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El mundo capitalista está en serios aprietos, riesgo y peligro de
perderlo todo, porque no encuentra una salida a su crisis. Es realmente una crisis de larga duración, en
doble W y por tanto tardará mucho tiempo
para encontrar o construir una Salida. Mientras la crisis y sus consecuencias siguen
destruyendo hogares, familias, trabajo, salarios, educación, salud, deporte, tecnología,
investigación científica, etc. La crisis
multidimensional que viene destruyendo el modelo financiero especulativo,
del llamado capitalismo salvaje – la
primera etapa de la globalización neoliberal – nos permite tener una mirada
diferente hacia el tiempo histórico y político que viene desde la segunda mitad
de la primera década del nuevo milenio –
2007, sin tomar en cuenta la crisis del las Industrias.com de inicios del milenio -, crisis para unos estructural multidimensional, para
nosotros una Triple Crisis, estructural
multidimensional, explicada desde la estructura económico-financiera – crisis de los
bancos, aseguradoras, bolsas, Wall Street,- crisis de las hipotecas y en general de la industria inmobiliaria;
crisis industrial, - metal-mecánica, aviación, petróleo, - crisis del cambio
climático global – crisis del agua, de la salud, de la industria
farmacéutica, alimenticia, crisis de las tierras de cultivo; crisis de la Confianza, la misma que se manifiesta en crisis social,
política, cultural, ética, moral, ambiental e institucional. Hoy estamos
hablando a nivel global de la Poli-crisis, que sumado a los anteriores, en el
epicentro de la crisis han emergido otros grandes problemas económico-sociales
y políticos: como el envejecimiento de la población – en especial Europa y China -, el surgimiento
de nuevos “enclaves” de extrema pobreza, producto de la crisis mundial: Europa,
Estados Unidos, el “Cuerno del África”,
etc. Además la sociedad del riesgo global, no sólo por el avance y mundialización de la “economía criminal”
– como el lavado de activos, el terrorismo y el narcoterrorismo, la corrupción,
la evasión de impuestos, prostitución – de menores – y el avance de la
criminalidad – inseguridad ciudadana – los
Estados fallidos y los Narco-Estados. Por ello consideramos, que es una
crisis para largo tiempo, o/y en sus entrañas está gestando algo nuevo, diferente
y superior: la
construcción de una nueva civilización humana.
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El
capitalismo moderno ha llegado al final de su camino. No es capaz de sobrevivir
como sistema,” ...“Lo que estamos viendo es la crisis estructural del sistema.
Una crisis estructural que comenzó en la década de los setentas del siglo XX y
que mantendrá sus nefastos estertores por diez, veinte o cuarenta años. No es
una crisis a resolver en el curso de un año o un momento. Se trata, pues, de la
mayor crisis de la historia. Estamos en la transición a un sistema nuevo y la
lucha política real que se ha desatado en el mundo con el repudio de la gente,
no plantean el nuevo curso del capitalismo, sino sobre el sistema que habrá de
reemplazarle”. Inmanuel Wallerstein.
LA CRISIS MUNDIAL NO AFLOJA.
Habla JOHN BOWLER de la Unidad de Inteligencia
de The Economist.
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El mundo
sigue sin recuperarse de la crisis de 2008. En 2013 la Eurozona no despegó,
EE.UU. creció con altibajos, China se desaceleró y hasta las economías
emergentes, pilares del crecimiento en 2012, tuvieron un flojo desempeño.
Marcelo Justo.
Desde
Londres. Lunes 6 de enero del 2014.
Como todo comienzo de
año, este es pletórico de vaticinios para la economía mundial. La mayoría se
ubica en torno de un crecimiento global del 3,6 por ciento, un 0,7 por ciento
más que el año pasado. Los análisis económicos se caracterizan por no dar en el
blanco en ese arte casi imposible de las predicciones, pero más allá de los
porcentajes que se manejan está claro que el mundo sigue sin recuperarse de la
crisis de 2008. En 2013 la Eurozona no despegó, EE.UU. creció con altibajos,
China se desaceleró y hasta las llamadas economías emergentes, que habían
sostenido el crecimiento en 2012, tuvieron un flojo desempeño. Página/12
dialogó con John Bowler, director de Análisis de Países de la Unidad de
Inteligencia del semanario The Economist, quien planteó un panorama complicado
para este 2014.
–A cinco años de la
caída de Lehman Brothers y el estallido financiero mundial, la economía global
no termina de despegar. ¿Hay alguna señal de que este 2014 será diferente?
–El crecimiento global
fue anémico en 2013. En Estados Unidos hubo ajuste fiscal y problemas políticos
en el Congreso por el presupuesto. Estimamos que el crecimiento estadounidense
de 2013 es del 1,6 por ciento. Con la Eurozona, el gran mérito fue que la
intervención del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, cuando
dijo que haría todo lo necesario para salvaguardar a la moneda única europea,
calmó a los mercados financieros que dejaron de especular con la caída del
euro, pero en términos de recuperación económica, aunque la zona en conjunto
salió de la recesión, su crecimiento es inexistente. China también mejoró en la
segunda mitad, pero está embarcada en un cambio de modelo tal que ya no
volveremos a tener esas tasas gigantescas de crecimiento. Si a esto le
agregamos que los mercados emergentes, entre ellos Brasil, India y Rusia,
tuvieron muchos problemas, vemos que el panorama que deja 2013 no es muy
positivo. Calculamos que 2014 será un poco mejor para las economías
desarrolladas, pero hay muchas incertidumbres en el camino.
–En diciembre el
presidente saliente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, anunció una reducción
de 10 mil millones de dólares mensuales en los estímulos financieros. ¿Qué
impacto tendrá esto en Estados Unidos y el mundo?
–Es una de las claves de
este año. Inevitablemente va a haber cierta volatilidad. No olvidemos que este
ha sido el experimento más grande de inyección monetaria de la historia. La
Reserva Federal ha estado adquiriendo títulos por valor de unos 80 mil millones
de dólares mensuales desde 2012 y una buena parte de este dinero ha terminado en
inversiones especulativas y mercados emergentes. Creo que la sucesora de
Bernanke en el cargo, Janet Yellen, continuará con un retiro muy gradual de los
estímulos monetarios acompañado de una política de anticipar las tasas de
interés a futuro para que este retiro gradual no sea traumático. Pero va a ser
un ajuste monetario, no hay manera de evitarlo. Y esto suele tener
consecuencias. Las tuvo en 1994-95 con la crisis de Tequila que tuvo un fuerte
impacto en países como Argentina y se produjo después de un ciclo de ajuste
monetario de la Reserva Federal. La diferencia es que esta vez la política será
más gradual que con el Tequila.
–Otra de las claves va a
ser la Euro-zona. Los mercados financieros se calmaron en 2013, pero si la
economía no crece puede haber turbulencia no sólo financiera, sino política. En
Grecia, por ejemplo, el líder de Syriza advirtió que si el gobierno pierde las
euro-elecciones de mayo, va a caer y él buscará renegociar los rescates con la
troika, posición que para muchos aceleraría la salida de Grecia del euro y con
ello un posible efecto contagio.
–El gran mérito en 2013
fue que el euro sobrevivió. El peligro es que los políticos crean que pueden
seguir haciendo lo mismo hasta que pase la tormenta. La realidad es que el
malestar social puede explotar en cualquier momento. En mayo la legitimidad de
muchos gobiernos puede quedar seriamente cuestionada. El caso de Grecia es el
más obvio. Si a esto se le suman economías que no crecen y tienen un altísimo
nivel de desempleo, lo menos que se puede anticipar de la votación en mayo es
un voto protesta. Y lo que no se ve por el momento son pasos concretos para
apuntalar la unión monetaria y económica. La Eurozona necesita una unión
bancaria y una mutualización de las deudas, que Alemania no quiere contemplar.
Así las cosas, no se puede descartar una desintegración de la Eurozona que
comience con defaults de países altamente endeudados con un fuerte impacto para
el sistema bancario. No pensamos que sea el escenario más probable, pero desde
ya que no se puede descartar, algo que puede tener un impacto global muy
desestabilizador.
–Estas deficiencias de
las economías desarrolladas fueron compensadas desde 2008 por China y en menor
medida por el Brics y otras economías emergentes. En el caso de China está
claro que ya no va a seguir teniendo un crecimiento de dos dígitos.
–Hay una desaceleración
del crecimiento que continuará de aquí en más. En 2013 el crecimiento fue del
7,7 por ciento, en 2014 calculamos un 7,5 por ciento y a mediano plazo, digamos
2018, estimamos que crecerá un 6 por ciento. Esto tendrá un impacto porque la
economía mundial anduvo bien cuando China crecía dos dígitos, pero este
crecimiento se basaba en altísimos niveles de inversión y exportaciones, algo
que creaba desequilibrios globales. La preocupación con China es el sector
financiero y el crecimiento de su deuda en el sector bancario en la sombra. En
este sentido, China representa un riesgo potencial.
–Estos problemas en
Estados Unidos, la Unión Europea y China, ¿cómo van a afectar a América latina?
–América
latina no está “de-sacoplada” de los vaivenes globales. La demanda europea ha
sido muy pobre en los últimos años, algo que empieza a tener un efecto
acumulado en la región. En Estados Unidos no ha habido un crecimiento de la importación
porque su crecimiento se ha basado más en un modelo fabril doméstico. Y la
demanda china ha disminuido, algo que está afectando a la baja los precios de
las materias primas, aunque éstos todavía se mantienen en niveles
históricamente altos. A estos fenómenos se añaden los vaivenes de la política
monetaria estadounidense que han causado volatilidad financiera con una
depreciación de las monedas desde mayo del año pasado y presiones
inflacionarias para la región. Acá ha habido diferentes reacciones. México,
Chile y Perú cortaron las tasas de interés mientras que Brasil las elevó para
combatir la inflación. Argentina fue una de las economías latinoamericanas que
más crecieron en 2013 después de Panamá y Perú. El crecimiento fue de un 5,1
por ciento, pero estimamos que crecerá un 2,3 por ciento en 2014. En cuanto a
la región en su conjunto, creemos que tiene una mayor solidez financiera que en
el pasado y que el crecimiento será mayor este año que en 2013, siempre y
cuando las economías
desarrolladas mejoren también su desempeño y no se empantanen con algunos de
los problemas que señale antes.
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