oían las
verdes palmeras mecidas por una lánguida brisa. En uno de esos « paladares »
que abundan ahora en La Habana, estaba yo almorzando con una amiga. De pronto,
sonó el teléfono. Era mi contacto: « La persona que deseabas ver, te está
esperando en media hora. Date prisa. » Lo dejé todo, me despedí de la amiga
y me dirigí al lugar indicado. Allí me aguardaba un discreto vehículo cuyo
chófer puso de inmediato rumbo hacia el oeste de la capital.
Yo había llegado a Cuba
cuatro días antes. Venía de la Feria de Guadalajara (México) donde estuve
presentando mi nuevo libro « Hugo Chávez. Mi primera vida
[i] », conversaciones con el líder de la révolución bolivariana.
En La Habana, se estaba celebrando con inmenso éxito, como cada año por estas
fechas, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Y su director Iván Giroud
tuvo la gentileza de invitarme al homenaje que el Festival deseaba rendirle a
su fundador Alfredo Guevara, un auténtico genio creador, el mayor impulsor del
cine cubano, fallecido en abril de 2013.
Como siempre cuando arribo
a La Habana, había preguntado por Fidel. Y a través de varios amigos comunes le
había transmitido mis saludos. Hacía más de un año que no lo veía. La última
vez había sido el 10 de febrero de 2012 en el marco de un gran encuentro « por
la Paz y la preservación del Medio Ambiente », organizado al margen de la
Feria del libro de La Habana, en el que el Comandante de la revolución cubana
conversó con una cuarentena de intelectuales [ii] .
Se abordaron, en aquella
ocasión, los temas más diversos empezando por el « poder mediático y la
manipulación de las mentes » del que me tocó hablar en una suerte de
ponencia inaugural. Y no se me olvida la pertinente reflexión que hizo Fidel al
final de mi exposición : « El problema no está en las mentiras que los
medios dominantes dicen. Eso no lo podemos impedir. Lo que debemos pensar hoy
es cómo decimos y difundimos nosotros la verdad.»
Durante las nueve horas
que duró esa reunión, el líder cubano impresionó a su selecto auditorio.
Demostró que, a sus entonces 85 años de edad, conservaba intacta su vivacidad
de espíritu y su curiosidad mental. Intercambió ideas, propuso temas, formuló
proyectos, proyectándose hacia lo nuevo, hacia el cambio, hacia el futuro.
Sensible siempre a las transformaciones en curso del mundo.
¿Cuán cambiado lo hallaría
ahora, diecinueve meses después ? Me preguntaba yo a bordo del vehículo que me
acercaba él. Fidel había hecho pocas apariciones públicas en las últimas
semanas y había difundido menos análisis o reflexiones que en años anteriores [iii] .
LLegamos. Acompañado de su
sonriente esposa Dalia Soto del Valle, Fidel me esperaba a la entrada del salón
de su casa, una pieza amplia y luminosa abierta sobre un soleado jardín. Lo
abracé con emoción. Se le veía en estupenda forma. Con esos ojos brillantes
cual estiletes sondeando el alma de su interlocutor. Impaciente ya de iniciar
el diálogo, como si se tratase, diez años después, de proseguir nuestras largas
conversaciones que dieron lugar al libro « Cien horas con Fidel [iv] ».
Aún no nos habíamos
sentado que ya me formulaba infinidad de preguntas sobre la situación económica
en Francia y la actitud del gobierno francés... Durante dos horas y media,
charlamos de todo un poco, saltando de un tema a otro, como viejos amigos.
Obviamente se trataba de un encuentro amistoso, no profesional. Ni grabé
nuestra conversación, ni tomé apunte alguno durante el transcurso de ella [v] . Y este relato, además de dar a conocer algunas
reflexiones actuales del líder cubano, sólo aspira a responder a la curiosidad
de tantas personas que se preguntan, con buenas o malas intenciones :¿cómo está
Fidel Castro ?
Ya lo dije :
estupendamente bien. Le pregunté por qué aún no había publicado nada sobre
Nelson Mandela, fallecido hacía ya más de una semana. « Estoy en ello,
me declaró, terminando el borrador de un artículo [vi]
. Mandela fue un símbolo de la dignidad humana y de la libertad. Lo
conocí muy bien. Un hombre de una calidad humana excepcional y de una nobleza
de ideas impresionante. Es curioso ver como los que ayer amparaban el
Apartheid, hoy se declaran admiradores de Mandela. ¡Qué cinismo ! Uno se
pregunta, si únicamente tenía amigos ¿quién entonces metió preso a Mandela
?¿Cómo el odioso y criminal Apartheid pudo durar tantos años ? Pero Mandela sabía
quienes eran sus verdaderos amigos. Cuando salió de prisión, una de las
primeras cosas que hizo fue venir a visitarnos. ¡Ni siquiera era todavía
presidente de África del Sur! Porque él no ignoraba que sin la proeza de las
fuerzas cubanas, que le rompieron el espinazo a la élite del ejército racista
sudafricano en la batalla de Cuito Cuanavale [1988], y favorecieron así
la independencia de Namibia, el régimen del Apartheid no se hubiese derrumbado
y él se hubiera muerto en la cárcel. ¡Y eso que los sudafricanos poseían varias
bombas nucleares, y estaban dispuestos a utilizarlas ! »
Hablamos después de
nuestro amigo común Hugo Chávez. Sentí que aún estaba bajo el dolor de la
terrible pérdida. Evocó al Comandante bolivariano casi con lágrimas en los
ojos. Me dijo que se había leído, « en dos días », el libro « Hugo
Chávez. Mi primera vida ». « Ahora tienes que escribir la segunda parte.
Todos queremos leerla. Se lo debes a Hugo. », añadió. Ahí intervino Dalia
para señalarnos que ese día [13 de diciembre], por insólita
coincidencia, se cumplían 19 años del primer encuentro de los dos Comandantes
cubano y venezolano. Hubo un silencio. Como si esa circunstancia le confiriera
de pronto una indefinible solemnidad a nuestra visita.
Meditando para sí mismo,
Fidel se puso entonces a recordar aquel primer encuentro con Chávez del 13 de
diciembre de 1994. « Fue una pura casualidad, rememoró. Me enteré que
Eusebio Leal lo había invitado a dar una conferencia sobre Bolívar. Y quise
conocerlo. Lo fui a esperar al pie del avión. Cosa que sorprendió a mucha
gente, incluido al propio Chávez. Pero yo estaba impaciente por verlo. Nos
pasamos la noche conversando. » « Él me contó, le dije, que más
bien sintió que usted le estaba haciendo pasar un examen... » Se echa a
réir Fidel : « ¡Es cierto ! Quería saberlo todo de él. Y me dejó
impresionado... Por su cultura, su sagacidad, su inteligencia política, su
visión bolivariana, su gentileza, su humor... ¡Lo tenía todo ! Me di cuenta que
estaba frente a un gigante de la talla de los mejores dirigentes de la historia
de América Latina. Su muerte es una tragedia para nuestro continente y una
profunda desdicha personal para mi que perdí al mejor amigo... »
« ¿Vislumbró usted, en
aquella conversación, que Chávez sería lo que fue, o sea el fundador de la
revolución bolivariana ? » « Él partía con una desventaja : era militar y se
había sublevado contra un presidente social-demócrata que, en realidad, era un
ultraliberal... En un contexto latinoamericano con tanto gorila militar en el
poder, mucha gente de izquierda desconfiaba de Chávez. Era normal. Cuando yo
conversé con él, hace hoy pues diecinueve años, entendí inmediatamente que
Chávez se reclamaba de la gran tradición de los militares de izquierda en
América Latina. Empezando por Lázaro Cárdenas [1895-1970], el
general-presidente mexicano que hizo la mayor reforma agraria y nacionalizó el
petroleo en 1938... »
Hizo ahí Fidel un amplio
desarrollo sobre los « militares de izquierda » en América Latina e
insistió sobre la importancia, para el comandante bolivariano, del estudio del
modelo constituido por el general peruano Juan Velasco Alvarado. « Chávez lo
conoció en 1974, en un viaje que efectuó a Perú siendo aún cadete. Yo también
me encontré con Velasco unos años antes, en diciembre de 1971, regresando de mi
visita al Chile de la Unidad Popular y de Salvador Allende. Velasco hizo
reformas importantes pero cometió errores. Chávez analizó esos yerros y supo
evitarlos. »
Entre las muchas
cualidades del Comandante venezolano, subrayó Fidel una en particular : « Supo
formar a toda una generación de jóvenes dirigentes ; a su lado adquirieron una
sólida formación política, lo cual se reveló fundamental, después del
fallecimiento de Chávez, para la continuidad de la revolución bolivariana. Ahí
está, en particular, Nicolás Maduro con su firmeza y su lucidez que le han
permitido ganar brillantemente las elecciones del 8 de diciembre. Una victoria
capital que lo afianza en su liderazgo y le da estabilidad al proceso. Pero en
torno a Maduro hay otras personalidades de gran valor como Elías Jaua, Diosdado
Cabello, Rafael Ramírez, Jorge Rodríguez... Todos ellos formados, a veces desde
muy jóvenes, por Chávez. »
En ese momento, se sumó a
la reunión su hijo Alex Castro, fotógrafo, autor de varios libros excepcionales [vii] . Se puso a sacar algunas imágenes « para el
recuerdo » y se eclipsó luego discretamente.
También hablamos con Fidel
de Irán y del acuerdo provisional alcanzado en Ginebra el pasado 24 de
noviembre, un tema que el Comandante cubano conoce muy bien y que desarrolló en
detalle para concluir diciéndome : « Irán tiene derecho a su energía nuclear
civil. » Para en seguida advertir del peligro nuclear que corre el mundo
por la proliferación y por la existencia de un excesivo número de bombas atómicas
en manos de varias potencias que « tienen el poder de destruir varias veces
nuestro planeta ».
Le preocupa, desde hace
mucho, el cambio climático y me habló del riesgo que representa al respecto el
relanzamiento, en varias regiones del mundo, de la explotación del carbón con
sus nefastas consecuencias en términos de emisión de gases de efecto
invernadero : « Cada día, me reveló, mueren unas cien personas en
accidentes de minas de carbón. Una hecatombe peor que en el siglo XIX... »
Sigue interesándose por
cuestiones de agronomía y botánica. Me mostró unos frascos llenos de semillas :
« Son de morera, me dijo, un árbol muy generoso del que se pueden
sacar infinitos provechos y cuyas hojas sirven de alimento a los gusanos de
seda... Estoy esperando dentro de un momento a un profesor, especialista en
moreras, para hablar de este asunto. »
« Veo que no para usted de
estudiar. », le dije. « Los dirigentes políticos, me respondió Fidel,
cuando están activos carecen de tiempo. Ni siquiera pueden leer un libro. Una
tragedia. Pero yo, ahora que ya no estoy en la política activa, me doy cuenta
de que tampoco tengo tiempo. Porque el interés por un problema te lleva
a interesarte por otros temas relacionados. Y así vas acumulando lecturas,
contactos, y pronto te das cuenta de que el tiempo te falta para saber un poco
más de tantas cosas que quisieras saber... »
Las dos horas y media
pasaron volando. Empezaba a caer la tarde sin crepúsculo en La Habana, y el
Comandante aún tenía otros encuentros previstos. Me despedí con cariño de él y
de Dalia. Particularmente
feliz por haber constatado que sigue teniendo Fidel su espectacular entusiasmo
intelectual de siempre.
[ii] http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/02/11/nueve-horas-de-dialogo-con-el-lider-de-la-revolucion/
[iii] Léase, en particular, Fidel Castro : «
Las verdades objetivas y los sueños », Cubadebate, La Habana, 14 de
agosto de 2013.
http://www.cubadebate.cu/fidel-castro-ruz/2013/08/14/las-verdades-objetivas-y-los-suenos/
[iv] Titulo
de la edición cubana de « Fidel Castro. Biografía a dos voces », Debate,
Barcelona, 2006.
[v] Todas las citas de Fidel Castro
en este artículo son de memoria ; no son textuales. Se trata de una
reconstrucción a posteriori basada en los recuerdos del autor. En ningún
caso pueden atribuirsele tal cual a Fidel Castro.
[vi] Fidel Castro, «
Mandela ha muerto ¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid? », Cubadebate,
18 de diciembre de 2013.
http://www.cubadebate.cu/fidel-castro-ruz/2013/12/19/articulo-de-fidel-mandela-ha-muerto-por-que-ocultar-la-verdad-sobre-el-apartheid/
[vii] Léase, en particular :
Alex Castro et alii, « Fidel, fotografías », Ediciones Boloña, La
Habana, 2012.
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