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¿Qué interés hay en estudiar la
filosofía –se pregunta Ludwig Wittgenstein- si eso no mejora nuestro modo de
pensar las cuestiones importantes de la vida de todos los días, si nonos hace
más conscientes que un periodista cualquiera en la utilización de ciertas
expresiones que emplea “la gente de esta especie”?. El mensaje sociológico
puede permitir que se conozca el origen social de las desdichas en todas sus
formas, incluso la más íntimas y secretas; lo que el mundo social ha hecho, el
mundo social, armado de este saber, puede ¿Qué interés hay en estudiar la
filosofía –se pregunta Ludwig Wittgenstein- si eso no mejora nuestro modo de
pensar las cuestiones importantes de la vida de todos los días, si nonos hace
más conscientes que un periodista cualquiera en la utilización de ciertas
expresiones que emplea “la gente de esta especie”?. El mensaje sociológico
puede permitir que se conozca el origen social de las desdichas en todas sus
formas, incluso la más íntimas y secretas; lo que el mundo social ha hecho, el
mundo social, armado de este saber, puede des hacerlo. La presente obra reúne
testimonios que dieron hombres y mujeres en relación con sus existencias y la
dificultad de vivir.
Sociólogo
Pierre-Félix Bourdieu -. Denguín Francia, 1 de agosto de 1930. París 23
de enero del 2002. Francia. Fue uno de los más destacados representantes de la
Sociología de nuestro tiempo, el cual logra reflexionar sobre la sociedad
introduciendo y/o rescatando una batería conceptual e investigando de manera
sistemática sobre lo que desde su ojo crítico a simple vista suele parecernos
algo trivial, como parte de nuestra cotidianidad.
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Un equipo de sociólogos dirigido por Pierre Bourdieu
trabajó durante tres años en la realización de entrevistas, que se presentan
acompañadas por análisis teóricos y planteamientos metodológicos que transmiten
los elementos necesarios para comprender la posición de la persona interrogada
sin establecer respecto a ella una distancia que la reduzca al estado de
curiosidad entomológica. Cumpliendo lo que es, según Wittgenstein, la meta de la filosofía, al analizar los llamados “lugares difíciles” –los conjuntos
urbanísticos y la escuela- los autores reemplazan las imágenes simplistas y
unilaterales que utiliza la prensa por una representación compleja y múltiple,
y abandonan el punto de vista único y central en beneficio de la pluralidad de
perspectivas, coexistentes y a veces rivales. La urbanización, la escuela, el
trabajo social, el subproletariado, el universo de los empleados, el de los
campesinos y artesanos, la familia, etcétera; la crónica de un joven militante del
Frente Nacional, de la profesora de un colegio ubicado en una zona
desfavorecida, de un comerciante vinatero arruinado, de los inmigrantes y de
aquellos a quienes se sigue llamando “inmigrantes” aunque hayan nacido en
Francia: todas éstas son las múltiples perspectivas que constituyen ese espacio
en el cual los autores no sólo hacen propio el precepto spinoziano “No
lamentar, no reír, no detestar, sino comprender”, sino que brindan al lector
los medios para respetarlo. Es de esperar que la acción política se valga de
los medios racionales que le provee la ciencia: nada es menos inocente que el
laissez-faire y toda política que no aproveche plenamente las posibilidades,
por reducidas que sean, que se ofrecen a la acción y que la ciencia puede
ayudar a descubrir, puede considerarse como culpable de no asistencia a una
persona en peligro.
Formas de
pobreza vigentes. Carpas para personas “sin techo” en París. Pero vamos más
allá y encontramos parte de la pobreza extrema hoy en los llamados los tres “sin”.
Los sin techo, los sin papeles y los sin trabajo. Por lo general migrantes
ilegales.
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PIERRE BOURDIEU: la miseria de los otros, la de
todos.
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Sociología. El sociólogo francés organizó una obra en los
90 que hoy se vuelve a leer. El libro pone en evidencia las consecuencias del
neoliberalismo y cuestiona la idea de igualdad de oportunidades.
Revista de Cultura Ñ. Ideas Viernes 28 de
febrero del 2014.
MARINA OYBIN.
En 1993 Pierre Bourdieu dirigió y publicó una obra
colectiva que iba a despertar la atención del mundo académico y también de la
sociedad francesa en primer lugar y luego en otros países como el nuestro. En La
Miseria del mundo, Bourdieu reunió testimonios de hombres y mujeres con
profundas dificultades sociales en sus vidas en Francia, a principios de los
90. El exhaustivo trabajo, que incluye una voluminosa serie de entrevistas y
análisis, y que llegó a ser un best-séller que vendió cien mil ejemplares en
poco tiempo, ha sido reeditado (FCE). Es una obra fundamental para la
sociología global y, claro, para la formación de los cientistas sociales
argentinos. Cuatro sociólogos locales elogiaron, analizaron la recepción del
texto en Francia y, en algún caso, cuestionaron su metodología. Es decir,
abordaron una pregunta clave de la sociología respecto de la distancia con el
entrevistado. Bourdieu no tuvo empacho en contradecir las corrientes positivistas
de entonces que exigían una distancia extrema con el objeto de estudio. El
libro también sirvió para provocar esta polémica y sacudir las raíces
académicas de la investigación y llegar a una síntesis metodológica que con el
tiempo, lógicamente, también se iba a cuestionar. El libro está vigente:
analiza el sufrimiento social producto de transformaciones estructurales aún
vivas y disecciona transformaciones estructurales.
Dirigido por Bourdieu, un equipo de más de quince
prestigiosos sociólogos, como Patrick Champagne o Loïc D. Wacquant, trabajó
durante tres años haciendo entrevistas que se presentan acompañadas por
análisis teóricos y metodológicos. Hay también entrevistas y análisis
realizados por el propio Bourdieu. Son testimonios intensos en relación a la
dificultad que presentan algunos grupos para vivir plenamente. Las entrevistas,
profundas, que llegan al núcleo del objeto de estudio, permiten acercarse a los
actores sociales, a la miseria de otros, cuyos sentimientos devienen próximos.
PIERRE BORDIEU.- EL OFICIO DEL SOCIÓLOGO. Debido a que los límites entre el saber y la Ciencia son, en la Sociología, más imprecisos que n cualquier otra disciplina, se impone el esfuerzo por examinarla a través de los principios generales proporcionados por el saber epistemológico. Se incluyen textos sociológicos que enuncian lo esencial del pensamiento científico, de su evolución y de su futuro.
*****
“No lamentar, no reír, no detestar, sino
comprender. De nada serviría que el sociólogo hiciese suyo el precepto
spinoziano si no fuera también capaz de brindar los medios de respetarlo. Ahora
bien, ¿cómo facilitar los medios de comprender, es decir, de tomar a la gente
como es, sino ofreciendo los instrumentos necesarios para aprehenderla como
necesaria, para necesitarla, al relacionarla metódicamente con las causas y las
razones que tiene para ser lo que es? ¿Pero cómo explicar sin sujetar con
alfileres? Cómo evitar, por ejemplo, dar a la transcripción de la entrevista,
con su preámbulo analítico, el aspecto de un protocolo de caso clínico
precedido por un diagnóstico clasificatorio?”, escribe Bourdieu.
Los ensayos y entrevistas permiten develar
situaciones que vuelven verdaderamente miserable la vida de estos hombres y
mujeres. Uno percibe que se trata de sujetos inmersos en estructuras sociales
que comprimen sus vidas y las hacen dramáticas. Al tiempo, el Estado se aleja
cada vez más. Son vidas que quizás podrían haberse vivido de otro modo, pero
que sólo llegan a ser grises.
El mundo cercano.
Bourdieu analiza cómo las nuevas transformaciones
estructurales producen situaciones de sufrimiento social y de miserabilidad en
amplísimas franjas de la población. No sólo en sectores marginales, sino en
distintas categorías. A través de este libro uno puede acercarse a la miseria
de una familia de inmigrantes argelinos en Francia, a los vecinos de una comuna
operaria en los suburbios de París, a una mujer policía, un magistrado, un
obrero comunista, una secretaria, un obrero especializado delegado de la CGT. Y
la lista sigue con ejecutivos desocupados, estudiantes de los suburbios de
París y una profesora de letras, entre muchos otros.
Con La
miseria...
, el sociólogo francés plantea la responsabilidad
pública del intelectual. Imposible quedarse callado ante la situación que se
vive. Lucas Rubinich, sociólogo, profesor de Sociología de la Cultura y
Sociología General en la carrera de Sociología en la UBA, señala que lo valioso
en esta obra es que sin perder la especificidad académica, Bourdieu intentó un
diálogo con la sociedad. Ve en ese diálogo una relación con la responsabilidad
pública del académico: no puede quedarse con ese conocimiento al interior de su
propio grupo, tiene que salir y comunicarlo porque está previendo una
catástrofe para grupos sociales enteros.
Denis Baranger, autor del libro Epistemología y
metodología en la obra de Pierre Bourdieu dice: “Recientemente Patrick
Champagne, integrante del equipo de investigación, señalaba en una conferencia
cómo, aún cuando la sociología ha tenido siempre alguna vocación política, hubo
en este caso una intención consciente de que sus resultados fueran directamente
apropiables por la sociedad. El libro es un ejemplo de sociología pública, como
Michael Burawoy denominaría luego a un estilo de sociología consistente en
conocimiento reflexivo dirigido a una audiencia extra académica, sin que esto
signifique desmerecer su valor para los científicos sociales, claro está”.
“Su preocupación –explica Rubinich– era cómo
intervenir más allá de lo académico, cómo se puede relatar el sufrimiento de
las poblaciones producto de las transformaciones estructurales del
neoliberalismo. Hay una decisión de encontrar estrategias que permitan dar
cuenta del sufrimiento de la manera más cruda posible: darle voz a los agentes
sociales”.
Emilio Tenti Fanfani, investigador principal del
Conicet y profesor titular de Sociología de la Educación en la Facultad de
Ciencias Sociales (UBA), sostiene que la importancia de este trabajo, desde el
punto de vista sociológico, radica en que, contrariamente a lo que solía
afirmarse de la obra de Bourdieu –que era estructuralista y privilegiaba las
dimensiones objetivas del análisis social (las cuestiones macro)– esta vez se
adentra en las percepciones, en las representaciones, en las vivencias de
actores que son representantes típicos de categorías sociales que sufren la
cuestión social en la Francia contemporánea.
Como en una conjura, el análisis sociológico de La
miseria del mundo viene a demostrar que muchos de los padecimientos no son
culpa de quienes los sufren. De este modo, como sostiene Tenti Fanfani, el
análisis sociológico puede tener cierto efecto terapéutico sobre los grupos que
padecen. El sociólogo trata de mostrar que estas personas no son culpables de
su miseria. Los libera de la culpa. ¿A qué tipo de miseria nos referimos? “No
se trata de pobreza absoluta, esto es ausencia de recursos para satisfacer
necesidades básicas, sino de pobreza relativa: la relación entre expectativas,
aspiraciones, tendencia a la realización personal, lo que algunos llaman las
necesidades post materialistas”, explica Tenti Fanfani. Son necesidades que
exceden la vivienda, el alimento y el abrigo: necesidades de realización
personal, sueños, aspiraciones, que encuentran obstáculos.
Impacto de la obra.
Para
Rubinich, La miseria..., impactó en todo el campo de las ciencias sociales: “En
Francia, el intelectual es un personaje público. Toda la sociedad francesa tiene
todavía, aunque haya cambios, una mirada del intelectual como una persona
autorizada moralmente para hablar más allá de su especificidad”. En Francia, la
recepción del libro no estuvo limitada al ámbito académico: “Se convirtió en un
best-séller: vendió rápidamente 100 mil ejemplares. Además, algunos fragmentos
de la obra fueron objeto de adaptaciones teatrales en no menos de seis
oportunidades. También fue tema de un debate televisivo de gran audiencia con
la participación de Abbé Pierre (figura emblemática del humanismo católico
francés) y del propio Bourdieu. La obra misma se constituyó en un fenómeno
social y se puede decir que cumplió con los propósitos que se planteaba
Bourdieu”, dice Baranger.
Por su parte, Ricardo Sidicaro, investigador del
Conicet, especialista en teoría sociológica y problemas socio-políticos de la
Argentina, considera que el libro tuvo más impacto en la sociedad civil que en
el mundo académico, en especial en los sectores cultos que habían quedado
huérfanos del marxismo. Por su lado, Rubinich delimita el contexto en que se
produjo esta participación en la esfera política: “Bourdieu, enfant terrible
del pensamiento académico francés como Sartre, salió de los ámbitos
intelectuales para dar batalla en las calles, pero el contexto social fue
diferente. Se relacionaba con Günter Grass y Edward Said, con nadie más. Nadie
se interesaba por su propuesta. La de Bourdieu fue una batalla solitaria,
sostenida en que las estructuras del campo cultural francés todavía habilitaban
al intelectual a tener una voz crítica, aunque no fuera respaldado por
movimientos sociales ni por el propio campo cultural. En términos políticos,
fue una batalla absolutamente solitaria”.
Sidicaro sostiene que es criticable el modo en que
se recolectó la información para el libro: “Hay una implicación directa entre
entrevistado y entrevistador: las técnicas metodológicas de lo que debe ser la
distancia entre entrevistador y entrevistado están rotas. Bourdieu coloca por
delante las palabras de los propios actores. En el abc de la sociología está el
no creerle a los actores: así nace la sociología. Este tipo de giro está
vinculado al interés de plantear un tema en la escena pública”.
Tenti Fanfani no coincide con Sidicaro: Bourdieu
apunta a analizar cómo los actores viven y experimentan sus situaciones y, al
mismo tiempo, dar una explicación que trascienda lo individual. Si bien toma en
cuenta el discurso y los relatos de los actores, no los considera como única
verdad. “Creo –dice Tenti Fanfani– que siempre la búsqueda de Bourdieu fue
integrar dos momentos del análisis: el momento de la subjetividad y el de la
objetividad. No caer en el determinismo objetivista que considera que las
explicaciones que los hombres nos damos acerca de nuestra vida, experiencia, no
tienen ningún sentido. Bourdieu intenta considerar y articular como objeto de
análisis la subjetividad de las personas. Incorporarlas como objetos de
análisis, no tomarlas como verdades: los subtítulos que intercala en los
distintos discursos más el texto que antecede las entrevistas presentan las
claves sociológicas”. Y agrega: “Los actores no tienen la verdad, si no la
sociología no tendría sentido. Es importante explicarse por qué estos
individuos tienden, por ejemplo, a imputarse a sí mismos sus éxitos o fracasos.
Todos estos actores entrevistados viven situaciones de sufrimiento social,
quizás ellos no tienen las razones de su padecimiento. El sociólogo toma en
cuenta las expresiones de este padecimiento y al mismo tiempo ofrece una clave
interpretativa que solo la sociología con el distanciamiento puede ofrecer”.
Baranger señala que Bourdieu y sus colaboradores
procedieron violando a sabiendas todos los preceptos positivistas normalmente
aceptados para la recolección de datos: “Es así como, inspirándose en la técnica
utilizada por William Labov para estudiar el habla de los negros en Harlem, los
entrevistadores fueron incitados a seleccionar los informantes entre sus amigos
o conocidos con el propósito de reducir al mínimo la distancia social y la
violencia simbólica. De este modo se podría lograr una comunicación no
violenta, apta para cumplir con la intención mayéutica de la entrevista a la
vez que para lograr una suerte de efecto terapéutico sobre los propios
entrevistados. Sin duda hay mucho de discutible en la metodología utilizada, lo
que no hace más que agregarle interés a la lectura de una obra provocadora en
múltiples sentidos”.
Para Rubinich no es pertinente desatar una
discusión metodológica: para él, la de Bourdieu es una intervención política
que interpela al propio campo cultural, al resto de la sociedad, a los partidos
y a los intelectuales: “A veces hay implicación, no hay mucha preocupación por
esa supuesta distancia con el entrevistado, hay un intento de comunicar de la
manera más abierta posible”, señala Rubinich.
Hay que destacar que La miseria del mundo es
una obra que supuso reuniones, discusiones. No es muy habitual este tipo de
trabajo conjunto creado por un colectivo sociológico: no se trata de una suma
de artículos, sino de un trabajo con un objetivo y lenguaje sociológico
compartido. “Es una obra de una escuela de pensamiento sociológico que para mí
es de las más creativas, de las más complejas. Además, la obra fue un
best-séller. Eso es un gran logro: la sociología como ciencia social no tendría
ningún sentido si sus productos no trascendieran al círculo de los iniciados,
para que tenga impacto social hay que ir un poco más allá”, subraya Tenti
Fanfani.
A la pregunta que se desprende del libro ¿qué
intentan desde las clases dominantes? Tenti Fanfani no duda: imponer visiones
individualistas del self-made man : la falsa idea de la igualdad de
oportunidades. Establece, además, una diferenciación entre pobreza y miseria
relativa que es fundamental en las sociedades capitalistas. “Vivimos en una sociedad
que genera más expectativas que posibilidad de realizarlas: esto sigue
produciendo sufrimiento y padecimiento social”.
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