&&&&&
Por supuesto, en el 2013 pasaron muchas
otras cosas, imposibles de examinar en detalle aquí.
Permítasenos simplemente mencionar la importancia de los diálogos de paz entre
el gobierno de Juan M. Santos y las
FARC, alentados por el clamor popular que en Colombia exige el fin del
conflicto armado y las expectativas en torno a las elecciones presidenciales de
Mayo del 2014; la crisis domínico-haitiana,
desatada por las racistas normas denegatorias de la nacionalidad a los hijos de
haitianos nacidos en la República Dominicana; las elecciones del pasado 27 de Octubre en Argentina,
sembrando de dudas la continuidad del proceso abierto en el 2003; el triunfo de
Michelle Bachelet, regresando a la
presidencia de un Chile desquiciado por el holocausto social del
neoliberalismo; la persistencia y profundización de la crisis en México, a veinte años del “grito” de
los Zapatistas en Chiapas;
La vigorosa e inesperada irrupción de
grandes manifestaciones de masas en Brasil, a poco más de un año de las
presidenciales de Octubre de 2014, conmoviendo la estolidez de un orden social
profundamente injusto y rabiosamente oligárquico; la aplastante victoria de la Alianza País en las elecciones legislativas
del Ecuador, que le permitieron a Rafael Correa obtener una mayoría
absoluta en la Asamblea Nacional; la
lenta pero irreversible implementación de los nuevos “lineamientos” en la
economía cubana, orientados a actualizar y fortalecer los fundamentos
materiales de la Revolución; la consolidación del liderazgo de Evo Morales en Bolivia,
de cara a las elecciones del próximo Octubre; la integración plena de Venezuela al Mercosur, ya con el voto
favorable del Senado paraguayo, y la valerosa resistencia de los pueblos ante
los estragos de la gran minería a cielo abierto, el “fracking” y el auge del agro-negocio mono-productor (soja, caña de
azúcar, palma africana, etcétera) son datos que también marcaron la agenda del año que finaliza y que
merecerían un análisis detallado que no podemos hacer aquí.
/////
Dr. Atilio Boron. Sociólogo. Politólogo. Académico Argentino. "Militante" histórico de la Revolución Cubana.
***
SOCIÓLOGO. POLITÓLOGO. ATILIO BORON. 2013 UN BALANCE PROVISORIO.
*****
Atilio A.
Boron.
Jueves 2 de
enero del 2014.
El año
que terminó fue pródigo en acontecimientos que dejaron profundas huellas en el
sistema internacional. A la hora de reseñarlos la mirada del analista siempre
es situada; no existe una observación que pueda independizarse de los
condicionamientos que la geografía y el tiempo histórico ejercen sobre el
observador. Nuestra mirada, desde el “aquí y ahora” de Nuestra América,
seguramente será diferente de la que pueda tener alguien situado en Europa,
Asia o África.
Hecha
esta necesaria salvedad metodológica previa digamos que el acontecimiento más
trascendente que marca con tristeza el año que finaliza fue la muerte del
Comandante Hugo Chávez Frías. El líder bolivariano fue una verdadera fuerza de
la naturaleza: un huracán que con su fervor antiimperialista, su visión
estratégica de la lucha que debía librarse contra el imperio y su incansable
protagonismo reconfiguró decisivamente el mapa sociopolítico del área. Chávez
fue el gran mariscal de la batalla del ALCA, derrotando al principal proyecto
de Estados Unidos para completar el sometimiento de América Latina y el Caribe
a sus intereses. Y fue también el hombre que llenó de propuestas lo que hasta
su irrupción en la vida política de la región era una agradable pero inofensiva
retórica latinoamericanista, huérfana de contenidos concretos. Para Chávez esta
tenía que ser una convocatoria a la unidad de América Latina y el Caribe,
unidad y no tan sólo integración; debía ser, tras las huellas de la Revolución
Cubana, el ámbito de creación de un internacionalismo solidario que se
traduciría en proyectos concretos como el Banco del Sur, Petrocaribe, TeleSUR,
UNASUR y la CELAC, entre tantos otros. Su muerte, en circunstancias que aún no
han sido aclaradas, llenó de júbilo al imperialismo y sus aliados, pensando que
con ella se acabaría el chavismo. Sin embargo, y esta es una de las notas más
positivas del año, la desaparición física de Chávez no impidió que el chavismo
volviera a triunfar en las elecciones presidenciales del 14 de Abril
-consagrando a Nicolás Maduro como presidente- y nuevamente, por una rotunda
diferencia de más de un millón de votos, sobre la coalición opositora en las
municipales del 8 de Diciembre. Parece que tendremos Chávez para rato.
Otra
noticia muy importante fue la sorpresiva elevación del Cardenal Jorge Bergoglio
al papado. Personaje complejo, la consagración de este jesuita motivó un áspero
debate que está lejos de apagarse en la Argentina. Jerarca de una iglesia que
fue cómplice de todos los crímenes de la dictadura, hay quienes lo fustigan por
sus actitudes tibias y ambivalentes, sobre todo si se las compara con las que
tuvieron otros obispos como los monseñores Enrique Angelelli –que pagó con su
vida su osadía-, Jaime de Nevares, Jorge Novak o Miguel Hesayne. Esta
sinuosidad de su conducta, síntoma de lo que Antonio Gramsci definiera como
“jesuitismo”, explica las razones por las que junto a sus críticos emergiera
desde las filas de la izquierda, los derechos humanos y la teología de la liberación
un fogoso contingente de defensores de Francisco prestos a señalar las formas
sigilosas con las que el por entonces provincial de los jesuitas protegía a su
rebaño. Más allá de este irresuelto debate, los temores que muchos tenían en el
sentido de que Francisco pudiera convertirse en una ominosa re-encarnación de
Juan Pablo II (quien junto a Ronald Reagan y Margaret Thatcher conformara el
más formidable tridente reaccionario del siglo veinte) hasta ahora han
demostrado ser injustificados. Es más, cierto cambio en el léxico del Pontífice
(como por ejemplo hablar de la “Patria
Grande” en ocasión de la visita de Cristina Fernández de Kirchner al
Vaticano) o su insistente “opción por los pobres” demuestran que ha percibido
con fino olfato los datos de este “cambio de época” y que Venezuela no es
Polonia, ni Ecuador Checoslovaquia. Si aquellos gobiernos de Europa Oriental
sucumbieron ante la arremetida que convergía desde el Vaticano, Washington y
Londres fue porque su déficit de legitimidad los tornaba altamente vulnerables.
El amo imperialista, toma el mundo como su propiedad. Sin embargo, desde América Latina, los pueblos estamos dando una lección revolucionaria. La revolución no es calco, ni copia, es creación histórica de nuestros pueblos. El imperialismo al final será derrotado, pero, ahora en democracia.
***
Bien
distinta es la situación de los gobiernos de izquierda en Sudamérica, donde Bolivia, Ecuador y Venezuela cuentan
con una legitimidad popular incomparablemente superior a la que jamás gozaron
sus supuestas contrapartes europeas. En pocas palabras: el Vaticano no ignora
que los cambios acaecidos en Latinoamérica y el Caribe desde los albores del
siglo veintiuno ya no tienen vuelta atrás. En El 18 Brumario de Luis Bonaparte
Marx evoca la intervención del Cardenal Pierre d'Ailly en el Concilio de
Constanza (1414-1418) cuando ante las quejas de los puritanos por la vida
licenciosa de los papas respondiera con voz tonante “¡Cuando sólo el demonio en
persona puede salvar a la Iglesia católica, vosotros pedís ángeles!” La
situación actual de la Iglesia es mucho peor que la que tanto preocupara a
d’Ailly: interminable hemorragia de la feligresía, escándalos por pederastia,
millonarios juicios de las víctimas y bancarrota de las iglesias abrumadas por
el pago de enormes indemnizaciones, manejos mafiosos del banco del Vaticano, el
papel de la mujer en la Iglesia y el cuestionamiento cada vez más militante del
celibato sacerdotal configuran una agenda que difícilmente le dejen tiempo a
Francisco para organizar la dispersa y confusa derecha latinoamericana,
suponiendo que quisiera hacerlo. Pero para eso está “la embajada.”
Otro
acontecimiento de gran trascendencia fue la re-emergencia de Rusia como un
principal actor de la política mundial. La Unión Soviética lo había sido en el
casi medio siglo transcurrido desde finales de la Segunda Guerra Mundial. El
“orden bipolar” de la época le asignaba un protagonismo fundamental, pero
cuando se produjo el hundimiento de la URSS en 1991-92 el estado sucesor,
Rusia, quedó completamente marginado de los principales escenarios de la
política internacional. Esto dio pie a que algunos publicistas del imperio se
solazaran con la ilusión de que allí comenzaba el “nuevo siglo
(norte)americano” y no ahorraron descalificaciones humillantes, incluso algunas
de tono racista, en contra de los rusos, como Vladimir Putin se encarga de
recordar una y otra vez. El sueño del “nuevo siglo americano” duró muy poco y
con los atentados del 11-S se convirtió en una insoportable pesadilla. Rusia,
que nunca había dejado de ser una potencia atómica –nimiedad olvidada por los
apologistas del “nuevo orden mundial” alentado por George Bush padre- y que
venía acumulando fuerzas desde comienzos del siglo, irrumpió abruptamente en el
escenario mundial otorgándole asilo político nada menos que a Edward Snowden,
el enemigo público número uno de Washington y, después, torciéndole el brazo a
Barack Obama y su escudero, John Kerry, haciéndoles abortar sus planes de
bombardear Siria. Por si lo anterior fuera poco, su claro apoyo a Teherán
aventó también un desenlace bélico por la cuestión del programa nuclear iraní,
en una crisis alentada hasta el paroxismo por el régimen israelí y sus
impresentables compinches en el área, especialmente Arabia Saudita. Con tres
gestos Moscú demostró que las bravuconadas de Washington carecían de sustancia
real y podían ser neutralizadas en beneficio de la paz y el imperio del derecho
internacional.
La impetuosa re-emergencia de Rusia sumada a la ya consolidada gravitación de China en la economía y la política mundiales terminó por cristalizar significativas modificaciones en el gran tablero geopolítico internacional. Cambios éstos que favorecen los proyectos emancipatorios de Nuestra América porque el derrumbe del unipolarismo norteamericano y la acelerada –y por lo que parece, irreversible- edificación de una estructura multipolar de poder mundial abre nuevos e inéditos márgenes de maniobra para los países de América Latina y el Caribe, tradicionalmente sometidos al yugo estadounidense. Al evidente debilitamiento del poderío global de los Estados Unidos -reconocido nada menos que por el más significativo intelectual del imperio, Zbigniew Brzezinski- y del cual el cierre de sus oficinas gubernamentales por dos semanas es apenas uno de sus muchos síntomas se le suma el agotamiento del proyecto europeo, sacrificado en el altar de la banca alemana, todo lo cual hace del mundo un espacio mucho más abierto e indeterminado cuyos resquicios y contradicciones ofrecen una magnífica oportunidad para que los pueblos de Nuestra América avancen resueltamente hacia la conquista de su segunda y definitiva independencia.
La impetuosa re-emergencia de Rusia sumada a la ya consolidada gravitación de China en la economía y la política mundiales terminó por cristalizar significativas modificaciones en el gran tablero geopolítico internacional. Cambios éstos que favorecen los proyectos emancipatorios de Nuestra América porque el derrumbe del unipolarismo norteamericano y la acelerada –y por lo que parece, irreversible- edificación de una estructura multipolar de poder mundial abre nuevos e inéditos márgenes de maniobra para los países de América Latina y el Caribe, tradicionalmente sometidos al yugo estadounidense. Al evidente debilitamiento del poderío global de los Estados Unidos -reconocido nada menos que por el más significativo intelectual del imperio, Zbigniew Brzezinski- y del cual el cierre de sus oficinas gubernamentales por dos semanas es apenas uno de sus muchos síntomas se le suma el agotamiento del proyecto europeo, sacrificado en el altar de la banca alemana, todo lo cual hace del mundo un espacio mucho más abierto e indeterminado cuyos resquicios y contradicciones ofrecen una magnífica oportunidad para que los pueblos de Nuestra América avancen resueltamente hacia la conquista de su segunda y definitiva independencia.
Nuestro saludo fraterno, solidario y revolucionario en el 55 Aniversario de la Histórica y Gloriosa Revolución Cubana. el 1 de enero de 1959, Fidel, el Che y los revolucionarios cubanos escribían una página de gloria para la humanidad. Su ejemplo, lucha, unidad y compromiso revolucionario siempre permanecerán como pedestal histórico en nuestras vidas.
***
Por
supuesto, en el 2013 pasaron muchas otras cosas, imposibles de examinar en
detalle aquí. Permítasenos simplemente mencionar la importancia de los diálogos
de paz entre el gobierno de Juan M. Santos y las FARC, alentados por el clamor
popular que en Colombia exige el fin del conflicto armado y las expectativas en
torno a las elecciones presidenciales de Mayo del 2014; la crisis
domínico-haitiana, desatada por las racistas normas denegatorias de la
nacionalidad a los hijos de haitianos nacidos en la República Dominicana; las
elecciones del pasado 27 de Octubre en Argentina, sembrando de dudas la
continuidad del proceso abierto en el 2003; el triunfo de Michelle Bachelet,
regresando a la presidencia de un Chile desquiciado por el holocausto social
del neoliberalismo; la persistencia y profundización de la crisis en México, a
veinte años del “grito” de los Zapatistas en Chiapas;
La
vigorosa e inesperada irrupción de grandes manifestaciones de masas en Brasil,
a poco más de un año de las presidenciales de Octubre de 2014, conmoviendo la
estolidez de un orden social profundamente injusto y rabiosamente oligárquico;
la aplastante victoria de la Alianza País en las elecciones legislativas del
Ecuador, que le permitieron a Rafael Correa obtener una mayoría absoluta en la
Asamblea Nacional; la lenta pero irreversible implementación de los nuevos
“lineamientos” en la economía cubana, orientados a actualizar y fortalecer los
fundamentos materiales de la Revolución; la consolidación del liderazgo de Evo
Morales en Bolivia, de cara a las elecciones del próximo Octubre; la
integración plena de Venezuela al Mercosur, ya con el voto favorable del Senado
paraguayo, y la valerosa resistencia de los pueblos ante los estragos de la
gran minería a cielo abierto, el “fracking” y el auge del agro-negocio mono-productor
(soja, caña de azúcar, palma africana, etcétera) son datos que también marcaron
la agenda del año que finaliza y que merecerían un análisis detallado que no
podemos hacer aquí.
A lo
anterior hay que agregar la continuación de la agresión imperialista y la
guerra civil en Siria, donde Al Qaida, con la bendición y el apoyo de la Casa
Blanca (perdón, ¿no había sido esta organización la que tramó y ejecutó el
atentado del 11-S?) lucha codo a codo con los mercenarios sauditas, yemenitas e
israelíes que procuran acabar con el régimen de Bashar al-Assad; tomar también
nota del golpe militar pro-norteamericano en Egipto, en contra del gobierno de
Mohammed Morsi y la Hermandad Musulmana, no suficientemente pro-norteamericano
según el gusto de Washington; la intervención armada de tropas francesas en
Mali para contener a los fundamentalistas islámicos aliados de Al Qaida (¡a la
vez que París apoya a esta organización en Siria y François Hollande se ofrece
impúdicamente a colaborar con Estados Unidos en el bombardeo de ese sufrido
país!) y, finalmente, la muerte de Nelson Mandela, comunista de toda su vida
que liquidó el “apartheid” sudafricano utilizando, según las circunstancias y
el momento histórico, tácticas violentas y pacíficas, siendo por eso
incorporado a una lista de “terroristas” por Estados Unidos hasta Julio del
2008. Después de su muerte Mandela tuvo que resistir una tremenda operación
mediática que se quiso apropiar de su memoria y presentarlo como un ingenuo y
conciliador pacifista, un “adorador de la legalidad” de un estado racista y
ocultando groseramente los datos históricos que jalonan su impresionante
biografía de lucha por todos los medios que fueran idóneos para el éxito de su
empresa liberadora.
Para concluir, hoy, ya en vísperas del 2014, debemos celebrar con inmensa alegría el 55º aniversario del triunfo de la Revolución Cubana -un acontecimiento “histórico-universal”, como seguramente lo hubiera caracterizado el viejo Hegel- que inauguró una nueva era en la lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe, África y Asia por su definitiva emancipación. Una Cuba que resiste y resistirá cuanto bloqueos y sabotajes le aplique Estados Unidos, y que demuestra cada día, cada hora, que el imperialismo no es invencible y que puede ser derrotado. Por eso su papel en los procesos de liberación de los pueblos del tercer mundo coloca a la isla caribeña en un sitial semejante al que Francia supo ocupar, luego de la Revolución Francesa, como el faro orientador de quienes luchaban por sacudirse el yugo del absolutismo dinástico. Cuba es la Francia de nuestros días y tiene todo el derecho del mundo para celebrar con alegría un nuevo aniversario de la triunfal jornada del 1º de Enero de 1959. ¡Salud Cuba, y hasta la victoria siempre!
Para concluir, hoy, ya en vísperas del 2014, debemos celebrar con inmensa alegría el 55º aniversario del triunfo de la Revolución Cubana -un acontecimiento “histórico-universal”, como seguramente lo hubiera caracterizado el viejo Hegel- que inauguró una nueva era en la lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe, África y Asia por su definitiva emancipación. Una Cuba que resiste y resistirá cuanto bloqueos y sabotajes le aplique Estados Unidos, y que demuestra cada día, cada hora, que el imperialismo no es invencible y que puede ser derrotado. Por eso su papel en los procesos de liberación de los pueblos del tercer mundo coloca a la isla caribeña en un sitial semejante al que Francia supo ocupar, luego de la Revolución Francesa, como el faro orientador de quienes luchaban por sacudirse el yugo del absolutismo dinástico. Cuba es la Francia de nuestros días y tiene todo el derecho del mundo para celebrar con alegría un nuevo aniversario de la triunfal jornada del 1º de Enero de 1959. ¡Salud Cuba, y hasta la victoria siempre!
*****
Atilio A. Boron es Director del PLED,
Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales del
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario